Y si los viejos y vocacionales maestros inspiraban estos comentarios, la enseñanza superior no estaba muy alejada de esta concepción; y no digamos si todo esto lo pasamos al ámbito de la investigación y la experimentación científica de alto nivel.

A esta escala los científicos se repartían entre una mínima «élite de sabios», escaso número de investigadores cercanos a la genialidad, y aquellos otros que asumían la tarea de conocer su materia y además difundirla, haciéndola asequible e inteligible (en lo posible) para los futuros profesionales.

En alguna de estas situaciones se encuentra hoy la mayoría del profesorado universitario, obligado normativamente a la triple actuación de investigar, enseñar y gestionar. Obvio y legítimo es que no todos desarrollen estas tres vertientes con la misma intensidad y con idéntica eficacia; pero también es verdad que muchos se olvidan de alguno de los soportes del trípode y restringen su campo de actuación a aspectos concretos y específicos, ignorando y olvidando los otros.

Todo esto viene a cuento de que el pasado día 26 de diciembre la comunidad universitaria perdió uno de los bastiones prototipo del profesor que estudia, investiga, gestiona y enseña. Y ese prototipo se materializó en el Dr. Martín Torres Márquez, investigador desde la Geografía, profesor de la Universidad de Córdoba y un verdadero maestro en el arte de enseñar.

Reiteradamente elegido por sus alumnos como el mejor profesor de las diversas titulaciones en que participó (Geografía, Historia, Turismo...), Torres Márquez estudió como muy pocos los paisajes agrarios andaluces, con logros brillantísimos en la zona regable del Guadalmellato; investigó e interpretó parcelas muy concretas de este paisaje, con reciente materialización en el ámbito territorial de influencia de Madinat Al-Zahira; igualmente, gestionó en diversas facultades y enseñó magistralmente los resultado de su estudio.

Pero la aptitud para la actividad universitaria global alcanzó niveles de excelencia en lo relativo a la transmisión del conocimiento a la sociedad, en el traspaso a la sociedad de los temas y cuestiones de carácter universitario, trasladando estos contenidos a un público amplio y diverso; haciéndolo además sin vulgarizar, con rigor y sin desvirtuar los aspectos nucleares de aquello que se enseña. En este ámbito el profesor Torres Márquez alcanzó unos niveles de aceptación y éxito que permiten hablar de él como un auténtico maestro en el arte de enseñar.

Promociones enteras de alumnos de la Cátedra Intergeneracional, de la capital y de nuestros pueblos, así lo han proclamado de forma reiterada e insistente.

 

José Naranjo Ramírez
30/12/2020