Educación de calidad y formación del profesorado

 

 

                                                                         María Luna BAUTISTA ROMERO

 

 

      Hacia una educación de calidad

 

            Mejorar la educación es uno de los retos a los que se enfrentan los gobiernos actuales; ya que las consecuencias de una baja calidad educacional, se relacionan con bajo crecimiento cultural, social y económico., de  ahí  que la mejora de la calidad del Sistema Educativo Español, constituya pues, un principio básico recogido en nuestra normativa educativa y   asumido por las distintas Administraciones.

           

A lo largo del tiempo han surgido  diversas consideraciones sobre lo que resulta fundamental en materia de calidad. Primero fue el producto, más tarde el proceso, después los trabajadores y,  en la actualidad, la satisfacción del cliente; todo ello respondiendo a momentos históricos concretos, a procesos sociales, políticos y económicos determinados que, vienen a corresponderse con la cultura acumulada de un país.

 

Pese al consenso existente sobre la necesidad de la mejora de la calidad de la educación en España, son muchas las discrepancias que al respecto del término aparecen. Todas ellas, consecuencia de la complejidad  y perspectiva multidimensional que entraña.

Según la OCDE (1995), una  educación de calidad es aquella que “asegura y equipara a todos los jóvenes de los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes necesarias para la vida adulta”; pero,  ¿Cuáles son, por tanto, los factores que influyen en la calidad de la educación?,.¿ Garantiza la formación del profesorado la consecución de una  escuela  de calidad que promueva el progreso de sus estudiantes en una amplia gama de logros intelectuales, sociales, morales, emocionales; teniendo en cuenta su nivel socio-económico, su medio familiar y su aprendizaje previo?.

                                                                                                                    

 

      La Calidad en el Sistema Educativo Español

 

Para dar respuesta a estas y otras cuestiones y suplir las carencias que la legislación anterior, Ley Orgánica 10/2002 de Calidad de la Educación (L.O.C.E), manifestaba en este ámbito, se ha promulgado la Ley Orgánica de Educación (L.O.E)  a fecha de 6 de abril de 2006, en la que se recoge la preocupación por ofrecer una educación capaz de responder a las cambiantes necesidades y a las demandas que plantean las personas y los grupos sociales.

 

Tres son los principios que presiden esta Ley;  entre ellos, la exigencia de proporcionar  una educación de calidad a todos los ciudadanos de ambos sexos, en todos los niveles educativos; con  lo que se pretende conseguir ciudadanos que alcancen el máximo desarrollo posible de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales, culturales y emocionales al tiempo que se les garantiza una igualdad efectiva de oportunidades.

Para ello, se hace vital la colaboración  de todos los componentes de la comunidad educativa y de la realización por su parte de un esfuerzo compartido para construir entornos de aprendizaje ricos, motivadores y exigentes que creen un medio favorable para la formación personal a lo largo de toda la vida.

 

El principio de calidad de la educación para todo el alumnado, independientemente de sus condiciones y circunstancias, se recoge en el título Preliminar de la Ley, en el Capítulo I  y, se apunta hacia una atención prioritaria al conjunto de factores que favorecen la calidad de la enseñanza tales como la equidad; la transmisión de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la solidaridad y la tolerancia; el esfuerzo individual y la motivación del alumnado; la educación para la prevención de conflictos y para la resolución pacífica de los mismos  y, en especial, a la cualificación y formación del profesorado.  

 

Es en el Capítulo III y IV de la LOE  donde se recoge todo lo relacionado con la formación del profesorado y con el reconocimiento, apoyo y valoración de la profesión docente.

 Para ello se establece que esta formación inicial se ajuste a las necesidades de titulación y cualificación requeridas, necesitando estar en posesión de las titulaciones académicas correspondientes para ejercer la docencia en las enseñanzas reguladas por la Ley; en cuanto a lo que se refiere a formación permanente destacaremos que ésta, constituirá un derecho y una obligación de todo el profesorado y que las Administraciones promoverán la utilización de las tecnologías de la información y de la comunicación y la formación en lenguas extranjeras; el reconocimiento y valoración del profesorado se explicita a partir de las debidas medidas de protección y asistencia jurídica, el reconocimiento de la acción tutorial a través de incentivos económicos y profesionales así como el desarrollo de licencias retribuidas con el fin de realizar actividades de formación.

 

 

      Formación del Profesorado

 

Los problemas derivados de los cambios experimentados en la sociedad española obligan a una acción educativa cada vez más diversificada, con lo que el papel de los formadores está sufriendo cambios significativos.

 

El trabajo docente en nuestros días  ya no  consiste únicamente en transmitir conocimientos, sino que se exige, estar en posesión de nuevos métodos de enseñanza y de múltiples estrategias que  permitan al docente desarrollar su actuación  en un mundo en el que la importancia de los medios tecnológicos y la integración de estrategias de tratamiento de la información son cada vez mayores.

 

La necesidad de formación continua al respecto del uso de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) y las lenguas extranjeras estará vinculada con la  necesidad de hacer frente a unas expectativas en constante evolución, para lo que se requerirá de una formación de calidad que consiga que los docentes mantengan su interés por la actualización de conocimientos y competencias profesionales. Esta formación debe sustentarse en la actualización de habilidades, actitudes y áreas de trabajo; ligadas todas ellas  a la resolución de problemas de convivencia, a la estimulación de la creatividad, al desarrollo de la imaginación, de la tolerancia, la autoestima y el respeto, hacia  el conocimiento de las nuevas tecnologías y la enseñanza de las lenguas extranjeras. Los cursos de formación que se plantean en las diversas Comunidades Autónomas desarrollan la temática recogida anteriormente.

 

Se pueden distinguir diferentes procesos en lo que a formación respecta;  entre ellos la formación inicial considerada la cualificación previa requerida para el desempeño de la labor docente, la incorporación de los profesores a las aulas donde se establecen las bases de su identidad como profesional y la formación permanente de quienes  están incorporados plenamente a la docencia

Siguiendo los planteamientos de Philip Coombs en el Consejo de Europa, la educación permanente se ha constituido como una red única, resultado de las distintas dimensiones (formal, no formal e informal) de la educación.

 

Según las últimas encuestas del INCE y el INECSE, cada año van disminuyendo el número de horas que los profesores dedican a los planes de formación permanente, pasando de una media de 105 horas en 1999 a 92 horas  actualmente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      Sin embargo, estas encuestas ponen de manifiesto la satisfacción de los docentes ante los temas que desarrollan durante los cursos y su aprovechamiento para la introducción en “los planes de formación del centro”.

Las actividades formativas que cuentan con mayor número de participantes hacen referencia a la “selección y organización de contenidos en cursos” (70%), “la elaboración de adaptaciones curriculares” (24%) o al “entrenamiento en las tecnologías de la información y comunicación, TIC (37%).

 

Otro dato a considerar, es que mientras que en los noventa eran los profesores de centros privados quienes más horas dedicaban a la formación permanente, actualmente, esta diferencia resulta sustancialmente más corta.

 

 

      Conclusiones

 

El reto de avanzar hacia una educación de calidad  requiere que los distintos miembros que constituyen la comunidad educativa se involucren y estén dispuestos a afrontar los retos que una nueva concepción de la educación plantea en las estructuras del sistema educativo y en sus agentes; en especial, es  imprescindible el papel del profesorado que deberá adaptar su labor educativa a las nuevas exigencias sociales.

 

Considero que, ante esta realidad, se hace fundamental que la Administración estimule al profesorado para que asuma con ilusión este proceso reformador que sienta sus bases en una nueva legislación establecida que persigue esa educación de calidad de por la que tanto abogamos en estos tiempos.

 

 

      Documentación

 

CANO, E. (1999)  Evaluación de la calidad educativa. Madrid: La Muralla

 

GENTO, S (1996). Instituciones educativas para la calidad total. Madrid: La Muralla

 

INCE (2000). Sistema estatal de indicadores de la educación 2000.

 

MEC. (20004) Una educación de calidad para todos y entre todos

 

OCDE (1991) Escuelas y calidad de la enseñanza. Ministerio de Educación y Ciencia. Barcelona: Paidós

 

TIANA, A. (1996). Los dilemas de la calidad y el papel de la evaluación. Temas para el debate, 20, 46-54.

 

UNESCO (2004). Educación para todos. El imperativo de la calidad. Resumen del informe. París: UNESCO