Philosophical Skepticism

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Diogenes Laercio - Libro IV

La historia de la Academia como institución, véase K.G. Zumpt, “Ubre den Bestand der philosophischen Schulen in Athen und die Sucesión der Scholarchen”, en Abhandlungen der Königlichen Akademie der Wissenschaften zu Berlin (1842), Berlín, 1844, pp. 27-119; J.P. Lynch, Aristotle’s school: a study of a Greek educational institution, Berkeley, 1972; J. Gluker, Antiochus and the Late Academy, Göttingen, 1978; H. Dörrie, Der Platonismus in der Antike, I: Die geschichtlichen Wurzeln des Platonismus, Stuttgart-Bad Cannstatt, 1987, pp. 1-35; T. Dorandi, “Il cuarto libro delle Vite di Diogene Laerzio: l’Academia da Sepeusippo a Clitomacho”, en ANRW, II 36/5, 1992, pp. 3761-3777; y W. Hoepfner, “Platons Akademie: eine neue Intepretation der Ruinen”, en W.H. (ed.), Antike Bibliotheken, Mainz, 2002, pp. 56-62.

Organización y estructura de la Academia:

T. Dorandi, “Organization and structure of the philosophical schools”, en K.A. Algra, J. Barnes, J. Mansfeld, M. Schofield (eds.), The Cambridge history of Hellenistic philosophy, Cambridge, 1999, pp. 55-62.

Sobre la propuesta educativa y el “cursus” de los estudios superioes en la Academia, además de H. Cherniss, The riddle of the Early Academy, Berkeley, 1945; M.-I. Marrou, Histoire de l’éducation dans l’antiquité, París, 1948; E. Berti, La filosofia del primo Aristotele, Papua, 1962, pp. 151-159; F.A.G. Beck, Greek education 450-350 B.C., Londres, 1964, pp. 227-243.

Sobre la Antigua Academia en general:

M. Isnardi Parente, Studi sull’Accademia platonica antica, Florencia, 1979.

J. Dillon, “What happened to Plato’s garden?”, Hermathena, 123, 1983, pp. 51-59.

M.J. Billot, “Académie: topographie et archéologie”, en DPhA I, 1989, pp. 693-789, esp. 780-787.

M. Baltes, “Plato’s school, the Academy”, en Hermathema, 155, 1993, pp. 7-28 (= M.B., Dianoemata, Suttugart-Leipzig, 1999, pp. 25-273.

La Academia y la Política:

P.-M. Schuhl, “Platon et l’activité politique de l’Académie”, en Revue des études grecques, 59/60, 1946/47, pp. 46-53; e id. “Une école des sciences politiques”, Revue philosophique de la France et de l’étranger, 84/149, 1959, pp. 101-104 (= P.-M. Sch., Études platoniciennes, París, 1960, pp. 71-74.

A.-H. Chroust, “Plato’s Academy: the first organizad school of political science in Antiquity”, en  The Review of Politics, 29, 1967, pp. 25-40.

Espeusipo

[1] Esto es lo que nos fue posible recoger acerca de Platón, tras haber examinado laboriosamente lo que se refiere a su persona

Le sucedió Espeusipo1, hijo de Eurimedonte, ateniense, del demo de Mirrinunte, e hijo de su hermana Potona. Y estuvo al frente de la escuela durante ocho años, comenzando en la ciento ocho Olimpiada2; y erigió las estatuas de las Gracias en el santuario consagrado a las Musas construido por Platón en la Academia3. Y se mantuvo fiel a las doctrinas de Platón, pero no mantuvo el mismo carácter que él: era, en efecto, irascible y se dejaba dominar por los placeres. Cuentan, por ejemplo que, en un momento de furor, arrojó a su perrito a un pozo y que, por su propio placer, acudió a Macedonia a la boda de Casandro.

[2] Se decía que también acudían a sus lecciones las discípulas de Platón, Lastenia de Mantinea y Axiótea de Fliunte. Cuando Dionisio, en una carta, le dice sarcásticamente: "También por tu discípula de Arcadia es posible conocer tu sabiduría; mientras que Platón dejaba libres de pagos a quienes le frecuentaban, tú exiges un tributo y lo reclamas tanto de los que quieren como de los que no."

Él fue el primero, según dice Diodoro en el libro primero de sus Recuerdos, que consideró lo que todas las ciencias tienen en común y las relacionó unas con otras en todo lo posible. También fue el primero, según dice Ceneo4, en sacar a la luz las llamadas doctrinas secretas de Isócrates. [3] Y fue también el primero en descubrir el procedimiento de dar volumen a los manojos de leños.

Cuando ya tenía su cuerpo destruido por la parálisis, envió a buscar a Jenócrates, invitándolo a venir y a sucederle al frente de la escuela. Cuentan que, una vez que lo llevaban en un carrito a la Academia, se encontró con Diógenes5 y le dijo: "¡Pásalo bien!". Y el otro le respondió: "Pero no a ti que soportas vivir en tal estado". Y al final, por desánimo, abandonó la vida voluntariamente, siendo ya viejo6.

Así que le hemos dedicado lo siguiente7:

De no haber sabido que Espeusipo murió así,

nadie me habría convencido a decir lo siguiente,

que no era de la misma sangre que Platón;

pues en modo alguno habría muerto de desánimo por algo tan pequeño.

[4] Plutarco dice en la Vida de Lisandro y de Sila8 que él murió infectado de piojos9. Y su cuerpo estaba deshecho, según dice Timoteo en su Sobre las vidas10. Éste, cuenta, a un rico que estaba enamorado de una fea, le dijo: "¿Qué necesidad tiene de ésta? Yo, por diez talentos, te encontraré una más guapa."11

Dejó numerosos escritos y muchos diálogos, entre los que podemos citar los siguientes:

A Aristipo de Cirene

Sobre la riqueza I12

Sobre el placer I

Sobre la justicia I

Sobre la filosofía I13

Sobre la amistad I

Sobre los dioses I

Filósofo I

A Céfalo I

Céfalo I

Clinómaco o Lisias I

Ciudadano I

Sobre el alma I

[5] A Grilo I14

[Aristipo I]

Refutación de las técnicas I15

Diálogos mnemotécnicos I

Técnico16 I

Diálogos (?) Sobre la doctrina de las semejanzas I, II, III, IV, V, VI

Divisiones e hipótesis en torno a las semejanzas

Sobre géneros y especies paradigmáticas

Contra el "Sin testigo"17

Encomio de Platón

Cartas a Dion, Dionisio y Filipo

Sobre legislación

Matemático

Mandróbolo18

Lisias

Definiciones

Ordenaciones de recuerdos.

En total son 224.075 líneas.

A él le dedica Timónides sus Historias, en las que trata de los hechos de Dion [y de Bion]19. Cuenta además Favorino, en el segundo libro de sus Recuerdos, que Aristóteles compró sus libros por tres talentos20.

Hubo también otro Espeusipo, un médico alejandrino de la escuela de Herófilo.

Jenócrates

[6] Jenócrates, hijo de Agatenor, era de Calcedonia21.

Desde joven él siguió las lecciones de Platón, e incluso le acompañó a Sicilia. Era lento por naturaleza, de manera que Platón, al compararlo con Aristóteles, decía: "El uno necesitaba espuela, y el otro freno", y: "qué asno adiestro  para confrontarlo a qué caballo." Por lo demás, Jenócrates era siempre serio y de aspecto triste, de modo que Platón le decía continuamente: "Jenócrates, sacrifica a las Gracias."22 Pasaba la mayor parte del tiempo en la Academia, y si alguna vez tenía que ir a la ciudad, cuentan que todos los alborotadores y los mozos de carga se apartaban a su paso.

[7] Y una vez también la cortesana Friné quiso seducirlo y, tomando como pretexto que era perseguida por algunos, se refugió en su modesta habitación. Por humanidad, él la acogió y, como había un único lecho pequeño, le permitió compartir su cama a su súplica. Y al fin, después de mucho intentos infructuosos, se levantó sin obtener nada. Y decía a los que le preguntaba que no había dejado a un hombre, sino a una estatura. Algunos cuentan que sus discípulos acostaron a Lais junto a él, pero que tenía tal autodominio que soportó varias veces cortes y quemaduras en sus partes. Inspiraba además una total confianza, hasta el punto de que, no siendo lícito prestar testimonio sin juramento, a él solo se lo permitían los atenienses.

[8] Y fue además muy autosuficiente. Por ejemplo, una vez que Alejandro le había envidado un montón de dinero, tomó tres mil dracmas áticas y le devolvió el resto, diciéndole que más lo había de necesitar él, ya que tenía que alimentar a más gente. Asimismo, rechazó el dinero enviado por Antípatro, según dice Mironiano en sus Paralelos23. Y tras haber obtenido una corona de oro en un concurso de bebida celebrado en la fiesta de los Choes en el recinto de Dionisio, al salir la depositó en la estatua erigida a Hermes, donde se acostumbraba a colocar coronas de flores.

Se cuenta que, junto a otros, fue enviado como embajador ante Filipo; y mientras que los demás, engatusados con regalos, aceptaron las invitaciones y conversaron con Filipo, él no hizo ni lo uno ni lo otro. Por esto Filipo tampoco se le acercó24. [9] De ahí que al regresar los embajadores a Atenas dijeron que Jenócrates los había acompañado en vano, y los atenienses estaban dispuestos a castigarlo con una multa. Pero una vez que supieron por él que debían ahora más que nunca preocuparse por su ciudad -"pues Filipo, dice, ya sabía que éstos se dejarían sobornar por los regalos, pero que a mí no me atraería con ninguna razón"-, dicen que le honraron doblemente. Y Filipo declaró después que Jenócrates fue el único de los que llegaron hasta él que no se había dejado corromper.

En otra ocasión, yendo como embajador ante Antípatro en beneficio de los prisioneros atenienses capturados en la guerra Lamíaca25, fue invitado al banquete y ante él citó los siguiente versos26:

Oh Circe, ¿qué hombre, si es recto,

soportaría probar la comida y la bebida

antes de liberar a sus compañeros y verlos con sus ojos?

Y, reconociendo la oportunidad de la cita, los liberó enseguida.

[10] Una vez que un gorrión, perseguido por un gavilán, se refugió en el pliegue de su manto, lo acarició y lo soltó, diciendo que no hay que entregar al suplicante27.

Sufriendo las burlas de Bion, dijo que no le respondería: pues tampoco la tragedia, al ser objeto de burlas por la comedia, considera digna la respuesta. A uno que no había estudiado ni música, ni geometría, ni astronomía, pero que quería ir a la escuela con él, le dijo: "Márchate, pues no tienes asas para la filosofía." Otros dicen que respondió: "En mi casa no se carda lana."

[11] Al decirle Dionisio a Platón que alguien le iba a cortar el cuello, respondió él, que estaba presente, mostrándole su propio cuello: "En ningún caso, dice, antes de haber cortado éste." Cuentan que, una vez que Antípatro llegó a Atenas y le saludó, él no le devolvió el saludo antes de concluir el discurso que estaba pronunciando. Sin ningún orgullo, a menudo durante el día meditaba consigo mismo y, dicen, permanecía en silencio una hora.

Asimismo, dejó muchísimos libros, en prosa y en verso, así como exhortaciones, que son los siguientes:

Sobre la naturaleza I, II, III, IV, V, VI

Sobre la sabiduría VI

Sobre la riqueza I

El Árcade I

Sobre lo indefinidoI

[12] Sobre el niño I

Sobre la continencia I

Sobre lo útil I

Sobre lo libre I

Sobre la muerte I

Sobre lo voluntario I

Sobre la amistad I

Sobre la equidad I

Sobre lo contrario I, II

Sobre la felicidad I, II

Sobre la escritura I, II

Sobre la memoria I

Sobre lo falso I

Calicles I

Sobre la prudencia I, II

Económico I

Sobre la moderación I

Sobre el poder de la ley I

Sobre la constitución de un Estado I

Sobre la santidad I

Que la virtud  puede enseñarse I

Sobre el ser I

Sobre el destino I

Sobre las pasiones I

Sobre los géneros de vida  I

Sobre la concordia I

Sobre los discípulos I, II

Sobre la justicia I

Sobre la virtud I, II

Sobre las formas I

Sobre el placer I, II

Sobre el género de vida I

Sobre la valentía I

Sobre el uno I

Sobre las ideas I

[13] Sobre la técnica28 I

Sobre los dioses I, II

Sobre el alma I, II

Sobre la ciencia I

Político I

Sobre el conocimiento científico I

Sobre la filosofía I

Sobre los escritos de Parménides I

Arquedemo o Sobre la justicia I

Sobre el bien I

De las cosas acerca del conocimiento intelectual I, II, III, IV, V, VI,VII, VIII

Solución de los problemas de las argumentaciones I, II, III, IV, V,VI, VII,VIII, IX, X

Cursos de física I, II, III, IV, V, VI

Sumario I

Sobre géneros y especies I

Doctrinas pitagóricas I

Soluciones I, II

Divisiones I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII

Tesis XX, 30.000 <líneas>

Estudio de la dialéctica XIV, 12.740 <líneas>

Además de esto, hay quince libros y otros dieciséis libros acerca de los estudios de las enseñanzas Sobre el estilo

Lógica, IX libros

Sobre las matemáticas, VI libros

Sobre el conocimiento intelectual, otros dos libros

Sobre los geómetras, I libro

Memorias I

Contrarios I

Sobre los números I

Teoría de los números I

Sobre los intervalos I

Sobre la astronomía VI

[14] Elementos sobre la monarquía dedicados a Alejandro IV29

A Aribas

A Hefestión

Sobre la geometría I, II

En total: 224.239 líneas.

A pesar de ser de tal relevancia, los atenienses lo vendieron una vez como esclavo, porque no podía pagar el tributo de meteco. Y Demetrio de Falero30 lo compró y restituyó así, a la vez, a Jenócrates la libertad y a los atenienses la tasa de meteco. Esto lo cuenta Mironiano de Amastris31 en el primer libro de sus Capítulos históricos paralelos.

Sucedió a Espeusipo y dirigió la escuela durante veinticinco años, comenzando en el arcontado de Lisimáquides, en el segundo año de la ciento diez Olimpiada32.

Murió al tropezar de noche con una palangana, teniendo ya ochenta y dos años.

[15] Sobre ello también decimos lo siguiente33:

Tropezando un día con una palangana de bronce y la frente

golpeándose, dio un fuerte grito, y luego murió,

Jenócrates que fue en todo y por todas partes hombre.

Hubo además otros cinco Jenócrates: el táctico muy antiguo. El pariente y conciudadano del filósofo del que ahora hablamos. De él se conserva un discurso titulado Arsinoético, escrito a la muerte de Arsínoe34. El cuarto fue un filósofo, que escribió una elegía que no tuvo éxito. Es algo propio: los poetas que se lanzan a escribir en prosa tienen éxito, pero los prosistas que prueban con la poesía fracasan. De ahí que quede claro que lo uno es obra de la naturaleza, y lo otro de la técnica. El quinto fue un escultor. El sexto fue un compositor de canciones, según dice Aristóxeno35.

Polemón

[16] Polemón era hijo de Filóstrato, ateniense del demo de Eea36.

De joven era tan intemperante y disoluto que llevaba consigo dinero para la satisfacción inmediata de sus deseos. Y además lo escondía en las ranuras. En la Academia, junto a una columna, se encontró una pieza de tres óbolos adherida allí por él con un motivo semejante al que acabamos de hablar.

Así, un día, de acuerdo con otros jóvenes, llegó borracho y coronada a la escuela de Jenócrates. Pero éste, sin molestarse en nada, continuó su discurso con indiferencia. Trataba de la moderación. Así el jovencito que lo escuchaba poco a poco fue conquistado y llegó a ser tan trabajador que sobrepasó a los demás y le sucedió al frente de la escuela, a partir de la ciento dieciséis Olimpiada37.

[17] Cuenta Antígono de Caristo38 en sus Vidas que su padre era el primero de los ciudadanos y que criaba caballos para las carreras de carros. Y que Polemón fue acusado en un proceso de malos tratos por su mujer, por tener relaciones con jovencitos. Pero cuando comenzó a filosofar afirmó tanto su carácter que se mantuvo siempre en la misma actitud formal. Por ello Crántor fue conquistado por él. Así, cuando un perro rabioso le desgarró el muslo, fue el único que no palideció; y cuando en la ciudad se producía una agitación, al enterarse la gente de lo sucedido, él se mantuvo impasible.

[18] En los espectáculos teatrales no mostraba ningún tipo de emoción. Por ejemplo, una vez que Nicóstrato, apodado Clitemnestra, les leía, a él y a Crates, un texto del poeta39, éste se emocionó, mientras que él permaneció como si no hubiera oído nada. En una palabra, era del todo como el personaje que describe el pintor Melantio en sus libros Sobre la pintura. En efecto, dice que se debe difundir una cierta presunción y sequedad en las obras de arte, y de manera semejante también en los caracteres.

Polemón decía que hay que ejercitarse en las acciones concretas y no en las especulaciones dialécticas, al modo de quien hubiera devorado un manual de armonía y no lo practicara, de modo que podría admirarse en el acto de preguntar, pero en su disposición uno estaría en contradicción consigo mismo.

Era, en efecto, refinado y noble, evitando las expresiones que  Aristóteles, a propósito de Eurípides, llama "marinadas en el vinagre y el silfio" que, [19] como él mismo dice40:

son simples cursilerías frente a un buen pedazo de carne.

Asimismo, no respondía sentado en las discusiones de propuestas, dicen, sino que argumentaba paseando. Sin duda, por su nobleza de alma, era respetado en la ciudad. Sin embargo, se mantenía apartado viviendo en el jardín (de la Academia), al lado del cual los discípulos habían construido pequeñas cabañas para habitar cerca del altar de las musas y del aula de lecturas.

En efecto, según parece, Polemón imitaba en todo a Jenócrates. Y Aristipo en el libro cuarto de Sobre la delicia de los antiguos41dice que estuvo prendado de él. Según esto, constantemente se estaba acordando de él, y había revestido la sinceridad, la sencillez y la gravedad del modelo, tan características del modo dorio.

[20] Además, era admirador de Sófocles, y sobre todo de aquellos versos, donde según el poeta cómico42:

parecía ayudarle un perro moloso,

y de aquellos que, según Frínico43, era:

ni dulzón ni adulterado, sino vino de Pramnos.

Así pues, que Homero era el Sófocles épico, y Sófocles, el Homero trágico.

Murió ya viejo, de consunción, dejando cantidad de escritos. Y tenemos sobre él lo siguiente44:

¿No escuchas? Hemos enterrado a Polemón, que aquí depuso

el agotamiento, sufrimiento terrible para los hombres.

Más bien no a Polemón, sino a su cuerpo. Pues él mismo,

ascendiendo a los astros, consumido lo dejó en tierra.

Crates

[21] Crates, cuyo padre era Antígenes, <ateniense>, del demo de Tría45. Fue alumno y, al mismo tiempo, amado de Polemón; y luego le sucedió al frente de la escuela. Y tanto se amaban uno a otro, que no sólo tuvieron las mismas ocupaciones, sino que se asemejaron uno a otro casi hasta en el último suspiro, y a su muerte compartieron la misma sepultura. Por eso Antágoras compuso para ambos los siguientes versos46:

Bajo esta tumba, extranjero, que pasas a su lado,

cuenta que yacen cubiertos el divino Crates y Polemón,

hombres magnánimos en concordia, de cuya boca

inspirada iban fluyendo palabras sagradas,

y cuya vida pura, fundada en firmes doctrinas,

ordenaba una existencia divina de sabiduría.

[22] Por ello también Arcesilao, que se había trasladado desde la escuela de Teofrasto hasta la suya, decía que eran como unos dioses o unos supervivientes de los hombres de la Raza de Oro. En efecto, no fueron amantes de lo popular, sino como el flautista Dionisodoro, del que cuentan que se jactaba un día de afirmar que nadie había oído ninguna de sus melodías ni sobre una trirreme ni junto a una fuente, como sucedía con las de Ismenias. Antígono47 cuenta que Crates compartía la mesa de Crántor, y que ambos convivían de acuerdo con Arcesilao. Arcesilao compartía residencia con Crántor, mientras que Polemón, junto a Crates, con Lisicles, uno de sus conciudadanos. Crates era, cuenta, el amado de Polemón, como ya se ha dicho, y Arcesilao el de Crántor.

[23] Al morir Crates <en el *año de la ciento veintiocho Olimpiada>, según dice Apolodoro48 en el tercer libro de su Cronología, dejó libros: los unos de filosofía, otros sobre la comedia y otros de los discursos pronunciados en la asamblea o en embajadas. Y también discípulos ilustres: entre ellos Arcesilao, del que hablaremos49 -pues éste asimismo asistió a sus lecciones-, y Bion de Borístenes50, que luego fue llamado por sobrenombre Teodoreo por la escuela a la que perteneció, del que también hablaremos después de Arcesilao51.

Hubo diez Crates. Primero, el poeta de la Comedia Antigua; segundo, un rétor de Tralles, discípulo de Isócrates; tercero, un cavador de fosas que acompañó a Alejandro; cuarto, el "perro", del que hablaremos52; quinto, un filósofo peripatético; sexto, el académico del que hemos hablado; séptimo, un gramático de Malos53; octavo, un autor de obras de geometría; noveno, un poeta autor de epigramas; décimo, un filósofo académico de Tarso54.

Crántor

[24] Crántor de Solos55, aunque fuera admirado en su patria, partió hacia Atenas y asistió a las lecciones de Jenócrates, siendo condiscípulo de Polemón. Dejó escritos, de unas 30.000 líneas, de los que algunos son atribuidos por ciertos críticos a Arcesilao.

Cuentan que al ser preguntado por qué le había cautivado Polemón, respondió que porque nunca le había oído hablar con un tono de voz demasiado agudo ni demasiado grave56. Al caer enfermo, se retiró al templo de Asclepio y por allí paseaba; los demás acudían a él de todas partes, creyendo que se encontraba allí no por enfermedad, sino porque quería establecer allí una escuela. De entre ellos estaba Arcesilao, que quería que le presentara a Polemón, aunque estuviera prendado de él, como diremos en el capítulo sobre Arcesilao57. [25] Pero, cuando se restableció, retomó las lecciones de Polemón58, y por ello fue enormemente admirado.

Se dice que legó su patrimonio, que era de doce talentos, a Arcesilao. Y cuando le preguntó dónde quería ser enterrado, respondió:

Es hermoso ser sepultado en las colinas de la tierra querida.

Se dice que también escribió poemas y que los depositó en su patria en el templo de Atenea, tras estamparles su sello. Sobre él dice así el poeta Teeteto59:

Gustaba a los hombres, pero gustaba más aún a las Musas,

Crántor, y no llegó adelante en la vejez.

Tierra, recíbele tú, muerto, al santo hombre;

seguramente ahí viva también una vida de dicha.

[26] Admiraba Crántor entre todos principalmente a Homero y a Eurípides, diciendo que es difícil escribir con un tono trágico y, al mismo tiempo, conmovedor, en el lenguaje cotidiano. Y citaba el verso extraído del Belerofonte60:

¡Ay de mí! ¿Pero por qué ay de mí? Sufro penas mortales.

Se dice también que circulaban como siendo de Crántor estos versos sobre Eros del poeta Antágoras61:

En dudas está mi ánimo, pues tu nacimiento es discutido,

¿te llamaré, Eros, el primero de los dioses eternos,

de todos aquellos que antes Érebo y la reina Noche

engendraron como hijos en los abismos del vasto Océano62,

o el hijo de la muy prudente Cipris, o de Gea63

o de los Vientos? ¡Tal eres tú que deambulas tramando males

y bienes a los hombres! Es doble también la naturaleza de tu cuerpo.

Era asimismo hábil en inventar palabras. Así pues, de un actor trágico dijo que tenía "una voz no pulida por el hacha" y "llena de cortezas"; y que los versos de cierto poeta estaban "llenos de polilla"; y que las tesis de Teofrasto estaban escritas "de color de púrpura". Se admira especialmente de él su libro Sobre el duelo. Murió antes que Polemón y Crates, enfermo de hidropesía. Tenemos sobre él el siguiente epigrama64:

Te sumergió también a ti, Crántor, la peor de las enfermedades,

y así descendiste al negro abismo de Plutón.

Allí también te alegras, pero viudas de tus palabras

quedaron la Academia y Solos, tu patria.

Arcesilao

[28] Arcesilao, hijo de Seutes (o de Scites, según Apolodoro en el libro tercero de su Cronología65) era de Pítana de Eolia66. Éste es el que ha originado la Academia Media67, siendo el primero en suspender las aserciones a causa de las oposiciones de los discursos. Fue también el primero que trató de argumentar en un sentido y en otro, y el primero que modificó el discurso filosófico heredado de Platón y lo hizo más erístico por medio de preguntas y respuestas.

Se acercó a Crántor del siguiente modo. Era el cuarto de los hermanos, siendo dos del mismo padre y dos de la misma madre. De los de la misma madre el mayor era Pílades, y de los del mismo padre, Méreas, que fue su tutor. [29] Asistió en un comienzo a las clases de Autólico, el matemático, que era conciudadano suyo, antes de partir hacia Atenas, y con el cual hizo un viaje a Sardes. Luego asistió a las lecciones de Janto de Atenas, el músico, y después a las de Teofrasto68. Luego se pasó a la Academia junto a Crántor. En efecto, Méreas, el hermano del que ya hemos hablado69, le conducía a la retórica, pero él estaba apasionado por la filosofía, y Crántor, que estaba enamorado de él, le preguntó citándole un verso de la Andrómeda de Eurípides70:

¡Oh doncella! si te salvara ¿me lo agradecerías?

Y él respondió con el verso siguiente71:

Llévame, extranjero, como esclava, si lo deseas, o como esposa.

[30] Desde entonces vivieron juntos. Entonces cuentan que Teofrasto, apesadumbrado, dijo que era un muchacho de talento y hábil que había abandonado su escuela. En efecto, siendo muy eficaz en las discusiones y gran amante de las letras, también se dedicó a la poesía72. De él se cita el epigrama dedicado a Átalo, que dice así73:

Pérgamo no es sólo afamada por sus armas, sino también por sus caballos,

muchas veces es alabada en la muy divina Pisa.

Si le es lícito a un mortal decir la voluntad de Zeus,

en el futuro será aún mucho más cantada por aedos.

Y también otro epigrama, dedicado a Menodoro, el amado de Éugamo, uno de sus condiscípulos74:

[31] Lejos está Frigia, lejos, la sagrada Tiatira,

oh Menodoro, tu patria Cadauade.

Pero los caminos hasta el indecible Aqueronte son iguales,

según dice el proverbio de los hombres75, se midan por donde se midan.

Este magnífico túmulo a ti lo ha erigido Éudamo,

para quien tú fuiste el más querido de sus muchos siervos.

Estimaba a Homero más que a cualquier otro poeta, del que acostumbraba a leer unos versos no sólo antes de irse a dormir, sino también por la mañana, diciendo que se iba a visitar a su amada cada vez que quería leerlo. De Píndaro decía que era tremendo para empujar el lenguaje y proporcionar abundancia de nombres. Y en su juventud se ocupó del estilo de la poesía de Ion76.

[32] Asimismo asistió a las lecciones del geómetra Hipónico, del que también se burló, entre otras cosas porque era perezoso y propenso al bostezo, y como en esta materia era un experto, decía que la geometría le había entrado volando en la boca mientras bostezaba. Cuando comenzó a delirar, lo acogió en su casa y le cuidó hasta que se recuperó.

A la muerte de Crates, tomó la dirección de la escuela, tras haberse retirado a su favor un tal Socrátides.

Por suspender el juicio sobre todos los temas, dicen algunos, no escribió ningún libro; dicen otros que fue sorprendido corrigiendo algunas obras <de Crántor>,  que unos dicen que publicó, y otros que quemó77. Asimismo, parecía que admiraba a Platón y poseía sus libros. [33] Pero también, según algunos, se sentía atraído por Pirrón, se dedicó al estudio de la dialéctica y adoptó los argumentos de la escuela de Eretria. Por eso, precisamente, dijo de él Aristón:

Por delante Platón, por detrás Pirrón, y en medio Diodoro.

Y Timón dice a este respecto lo siguiente78:

Pues teniendo a Menedemo bajo el pecho como un plomo,

correrá hacia Pirrón, todo él carne, o hacia Diodoro.

Y algo más tarde le hace decir:

Nadaré hasta Pirrón y hasta el tortuoso Diodoro.

Asimismo, le gustaba sobre todo expresarse con axiomas y de modo conciso, y en la conversación separaba las palabras, al mismo tiempo que bastante irónico y franco en su discurso. [34] Por ello Timón dice de nuevo sobre él lo siguiente:

También entremezclaba |inteligencia con astutos| pullas.

Por esto, respecto a un joven que hablaba con demasiado atrevimiento, dijo: "¿No habrá alguien que lo coja por la nuca?". A uno que tenía fama de dejarse penetrar, como le dijera que una cosa no le parecía mayor que otra, le preguntó que si un miembro de diez dedos era lo mismo que uno de seis.  Había un tal Hemón de Quíos, que era feo y que se creía guapo, y vivía constantemente envuelto en mantos finos,             que dijo que a él no le parecía bien que el sabio se enamorara, y le replicó: "¿Tampoco si aparece alguien tan guapo como tú y si lleva unos vestidos tan bonitos?". Una vez también que un descarado se dirigió a Arcesilao como a alguien insoportable, y le dijo79:

[35] ¿Puedo, reina, preguntarte o debo guardar silencio?

Y él le respondió80:

Mujer, ¿por qué áspera y no como acostumbras

me hablas?

Cuando un charlatán innoble le fastidiaba, le dijo81:

Desenfrenados en el trato son los hijos de los esclavos.

A otro que contaba muchas tonterías le dijo que no había tenido la suerte de encontrar una nodriza severa. A algunos ni siquiera les respondía. A un usurero, amante de las letras, que le dijo que desconocía algo, le dijo:

En efecto, también las direcciones de los vientos pasan inadvertidas

al pájaro hembra, hasta que descubre su parto.

Estos versos están extraídos del Enómao de Sófocles82.

[36] A un cierto dialéctico, de la escuela de Alexino83, que no era capaz de exponer convenientemente algunos argumentos de Alexino, le contó lo que hizo Filóxeno con los fabricantes de ladrillos. Puesto que aquel se los encontró cantando mal sus canciones, se puso a patear sus ladrillos, diciéndoles: "Como vosotros estropeáis mis obras, lo mismo hago yo con las vuestras." Y, desde luego, se enfadaba con los que no habían emprendido a tiempo los estudios. En la conversación acostumbraba a utilizar, de una manera natural, expresiones como "digo yo" y "no asentirá esto fulano", diciendo el nombre de alguno. Esto también lo imitaban muchos de sus discípulos, lo mismo que su manera de hablar y toda su pauta.

[37] Era muy hábil en la invención de respuestas atinadas y en hacer volver el curso de las discusiones a su objeto de partida y en adaptarse a toda situación. Se mostraba persuasivo más que cualquier otro. Por eso también muchos acudían a sus cursos en la escuela, aunque tuvieran miedo de su agudeza. Pero lo soportaban de buen grado: pues era asimismo muy bueno y llenaba de esperanzas a sus oyentes.

En la vida cotidiana era muy generoso, dispuesto a hacer el bien y a ocultar el agradecimiento con mucha modestia. Así, por ejemplo, visitando un día a Ctesibio, que estaba enfermo, y viéndole en aprietos por necesidad estrecheces económicas, le dejó a escondidas una bolsa bajo la almohada. Al encontrarla él, exclamó: "Arcesilao me ha hecho una broma". Y en otra ocasión le envió mil dracmas.

[38] Al recomendarle a Éumenes a Arquias el arcadio le hizo alcanzar una categoría importante. Como era liberal y muy desinteresado con el dinero, era el primero en acudir a las conferencias de pago, y sobre todo se apresuraba por asistir a las de Arquécrates y Calícrates, que costaban una pieza de oro84. Ayudaba a muchos y también colaboraba en colectas. Cuando un día uno tomó su vajilla de plata para recibir a unos amigos y no se la devolvió, él ni se la reclamó ni se la demandó. Otros dicen que se la prestó a propósito y que, cuando el otro iba a devolvérsela, se la regaló, porque era pobre. Asimismo tenía una gran propiedad en Pítana, de la que su hermano Pílades le enviaba las rentas. Pero también Éumenes, el hijo de Filetero, le costeó mucho. Por eso, de entre todos los otros reyes, a él solo trataba.

[39] Mientras que muchos cortejaban a Antígono y salían a su encuentro cuando llegaba (a Atenas), él no se movía, sin pretender acceder a su conocimiento el primero. Era particularmente amigo de Hierocles, el comandante de Muniquia y el Pireo; y en las fiestas acudía a visitarle cada vez. Así pues, aunque éste le exhortó mucho para que fuera a saludar a Antígono, no logró persuadirle; pero una vez, que llegó hasta las puertas (de su palacio), se dio la media vuelta. Cuanto tras la batalla ganada por Antígono muchos acudieron a él y le escribieron mensajes de felicitación, él guardó silencio. No obstante, acudió como embajador en nombre de su patria a Demetríade ante Antígono, y no tuvo éxito. Después pasaba todo su tiempo en la Academia, manteniéndose alejado de la vida política.

[40] Por cierto, una vez también en Atenas, en el Pireo, se demoró discutiendo ciertos temas, a causa de su familiaridad hacia Hierocles; también por eso algunos le denigraron.

Era muy amigo del lujo -pues bien no era otra cosa sino como un segundo Aristipo85-, asistía a los banquetes, ofrecidos por gentes con las mismas costumbres, y sólo entonces acudía. Convivía abiertamente con la cortesanas de Elis, Teodota y Fila; y cuando se le ridiculizaba a este respecto, citaba las máximas de Aristipo. Era amante de los muchachos e inclinado a los placeres. Por ello los estoicos de la escuela de Aristón de Quíos86 le censuraban llamándole "corruptor de la juventud", "profesor depravado" y "sinvergüenza".

[41] En efecto, se cuenta que estuvo plenamente enamorado de Demetrio, el que navegó hacia Cirene, y de Cleócares de Mirlea; con relación a éste dijo a unos juerguistas que él quisiera abrirlos, pero que Cleócares se lo impidió. A éste lo amaba también Demócares, hijo de Laques, y Pítocles, hijo de Buselo; al sorprenderlos, les dijo, con resignación, que les dejaba el campo libre. Por esa razón, pues, le picaban los anteriormente mencionados y se mofaban de él como amigo de la plebe y alguien que busca la fama.

Le atacaban principalmente los del círculo de Jerónimo el Peripatético87, cada vez que congregaba a sus amigos para el cumpleaños de Halciones, el hijo de Antígono, un día en que Antígono enviaba bastante dinero para la fiesta. [42] En tal situación él rehusaba siempre las discusiones entre una copa y otra, y al proponerle Aridices88 cierto tema y pedirle que le hablara sobre él, le dijo: "Pero precisamente eso mismo es lo propio de la filosofía, saber el momento oportuno de cada cosa."

Por lo que respecta a la difamación contra él de ser amigo del vulgo, Timón dice, entre otras cosas, lo siguiente89:

Diciendo así se sumergió en la muchedumbre que le rodeaba.

Y ellos, igual que pinzones en torno a la lechuza,

le miraban como a un fantoche, señalándole como a un idiota, porque era adulador de la muchedumbre.

¡No es gran empresa, desgraciado! ¿Por qué te pavoneas como un necio?

Sin embargo, no era así, sino tan modesto que aconsejaba a sus discípulos que escucharan también a otros. Y como a un cierto joven de Quíos no estaba a gusto en su escuela y prefería la del ya mencionado Jerónimo90, él mismo lo sacó fuera y se lo recomendó al filósofo, recomendándole que se portara bien.

[43] Se cuenta asimismo sobre él la siguiente anécdota graciosa: A uno que le preguntó que por qué algunos se pasaban de las otras escuelas a la de Epicuro, pero de la de Epicuro a las otras nunca, respondió: "De los hombres, en efecto, pueden surgir eunucos, pero de los eunucos no pueden surgir hombres."

Estando próximo a la muerte, dejó todos sus bienes a su hermano Pílades, porque, a espaldas de Méreas, le había llevado a Quíos y desde allí le acompañó a Atenas. En toda su vida91 ni tomó esposa ni tuvo hijos. Redactó tres testamentos y depositó uno en Eretria, a cargo de Anfícrito, otro en Atenas en casa de algunos de sus amigos, y el tercero lo envió a su casa, a Taumasias, uno de sus parientes, pidiéndole que lo conservara. A éste le escribió la siguiente carta:

"Arcesilao saluda a Taumasias:

[44] He dado a Diógenes mi testamento para que te lo entregue. Pues a causa de estar enfermo a menudo y tener el cuerpo con debilidad me pareció oportuno redactar mi testamento, para que, si me sucediera algo malo, no me despida perjudicándote a ti que con tanta constancia te portaste generosamente conmigo. Eres asimismo para mí la persona más digna de confianza de todos los de allí para observar estas disposiciones, por tu edad y por tu familiaridad conmigo. Trata pues, recordando que deposito en ti una confianza absoluta, de ser justo conmigo, de modo que en cuanto de ti dependa mis disposiciones sean ejecutadas convenientemente. Copias de este testamente quedan depositadas en Atenas en casa de algunos amigos y en Eretira en casa de Anfícrito."

Y murió, según cuenta Hermipo, tras hartarse de cantidad de vino puro y delirando, teniendo ya setenta y cinco años, apreciado en Atenas como nadie.

[45] También a él le hemos dedicado nuestro epigrama:

Arcesilao, dime, ¿por qué sin contemplaciones te engulliste

tanto  vino puro, hasta el punto de caer, quedando fuera de tus cabales?

Te compadezco no tanto por haber muerto, sino por haber

ultrajado a las Musas, usando la copa sin medida.

Hubo también otros tres Arcesilaos: un poeta de la Comedia Antigua, otro poeta elegíaco y otro escultor, para quien Simónides compuso el siguiente epigrama:

Ésta es la estatua de Ártemis, que ha costado doscientas

dracmas de Paros, cuya divisa es un macho cabrío.

La hizo un experto en las habilidades de Atenea,

Arcesilao, digno hijo de Aristódico.

El filósofo del que hemos hablado, según dice Apolodoro en su Cronología, alcanzó su plenitud en la ciento veinte <> Olimpiada.

Bion

[46] Bion era originario de Borístenes92; quiénes eran sus padres y en qué circunstancias llegó a la filosofía, él mismo lo aclara a Antígono, porque al preguntarle éste93:

¿Quién eres entre los hombres? ¿Dónde está tu ciudad y quiénes son tus padres?

Sintiéndose calumniado, le contestó94: "Mi padre fue un liberto, que se limpiaba la nariz con la manga -lo que quiere decir que era un vendedor de salazones- de linaje boristenita, que no tenía un rostro, sino una inscripción sobre el rostro, vestigio de la dureza de su amo. Mi madre fue lo que tal hombre podía desposar, procedente de un burdel. A continuación, como mi padre dejó de pagar un impuesto, fue vendido con todos sus bienes, junto a nosotros. Y a mí me compró un rétor, como era joven y agraciado; y éste, al morir, me legó toda su fortuna. [47] Entonces yo quemé sus escritos, junté todo, me fui a Atenas y me dediqué a la filosofía95.

De este linaje y esa sangre me jacto de ser96.

Esto por lo que a mí concierne. De modo que Perseo y Filónides97 dejen de contar esas historias. Obsérvame por mí mismo."

Y, verdaderamente, fue Bion muy astuto en todo y un sofista sutil que otorgó más de un argumento a quienes deseaban pisotear la filosofía; pero, en algunas ocasiones, era agradable y capaz de disfrutar de la vanidad98.

Dejó numerosos escritos, así como útiles máximas de aplicación práctica99. Por ejemplo, cuando le reprocharon que no intentara atraerse a un joven, dijo: "No es posible enganchar un queso blando con un anzuelo." [48] Al preguntarle un día quién está más angustiado, contestó: "El que quiere tener los mayores éxitos." Cuando se le preguntó si conviene casarse -pues también de él se cuenta esta anécdota100- respondió: "Si te casas con una fea, tendrás una pena; si te casas con una guapa, la tendrás común." Decía que la vejez era el puerto de todos los males101, según esto todos encuentran refugio en ella; de la opinión decía que era madre de las falsedades102; la belleza es un bien ajeno; la riqueza es el nervio de los negocios. A uno que había dilapidado sus terrenos, le dijo: "A Anfiarao se lo tragó la tierra, y tú a la tierra." Gran daño es no poder soportar un daño. Reprochaba también a los hombres que queman a los cadáveres como si fueran insensibles, y luego depositan a su lado lámparas encendidas como si fueran sensibles103.

[49] Decía constantemente que más vale ofrecer a otro la propia juventud que recoger la ajena, ya que esto perjudica el cuerpo y el alma104. Desacreditaba incluso a Sócrates, diciendo que si deseaba a Alcibíades y se contenía, era estúpido; y que si no lo deseaba, no hacía nada extraordinario. Acostumbraba a decir que el camino hacia el Hades es fácil105, ya que ahí bajan todos con los ojos cerrados. Censurando a Alcibíades decía que en su adolescencia quitaba los maridos a sus esposas y, siendo joven, quitaba las esposas a sus maridos. En Rodas, mientras los atenienses se ejercitaban en la retórica, él se dedicó a enseñar filosofía. A uno que le acusaba de ello, le respondió: "¿He traído trigo y voy a vender cebada?".

[50] Decía que los que están en el Hades sufrirían un mayor castigo si transportaran agua en cántaros compactos y no en agujereados. A un charlatán que le imploraba que lo ayudara, le dijo: "Haré lo necesario siempre que envíes a otros en tu lugar y no vengas tú."106 Cuando navegaba junto a unos bellacos, cayó en poder de unos piratas. Mientras ellos le decían: "Estamos perdidos, si nos reconocen", él replicó: "Estoy perdido, si no me reconocen." La presunción, decía, es un obstáculo del progreso."107 Con respecto a un rico avaro, dijo: "No es él quien posee la riqueza, sino la riqueza quien le posee a él."108 Decía que los avaros se cuidan de sus riquezas como propias, pero que en nada se aprovechan de ellas, como si fueran ajenas. Decía que de jóvenes tenemos valor, pero que al envejecer contamos con plenitud de prudencia.

[51] Decía que la prudencia aventaja tanto a las otras virtudes como la vista a los otros sentidos. No hay que hablar injurias de la vejez, a la que, decía, todos esperamos llegar. A un envidioso de aspecto enfermizo, le dijo: "No sé si te ha sucedido algo malo a ti o algo bueno a otro." Decía que el bajo nacimiento era un mal compañero de la libertad de palabra109:

pues esclaviza a un hombre, aun cuando se muestre osado110.

Y que hay que conservar los amigos111, como quiera que fueran, para no parecer que frecuentamos a los malos o que rechazamos a los buenos.

En sus comienzos él había seguido112 las doctrinas de la Academia, durante la época en que seguía los cursos de Crates; luego escogió el modo de vida cínico y tomó el manto y el zurrón. [52] ¿Pues qué otro motivo necesitaba para convertirse a la insensibilidad?113 A continuación se pasó a las teorías de Teodoro114, tras haber oído las lecciones de Teodoro el ateo115, que era hábil en todo tipo de discursos. Después de éste siguió los cursos de Teofrasto el peripatético.

Era asimismo teatral y muy bueno en ridiculizar todo, usando expresiones vulgares para designar las cosas. De este modo, por el hecho de mezclar todos los estilos en sus razonamientos dicen que Eratóstenes dijo de él que Bion fue el primero en vestir a la filosofía con un manto de flores116. En efecto, estaba bien dotado para la parodia, como puede verse en estos versos suyos117:

Oh fiel Arquitas, hijo de los tañidos de la lira, feliz en tu altivez,

el más experto de los hombres en la disputa más trivial.

[53] En general se burlaba tanto de la música como de la geometría118. Le gustaba el lujo y, por eso, iba de ciudad en ciudad119, ideando algunas veces argucias fantásticas. Así en Rodas persuadió a los marineros a que tomaran vestidos de escolares y le siguieran; al entrar con ellos en el gimnasio, todos miraban en torno suyo. Acostumbraba a tomar en adopción a algunos muchachos para servirse de ellos en sus placeres y para verse protegido por su afecto. Sin embargo, era fuertemente egoísta e insistía mucho en la máxima: "Los bienes de los amigos son comunes." Por eso nadie se declaró discípulo suyo, aunque tantos hayan asistido a sus clases; sea como quiera, a algunos los arrastró a la desvergüenza.

[54] En todo caso, se cuenta que Betión, uno de sus íntimos amigos, le dijo una vez a Menedemo: "Por mi parte, Menedemo, paso la noche con Bion y me parece que no he sufrido nada raro."120 En las conversaciones se expresaba a menudo de un modo irrespetuoso con los dioses, siguiendo en esto el ejemplo de Teodoro. Pero más tarde, cuando cayó enfermo, según comentan los de Cálcide121 -pues fue allí donde murió- se dejó convencer para llevar consigo amuletos y arrepentirse de las injurias que había proferido contra la divinidad. Por falta de cuidadores, se encontraba en una situación terrible, hasta que Antígono le envió dos sirvientes. Y él le seguía122 en una litera, según dice Favorino en su Historia variada123.

Pero aun así dejó de vivir y nosotros le censuramos del siguiente modo124:

[55] De Bion, al que vio nacer la tierra escita de Borístenes,

hemos oído que decía que los dioses no existen en realidad.

Si hubiera permanecido en esta creencia, lo normal sería decir:

"Pensó como le parecía; mal, pero era su opinión."

Pero ahora, aquejado de una larga enfermedad y temeroso de morir,

el que negaba la existencia de los dioses, el que no miraba un templo,

el que frecuentemente se mofaba de los mortales que hacían sacrificios a los dioses,

no sólo sobre el hogar, sobre los altares y sobre la mesa,

con olor, con grasa y con incienso devoró las narices de los dioses,

no sólo dijo: "¡Pequé, perdonadme por los errores del pasado!", sino

también ofreció complacientemente el cuello a una vieja para un encantamiento

y se dejó convencer de atar sus brazos con tiras de cuero,

y colgó en su puerta espino y un ramo de laurel,

preparado para sufrir todo antes que para la muerte.

¡Necio quien quería, a cambio de una retribución, que la divinidad exista,

como si los dioses existían sólo cuando Bion quería creerlo.

Así que, juzgando sin fundamento, cuando toda la leña era carbón,

extendió la mano de esta manera y dijo: "¡Salve, salve, Plutón!".

[58] Hubo diez Biones. Primero, el contemporáneo de Ferecides de Siros, del que se conservan dos libros en dialecto jonio -era de Proconeso125-. El segundo, un siracusano, que escribió tratados de retórica. El tercero, este mismo. El cuarto, un democríteo y matemático, de Abdera126, que escribió en ático y en jónico -éste fue el primero que dijo que había algunas regiones donde la noche y el día duran cada una seis meses-. El quinto, un ciudadano de Solos127, que escribió una obra sobre Etiopía. El sexto, un retórico, del que se conservan nueve libros titulados con los nombres de las Musas. El séptimo, un poeta lírico. El octavo, un escultor del Mileto, al que menciona también Polemón128. El noveno, un poeta trágico, de los que llaman de Tarso. El décimo, un escultor de Clazómenas o de Quíos, al que menciona también Hiponacte129.

Lácides

[59] Lácides, hijo de Alejandro, era de Cirene130.

Éste fue el iniciador del la Nueva Academia131 y el sucesor de Arcesilao, un hombre muy respetable y que tuvo no pocos partidarios. Desde joven fue muy trabajador, siendo pobre, pero principalmente amable y de buen trato.

De él se cuenta una anécdota sobre la gestión de su casa que resulta muy graciosa132. En efecto, cuando sacaba alguna cosa de la despensa, cerraba la puerta de nuevo rubricando su sello, y luego  echaba el aniño dentro a través de la ranura, para que no le quitaran ni le llevaran nada de lo que había depositado. Pero sus sirvientes, al enterarse de esto, rompieron el sello y se llevaron todo lo que querían. Luego, de la misma manera, echaban el anillo en la habitación a través de la ranura. Y haciéndolo así, nunca fueron descubiertos.

[60] En todo caso, Lácides tuvo escuela en la Academia, en el jardín construido por el rey Átalo, al que por él se llamaba "Lacideo"133. Fue el único, de los de su época, que transmitió en vida la dirección de la escuela: a Telecles y Evandro, ambos de Focea134. A Evandro le sucedió Hegesino de Pérgamo, y a éste Carnéades.

Una anécdota graciosa se atribuye a Lácides. Cuentan, pues, que llamándolo a venir Átalo, le respondió que las imágenes deben mirarse de lejos. Como se había dedicado tarde al estudio de la geometría, alguien le dijo: "¿Y por qué ahora?" <Y él respondió> ¿Y por qué tampoco ahora?"

[61] Murió tras haber comenzado a dirigir la escuela en el cuarto año de la ciento treinta y cuatro Olimpiada135, tras haber gobernado la escuela durante veintiséis años. La muerte le sobrevino por una parálisis ocasionada por un exceso de bebida.

Hemos bromeado también sobre él del siguiente modo136:

De ti también, Lácides, he oído la noticia de que Baco

te atrapó por la punta de los pies y te arrastró al Hades.

¡Qué claro está que cuando Dioniso entra mucho en el cuerpo,

libera los miembro! ¿No por eso le llaman Liberador?

Carnéades

[62] Carnéades, hijo de Epicomo o, según Alejandro en sus Sucesiones137, de Filocomo, era de Cirene. Éste, que leyó cuidadosamente los libros de los estoicos <y especialmente> los de Crisipo, los replicaba moderadamente y con tan buen éxito que solía decir aquello de:

Si no hubiera existido Crisipo, tampoco existiría yo138.

Fue un hombre trabajador, más que ningún otro, menos versado en los estudios de física y más en los de ética. Por lo cual se dejó crecer los pelos y las uñas, por su consagración a los estudios. Fue tan sobresaliente en la filosofía que hasta los retores abandonaban sus escuelas para ir a escucharle.

[63] Tenía asimismo una voz muy fuerte, de modo que el director le vino a decir que no gritara tanto; y él le dijo: "Dame una medida para la voz". Por esto tomó el otro una contestación atinada, y le dijo a este respecto: "Tienes a tus oyentes como medida." Era terriblemente sancionador e imbatible en las discusiones. Por lo demás, rechazaba las invitaciones a las cenas, por las razones ya mencionadas.

Una vez Carnéades tenía como discípulo a Méntor de Bitinia, que iba a la escuela para intentar seducir a su concubina. Al presentarse este Méntor al curso, según dice Favorino en su Historia variada139, introdujo en su exposición los siguientes versos paródicos contra él:

Frecuenta este lugar un viejo hombre de mar, sin engaño,

que se parece a Méntor en su cuerpo y su voz:

proclamo que de la escuela éste sea expulsado140.

Y Méntor, levándose, respondió:

Los unos daban su proclama, y los otros se iban deprisa141.

Parece que ante la muerte se mostraba un tanto cobarde, ya que repetía continuamente: "La naturaleza que me compuso me disolverá también." Al enterarse de que Antípatro142 había muerto tras beber un veneno, se sintió alterado por su valor al quitarse la vida, y dijo: "¡Dádmelo también a mí!". Los otros le preguntaron: "¿Qué?", respondió: "Vino con miel". Cuando murió dicen que hubo un eclipse de luna, como si el más bello de los astros después del sol hubiera querido indicar, por decirlo así, su simpatía.

[65] Dice Apolodoro en su Cronología143 que salió del mundo de los hombres en el año cuarto de la ciento sesenta y dos Olimpiada144, habiendo vivido ochenta y cinco años. Se conservan de él unas cartas a Ariarates, rey de Capadocia. El resto de su obra fue escrita por sus discípulos. Pero él mismo no dejó nada escrito.

También tenemos sobre él un epigrama en metro logaédico y arquebuleo145:

¿Por qué, oh Musa, por qué quieres que yo sancione a Carneádes?

<Pues> ignorante es quien no sabe cómo tiene miedo

a morir. Incluso cuando estaba consumido por la tisis, la peor

de las enfermedades no quería aceptar el alivio. Pero al oír

que Antípatro había partido bebiendo <algún> veneno,

dijo [66] "Dádmelo para que beba yo también". "¿Entonces qué?"

"¿Qué? Dadme vino con miel". Severamente tenía muy dispuesta esta sentencia:

"La naturaleza que me ha compuesto me disolverá también. "

No descendió por ello menos pronto bajo tierra, pero le fue posible

llegar al Hades tomando como beneficios la mayoría de los males146.

Se cuenta también que por cataratas una noche perdió la vista y no lo sabía. Mandó a su sirviente encender una lámpara. Al traérsela y decirle: "Aquí la he traído", dice: "Entonces lee tú."

Tuvo éste muchos otros discípulos, pero el más insigne fue Clitómaco, de quien hemos de hablar a continuación.

Hubo además otro Carnéades, frío poeta elegíaco.

Clitómaco

[67] Clitómaco era de Cartago. Éste se llamaba Asdrúbal y en su patria filosofaba en su propia lengua.

Al llegar a Atenas, cuando ya tenía cuarenta años, siguió los cursos de Carnéades. Y éste, que apreciaba su amor al trabajo, hizo que le enseñaran las letras y colaboró en formar al hombre. Y él llegó a tal grado de diligencia que escribió más de cuatrocientos libros. Y sucedió a Carnéades y especialmente mediante sus tratados iluminó sus doctrinas. Este hombre dedicó su tiempo a las tres escuelas, a la académica, la peripatética y la estoica147.

Timón se burla así de los académicos en general148:

Ni la insulsa verborrea de los académicos...

Nosotros, tras haber pasado revista a los académicos, descendientes de Platón, vayamos a los peripatéticos, también descendientes de Platón, que comienzan con Aristóteles.


  1. Sobre la biografía de Espeusipo, véanse los estudios de Ph. Merlan, “The sucesor of Speusippus”, Transactions and Proceedings of the American Philological Association, 77, 1946, pp. 103-111 (= id., Kleinde philosophischen Schriften, Hildesheim, 1976, 144-152; e id., “Zur Biographie des Speusipos”, Pilologus, 103, 1959, pp. 198-214 (= id., Kleinde philosophischen Schriften, Hildesheim, 1976, 127-143; A.-H. Chroust, “Speusippus succeds Plato in the scholarchate of the Academy”, Revue des études grecques, 84, 1971, pp. 338-341.
  2. 348-344. El año 348 coincide con la muerte de Platón, acaecida bajo el arcontado de Teófilo. Jenócrates fue elegido escolarca de la Academia bajo el arcontado de Lisimáquides (cfr. IV, 14). Véase L. Tarán, Speussipus of Athens. A critical estudy with a collection of the related text and commentary, Leiden, 1981, pp. 176-177.
  3. Apolodoro, FGrHist 244 F 344 a (Jacoby). Paralelo en Filodemo, Acd. hist. VI 30-38 (=FGrHist 328 F 224). Quizás las estatuas de las Gracias, como sugiere M.-F Billot (art. “Académie-Topographie et archéologie”, en DphA, I, 1989, p. 743), no sean sólo el testimonio de una persistencia del culto a las Gracias en el s. IV a.C. o el simple deseo de adornar la escuela, sino de homenajear retrospectivamente a Sócrates, filósofo y también escultor.  Sobre la vertiente poética de Espeusipo, cfr. M. Gigante, “Poesia e critica letteraria nell'Academia antica”, en Miscellanea Rostagni, Turín, 1963, pp. 234 ss; y K. Gaiser, Philodems Academica, p. 190 y p. 460.
  4. Según M. Gigante, este Καινεύς sería una transcripción errónea de  'Αφαρεύς, el hijo adoptivo de Isócrates. Sobre su actividad como orador y poeta trágico (del 369-8 al 342-1),l cfr. ps.-Plutarco, Vitae decem oratorum 838 b-c, 839 c-d. Sobre esta hipótesis, véase M. Gigante, "'Αφαρεύς in Diogenes Laerzio IV 2?", PP 24, 1969, pp. 47-49, y p. 499, nota 3 de su traducción italiana de D.L.
  5. Diógenes el cínico.
  6. Tarán lo explica del siguiente modo: a. Espeusipo queda paralítico; b. hace llamar a Jenócrates y le propone que le sucede al frente de la escuela; c. su condición lamentable aparece ilustrada en la anécdota tranmitida por Diógenes Laercio; d. por su enfermedad, Espeusipo se deja mori (Cfr. L. Tarán, op. cit., p. 183; y T. Dorandi, trad. fr., p. 491, n. 4).
  7. Anth. Pal. VII 101.
  8. Plutarco, Vita Sullae c. 36 no menciona a Espeusipo:      Sull 36.3.6  to    Sull 36.3.10   Λέγεται δὲ τῶν μὲν πάνυ παλαιῶν Ἄκαστον φθειριάσαντα τὸν  Πελίου τελευτῆσαι, τῶν δὲ ὑστέρων Ἀλκμᾶνα τὸν μελοποιὸν καὶ  Φερεκύδην τὸν θεολόγον καὶ  Καλλισθένη τὸν Ὀλύνθιον ἐν εἱρκτῇ φρουρούμενον, ἔτι δὲ  Μούκιον τὸν νομικόν.
  9. φθειρίασις: A. morbus pedicularis, Dsc.4.152, 5.105, Archig. ap. Gal.12.463, Plu.Sull.36, Porph. VP55; of fowls, Gp.14.17.3. Sobre las víctimas de la φθειρίασις en la Antigüedad, y particularmente entre los filosóficos, cfr. L. Jephargnon, "Les mille et une morts des philosophes antiques. Essai de typologie", RBPhH 69, 1981, pp. 17-28, y A. Keaveney-J. A. Madden, "Phthiriasis and its victims", SO 57, 1982, pp. 87-99.
  10. FHG IV 523. Cfr. R. Laqueur, art. "Thimotheos" 15, RE VI A 2, 1937, col. 1338 sq.,y E. Mensching, "Hermes", 1964, p. 383.
  11. Preferimos: εὐμορφοτέραν, y no seguimos la conjuntura propuesta por H. Richards: ἀμορφότερον, CR 18, 1904, p. 345.
  12.   Estos dos primeros diálogos podrían estar agrupados bajo un único título: 'Αρίστιππος ὁ Κυρηναῖος περὶ πλούτου α'  (cfr. Mannebach, p. 84).
  13. En la Vida de Parménides (IX 23)Diógenes alude a una obra Περὶ φιλοσόφων (Fr. 118 Isnardi Parente = fr. 3 Tarán). Probablemente se trate de una obra idéntica a Φιλόσοφος, aunque no podamos afirmarlo con certeza. Sobre la igualdad de estas dos obras, cfr. Lang, De Speusippi Academici scriptis, p. 42, siendo Φιλόσοφος  el título exacto.
  14. Grilo es el hijo de Jenofonte, que murió en el 362; cfr. Ph. Merlan, "Philologus", CIII, 1959, p. 204.
  15. Se trata del discurso Sin testigo (Πρὸς ἀμάρτυρον) de Isócrates Cfr. H. Usener, Kleine Schriften, III, 1914, pp. 66 ss., e Isócrates, Discours, II, ed. Mathieu-Brémond, 1942, p. 63, n. 4.
  16. Cfr. Snell, TrGF 1, p. 247.
  17. La glosa: τὲ καὶ Βίωνος corresponde a una variante introducida en el texto, eliminada por Müller (FHG II, p. 83).
  18. Favorino fr. 10 Müller = fr. 9 Mensching = 39 Barigazzi.
  19. Sobre la biografía de Jenócrates, véanse: D. van de Wynperse, Diatribe de Xenokrates Calcedonio, philosopho academico, Leiden, 1822; O. Gigon, “Interpretationen zu den antiker Aristóteles-Viten”, Museum Helveticum, 15, 1958, pp. 147-193; C. Pavese, “Aristotele e i filosofi ad Asso”, La Parola del passato, 16, 1961, pp. 113-119; H. Dörrie, “Xenokrates”, en Paulys Real-Encyclopädie, Zweite Rehie, 18/IX 2, 1967, pp. 1512-1528, esp. 1512-1514; M. Isnardi Parente, “Per la fiografia di Senocrate”, Revista di filologia e di istruzione classica, 109, 1981, pp. 129-162; D. Whitehead, “Xenocrates the metic”, Rheinisches Museum, 124, 1981, pp. 223-244; T. Dorandi, “Senocrate nel giudizio di Demetrio del Falero”, en H.Ch. Günther, A. Rengakos (eds.), Beiträge zur antiken Philosophie: Festschrift für Wolfgang Kullmann, Suttugart, 1997, pp. 271-278.
  20. Véase Eliano, V.H. XIV 9 (= fr. 6 Isnardi).
  21. Mironiano, fr. 3 Müller.
  22. Cfr. G.Maddoli, Senocrate nel clima politico del suo tempo, “Dialoghi di Archeologia” I,1967, pp.304-327.
  23. 322.
  24. Hom., Od. X 383-385.
  25. Esta anécdota sobre el gorrión se inspira en el vegetarianismo de Jenócrates, véase Eliano,  Var. hist. XIII 31 = fr. 7 Isnardi y M. Isnardi Parente, "Le 'Tu ne tueras pas' de Xénocrate", en A la mémoire de V. Goldschmidt, París, 1985, pp. 161-172.
  26. J.J. Reiske, Hermes, 24, 1889, p. 310 conjetura: Τῶν περὶ ἀστρολογίαν [ς'] στοιχεῖα. Πρὸς 'Αλέξανδρον π. β.: Elementos de astronomía. Sobre la monarquía, a Alejandro.
  27. Demetrio de Falero, fr. 44 Wehrli.
  28. Mironiano de Amastris, fr. 4 Müller.
  29. 339-338. Cfr. Apolodoro, fr. 345 Jacoby. Sobre la elección de Jerónocrates como escolarca, y los problemas jurídicos que suscita la elección de un meteco al frente de la Academia, véase M. Isnardi Parente: "L'accademia antica: Interpretazioni recenti e problemi di metodo", RFIC 114, 1986, pp. 350-357.
  30. Anth. Pal. VII 102.
  31. Se trata de Arsíno II, fallecido en el 270.
  32. Aristóxeno, Fr. 126 Wehrli. Cfr. M. Gigante, "Demetrio di Magnesia e Cicerone, SIFC terza serie 2, 1984, pp. 102-106.
  33. Sobre la vida y obra de Polemón, véanse los estudios de H. Schumacher, Der Academiler Polemon: kommentierte Sammlung der Testimonien zu Leben und Lehre, Tübingen, 1966; y M. Gigante, “I frammenti di Polemone accademico”, Rendiconti della academia di archeologia, lettere e belle arti, N.S., 51, 1976, Nápoles, 1977, pp. 91-144.
  34. 316-312. Cfr. Apolodoro, FGrHist 244, fr. 346 a Jacoby.
  35. Cfr. Willamowitz, Antigonos von Karystos, especialmente, pp. 61-63; y Dorandi, "Antigono", pp. 74-76.
  36. Se trata de Homero, cfr. B. Snell, TrGF I, p. 329 y Gaiser, p. 508. Por su parte, M. Gigante, p. 501, n. 36, y H. von Fritz, art. "Nikostratos" 18, RE XVII, 1, 1936, col. 544, prefieren interpretar: "algunos versos de sus poemas".
  37. Aristófanes, fr. 130 Kock = 130 Hall-Geldart = 129 Edmonds. Cfr. G. Alvoni, Eikasmos, 1, 1990, pp. 147-152.
  38. Sobre esta obra atribuida a Aristitpo, véase T. Dorando: “Il Περὶ παλαῖας τρυφῆς atributo a Aristipo nella storia Della biographia antica”, en M. Erler y S. Schorn, Die griechische Biographie in hellenistischer Zeit: Akten des internationalen Kongresses vom 26.-29. Juli 2006 in Würzburg, Berlín-Nueva York, 2007, pp. 158-171.
  39. Adesp. 18 Kock. El poeta cómico sería Aristófanes, = fr. 958 Kassel & Austin.
  40. Fr. 65 Kock  = 65 Edmonds = 68 Kassel & Austin.
  41. Anth. Plan. II 380.
  42. No conocemos las fechas de su nacimiento ni de su muerte. Su arcontado no debió durar mucho tiempo, ya que el floruit de Arcesilao se da entre 276/72, que le sucede al frente de la Academia. No disponemos de una recopilación de testimonios y fragmentos de Crates. Además de Diógenes Laercio (IV 21-23), las fuentes principales son Filodemo (Ind. Acad. Herc., col. 15 y Q) y Plutarco (Vita Demetr. 46, 3-4). Sobre este escolarca, véase H. von Arnim, RE XI, 2, 1922, col. 1631-1633; H.J. Krämer, “Die Ältere Akademie”, en GGP, Antike, 3, 1983, pp. 152-154; K. Gaiser, Philodems Academica, Suttgart, 1988, pp. 129-131; T. Dorandi (ed.), Filodemo: Platone e l’Academia, pp. 56-58; id., Cronologia, pp. 4-6; e id., art. “Cratès de Thria”, en DPhA, II, 1994, pp. 500-501.
  43. Anth. Pal. VII 103 = fr. 2 Powell = I 1293 Peek = fr. 1 Gow-Page. Cfr. P. Von der Mühll, "Zu den Gedichten des Antagoras von Rhodos", MH, 19, 1962, pp. 28-31 (= en id., Ausgewälte kleine Shcriften, p. 289-294).
  44. Cfr. Wilamowitz, Antigonos von Karystos, p. 67, y Dorandi, "Antigono", p. 77.
  45. Apolodoro, fr. 14 Jacoby.
  46. Cfr. IV 28-45.
  47. Véase T. Dorandi, “Il cuarto libro delle ‘Vite’ di Diogene Laerzio: l’Academia da Speusippo a Clitomaco”, ANRW II 36,5, 1992, pp. 3773-374.
  48. Cfr. IV 46-58
  49. Cfr. VI 85-93.
  50. Test. 2 Mette.
  51. Cfr. T. Dorandi, art. "Cratès de Tarse", DphA, t. II, 1994, p. 495.
  52. Crántor nació en Solos, Cilicia, de donde salió joven hacia Atenas, para seguir los cursos de Jenócrates y Crates, y donde encontró a Polemón. Además de Diógenes Laercio (IV 24-30 y 32 = Test. 1a Mette), la principal fuente biográfica de Crántos de Solos es Filodemo (Ind. Acad. Herc., col. 16-S y 18, 34-41 = Test. 1b Mette). Sobre Crántor de Solos, véanse: F. Kayser, De Crantore academico: dissertatio, Heidelberg, 1841; F.W.A. Mullach (ed.), Fragmenta Philosophorum Graecorum, III, París, 1881, pp. 131-152; H.J. Mette, “Zwei Akademiker heute: Krantor von Soloi und Arkesilaos von Pitane”, Itrum, 26, 1984, pp. 7-43.
  53. Cfr. IV 18, Filodemo, Acad. hist. XIII 43-XIV 3, y Gaiser, p. 509 ss.
  54. Cfr. IV 29.
  55. Polemón, Fr. 66.
  56. Anth. Plan. II 28. Sobre este poeta de nombre Teeteto, véase el reparo de Snell, TrGF 1, nr. 117.
  57. Eurípides, fr. 300 Nauck2.
  58. Fr. 1 Powell. La frase es confusa.
  59. Cfr. Acusilao, fr. 1 D-K.
  60. Cfr. Acusilao, fr. 3 D-K.
  61. Ant. Plant. II 381.
  62. Apolodoro, FGrHist 244 fr. 15 Jacoby. Cfr. T. Dorandi, art. "Arcésilas de Pitane", A 302 DphA, t. I., 1989, pp. 326-330.
  63. El académico Arcesilao, fundador de la Academia Media, nació en Pítana de Eolia, costa occidental del Asia Menor, en 315/ (fecha establecia a partir de Hermipo, cfr. D.L. IV 44 = fr. 43 Wehrli = T 1a Mette), y miró a los 75 años (cfr. D.L. IV 61, ya que Lacides sucedió a Arceslao en la 134 Olimpiada, es decir, en 241/40). Para reconstruir los datos bibliográficos referentes a Arcesilao de Pítana, además de la fuente esencial que constituye la presente vida de Diógenes Laercio (IV 28-54), disponemos de las informaciones que nos transmite Filodemo (Ind. Acad. Herc., col. XV, 3-10; XVI, 41-S 3 y XVII-XX, respectivamente pp. 55-56, 60-61 y 63-74 Mekler = T 1 b Mette). La fuente común sería Antígono de Caristo (cfr. U. von Willamowitz-Moollendorff, Antigonos vons Karustos, pp. 70-77). Sobe las fuentes, véanse K. Gaiser, Philodems Academica, pp. 129-133, 261-26; T. Dorandi, “Filodemo e l’Academia Nuova (PHer. 102 XVIII-XXVI)”, CronErc, 17, 1987, pp. 118-123, 132-132. Asimismo, hemos de tener en cuenta el testimonio transmitido por Numenio de Apemea (fr. 2-5 Leemans = 25-27 des Places = T 2 Mette), y, con menor importancia, la colección de anécdotas (cfr. Mette T 1c-f y 3-25). La recopilación de los 25 testimonios y 18 fragmentos conservados sobre Arcesilao a la que nos referimos la realiza H.J. Mette, “Zwei Akademiker heute: Krantor von Soloi und Arkesilaos von Pitane”, Lustrum, 26, 1984, pp. 41-94. Sobre Arcesilao, cfr. A.M. Ioppolo, “Doxa e epoché in Arcesilao”, Elencos, 5, 1984, pp. 31-363; A.A. Long, “Diógenes Laertius, Life of Arcesilas”, en Diogene Laerzio storico del pensiero antico . Atti del Convengo 1985, Elencos, 7, 1986, pp. 429-449; T. Dorandi, art. “Arcésilas de Pitane”, en DphA, I, 1989, pp. 326-330.
  64. Cfr. I 14, 19.
  65. Cfr. IV 22 y Long, "Arcesilaus", p. 438 ss.
  66. Cfr. IV 28.
  67. Fr. 129 Nauck2.
  68. Fr. 132 Nauck2.
  69. Cfr. Gigante, p. 502, n. 67, e id., Poesia e critia letteraria in Arcesilao¸en Ricerche Barbagallo, I, Nápoles, 1970, pp. 431 ss;
  70. Anth. Plan. III 56, Fr. 121 Lloyd-Jones/Parsons. Cfr. Gigante, p. 502, n. 67. Se trata de un encomium en dos dísticos elegíacos dedicada al peadre de Atalo I de Pérgamo.
  71. Anth. Plan. II 382, Fr. 122 Lloyd-Jones/Parsons. Cfr. Peek, Griechiseche Vers-inschriften, I, Berlín, 1955, nr. 1506. Se trata de un epigrama funerario, dedicado a Menodoro, compuesto de tres dísticos, formados cada uno de un hexámetro y de un trimetro yámbico.
  72. Dorandi (p. 515-516, n. 6) señala que el aforismo se atribuye a Anaxágoras, según nos lo transmite Cicerón (Tusc. I 104 = DK 59 A 34a, Diógenes Laercio (II 11) y el Gnom. Vat. nº 115. Por su parte, Teles (De exil., p. 29, 13-30, 1 Hense2) atribuye este aforismo a Aristipo (SSR IV A 103). Sobre esta última atribución, véase P. P. Fuentes González, Les diatribes de Télès : Introduction, texte revu et commentaire des fragments, avec en appendice une traduction espagnole, París, Vrin, 1998 /VER/
  73. Test. 20 Leurini. Cfr. P. Vn der Mühll, "Die Gedichte des Philosophen Arkesilaos", en Studi U.E. Paoli, pp. 717-724; M. Gigante, "Poesia e critica letteraria in Arcesilao", en op. cit., pp. 431-441, y Long, "Arcesilaus", p. 448 ss. La cuestión es la siguiente: ¿Arcesilao escribe sobre el diálogo platónico Ion o sobre el poeta-filósofo del mismo nombre Ion de Quíos? La frase griega es ambigua: Ἴωνα δὲ καὶ ἐχαρακτήριζε. Apelt, Hicks, Gigante y Dorandi se inclinan por el poeta-filósofo, si bien esta interpretación no es exlusiva, y la posibilidad de que se trate de una exégesis del diálogo platónico queda abierta.
  74. Timón de Fliunte, fr. 31, 32, 33 Diels = 31 Di Marco = Fr. 805 Lloyd-Jones/Parsons.
  75. TrGF II fr. 282 Kannicht-Snell.
  76. TrGF II fr. 283 Kannicht-Snell.
  77. Eurípides, fr. 976 Nauck2. Cfr. Wilamowitz, op. cit., p. 74.
  78. Sófocles, fr 436 Nauck2 = fr. 477 Radt. El término τόκος significa tanto "parto", "nacimiento", "hijo", "descendencia", como "producto", "ganancia", "interés". Esta polisemia está presente en el verso, cfr. Plat., Resp. VI, 507 a.
  79. Test. 86 Döring. Cfr. II 109. SSR II C 17.
  80. En este pasaje los  δείζεις dessignan las "conferencias de aparato, lecciones públicas o debates filosóficos" en los cuales se dodía participar pagando una moneda de plata o de oro (Gigante, p. 503 ss, n. 83). Esta práctica la inaguran los sofistas, comenzando por Protágoras, fundador de los  λόγων ἀγῶνες (DL IX 52).
  81. Aristipo, fr. 123 Mannebach.
  82. Cfr. Aristón de Quíos, SVF I fr. 345.
  83. Jerónimo de Rodas, fr. 4 Wehrli.
  84. Timón de Fliunte, fr. 34 Diels = 34 Di Marco = Fr. 808 Lloyd-Jones/Parsons. Cfr. Di Marco, Timone di Fliunte. Silli, pp. 188-190.
  85. Jerónimo de Rodas, fr. 6 Wehrli. Cfr. supra, IV 41.
  86. Pasaje dudoso, cfr. Wilamowitz, Antigonos, p. 76.
  87. Bion nació en la ciudad de Olbia, situada en las proximidades del río Borístenes, de donde toma el sobrenombre. De origen humilde, su padre era un pescadero, esclavo liberto, y su madre una prostituta llamada Olimpia.  Sobre la vida  de Bion de Borístenes, compuesta por Diógenes Laercio (IV 46-58), véase el texto y el comentario que consagra el editor de sus testimonios y fragmentos J.F. Kindstrand, Bion of Borysthenes. A collection of the fragments with introduction and commentary, Uppsala, 1976, pp. 103-105. Asimismo, puede consultarse también F. Leo, Die griechisch-römische Biographie nach ihrer litteratischen Form, Leipzig, 1901 (reimpreso en Hildesheim, 1965), pp. 65-66. En su obra citada, Kindstrand menciona únicamente dos fuentes biográficas adicionales: 1) 46-47: un pasaje autobiográfico, en el que asistimos a un diálogo entre Bion y Antigón Gonatas (F 1 A Kindstrand); y 2) 54 = Favorito, Omnigena historia, fr. 66 Barigazzi, fr. 34 Mensching (T 5 Kindstrand). Así pues, como en otros casos, Diógenes Laercio constituye la principal fuente biográfica sobre Bion de Borístenes conservamos.
  88. Hom., Od. X 325.
  89. Sobre la probable autenticidad de la carta de Bion a Antígono, cfr. O. Hense, Teletis reliquiae, cit., pp. LXXXVI ss.
  90. A su llegada a Atenas, Bion entra en contacto con Jenócrates en la Academia (cfr. D. L. IV, 10 = T 22 Kindstrand). Después, según Filodemo (Ind. Acad. Herc., p. 62-63 Mekler = T 21 K.) tuvo como maestro a Crates (para T. Dorandi, pp. 55-56 y p. 241 se trataría de Crántor). Ahora bien, sobre la filiación escolar de Bion de Borístenes no podemos ser precisos. Diógenes Laercio lo clasifica entre los filósofos académicos, pero en un poco más adelante, también en IV 47, lo califica de “sofista” (ὁ σοφιστής). No obstante, si atendemos a otras fuentes, Bion es designado como “el peripatético” (ὁ περιπατητικός), Favorito, fr. 115 Barigazzi, y Gnomologium Vaticanum, 161 = F 39 A y C Kindstrand. Ahora bien, nos llama la atención que no se aplique expresamente a Bion la calificación de “cínico”. Por tanto, aunque sea imposible saber si la biografía que le dedica Diógenes Laercio de corresponde o no a la realidad, lo cierto es que Bion de Borístenes recibe la influencia en su formación de cuatro escuelas: 1) la Academia, con Jenócrates, 2) la escuela cínica, sin que se mencione el nombre de alguno de sus maestros, 3) la escuela cirenaica, con Teodoro (cfr. D. L. IV 23 = T 20 K. Y IV 54 = T 3 K., y en Eusebio, P.E. XIV 6, 6 = T 23 K.), y 4) el Peripato, con Teofrasto.
  91. Hom., Il. VI 211.
  92. Sobre Perseo y Filónides, discípulos de Zenón de Citio, cfr. DL VII 9. Véase SVF I fr. 459.
  93. Test. 7 A. Cfr. Kindstrand, Bion, pp. 22-25.
  94. D. L. IV 47 = T 7 A Kindstrand: πλεῖστά τε καταλέλοιπεν ὑπομνήματα, ἀλλὰ καὶ ἀποφθέγματα χρειώδη πραγματείαν περιέχοντα, puede ponerse en conexión con D. L. II 77 = T 8 A Kindstrand:  ὥς φασιν οἱ περὶ τὸν Βίωνα ἐν ταῖς διατριβαῖς. Ahora bien, de estos “numerosos escritos” a los que alude Diógenes Laercio sólo nos han llegado dos título: 1) Περὶ δουλείας (Estobeo III, 2, 38 y IV, 19, 42 = T 9 AB Kindstrand); y 2) Περὶ τῆς ὀργῆς (Filodemo, De ira, p. 17 Wilke = T 10 Kindstrand). Los escritos de Bion fueron utilizados por Teles. Según Nestle (cfr. E. Zeller & W. Nestle, Outlines of the history of Greek philosophy, trad. inglesa de L.R. Palmer, revisada por W. Nestle, Nueva York, 1931, p. 247), el filósofo itinerante de Borístenes constituye la fuente principal de Teles, así como un recurso ocasional para Diógenes, Crates, Aristipo y Estilpón. Sin embargo, la ecuación que ha llegado a adquirir el valor de doma es la fórmula radical de Hense: Teles = Bion (cfr. O. Hense, “Ariston von Chios bei Plutarco und Horaz”, RhM, 45, 1890, p. 551). De la misma manera, se acuña la imagen de un Teles “discípulo” de Bion, así como en su vertiente más radical de puro “transcriptor” del maestro, responable de un trabajo de compilación (“compilando ratio”). Por su parte, Fuentes González, a partir de una lectura de los textos de Teles, rechaza esta imagen de un Teles compilador, logrando desterrar la autoridad interpretativa de Hense que  durante tanto tiempo se impuso como paradigma exegético. Tomando como pretexto que Teles cita a Bion en siete ocasiones, el primero fue objeto de un “espóleo” continuo por parte de los filólogos, víctima de una especie de Biomania (cfr. P.P. Fuentes González, Les diatribes de Télès. Introduction, texte revu, traduction et commentaire des fragments (avec en apéndice une traduction espagnole), con prefacio de M.-O. Goulet-Cazé, París, 1998, pp. 25-27).
  95. Atribuida a Antístenes en DL VI 3 [SSR V A 57].
  96. Cfr. IV 50 y 51, véase también, Hense, Teletis reliquiae, cit., pp. LXXXIX ss.
  97. Fr. 71. Cfr. Kindstrand, Bion, p. 285.
  98. Fr. 57.
  99. Fr. 66. Gigante, p. 506, n. 109 evoca a Virgilio: facilis descensus Averno (Aen. VI 126).
  100. Fr. 74.
  101. Fr. 20.
  102. Fr. 36. Cfr. II 75 y Séneca, Ep. 119, 12.
  103. Fr. 53. Cfr. Hense, op. cit., pp. LXXXV ss.
  104. Eurípides, Hipp. 424. Cfr. L. Spina, Il cittadino alla tribuna, Nápoles, 1986, p. 102.
  105. Sobre la concepción de la amistad en Bion, cfr. Henze, op. cit., pp. XCII ss.
  106. Kindstrand, Bion, p. 163 y Gigante, p. 506, n. 118.
  107. Cirenaico: fr. 254 B Mannebach.
  108. Sobre este Teodoro el ateo, véase el artículo de A. Brancacci, “Teodoro l’Ateo e Bione di Boristene fra Pirrone e Arcesilao”, Elencos, 3, 1982, pp. 55-85.
  109. Demetrio Lacón (PHerc. 1055 col. XVIII De F., 5 ss.) la atribuye a Teofrato, no aEratóstenes, cfr. Teofrasto, Περὶ λέξεως libri fragm., coll. A. Mayer, Leipzig, 1910, p. 10, n. 2, p. 34, n. 1 [fr. 18 Fortenbaugh et al.]. Cfr. Gigante-Indelli, CronErc 8, 1978, p. 124, y Gigante, p. 506 ss, n. 120. La crítca al estilo de Bion aparece también señalada por Horacio: “Bioneis sermonibus et sale nigro” (Ep. II 2, 60 = T 14 Kindstrand).
  110. Bion fr. 7 = fr. 227 Lloyd-Jones/Parsons. Parodia de Hom. Il. III 182; VII 146; XVIII 170.
  111. Fr. 8.
  112. Por este “ir de ciudad en ciudad” podemos calificar a Bion de Borístenes como un filósofo “cínico” itinerante (cfr. IV 53 = T 3 Kindstrand). Ahora bien, a parte de Rodas, mencionada un poco más adelante (= F 4 Kindstrand y T 3 K.), no conservamos el nombre de otras ciudades que pudo visitar en su itinerario filosófico. Probablemente hiciera escala en Macedonia, dada su amistad con el rey, Antígono Gonatas (cfr. Plutarco, De vitioso pudores, 7, 531e = T 4 Kindstrand, y Favorino, Omnigenta historia, fr. 66 Barigazzi, fr. 34 Mensching = T 5 Kindstrand). Sobre la amistad entre Antígono Gonatas y Bion de Borístenes, véase, además de J.F Kindstrand, op. cit., pp. 14-16, la obra de W. Tarn, Antigonos Gonatas, Oxford, 1913 (reimpreso en Oxford, 1969), pp. 233-239. Bion tuvo, sin duda, muchos discípulos, aunque no fundara nunca una escuela propiamente dicha. La doxografía antigua no nos tramite el nombre de los que siguieron sus enseñanzas, con la excepción de Aristón de Ceos, calificado de Βίωνος ζηλωτής (Estrabón X, 5, 6 = T 24 Kindstrand), lo que quizás se deba a una confusión entre éste y el estoico Aristón de Quíos. Sobre esta cuestión, véase J.F. Kindstrand, Bion of Borysthenes, pp. 79-82; e id., art. “Bion de Borysthène”, en DphA, II, 1994, p. 110; D. Tsekourakis, “Zwei Probleme der Aristonfrage”, RhM, 123, 1980, pp. 238-257.
  113. SSR III F 7.
  114. Bion murió muy viejo en Cálcide, tras haber recibido la ayuda de su amigo Antígono, durante su enfermedad (cfr. Favorino de Arlés, fr. 34 Mensching  = fr. 66 Barigazzi = T 5 Kindstrand)
  115. Favorino de Arlés, fr. 30 Müller = 34 Mensching = 66 Barigazzi.
  116. Bion, test. 6 A. Cfr. Anth. Plan. V 37.
  117. Bion de Proconeso, test. 1 Jacoby.
  118. Bion de Abdera, test. 1 D.-K. Abdera, ciudad natal de Demócrito. Sobre este Bion matemático y democríteo, véase Fr. Hultsch, art. “Bion”, 11, RE III, 1, 1897, col. 485-487. Según Hultsch, la opinión de Bion corresponderían a las concepciones de una época anterior a la esférica de Eudoxo. Quizás pueda identificarse con Βίων ὁ ἀστρόλογος (Estrabón, I, 2, 21 = fr. 2), que se ocupó, según Posidonio (Fr. 137a Edelstein-Kidd) de la teoría de los vientos (cfr. R. Goulet, art. Bion d’Abdère”, en DPhA, II, 1994, p. 108.
  119. Bion de Solos, test. 1 Jacoby.
  120. Polemón , fr. 68 Müller.
  121. Hiponacte, fr. 95 Bergk = fr. 157 Degani.
  122. Lácides de Cirene fue el sucesor de Arcesilao al frente de la Academia, en 241/0. Entre sus discípulos tuvo a Crisipo (cfr. infra D.L. VII 183 = T 1a 38-43 Mette). Sobre los testimonios y fragmentos coservados de Lácides, cfr. H.J. Mette, “Weitere Akademiker heute: Von Lakydes bis zu Kleitomachos”, Lustrum, 27, 1985, pp. 39-51.
  123. Cfr. DL I 14, 19. En cambio, Filodemo (cfr. Acad. hist., col. XXI 37-42 = T 2b 6-8 Mette) lo considera el iniciador de la Academia Media.
  124. Sobre este jardín llamado “Lacideo”, cfr. W. Görler, GGP Antike 4, 2, pp. 830-834.
  125. Esta información no es verdadera, ya que también Carnéades se vio obligado a abandonar la dirección de la Academia, aquejado de una enfermedad (cfr. T. Dorandi, art. “Lacydès de Cyrène”, en  DPhA, IV, 2005, p. 74). Filodemo (cfr. Acad. hist., col. MNO = T 2 b 9-34 Mette) aporta una lista de los discípulos de Lácides.
  126. 241-240. Sin embargo, no conocemos el año de su nacimiento. Apolodoro (FGrHist 244 F 47 ap. Filodemo, Acad. hist., col. XXVII 1-7 = T 2a 1-7 Mette) señala que abandonó la dirección de la Academia al cabo de 18 años, frente a los 26 que propone aquí Diógenes Laercio, y vivió aún 18 años más, hasta el arcontado de Calistrato, en 208/7. T. Dorandi, art. cit., 2005, p. 75, acepta esta fecha, frente a los datos cronológicos expuestos en sus trabajos anteriores (cfr. “Per la cronología di Lacide”, RhM, 133, 1990, pp. 93-96, = Cronologia, pp. 7-10).
  127. Anth. Pal. VII 115.
  128. Alejandro Polihístor, fr. 144 Müller = 90 Jacoby. Cfr. T. Dorandi, art. "Carnéade de Cyrène" C 42, DphA, t. II, 1994, pp. 224-226.
  129. Εἰ μὴ γὰρ ἦν Χρύσιππος, οὐκ ἂν ἦν ἐγώ, parodia el verso referente a Crisipo: Εἰ μὴ γὰρ ἦν Χρύσιππος, οὐκ ἂν ἦν Στοά (DL VII 183).
  130. Favorino de Arlés, fr. 31 Müller = fr. 35 Mensching = 67 Barigazzi.
  131. Cfr. Hom. Od. IV 384; II 268, 401; Sófocles, Ant. 203.
  132. Cfr. Hom. Il. II 52, 444; Od. II 8.
  133. Antípatro de Tarso, fr. 7 SVF I Ant. fr. 7. ///Antípatro de Tarso, fr. 7 Arnim///
  134. Apolodoro, fr. 51 Jacoby = FGrHist 244 F 51.
  135. 129-128.
  136. Anth. Plan. V 39. Cfr. C. Gallavotti, "Per il testo di epigrammi greci", BollClass, 5, 1984, pp. 101-103.
  137. Cfr. Anth. Plan. V 39, vv. 9-10.
  138. Para la interpretación de este pasaje seguimos a M. Gigante, p. 508, n. 148, corroborado por T. Dorandi, p. 538, n. 3, contra P.L. Donini, RFIC, 107, 1979, p. 240.
  139. Timón de Fliunte, fr. 35 Diels = 35 Di Marco = Fr. 809 Lloyd-Jones/Parsons.