FAUNA DEL CERRO DEL CASTILLO DE BELMEZ

 

Las aves son las dueñas por excelencia del castillo y su entorno. Hasta 77 especies han sido catalogadas en la primera fase de inventariado de la fauna del cerro del Castillo. Destaca la presencia de aves típicas de roquedos, grietas y fuertes pendientes como son los sedentarios: el roquero solitario (Monticola solitarius), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus); o migratorias, como la nutrida colonia primavero-estival de vencejo real (Tachymarptis melba). Todas estas aves encuentran sus hábitats de nidificación en los cortados del Cerro, compartiendo los mismos con una extensa población de paloma doméstica.

La pequeña superficie del cerro y su antropización, rodeado en gran parte por casas habitadas, condiciona la presencia de mamíferos, casi restringida al erizo europeo (Erinaceus europaeus) o a los micro-roedores el ratón de campo (Apodemus sylvaticus) o la musaraña (Crocidura russula). Los restos óseos de estos últimos son frecuentes al analizar las egagrópilas de las rapaces nocturnas recogidas en el entorno. Además, por su alto grado de antropización, en las edificaciones pueden ser observados rata común (Rattus novergicus) y ratón doméstico (Mus musculus).

Dentro del grupo de los reptiles pueden observarse fácilmente en el Cerro especies típicas de pastizal y ambientes rocosos como son la lagartija colilarga (Psammodromus algirus), lagartija común (Podarcis hispanica), salamanquesa común (Tarentola mauritanica) y menos frecuentes son la salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus) y el lagarto ocelado (Timon lepidus)

Dentro de los invertebrados, los insectos son el grupo con una mayor representación en el Cerro. Los ortópteros, lepidópteros y mántidos son frecuentes en los pastizales basales del Cerro donde encuentran fácilmente los recursos tróficos. Hasta el momento, 28 especies de lepidópteros diurnos han sido registradas en el entorno, entre los que destacan las especies rupícolas como la saltacercas (Lasiommata megera) o de pastizales como las medioluto (Melanargia ines). En lo más alto del Cerro pueden verse cuatro colas (Charaxes jasius), macaones (Papilio machaon) o chupaleches (Iphiclides podalirius), cuyos machos compiten por ubicarse en las cotas más elevadas en un comportamiento de búsqueda de pareja descrito como “hilltopping”.

Además, el orden insecta cuenta con 5 especies de mántidos, 6 de odonatos, 19 de himenópteros, 9 de ortópteros y 4 de neurópteros, destacando la presencia del duende (Nemoptera bipennis) y el libeloides (Libelloides baeticus), escasos en Sierra Morena. Del orden coleópteros han sido identificados 31 especies, siendo frecuentes y localmente abundantes los tenebriónidos antropófilos asociados a muros y grietas en rocas como Blaps hispanica, Tentyria platyceps y Akis genei. Estas especies fueron antaño más abundantes conviviendo con el hombre en los entremuros de las edificaciones del pueblo pero cada vez se han hecho más raras debido a los cambios en las estructuras y materiales de construcción de las viviendas.

Otra especie de esta misma familia es Alphasida (Glabrasida) granipunctipennis, endémica de Huelva y sur de Portugal que ha sido citada por primera vez para Córdoba y esta comarca. Las diferencias morfológicas observadas respecto a los individuos de las poblaciones onubo-alentejo-algarvienses, invitan a un estudio profundo que permita establecer el estatus actual de este nuevo descubrimiento alto-guadiatense.

Los arácnidos se encuentran bien representados con cerca de una veintena de especies, algunas aún pendientes de identificar a nivel de especie. Dentro de los invertebrados no artrópodos encontramos 6 especies de caracoles y 2 de babosas.

Puede considerarse este Cerro un “hotspot”, un hito muy destacado, de diversidad dentro de Sierra Morena al tratarse de un entorno muy rocoso, con fuertes pendientes y una geología y litología muy singular respecto al resto del entorno.

Rafael Obregón Romero

Universidad de Córdoba.