Mª Teresa Castilla Mesa
Facultad de Ciencias de la Educación
Preámbulo contextualizador de la nueva dimensión del liderazgo del Psicopedagogo en el Centro Educativo
Asistimos últimamente a un doble movimiento de reconceptualización
y redefinición, por una parte de los roles dentro de la institución educativa,
y por otra, del liderazgo escolar
(Leithwood, 1995, Smylie, 1995), generados ambos, entre otros múltiples aspectos,
para responder a nuevas necesidades socioeducativas; para introducir las innovadoras
corrientes de transformación institucional conducentes a la mejora, para analizar
los modos de pensar la enseñanza, y para adoptar posturas comprometidas y
consensuadas de trabajo colaborativo a lo largo del proceso de aprendizaje
organizativo, que incluye desde la propia formación inicial y permanente de
los agentes educativos (docentes, equipo directivo, asesores, etc.) hasta
la evaluación de la práctica profesional, del centro y del proceso, cada vez
desde una perspectiva más globalizadora y autónoma, que configura distintos
enfoques profesionalizadores.
Proceso éste, que no implica relegar funciones, sino reconducirlas,
ampliarlas y adaptarlas de forma que construyan y validen un discurso pedagógico
con aportaciones realmente factibles de aplicabilidad en aras de una mejora
y transformación del centro. Mejora que implica atender a las demandas formativas
del profesorado, a la estimulación de procesos colaborativos y deliberativos
con los que se facilite la reflexión por los propios docentes sobre su práctica
y la adopción de estrategias que redunden en un auténtico desarrollo profesional;
y valorar las fases sustentadas en
auténticos procesos dilemáticos en los que se ven involucrados los agentes
educativos ante la creación continua de una dimensión cultural que contextualice
y aporte coherencia interna al centro educativo en su continuo aprendizaje.Por
otra parte, lejos debe ir quedando la función externa del asesor que “trabaja
sobre los centros escolares para diagnosticar y definir sus problemas o necesidades,
establecer externamente qué es lo significativo y lo relevante, y ofrecerles
metas y criterios de acción sobre la práctica, (Nieto Portela, 1992). Al mismo
tiempo, definir el liderazgo del asesor
externo desde la perspectiva de una colaboración autocrítica (Escudero, 1992)
es complejo debido a la idiosincrasia de cada contexto, por lo que para realizar
una auténtica gestión del cambio, el liderazgo psicopedagógico, debería implementarse
internamente como parte indispensable de la cultura del centro, derivando
así, bien en una modalidad de liderazgo “facilitador
de logros” (López Yáñez, 1992), bien como liderazgo generador de cultura escolar en el que la colaboración técnica y
la indagación profesional constituyen las normas en las que se inspira o fundamenta
el trabajo, como grupo que intenta construir conocimiento profesional desde
la perspectiva del liderazgo para el desarrollo cooperativo, según la concepción
de Leithwood (1990), o bien en aquel
que consigue implicar a los participantes
en la idea de construir la mejor organización, de modo que éstos se encuentren
capacitados para actuar en torno a unos objetivos compartidos (Burns,
1978). En cualquier caso, y salvo
matizaciones en sus funciones, podría incorporarse a los estilos de liderazgo
innovador, integrador (Rui i Gargallo, 1990) o al emprendedor de Isaacs (1987),
que abogan por enfoques que fomenten la eficacia, la mejora y la potenciación
del cambio, sin olvidar, por otra parte, el factor reflexivo que implica el análisis de la realidad diaria del docente
colaborativamente. Ante estos planteamientos
se produce una nueva delimitación de las funciones del psicopedagogo en el
centro en estrecha correlación con una reconceptualización de su
liderazgo en la que confluyen prioritariamente cuatro factores: a)
las denominadas “olas” de reforma (Escudero, 1990), b)
la progresiva descentralización y
autonomía de los centros, c) el proceso de cesión y disolución de las funciones de los líderes formales atribuidas
principalmente al equipo directivo, y
d) la coexistencia de diversas culturas profesionales en el centro. Todo ello conduce a
una reestructuración de la institución educativa en aras de una optimización
de la calidad tanto en la organización y gestión del centro, como en los procesos
que inciden en el desarrollo profesional de los docentes.
En todo este proceso se encuadran el discurrir del rol y liderazgo
del psicopedagogo que evoluciona desde un asesoramiento como experto en currículum,
asociado a un liderazgo instructivo encardinado en el movimiento de las escuelas eficaces (conseguir mejores resultados en lo que se hace); hasta un liderazgo transformacional que busca
la profesionalización del docente y la mejora del centro desde la potenciación
de una cultura colaborativa y de compromiso profesional, inmerso en la actual
corriente de reestructuración escolar
(crear roles y estructuras que promuevan
la mejora que deseamos); sin
olvidar el paso intermedio en el que la
mejora de la escuela (hacer lo mismo,
pero de un modo conjunto mejor) estaría propiciada por un asesoramiento
centrado en el proceso, promovido por un liderazgo dinamizador.
1. Reconceptualización de la función del asesor psicopedagógico como vía colateral para adentrarse en su renovado liderazgo
Escudero (1992) señala que “el asesoramiento escolar está llamado a ser entendido como un proceso relacional en el que participan determinados profesionales dotados de un cierto bagaje de conocimientos, capacidades y habilidades con los que tratan de contribuir a configurar contextos de trabajo, en colaboración con los centros escolares y profesores, para la utilización adecuada del conocimiento disponible en la resolución de problemas que tengan que ver con la práctica educativa y su mejora”. De acuerdo con lo anterior cabe delimitar tres grandes principios de procedimientos de la función del asesor psicopedagógico y curricular en los centros educativos (Bolívar, 1996): a) Trabajar “con”, en lugar de intervenir “en”: se trata de una relación de “colaboración institucional”, que ofrece a partir de un análisis de sus necesidades y opciones de mejora, herramientas y procesos que capaciten a los propios docentes a mejorar lo que hacen. Se debe tender a potenciar la competencia de los centros y apoyar internamente el proceso para la resolución de problemas. La colaboración supone crear una relación de igualdad entre asesores y profesores para que el intercambio comunicativo provoque una reflexión conjunta de la situación, deliberando de manera compartida sobre la situación y sobre las decisiones a tomar.
Criterios de optimización |
Tareas |
Unificar la orientación escolar con la orientación
profesional. Intervención por programas integrada al curriculum y al
aula. |
Elaborar, diseñar y ayudar a aplicar programas integrados
al curriculum relacionados con la mejora del rendimiento y las experiencias
profesionales |
Orientación permanente, preventiva, grupal e institucional |
Saber animar y trabajar en equipo con el profesorado
en la aplicación de estos programas |
Fomentar la educación global del alumnado, siempre
desde la perspectiva de la profesión y de las exigencias del mercado
laboral |
Analizar las ofertas de trabajo y de formación del
entorno, las exigencias de cambio y de la calidad laboral, realizar
el seguimiento de transición del alumnado y asesorar para la formación
básica, inicial, polivalente y de adaptación para el cambio y las transiciones |
Favorecer experiencias educativas, académicas y profesionales
para ayudar a madurar en las decisiones |
Enseñar a aplicar programas de adaptación al cambio
y a las nuevas tecnologías |
Enseñar a cambiar de profesión y favorecer el aprendizaje
comprensivo, transferencial y creativo |
Diagnóstico, evaluación e intervención en casos de dificultad de aprendizaje |
2. TRAYECTORIA DEL ASESORAMIENTO Y LIDERAZGO PSICOPEDAGÓGICOS EN UN MAR DE OLAS DE REFORMA. UNA TRAVESÍA HACIA LA RECONSTRUCCIÓN ESCOLAR
Asesorar
al profesorado en una toma de decisiones enmarcada en un amplio
cuerpo referencial, aglutinador de una diversidad de pautas de actuación,
es uno de los cometidos para este profesional. En la misma
línea cuestionará, planificará y orientará este proceso de secuenciación,
adecuación de los elementos y sus dimensiones para conseguir una contextualización
curricular, al tiempo que ayude a identificar y difundir la planificación
de los grupos que se plantee intencionadamente.Este
liderazgo instructivo muestra ya los indicios de lo que será posteriormente
un liderazgo centrado en el desarrollo profesional del docente, vinculado directamente con acciones formativas,
responsabilizadoras, decisorias e
innovadoras que promuevan la profesionalización del profesorado. De forma
incipiente y como antesala de la fase
siguiente en la que tendrá pleno desarrollo, se delimita aquí
una de las funciones del psicopedagogo relacionada con los procesos
reflexivos del docente sobre su práctica, consistente en elaborar dinámicas
para concienciar a los agentes educativos sobre el “núcleo” de la mejora,
retomando aspectos propiamente didácticos y relegando en cierta forma a los
predominantemente centrados en la organización escolar. En cierta forma los
cambios acaecidos en la organización vendrán determinados por las modificaciones
que puedan generarse en la práctica del aula, en los modos de hacer y enseñar,
para a partir de éstos promover la reorganización del centro. El asesor analizaría
la conceptualización de las adecuadas prácticas de enseñanza/aprendizaje,
estimaría los elementos que deberían confluir para que
tuvieran lugar las prácticas deseadas, así como las estructuras sobre las
que se apoyaría la enseñanza y aprendizaje esperado. Quedaría ubicado el asesor
en un papel de coordinador de este
proceso dando respuesta a la relación entre los cambios estructurales
y la práctica de enseñanza.
2.2. Una mejora escolar que fluye junto a un liderazgo dinamizador y promotor del cambio educativo.
Queda abierto con este planteamiento la posibilidad de una incursión en las denominadas organizaciones del conocimiento, en las que el centro escolar como organización actuaría como nódulo entrelazado con otras organizaciones en una actuación profesional conjunta.
2.3 Una reestructuración escolar que irrumpe como garante para un liderazgo transformacional. El hecho de proponer el liderazgo transformacional como modelo que permita al psicopedagogo y a toda la comunidad escolar acometer la reestructuración de la escuela, viene auspiciado, entre otras muchas investigaciones que lo ven favorable e idóneo, por la realizada por Pascual, Villa y Auzmendi (1993) en centros escolares del País Vasco y Castilla-León mediante el cuestionario multifactorial sobre liderazgo educacional, obteniendo este modelo, tal como ha sido definido y operativizado por Bass (1988), mayor relación con variables claves como la eficacia, el esfuerzo extra, la satisfacción del profesorado y la satisfacción con la propia dirección. Entre los núcleos que permitirán la viabilidad para el desarrollo de este modelo de liderazgo podemos encontrar: a) La transformación del liderazgo formal en el equipo directivo ante el nuevo contexto colaborativo. La dispersión en la conceptualización del liderazgo también se refleja en la cesión de protagonismo y de gestión por los directivos que deriva en potenciar el desarrollo de lo instruccional y en favorecer la aparición del liderazgo del profesorado (Gairín, 1997). Este hecho ha generado la aparición de nuevos planteamientos teóricos y resoluciones prácticas cuyo ejemplo queda constatado en los trabajos de Álvarez (1996), Bardisa (1996), Coronel (1996) y Gento (1996). La existencia de cuestiones pendientes en torno a la dirección (como las planteadas por Gairín (1997): impulso de la evaluación de los equipos directivos y de la actuación de sus componentes, elaboración de un código deontológico, potenciación de las condiciones estructurales y operativas que permiten la autonomía del centro y el marco de maniobra amplio a los directivos; o las expuestas por Teixidó (1995): reclamación de mayor profesionalización de la dirección y por ende, el requerimiento de la regularización del procedimiento de acceso, demanda de formación y profundización en los aspectos personales inherentes al cargo) son, entre otros, un indicio de esta delegación de funciones, y, al mismo tiempo, propician líneas enmarcadas en el desempeño de un liderazgo transformador por el psicopedagogo.b) La calidad como mejora se basa en un modelo autorregulado por los propios implicados que sienten la necesidad de mejorar. Según afirma Drummond (1995), la cultura de la calidad se impondrá cuando el personal deje de ser considerado como “recurso humano” y comience a ser considerado como protagonista de los procesos de calidad. Es preciso que este profesional junto al equipo que lidera el centro se comprometa con uno de los subcriterios que definen el modelo europeo de calidad, que, concretado en la creencia sincera en el modelo de calidad y en la capacidad de implicar a todos los miembros del centro en la organización de sus procesos, apoya con recursos concretos el desarrollo de los programas de mejora que surgen en su institución, reconoce y valora los esfuerzos de las personas interesadas en los mismos, considera prioritarios la atención a padres y alumnos, y establece relaciones institucionales con la sociedad.c) Atendiendo a los factores que definen la cultura escolar (contenido y forma) propuestos por Hargreaves y otros (1992) podríamos considerar una cultura profesional de la enseñanza como el conjunto de creencias compartidas y de conocimientos, unido a los modelos de relación entre los miembros integrantes de dicha cultura. Siguiendo al mismo autor denotamos , por su aportación en torno a los tipos de cultura profesional en la enseñanza (Hargreaves, 1991), la coexistencia en el centro de, al menos, cuatro tipos de culturas (individualista, balcanizada, colegiada artificial y colaborativa), por lo que el hecho de plantear una reestructuración escolar a través del cambio de la cultura profesional, supondría un profundo y serio ejercicio del liderazgo transformacional protagonizado por todos los agentes educativos del centro, entre los que el psicopedagogo es una pieza mediadora y dinamizadora clave. De ahí que entre sus funciones cuente con fomentar unas condiciones organizativas que promuevan un trabajo conjunto en el que todos asuman su responsabilidad en la resolución de problemas; estimular la renovación de las relaciones entre los docentes, equipo directivo, padres y asesores; así como gestionar el desarrollo de estrategias innovadoras que capaciten a los docentes para actuar autónomamente, como vía para enriquecer su desarrollo profesional y el desarrollo organizativo del centro. Del mismo modo, sus funciones discurrirán paralelamente a los procesos de identificación profesional de los docentes, sobre todo en las primeras fases de socialización profesional, coadyuvando en la interiorización de la cultura del centro. Llegado este punto es preciso realizar una reseña de la tipología de funciones que el asesor psicopedagógico desde su rol de liderazgo, podrá realizar en un contexto educativo definido por el ciclo vital de una organización en continuo aprendizaje y desarrollo, que opta por rediseñar progresivamente sus estructuras y funcionamiento. En su base se hallarán las inferencias extraídas de los incidentes críticos que acaecen en dicho ciclo y las fases en las que estas tareas se ven reforzadas. Entre ellas destacan:
3. PARÁMETROS PARA UN
RENOVADO LIDERAZGO PSICOPEDAGÓGICO A PARTIR DE UN REPLANTEAMIENTO DE COMPETENCIAS
PROFESIONALES DESDE LA FORMACIÓN ACADÉMICA
|
Contextualización
organizacional |
|
|
GESTIÓN
DE RECURSOS HUMANOS (función de desarrollo) |
C A P C I D A D E S P R O F E S I O N A L E S |
-
Aplicación de conocimientos técnicos y didácticos a diferentes
situaciones -
Adquirir una actitud de indagación, comprensión y análisis
reflexivo ante distintos contextos -
Comprender el funcionamiento de la institución escolar y las relaciones que mantiene con su entorno a través de un conjunto de categorías de análisis centradas en el desarrollo de la
escolarización, la creación y posteriores transformaciones de las diferentes
partes de la institución escolar y la dinámica interna de su habitual
funcionamiento -
Conocer y comprender la realidad de los centros -
Desarrollar los modelos de poder partiendo
de la concepción de los mismos como
redes de carácter social y espacial, visibles y accesibles, que son producto,
al mismo tiempo, de la interacción y de la capacidad general para la acción
de los individuos y de los grupos sociales -
Diseñar programas de intervención acordes
con las necesidades del contexto -
Favorecer la innovación mediante el asesoramiento y la formación -
Organizar información -
Realizar un diseño adecuado en función del problema planteado |
|
|
-
Orientación y formación a los
empleados, alcanzando las competencias
clave que les permitan
realizar su desempeño de acuerdo con la estrategia de la organización - Diseño
y aplicación de los programas de desarrollo de la gestión y de la
organización - Diseño e
implementación de sistemas de evaluación del desempeño de las personas - Diseño
de un plan de carrera y sucesiones
debidamente contextualizado (adecuado al entorno, a la organización y a las
personas que la componen) |
Cuadro nº 2 .Capacidades
y competencias profesionales (en negrita) del psicopedagogo en los ámbitos organizacional y de gestión de los recursos humanos. Bases
formativas del liderazgo psicopedagógico
en el centro educativo (elaboración propia)
En la misma línea, la aportación realizada por Romero (2000) alusiva a los roles y funciones del psicopedagogo en los ámbitos educativo y organizacional, ofrece una visión genérica y determinante de sus atribuciones. De ella hemos extraído la relacionada con el rol de liderazgo, si bien matizaremos (como interpretación personal) el hecho de extrapolar el término “empresa” a la institución escolar y por lo tanto la gestión de sus recursos humanos ala gestión de la dinámica de todos los agentes educativos que comprende (profesores, alumnos, equipo directivo, asesores, etc.).
Liderazgo/Dinamización |
Estimulación de la implicación y la
participación de la comunidad educativa. Fomento de la innovación educativa. Estimulación de las relaciones con el
entorno. Creación y fomento del trabajo cooperativo y
en equipo. |
Dinamización del desarrollo personal
(carrera) y empresarial (Recursos Humanos). Potenciación de las organizaciones
participativas y autoformativas. Agente de cambio a través de la intervención
en grupos y sistemas de mejora de los RR.HH. Búsqueda del consenso con el equipo
directivo |
Cuadro nº 3: Roles y funciones del psicopedagogo en los
ámbitos educativo y organizacional referidos al liderazgo (Romero Rodríguez,
2000)
A MODO DE CONCLUSIÓN
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Recursos Humanos. Madrid: Escuela Julián Besteriro. Secretaría Confederal
de Formación, UGT, pp. 163-183.
RECONCEPTUALIZACIÓN EN EL LIDERAZGO PSICOPEDAGÓGICO: DE LA ORIENTACIÓN Y EL ASESORAMIENTO A LA DINAMIZACIÓN YGESTIÓN DE MEJORA
Mª
Teresa Castilla Mesa
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Granada
RESUMEN
En la actualidad se produce una nueva delimitación de las funciones del psicopedagogo en el centro en estrecha correlación con una reconceptualización de su liderazgo en la que confluyen prioritariamente cuatro factores: a) las denominadas “olas” de reforma (Escudero, 1990), b) la progresiva descentralización y autonomía de los centros, c) el proceso de cesión y disolución de las funciones de los líderes formales atribuidas principalmente al equipo directivo, y d) la coexistencia de diversas culturas profesionales en el centro. Todo ello conduce a una reestructuración de la institución educativa en aras de una optimización de la calidad tanto en la organización y gestión del centro, como en los procesos que inciden en el desarrollo profesional de los docentes. En todo este proceso se encuadran el discurrir del rol y liderazgo del psicopedagogo que evoluciona desde un asesoramiento como experto en currículum, asociado a un liderazgo instructivo encardinado en el movimiento de las escuelas eficaces (conseguir mejores resultados en lo que se hace); hasta un liderazgo transformacional que busca la profesionalización del docente y la mejora del centro desde la potenciación de una cultura colaborativa y de compromiso profesional, inmerso en la actual corriente de reestructuración escolar (crear roles y estructuras que promuevan la mejora que deseamos); sin olvidar el paso intermedio en el que la mejora de la escuela (hacer lo mismo, pero de un modo conjunto mejor) estaría propiciada por un asesoramiento centrado en el proceso, promovido por un liderazgo dinamizador.
Analiza este trabajo ambas reconceptualizaciones (la del asesoramiento y liderazgo psicopedagógico) como proceso que discurre simultáneamente a través de las sucesivas “olas de reforma”, en la que se considera una travesía hacia la “reestructuración escolar”. Del mismo modo se muestra una parte del cuerpo de competencias y capacidades profesionales en torno a las que se estima, girará un renovado liderazgo psicopedagógico, ya que son contempladas desde la formación inicial del psicopedagogo y desde una contextualización previa a su incorporación laboral.