AUTO SACRAMENTAL EL PEREGRINO, DE JOSÉ DE VALDIVIELSO.

 

John E. Varey, Cosmovisión y escenografía: el teatro español en el Siglo de Oro, Madrid, Castalia, 1987

 

 

 

 

Los autos sacramentales poseían una carga escenográfica especialmente importante. Por eso, frente a la tendencia general de la época de hacer un teatro esencialmente dialogado, en los autos sacramentales las posibilidades escenográficas se acentúan con largas acotaciones que, sobre el escenario, podían suplir a los ojos de un público no instrido -pero ansioso de espectáculo- la complejidad conceptual de los diálogos. El contenido doctrinal y eucarístico de estas representaciones va a recurrir a la configuración de espacios escenográficos que se nutren de la simbología tradicional del cristianismo. Es lo que ocurre en el fragmento que tratamos de ilustrar. Este reproduce la encrucijada entre los caminos del bien y del mal, siguiendo el esquema simbólico de la emblemática "Y" mística o pitagórica que reproduce, por ejemplo, el lienzo de Hercules en la encrucijada o el de Ambrogio de Predis, Maximiliano Sforza en el cruce de los caminos, ambos pinturas renacentistas.