Control integrado de plagas y enfermedades

 

El arbolado modela y sustenta los ecosistemas de dehesa, pero en la actualidad, la avanzada edad de los árboles, los efectos negativos de aprovechamientos realizados de forma inapropiada y la extensión de distintas enfermedades y otros procesos de decaimiento de carácter inespecífico, están condicionando su futuro. Para ello, se han ejecutado una serie de actuaciones en la Red de Dehesas Demostrativas, con el fin de abordar el control de las plagas y enfermedades del arbolado de forma integrada. Todo ello, basado en la prevención de daños, el fomento de la biodiversidad y el uso racional de productos químicos.

Una parte muy importante de este conjunto de actuaciones ha sido las destinadas a prevenir y limitar la expansión de la podredumbre radical, causada por Phytophthora cinnamomi, dada la especial relevancia e incidencia que esta enfermedad está teniendo en las dehesas de Andalucía. Algunas de las medidas preventivas que se han realizado para el control de la podredumbre radical ha sido las enmiendas calizas en zonas afectadas empleando carbonato cálcico, con una dosis de 1 tn/ha. Estos tratamientos se han ejecutado en más de 280 hectáreas, fundamentalmente en la provincia de Huelva donde la podredumbre radical tiene mayor incidencia.

Otra medida preventiva ha sido la instalación y mantenimiento de vados sanitarios, principalmente en la provincia de Huelva, a la salida-entrada de las zonas afectadas, permitiendo así la desinfestación de algunos de los elementos dispersantes más comunes como son las ruedas de vehículos y maquinaria y las pezuñas del ganado. Los 18 vados sanitarios  son de 6 metros por 4 de ancho, y se han construido con hormigón de 10-15 cm de espesor sobre una malla electrosoldada de 15 x 15 x 6 cm de diámetro.

El control de las plagas se ha basado en el mantenimiento del equilibrio en las poblaciones de insectos, promoviendo la presencia de fauna auxiliar, siendo sus principales protagonistas los murciélagos y las aves insectívoras. Para ello, se han instalado más de 900 cajas nido, repartidas en casi todas las fincas de la Red.

Las cajas que se han instalado son de dos tipos, uno estándar y otro más específico denominado cajas de biodiversidad, que sirven tanto para aves insectívoras, como para murciélagos. Las cajas nido estándar tienen un tamaño de 20 x 12 x 12 cm y son de madera tratada de 10-12 mm de grosor, con un agujero frontal de 3 cm de diámetro. Las cajas de biodiversidad miden 50 x 17 x 17 cm, pesan 6 kg, están fabricadas con madera de primera de pino sueco y su grosor es de 35 mm. Tienen una tapadera de tablero marino de alta calidad y se sujetan con una gavilla lisa de 6 mm con protección anti-roedores y hormigas. En ambos casos, para su colocación se ha recurrido al asesoramiento de expertos en la materia.