El ser humano es curioso por naturaleza y, en mayor o menor medida, muestra interés por la ciencia. Porque ¿quién no ha disfrutado de pequeño con los juegos de quimicefa, ha visto la serie Erase una vez los inventores o ha intentado descubrir el mecanismo oculto que hace funcionar las máquinas y aparatos cotidianos? La ciencia es algo que nos rodea, que forma parte de nuestro día a día. Pese a ello, en muchas ocasiones --generalmente por desconocimiento-- la actividad científica sigue percibiéndose como algo misterioso y complejo --o incluso extravagante en algunos casos--, pero lo cierto es que está al alcance de todos y adentrarse en ella puede resultar de lo más entretenido. Ayer fue un buen momento para hacerlo con la celebración de la Noche de los Investigadores (ResearchersIs Night ), organizada por la Universidad de Córdoba (UCO) y el Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación (ceiA3) junto con el Consejo Social, y coordinada a nivel andaluz por la Fundación Descubre. Así, con motivo de este evento, que se celebró simultáneamente en más de 200 ciudades europeas y en todas las provincias andaluzas, los jardines del Rectorado de la UCO se convirtieron en un gran laboratorio científico en el que se reunieron 44 investigadores, divididos en 8 equipos, para compartir mesa --mejor dicho, taburetes de laboratorio-- con 80 ciudadanos (10 por cada equipo investigador) durante una hora. El objetivo: trasladarles de primera mano en qué consiste su trabajo para que ellos pudieran entenderlo y posteriormente explicarlo con sus propias palabras, sin tecnicismos.

A través de estos microencuentros , los ciudadanos pudieron poner cara y nombre a estos investigadores. Una toma de contacto que también resultó interesante para los profesionales, que pudieron compartir aficiones e inquietudes con los asistentes, desmintiendo así el arquetipo clásico y televisivo del científico que vive en su propio mundo, ajeno a la realidad.

Estos Microencuentros constituyeron la parte central de una noche que dio para mucho más y en la que los asistentes también pudieron disfrutar de unas Tapas de Ciencia por cortesía de las denominaciones de origen Montilla Moriles y Los Pedroches, que permitió, de nuevo, el acercamiento entre investigadores y ciudadanos en un ambiente distendido. Tras la degustación tuvo lugar una gala que contó con el espectáculo teatral ConCIENCIAdos , de la actriz Irene Lázaro y el bailarín Paco Nevado, y con la actuación del Coro Averroes.

En definitiva, una velada de ciencia para todos en la que se puso de relieve la figura de los investigadores andaluces. Y es que sin ellos el progreso social no sería posible. Pero, igualmente, sin una sociedad que valore y respete su trabajo, y sin unas instituciones que lo respalden, tampoco sería factible el avance científico, porque el futuro de la ciencia depende de esta unión, que ayer quedó materializada.