Renovación del arbolado

 

Muchas de nuestras dehesas comparten el problema de la falta de regeneración del arbolado. Hay factores de manejo que, casi sin darnos cuenta, contribuyen a su envejecimiento paulatino: si el ganado o la fauna silvestre consume prácticamente toda la producción de bellota, si no cuidamos de aquellos pequeños individuos procedentes de la germinación de las semillas que han conseguido implantarse o si se ramonea en exceso las matas establecidas impidiéndoles su evolución a árboles, estamos avocando a nuestra dehesa a su degradación. Por ello, es de gran importancia que seamos conscientes de que el tipo de manejo que hagamos de nuestra dehesa es esencial para la propia pervivencia de nuestro medio productivo, planteando estrategias que permitan tanto la recuperación como el mantenimiento del arbolado, principalmente basadas en la protección de la regeneración natural y en la implementación de nuevas plantas.

Regeneración artificial

Esta metodología la hemos utilizado en los casos en los que no existía ni arbolado joven ni brotes de raíz, y en aquellos donde no era posible conseguir un regenerado suficiente, bien por la escasez de producción de semilla o bien porque el aprovechamiento ganadero de la finca no favorece el crecimiento de matas nuevas.

¿Cómo lo hemos hecho?

La regeneración artificial la hemos llevado a cabo mediante siembras y plantaciones, las cuales se han hecho durante los meses de noviembre a enero. Es fundamental hacer una buena preparación del terreno, y si es posible ésta se debería hacer con suficiente tiempo de antelación. En algunos casos, realizamos dicha preparación de 15 a 20 días antes de la implantación de la bellota o de la planta, para permitir que se orease la tierra y que recogiese la mayor cantidad de agua de lluvia posible. Para ello, hemos utilizado la retroexcavadora, la barrena helicoidal y herramientas manuales. Los hoyos miden al menos 60 x 60 x 60 cm y alrededor de los mismos se han construido alcorques para favorecer la retención del agua de lluvia o del riego.

 

La suma entre siembras y plantaciones alcanza los 2.400 ejemplares, con una proporción de 20% y 80%, aprovechando de esta manera las ventajas de ambos métodos. Aun así, la proporción de plantación frente a semillas ha sido mayor, ya que la plántula tiene un crecimiento más rápido y, además se evitan los problemas derivados de la depredación de bellotas.

 

Es muy importante hacer una buena selección de las semillas. Para ello contamos con la ayuda de los propietarios y hemos tenido en cuenta el peso y la calidad de los progenitores, ya que el tamaño de la bellota va ligado a la  tasa de crecimiento inicial. En cada hoyo se han sembrado al menos tres bellotas que se enterraron ligeramente.

 

Para las plantaciones se han usado plantas, en su mayoría, de dos savias cultivadas en bandeja forestal, pero debido al carácter demostrativo del proyecto, de manera puntual también se han empleado plantas cultivadas en contenedores de 1, 2, 4 y 10 litros y de calibres 8/10, 10/12 y 12/14. Por lo general, las plantas de pequeño tamaño cultivadas en bandejas forestales han dado mejores resultados de supervivencia que las plantas cultivadas en contenedores, ya que éstos últimos pueden limitar el crecimiento de las raíces.

 

La protección frente a herbívoros se ha llevado a cabo de forma individualizada empleando para ello distintos tipos de protectores metálicos en función del ganado del que se quiere proteger. La experiencia nos hace llegar a la siguiente conclusión:

 

Para las dehesas con presencia de ganado mayor, son mejores los protectores metálicos de malla electrosoldada o de mallazo de obra, de 2 m de alto, anclados al terreno bien mediante tres perfiles laminados de 40 x 40 x 4 y altura de 2,20 metros o mediante tres postes de acero corrugados de 12 mm de diámetro y 2,20 m de altura. Ambas soluciones, tanto los corrugados como los perfiles en L, son aptas y firmes contra el ganado si se hincan lo suficiente en la tierra, por lo menos 50 cm si el terreno lo permite. El diseño de los protectores debe ser el adecuado, de tal forma que resista la curiosidad que el ganado pueda sentir por las nuevas plantas instaladas. El mallazo de obra suele tener una luz mayor que la malla electrosoldada por lo que los animales pueden tener oportunidad de ramonear la planta según va creciendo, además es más difícil de doblar en el momento de la instalación, pero a cambio presenta la ventaja de que es más firme que la malla.

 

En las dehesas con presencia de ganado menor, la altura de la malla electrosoldada empleada es de 1,5 metros, manteniéndose con tres postes de acero corrugados de 16 mm de diámetro y 2 m de alto o con tres perfiles laminados PNL 40 x 40 x 4 de la misma altura.

 

En algunos casos, para evitar la depredación de pequeños roedores, en la parte inferior de los protectores se ha instalado 50 cm de malla gallinera o de triple torsión con 13 mm de luz del hexágono y 0,7 mm de grosor del alambre.

 

Para la protección climática se han instalado en algunas plantas tubos protectores invernadero microperforados, clavados en el terreno y sujetos con tutores de madera. También se han usado mallas de sombreo de plástico de polipropileno de alta densidad con el 70% de ocultación. Éstas se han instalado orientadas hacia la máxima insolación y se han sujetado al protector metálico individual mediante bridas.

 

En el interior de los protectores se ha colocado mulch o acolchado de paja, con el fin de reducir la competencia por agua y nutrientes con los pastos herbáceos y reducir así las pérdidas de agua por evaporación.

 

Hay que destacar otros dispositivos como el “Nodriza-Árbol de lluvia” protegido por Patente ES2351840A1, el cual se compone de dos elementos, un captador/depósito de agua y un sistema de dosificación, de manera que permite acumular el agua de lluvia, poniéndola a disposición de la planta de manera gradual.

 

Por último, destacar el riego estival como una de las actuaciones con mayor repercusión en la supervivencia de la planta, al menos durante los dos primeros años. En todos los casos, tanto en el caso de las plantas como de las semillas emergidas, hemos regado cada 2 ó 3 semanas durante el primer verano.

Actuaciones para favorecer la regeneración natural

En las fincas con una buena cobertura de arbolado y en las que existe regeneración natural, se han llevado a cabo actuaciones para favorecer la viabilidad de la misma, mostrando que no resulta difícil plantear un esquema de renovación paulatino que permita regenerar el arbolado. Para ello, hemos seleccionado y marcado junto con los propietarios las plantas a preservar, en las que se han instalado diferentes protectores con el fin de reservarlas del diente del ganado.

¿Qué hemos hecho?

Para favorecer la regeneración del arbolado de manera natural, hemos realizado las siguientes actuaciones:

Resalveo

Para ello se eligen los brotes más robustos de las matas y se les despoja de las ramas y ramillas competidoras. Debido a la envergadura de los árboles elegidos, en las 36,88 ha en las que se han actuado, no ha sido necesario emplear protectores para favorecer su crecimiento. Los restos vegetales se han eliminado, en algunos casos, mediante quemas controladas y en otros se han dejado apilados en el terreno para que sirvan de refugio a la fauna.

Instalación de protectores

En aquellos casos donde la altura de las plantas no es muy elevada y el manejo del pastoreo lo hacen necesario, se han instalado protectores individuales en las matas seleccionadas. Así, se han protegido más de 1.000 pies, empleando los tipos de protectores que se han expuesto en el caso de las actuaciones de regeneración artificial.

Cerramiento perimetral

Otra alternativa para favorecer la regeneración natural son los acotamientos temporales al pastoreo para proteger las matas que han crecido y facilitar el establecimiento de nuevas plantas. En la Red de Dehesas Demostrativas hemos realizado esta actuación en dos parcelas diferentes. utilizando malla ganadera anudada galvanizada de dimensiones 148 x 18 x 15. La malla se ha sujetado con postes metálicos PNT de 60 x 60 x 7 y 2 metros de altura, hincados en el suelo a 5 m de separación, con una longitud total entre las dos parcelas de 219 metros.