Philosophical Skepticism

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Sextus Empiricus

Por sí sola, la obra de Sexto Empírico1 es un texto más que suficiente para conocer en gran medida casi toda la historia del escepticismo. Solamente encontramos un inconveniente y es la gran distancia que media entre este médico empírico o metódico y Pirrón de Elis, que tuvo su florecimiento casi quinientos años antes. Estamos ante la obra de un historiador de la filosofía, con gran cantidad de datos y de opiniones diferentes, que presenta un panorama bastante completo de los movimientos más importantes del pensamiento griego desarrollados hasta él. Además, Sexto también es escéptico por lo que la necesidad de aclarar esta actitud le lleva a estudiar con bastante detenimiento cuáles son, según su criterio, los antecedentes y los posteriores desarrollos de este movimiento.

Sexto Empírico realiza la primera gran síntesis del escepticismo como movimiento filosófico. A partir de aquí, el "escepticismo" adquiere cabalmente el sentido de escuela, con el significado de "tener un modo común de pensar" o "un actuar propio a un grupo de filósofos". Diógenes Laercio, autor que escribe un poco después de Sexto, aclara convenientemente que el escepticismo no es una escuela si entendemos por escuela la adhesión a doctrinas desarrolladas coherentemente, pero si entendemos, simplemente, la que sigue o parece seguir un razonamiento según los fenómenos, entonces sí es una escuela:

"Así pues, la mayoría no admite que los pirrónicos sean una escuela, por la falta de claridad (de su doctrina); algunos dicen que en algún sentido es una escuela, en otro no lo es; parece, sin embargo, que es una escuela, pues llamamos escuela a la que sigue o parece seguir un modo de pensar según los fenómenos, por lo cual es razonable que llamemos escuela a la Escéptica; pero si por escuela entendemos la adhesión a doctrinas desarrolladas coherentemente, entonces de ningún modo se podrá ya llamar escuela, pues no se apoyan en doctrinas"2.

Diógenes parece identificar aquí el pirronismo con la escuela escéptica. Según Adorno3, este texto de Diógenes tiene como referencia otro de las Hipotiposis de Sexto, según el cual el escéptico tiene una escuela si entendemos por ella una dirección de acuerdo con un determinado modo de pensar como, por ejemplo, aquél que muestra cómo es posible vivir rectamente:

"De igual manera nos comportamos nosotros preguntando si tiene una escuela el escéptico. Ahora bien, si por escuela se entiende una adhesión a muchas doctrinas que guardan coherencia entre sí y con los fenómenos, y si por doctrina se entiende el asentimiento a cualquier cosa oscura, decimos que no tiene una escuela. Si, en vez de esto, se entiende por escuela la dirección según un determinado modo de pensar, en conformidad con el fenómeno, como aquél que muestra cómo es posible parecer que se vive rectamente... decimos que el escéptico tiene una escuela"4.

A partir de Sexto los escépticos son considerados como un grupo de filósofos con un modo de actuar propio. Este actuar, está compuesto por un camino (hódos) mediante el cual (metá) es posible una búsqueda, una investigación (sképsis) que siempre está abierta. Una investigación que no cristaliza en una serie de enseñanzas que crean el corpus de una doctrina, sino que se caracteriza por una continua búsqueda e indagación de qué es la realidad.

A diferencia de su vida que parece un poco oscura (se cree que vivió en torno a la mitad de la segunda centuria), la obra de Sexto es de una claridad que sorprende; apenas plantea problemas historiográficos. Al ser, en cierto modo, un resumen de gran parte de la cultura clásica tiene una gran proyección en todo el Renacimiento y en la época moderna. Paradójicamente, esta influencia también se deja sentir en la Edad Media, pues sirve por defecto a las necesidades de la Fe: dudar de la razón supone confiar en la creencia y dejar expedito el campo a la Fe. Por eso, desde Pico de la Mirándola a Charrón, Fabricio y Cousin el escepticismo ha sido contemplado como llave de la Fe.

Sexto escribe con un deseo explícito de combatir el dogmatismo, tanto en sus orígenes como en la influencia que ejerció en las posteriores escuelas que se crearon a su amparo. Esta tarea es ardua si pensamos que casi todas las doctrinas filosóficas pueden ser calificadas como dogmáticas, y que sólo el escepticismo, y no todos los tipos, se salvan de esta caracterización.

La escuela escéptica de la que Sexto Empírico parece ser el máximo representante en su tiempo, deriva indirectamente, según un testimonio de Diógenes Laercio, de Pirrón:

"[Timón, discípulo de Pirrón] Éste no tuvo sucesor, como dice Menódoto, sino que la dirección quedó abandonada, hasta que la restauró Tolomeo de Cirene...A Heráclide oyó Enesidemo Gnosio, que escribió ocho libros sobre las razones pirrónicas. De éste (fue discípulo) Zeuxipo polites; de éste Zeuxis Goniopo; de éste, Antíoco Laodiceno, natural de Lico. De éste Menódoto Nicomediense, médico empírico, y Tiodas  Laodiceno. De Menódoto, Heródoto, hijo de Arieo de Tarso; de Heródoto fue discípulo Sexto el empírico, autor de los diez libros acerca de los escépticos y de otros muy excelentes. De Sexto fue discípulo Saturnino Citenas, empírico también él"5.

La secta pirrónica parece que se perdió después de Pirrón (recordemos los testimonios de Cicerón y Séneca) y fue restaurada por Tolomeo de Cirene, y a partir de él se suceden una serie ininterrumpida de maestros pirrónicos que enlazan con Sexto Empírico6, que se erige en representante erudito y original de una larga tradición en cuyo desarrollo se habían producido liersas modificaciones doctrinales, que tratará de recoger.

Centrándonos en la obra de Sexto, encontramos varios libros ordenados en dos grandes obras: las Hipotiposis Pirrónicas7 que son una introducción general sobre el escepticismo en tres libros, y un grupo de once libros conocidos colectivamente bajo el epígrafe de Contra los Matemáticos8. Diógenes Laercio, testigo de excepción, dice que Sexto es autor de "Los diez libros de los escépticos y de otros muy excelentes"9. Esto ha dado lugar a varias hipótesis, pues se creyó en un primer momento que se trataba de alguna obra filosófica diferente de la que conocemos. Pero después de los trabajos de Mutschmann10, se tiende a pensar que los diez libros que Diógenes apunta son los dos grupos que ya hemos citado más arriba11.

Así pues, el segundo grupo denominado Pròs Math_matikoús, a su vez, está liidido en dos partes: una comunmente denominada Contra los Dogmáticos que se compone de cinco libros:

  • Contra los Lógicos12 2 libros.
  • Contra los Físicos13 2 libros.
  • Contra los Éticos14 1 libro.

Y otra titulada por Sexto Pròs Mathematikoús, aunque quizá el título no se refiera tanto a los matemáticos cuanto a todos los profesores, es decir todos aquellos que enseñan las ciencias y las artes. Esta obra se compone de seis libros:

  • Contra los Gramáticos15.
  • Contra los Retóricos16.
  • Contra los Geómetras17.
  • Contra los Aritméticos18.
  • Contra los Astrólogos19.
  • Contra los Músicos20.

Los títulos que estamos citando en castellano en el texto y en griego en nota son los que aparecen en la obra de Sexto.

No sabemos con seguridad si fueron éstos todos los libros que escribió Sexto o hubo algunos más. El propio Sexto declara haber probado que el alma no es nada, en unos supuestos "comentarios" que realizó a propósito de este tema. No sabemos con seguridad si esto puede entenderse como que escribió algún "Tratado sobre el alma" (referencia que encontramos en su libro Pròs Mousikoús21), o como dice en otro lugar  de unas "Memorias médicas"22. Pero como ya hemos dicho hablar sobre estas obras sólo sería conjeturar sobre ellas.

Aunque la mayor parte de los estudiosos coinciden en sus apreciaciones sobre las ediciones de la obra de Sexto, no está de más intentar ser precisos con las mejores ediciones, a nuestro parecer, de la obra de Sexto Empírico. Tenemos dos grandes ediciones (con traducción), que se han convertido en clásicas y a las que suelen acudir la mayoría de los estudiosos de estos temas: la primera  de Mutschmann23, y la segunda de Bury24.

Para evitar cualquier equívoco vamos a ofrecer una tabla de correspondencia entre las distintas notaciones usadas por estos dos autores y la utilizada por Janácek para sus índices de la obra de Sexto:

  Título castellano
Contra  Los Profesores  Hipotiposis Pirrónicas I
Hipotiposis Pirrónicas II
Hipotiposis Pirrónicas III
Contra los gramáticos
Contra los retóricos
Contra los geómetras 
Contra los aritméticos 
Contra los astrólogos  
Contra los músicos 
Contra Los Dogmáticos Contra los lógicos I
Contra los lógicos II
Contra los físicos I
Contra los físicos II
Contra los éticos
Mutschmann Bury Índices-Janácek
Hyp., I P.H., I P.H., I 
Hyp., II P.H., II P.H., II
Hyp., III P.H., III P.H., III
Adv. Math., I Against The Professors, I M., I
Adv. Math., II Against The Professors, II M., II
Adv. Math., III Against The Professors, III  M., III
Adv. Math., IV Against The Professors, IV M., IV
Adv. Math., V Against The Professors, V M., V
Adv. Math., VI Against The Professors, VI M., VI

Adv. Dogm., I Against The Logicians, I M., VII
Adv. Dogm., II Against The Logicians, II M., VIII
Adv. Dogm., III Against The Physicists, I M.,IX
Adv. Dogm., IV Against The Physicists, II M., X
Adv. Dogm., V Against The Ethicists, I M., XI

Nosotros venimos citando la obra Contra los Matemáticos de Sexto con la abreviatura M., que propone Janácek en sus índices, y con la abreviatura H.P., en lo que se refiere a su obra Hipotiposis Pirrónicas, ya que nos parece la más sencilla y la más práctica evitando así repeticiones innecesarias sobre la misma obra.
Breve Análisis de la obra de Sexto Empírico

Pasemos a un breve análisis de la obra de Sexto. Podemos aclarar, en primer lugar, que la Hipotiposis Pirrónicas se liiden en tres libros, el primero es un intento por definir lo que es el escepticismo y un deseo, también, de justificación del mismo a través de numerosos ejemplos. El segundo que forma la parte lógica y el tercero que forma la parte física, encierran una refutación sumaria del dogmatismo y de los inconvenientes que genera, llegando indirectamente a justificar de nuevo el escepticismo.

El segundo grupo de once libros merece una exposición más detallada. Esa colección, que es conocida generalmente bajo el epígrafe de Contra los Matemáticos, se liide en dos grupos de obras. El segundo titulado Contra los dogmáticos constituye, sobre todo, una verdadera síntesis del escepticismo; algunas veces esta obra resulta un tanto repetitiva y fatiga en algunos pasajes con numerosos detalles que ya aparecen en las Hipotiposis. El primer grupo denominado Contra los Profesores es más descriptivo: presenta el desacuerdo general de los hombres en los diferentes apartados del saber. De ahí que la obra se convierta en un repertorio de doctrinas, llenas de una riqueza insubstituible. Así, todo este primer tiene como misión "pasar revista" a todas las "ciencias" conocidas en tiempos de Sexto, esforzándose el autor en demostrar que todas las afirmaciones en las que descansan estos saberes no pueden demostrarse; y que a cada afirmación en un sentido se le puede oponer la contraria que es de igual valor.

Según Brochard25 existen datos que pueden llevar a reconstruir el orden en el que se escribieron estos libros. En primer lugar, se escribieron las Hipotiposis Pirrónicas, después Contra los Dogmáticos y por último Contra los Profesores. Por citar algún ejemplo, podemos decir que la edición que hace Bury también adopta este orden. El primer volumen está dedicado a las Hipotiposis, los volúmenes II y III dedicados a los lógicos, físicos y éticos (que forman el Contra los Dogmáticos) y el volumen IV, dedicado a los profesores (gramáticos, retóricos, geómetras, aritméticos, astrólogos y músicos)26. Se podría encontrar en un texto de Sexto una confirmación de este orden, pues en un pasaje de M., VII, 1 dice:

"El carácter general de la facultad escéptica (escepticismo) ha quedado demostrado mediante el método apropiado de la descripción, quedando bosquejado en parte gracias a una exposición directa y en parte gracias a las distinciones de las filosofías que les son afines"27.

La obra de Sexto tiene unas características especiales para el estudio del escepticismo. A diferencia de las fuentes estudiadas hasta ahora, los libros de Sexto están centrados solamente en analizar todo lo referente al escepticismo. Es decir, Cicerón o el propio Gelio dedicaban una parte ínfima de su producción al estudio del escepticismo, pero en Sexto toda su obra está presidida por un fin: apoyar al movimiento escéptico como única actitud filosófica correcta ante el conocimiento. Por ello, el estudio de la obra de Sexto tiene que ser más preciso, ya que nos da numerosas claves técnicas para entender este movimiento filosófico.

Así pues, Sexto va a intentar en toda su obra, pero sobre todo en las Hipotiposis, fijar al escepticismo en el lugar que le corresponde en la historia de la filosofía. En el libro I presenta el escepticismo; para ello, distingue tres tipos de filosofía: dogmática, académica y escéptica:

"Así pues, parece razonable pensar que los principales tipos de filosofía son tres: la dogmática, la académica y la escéptica"28.

Sexto intenta referirse a la filosofía con una actitud aséptica, como un historiador que pretende hacer un estudio de lo que ha significado y significa el escepticismo. Nos presenta en su obra dos tipos de tratados, es decir de argumentaciones: una es general, en la que expone el carácter del escepticismo,  y otra es especial, donde intenta destruir mediante argumentos todos los aspectos de la filosofía dogmática.

Así pues, el escepticismo puede calificarse  de tres formas respecto de su actitud o función:

  1. Zetetiké, por su actitud investigadora y de descubrimiento frente a las cosas.
  2. Ephektiké, suspensiva, por el estado producido en la mente del investigador después de investigar y no encontrar algo  de lo que no se pueda dudar.
  3. Aporetiké, dubitativa, viene de su hábito de duda e indeterminación:

    "La corriente escéptica se le llama, en verdad, investigadora (zetetiké) por su  empeño en examinar y buscar, y suspensiva (ephektiké) por el estado producido en el investigador después de la búsqueda (por suspender el juicio); dubitativa (aporetiké), por cierto, por su hábito de dudar y buscar sobre todas las cosas como dicen algunos, o del hecho de no tener medios para dar el asentimiento o la denegación"29.

Además de estas tres calificaciones de la corriente escéptica respecto de su función, Sexto añade todavía otra ya establecida por Enesidemo: "la pirrónica". Esta consideración viene acreditada por la figura de Pirrón de Elis, quien encarnó perfectamente este tipo de filosofía.
La definición que presenta Sexto del escepticismo asume claramente estas tres actitudes:

“La corriente escéptica es una facultad que pone en confrontación de cualquier modo lo que aparece con lo que se piensa, de lo que resulta que mediante el equilibrio de las cosas y de las razones que se oponen llegamos primero a la suspensión del juicio (epoché) y luego a la imperturbabilidad (ataraxía)"30.

Esta descripción del escepticismo está muy cerca de la definición pirrónica, que, presidida por una actitud gnoseológica, conduce a la quietud del espíritu. Esta imagen que ofrece Sexto es análoga a la ya vista de Gelio y a la que propone Diógenes Laercio. En cuanto al escepticismo académico, Sexto lo nombra de manera bastante breve31 y con clara conciencia de que el escepticismo académico está bastante lejos del pirronismo y bastante cerca de un cierto dogmatismo difícil de obviar.

En consecuencia, la causa original del verdadero escepticismo es la esperanza de alcanzar la ataraxia mediante la investigación de la verdad de las cosas. Ahora bien investigar no significa dogmatizar, el escéptico con su obra investiga, pero no dogmatiza; es decir, no afirma o niega nada sobre las cosas que investiga. Cuando al escéptico no le queda más remedio que decir alguna cosa positiva o negativa sobre algo, no será una afirmación o negación en el sentido absoluto de la palabra, sino que en todas las fórmulas escépticas que afirman algo como:

No comprendo.
Nada defino.
No más esto que aquello otro.
Tal vez sí, tal vez no.
Todo es incomprensible.
¿Por qué esto más bien que eso?
Suspendo el juicio.
siempre habrá que sobreentender "según me parece"32.

"Sobre la (frase) "nada defino" decimos esto: de ningún modo pensamos que "definir" es decir simplemente algo, sino presentar lo que no está claro (las cosas no evidentes) provocando asentimiento... Entonces, cuando el escéptico dice "nada defino", dice esto: mi experiencia es ahora de tal modo, que nada establezco ni niego dogmáticamente de lo que está bajo mi investigación"33.

Con algún ejemplo puede quedar clara esta idea: el escéptico concede, afirma lo que siente, si tiene frío o calor no puede negarlo, pero no afirma que esas sensaciones o pasiones son verdaderas. Esto sería ir más allá del fenómeno, más allá de la sensación y del límite cognoscitivo que tenemos.

Lo más importante de todas las expresiones escépticas que hemos visto, es que ellas mismas entran en la duda mantenida por el escéptico. Esas expresiones mediante las cuales dudamos de las afirmaciones dogmáticas son ellas mismas dudosas:

"Acerca de todas las expresiones escépticas, debemos saber primero que no aseguramos en absoluto que sean verdaderas, ya que podemos decir en verdad que pueden también ser refutadas por ellas mismas, puesto que están incluidas en las cosas a las que aplican, de la misma manera que los fármacos catárticos no sólo expulsan del cuerpo los humores, sino que también ellos mismos se expelen con los humores"34.

La propuesta escéptica es bastante novedosa. Por eso, una de las primeras tareas de Sexto es la de distinguir la filosofía escéptica de otras filosofías como la de Heráclito, la de Demócrito, la escuela cirenaica, la de Protágoras y, por último, de la escuela académica; reconociendo en ésta última hasta tres academias: la primitiva de Platón, la media de Arcesilao y la nueva de Carnéades y Clitómaco. De todos ellos parece que es Arcesilao el más cercano al pirronismo, pero no hay seguridad de ello, ya que para algunos autores la filosofía de Arcesilao no es más que un dogmatismo disfrazado de pirronismo35. Solamente encuentra Sexto alguna coincidencia entre el pirronismo y la secta de los médicos metódicos, ya que éstos siguen los fenómenos, tomando como guía la experiencia, sin afirmar o negar algo de ella.

"De ahí que, el eféctico ya sea investigando ya sea reflexionando siempre tiene una disposición escéptica"36.

Esta imposibilidad de afirmar o negar algo sobre la experiencia viene dada por la incapacidad para elegir un criterio que sirva de guía al escéptico. Los escépticos se abstienen de decir si existe o no existe el criterio. Pero critican a aquellos que afirman su existencia. Esta crítica se plantea desde tres puntos de vista:

  1. Primero, sólo el propio hombre puede ser el creador del criterio, y al ser éste relativo, cada uno tendrá su propio criterio, lo cual es como decir que no existe como tal un criterio de verdad. Ni siquiera los sabios pueden ser criterio de verdad, pues qué sabio elegiremos el estoico, el epicúreo o el escéptico mismo; y qué criterio de cada uno de ellos. Y todavía más, ¿quién ha dicho que hayamos de juzgar desde el hombre?
  2. Segundo, si es el hombre quien afirma el criterio, debe tener alguna facultad mediante la cual poder juzgar ese criterio. Esta facultad puede ser o el intelecto, o  los sentidos o bien ambos a la vez. Ahora bien, los sentidos no pueden tener capacidad para juzgar, pues son erróneos. Ni tampoco el intelecto, pues necesita de los sentidos, ni ambos a la vez pues las diferencias entre ellos son excesivas: recordemos lo que decía Sexto con referencia a este problema:

    "Ciertamente, lo expuesto o bien es perceptible o bien es inteligible, pero como quiera que sea, es objeto de controversia, pues algunos dicen que sólo lo sensible es verdadero, otros sólo lo inteligible, otros que algunas cosas sensibles y algunas inteligibles"37.

  3. Tercero, de la misma forma, tampoco puede existir un criterio según el cual podamos juzgar las cosas. Si conocemos según las impresiones, ¿son éstas las que son conocidas o son los objetos reflejados por las impresiones los que conoce el entendimiento? En cualquier caso, todas las impresiones están mediadas por los sentidos, con lo que el intelecto nunca puede tener acceso directo al objeto y, por tanto, no podrá saber si lo que conoce es el objeto o bien un error provocado por el sentido que envía la impresión al intelecto:

    "Pues así como el hombre que no conoce a Sócrates cuando ve su retrato no sabe si se parece a Sócrates, de igual forma el intelecto atendiendo a las impresiones (afecciones) de los sentidos, pero no observando lo exterior, no conocerá si las impresiones (afecciones) de los sentidos son similares a las realidades externas"38.

De aquí se deduce, que las impresiones actúan como cortina que impide contactar directamente con la realidad; el intelecto atiende, pues, a las impresiones pero no puede aprehender la realidad más que a través de los sentidos, y, por tanto, no puede estar seguro, en el acto de conocimiento, de que los sentidos manifiesten la realidad: nuestra capacidad de discernimiento siempre es imperfecta, por lo cual no puede actuar como criterio de verdad. El ejemplo del retrato de Sócrates es perfecto, si no conocemos a Sócrates, no podemos saber si el retrato que observamos es de él o de otra persona diferente. La imagen debe ser verificada, contrastada con la realidad "Sócrates", pero esta tarea es imposible para el intelecto, ya que no puede realizarla de forma independiente. Ante esto ¿qué es lo que le queda al escéptico?:

"Por esto, pienso, es suficiente conducir la vida de uno empíricamente y sin dogmatizar, de acuerdo con las reglas y creencias que son comúnmente aceptadas39.

Únicamente la experiencia puede aportar, según Sexto, algún tipo de conocimiento; se puede decir que toda clase de conocimiento parece originarse en ella. Es más, la experiencia sensible (aisthésis) es condición de las ideas (epínoia) y de todos los pensamientos conceptuales (nóesis). Lo malo de la experiencia es que no tenemos un criterio de verdad que asegure algo de ella40. Podemos estar seguros de nuestras sensaciones, pero no podemos ir más allá de ellas mismas. Esta idea quiere decir que la relación entre las impresiones, las entidades reales que, supuestamente, causan esas impresiones y los juicios que se refieren a las cosas, nos es completamente desconocida.

Todas estas consideraciones sobre el escepticismo fundamentan esta corriente en un fenomenismo como clave para entender la escéptica y gran parte de la filosofía griega. Esta orientación de la fuente de Sexto tiene tanta importancia que podemos correr el riesgo de confundir a Pirrón y al pirronismo con la reconstrucción que hace Sexto de todo el escepticismo. Por tanto, tratar de rehacer los inicios del escepticismo, es decir, a Pirrón y al pirronismo, desde la versión proporcionada por Sexto, aunque es del todo legítimo, no tiene en cuenta numerosos testimonios que, históricamente, también son válidos para el estudio de la figura de Pirrón. Hemos visto ya la complejidad que tienen algunas de las fuentes estudiadas sobre Pirrón y centrarnos únicamente en Sexto para su estudio puede llevarnos a un empobrecimiento del filósofo de Elis.

Contamos, todavía, con otro problema adicional que es el siguiente: las consideraciones de Sexto con respecto al escepticismo, son bastante parcas sobre Pirrón. El espacio que ocupa este filósofo en la obra del Empírico es mínimo. Es nombrado pocas veces; para ser más exactos: en las Hipotiposis, aparte de la cita indirecta del verso de Aristón de Quíos sobre la influencia que tuvo en Arcesilao ("Platón por delante, Pirrón por detrás, en medio Diodoro" I, 235), es citado directamente una sola vez en I, 7; y en Contra los Matemáticos, es nombrado en cuatro ocasiones, todas ellas en el primer libro de Contra los Gramáticos41.

Bastante pobre sería el informe de Sexto sobre Pirrón, si sólo se circunscribiera a estos pasajes que hemos presentado. Además de estas referencias directas a Pirrón encontramos otras indirectas tan interesantes como las primeras. Si pensamos que los versos de Timón en sus Indalmoi se refieren a Pirrón sin nombrarlo, como parece hoy aceptado, entonces Sexto Empírico se refiere a Pirrón en cinco pasajes más de Contra los Éticos42, en los que cita los versos de Timón  y en uno de Contra los Lógicos43.

Cuando Sexto tiene que hablar del escepticismo con carácter técnico utiliza como ayuda los fragmentos de Timón en sus Indalmoí. Así ocurre, por ejemplo, cuando se refiere a la perfecta diáthesis escéptica que usa los textos de Timón, pero evita con mucho cuidado nombrar a Pirrón en estos pasajes. Cuando lo nombra es en situaciones que no aportan ningún tipo de conocimiento interesante para la filiación escéptica del pirronismo. La razón de estas dos actitudes contrapuestas la encontramos en un texto de las Hipotiposis de Sexto. En él define y confirma los nombres que tiene la escuela escéptica, comenta, como hemos visto, algunos nombres aplicados a la escuela y dice, por último, que también se la llama "pirrónica", siguiendo en esto una tradición anterior, que surge, como sabemos, de Enesidemo:

"y pirrónica por el hecho de que nos parece que Pirrón ha llegado a encarnar la escéptica con más ahínco y de modo más manifiesto que sus predecesores"44.

Este pasaje nos parece valioso para entender la posición que mantiene Sexto con respecto a Pirrón. Primero debemos llamar la atención sobre dos términos de la última parte del texto phaínesthai y epiphanésteron. Estos términos, según Decleva Caizzi, aluden no tanto a la fama de Pirrón sino más bien a lo que se manifiesta, a lo que conocemos de su vida y su pensamiento; al fenómeno relativo a él45. Sutilmente Sexto expresa una afirmación ciertamente matizada por el verbo phaínesthai. Pirrón aparece, así, como integrante de un grupo de autores que han contribuido históricamente a la filosofía escéptica; y de todos ellos el que mejor ha encarnado y de forma más manifiesta este movimiento ha sido Pirrón. Llama la atención el esfuerzo de Sexto por no hacer a ninguno de estos autores el creador del movimiento escéptico, ya que esto hubiese significado hacer de alguien el fundador de una doctrina cuyos dogmas habrían pasado de maestro a discípulo, y esto es lo más lejano al escepticismo. Por eso, el adjetivo "pirrónica" que se aplica a la corriente escéptica junto a otras calificaciones (investigadora, suspensiva y dubitativa) no debe ser entendido comparativamente sino más bien como si la corriente escéptica, cuyo origen es bastante antiguo46, hubiese dado un salto cualitativo con Pirrón. Así, mientras que los otros filósofos que precedieron a Pirrón y que aportaron algún elemento escéptico no llevaron estos principios hasta sus últimas consecuencias, Pirrón sí que lo hizo.

Así pues, Sexto deja claro que nadie que quiera llamarse escéptico puede dogmatizar mínimamente. Y, por eso, Sexto no identifica el origen del escepticismo con Pirrón47. En primer lugar, porque es comprometido reconocerle al escepticismo un fundador en algún autor determinado. Y segundo, y más importante, porque quiere evitar la objeción que hace Teodosio sobre lo difícil que es conocer lo que dijo verdaderamente Pirrón o si éste es o no el creador del escepticismo:

"Teodosio, en el Sumario escéptico, dice que no se debe llamar pirrónica la filosofía escéptica; porque, si es inaprehensible la actividad del pensamiento de otro, no conoceremos la disposición mental de Pirrón; y si no la conocemos no deberíamos llamarnos pirrónicos; además ni Pirrón fue el primer inventor de la filosofía escéptica, ni tiene dogma alguno".48

La utilización del adjetivo "epiphanésteron" salva y deja sin efecto la crítica de Teodosio, pues aunque no podemos ciertamente conocer la disposición mental de Pirrón, sí que podemos hacer alusión a lo que se nos manifiesta de ella, y en este sentido creemos que Pirrón fue el que de forma más evidente representó los fundamentos escépticos. Por tanto, no es que Pirrón fuese fundador del escepticismo, sino que encarnó la escéptica de un modo más manifiesto que sus predecesores. Y esto se nos muestra ostensiblemente. Sexto sabe, pues, que el escepticismo está intrínsecamente unido al acto de pensar; es una disposición y no una doctrina, por lo que reivindicar a una figura, sea la que sea, como maestro es una contradicción. El escepticismo no es una escuela como las demás, sino una actitud, y por eso es absurdo atribuirle un único iniciador, un euretés49.

En resumen, podemos concluir que si bien la obra de Sexto Empírico es, estrictamente hablando, la obra del mejor representante del escepticismo, no puede ser usada exclusivamente para el estudio de Pirrón y el pirronismo. No podemos olvidar que los argumentos escépticos se han ido cargando, con el tiempo, de un carácter técnico que, posiblemente, no tenían en Pirrón; y tampoco podemos olvidar que la tarea de un historiador como Sexto, no se circunscribe solamente a Pirrón sino a todo el escepticismo griego, con la amplitud de temas y de desarrollos que esto supone. Por tanto, aunque los pocos textos referidos a Pirrón coinciden con la imagen que de este escéptico nos dejan otros autores como por ejemplo Diógenes Laercio (lo cual es una muestra de su fiabilidad en este aspecto), será conveniente, en nuestra investigación, emplear cuidadosamente los textos de Sexto; sobre todo, para no cometer anacronismos innecesarios. Así pues, si bien no podemos eludir o soslayar la importancia de la obra de Sexto, no debemos olvidar los problemas que pueden derivarse de su uso indiscriminado para el estudio de Pirrón y el pirronismo. En cierto modo, se puede afirmar que su función va a complementar, extraordinariamente, aquellas fuentes más cercanas al iniciador del escepticismo griego. En este sentido, y con la autoridad que da la distancia histórica, creo que Sexto aporta un dato fundamental sobre Pirrón, y es la consideración del filósofo de Elis como el iniciador de un cambio crucial en el escepticismo, pues es la primera vez que los principios escépticos orientan una vida práctica determinada. A partir de Pirrón la actitud escéptica se hace autónoma de cualquier concepción filosófica y adquiere un desarrollo y una importancia que no pasa desapercibida a sus adversarios.


  1. Para el estudio de la vida de Sexto Empírico Cfr., el definitivo artículo de VOLLGRAFF, G.W., "La vie de Sextus Empiricus", Revue de Philologie, de Litterature et d'Histoire anciennes, XXVI, 1902, pp. 195-210.

  2. D.L., I, 20. Para Diógenes el escepticismo no es una doctrina, sino más bien, una determinada actitud frente a las cosas.

  3. Cfr., ADORNO, F., "Sesto Empirico: metodologia delle scienze e «scetticismo» como metodo", in Lo Scetticismo antico, Op. cit., p. 450, nota 2.

  4. SEXTO, H.P., I, 16-17.

  5. D.L., IX, 115-116, esta descripción laerciana arranca de Timón, discípulo de Pirrón, y  termina en Sexto Empírico, sirviendo Enesidemo como uno de los intermediarios.

  6. Cfr. WOLGRAFF, G.W., art. cit., pp. 195-203, para analizar la relación entre todos los sucesores desde Pirrón a Sexto Empírico; vid., también un artículo de VIANO, C.A., "Lo scetticismo antico e la medicina", en Lo scetticismo antico, Op. cit., pp. 565-568, conecta al pirronismo con la medicina empírica a través de Menódoto y Sexto.

  7. "Πυρρώvειoι  ὑπoτυπώσεις", Cfr., H.P., III, 279; ver también I, 241; II, 259.

  8. "Πρὸς Μαθηματικoύς", Cfr. H.P., III, 32; M., IX, 282; 364, 367, 376, 418; XI, 18; I, 21, IV, 34 y V, 2.

  9. "τὰ δέκα τῶv Σκεπτικῶv καὶ ἄλλα κάλλιστα". D.L., IX, 116.

  10. MUTSCHMANN, Hermann, SextiEmpiriciOpera, Vol. I, Πυρρωvείωv ὑπoτυπώσεωvLibrostrescontinens (BibliothecaScriptorumGraecorumetRomanorumTeubneriana), Leipzig, 1912, vid., praefatio.

  11. Es decir, las HIPOTIPOSIS y los CONTRA LOS MATEMÁTICOS en este orden, con las abreviaturas que propone Mutschmann:
    1. Hyp. I.
    2. Hyp. II.
    3. Hyp. III.
    4. adv. gramm.
    5. adv. rhet.
       adv. geom.
       adv. arithm.
       adv. astrol.
       adv. music.
    6. adv. log. I
    7. adv. log. II
    8. adv. phys. I
    9. adv. phys. II
    10.adv. eth.
    Cfr. Ibidem.

  12. "ΠρὸςΛoγικoύς".

  13. "ΠρὸςΦυσικoύς".

  14. "ΠρὸςΈθικoύς".

  15. "ΠρὸςΓραμματικoύς".

  16. "Πρὸς΄Ρήτoρας".

  17. "ΠρὸςΓεωμέτρας".

  18. "ΠρὸςΆριθμητικoύς".

  19. "ΠρὸςΆστρoλoγoύς".

  20. "Πρὸς Μoυσικoύς".

  21. "Pero, de hecho, el alma no es nada, como hemos demostrado en los comentarios sobre ella". SEXTO, M., VI, 55. Aunque no sabemos si existió en verdad esta obra, parece que también hay referencias a ella en H.P., II, 31 y III, 186.

  22.   En Πρὸς Λoγικoύς donde habla de sus "ίατρικoῖς ὑπoμvήμασι", Cfr. SEXTO, M., VII, 202.

  23. MUTSCHMANN, Hermann, Sexti Empirici Opera, vol. I, Πυρρωvείωv ὑπoτυπώσεωv, Libros tres continens (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana) Leipzig, 1912;
    -MUTSCHMANN, Hermann, Sexti Empirici Opera, vol. II, Adversus Dogmaticos, Libros quinque continens (Adv. Mathem. VII-XI) (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana) Leipzig, 1914.
    -MUTSCHANN, H., MAU, Jürgen, JANÁ_EK, Karel, Sexti Empirici Opera, recensuit H.M. vol. III, Adversus Matematicos, I-VI continens edidit J.M., Indices ad vol. I-III adiecit K.J., (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana), Leipzig, 1954.
    -MUTSCHMANN, H., MAU, J., Sexti Empirici Opera, recensuit H.M., vol. I, Πυρρωvείωv ὑπoτυπώσεωv, libros tres continens, editionem stereotypam emendatam curavit, addenda et corrigenda adiecit J.M., (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana), Leipzig, 1958.
    -MUTSCHMANN, H., MAU, J., Sexti Empirici Opera, recensuit H.M., vol. III Adversus Matematicos, I-VI continens iterum edidit J.M., (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana), Leipzig, 1958.
    -MUTSCHMANN, H., MAU, J., JANÁ_EK, K., Sexti Empirici Opera, recensuerunt H. M. et J. M. Indices collegit K. J., vol. IV, editio altera auctior, (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana), leipzig, 1962.

  24. BURY, Robert Gregg, Sextus Empiricus, with an English Translation by the Rev. R. G. B.; vol. I, Outlines of Pyrrhonism, I ed. Londom, 1933; Repr., 1939, 1955,1961, 1967, 1976.
    -BURY, Robert Gregg, Sextus Empiricus, with an English Translation by the Rev. R. G. B.; vol. II, Against the Logicians, Londom, 1935; Repr., 1957, 1961, 1967.
    -BURY, Robert Gregg, Sextus Empiricus, with an English Translation by the Rev. R. G. B.; vol. III, Against the Physicists. Againts the Ethicists, Londom, 1936; Repr., 1953.
    -BURY, Robert Gregg, Sextus Empiricus, with an English Translation by the Rev. R. G. B.; vol. IV, Against the Professors, Londom, 1949, Repr., 1961.

  25. Cfr. BROCHARD, V., Op. cit., pp. 317-319; véase también la nota 3 de la página 318. En las notas 1, 2, 3, 4 y 5 de la p. 319 Brochard aporta textos que supuestamente justifican el orden de prelación de las obras de Sexto.

  26. Cfr. BURY, R.G., Op. cit., vol. I, introducción pp. XLI-XLII.

  27. SEXTO, M., VII, 1.

  28. SEXTO, H.P., I, 4.

  29. SEXTO, H.P., I, 7:

  30. SEXTO, H.P., I, 8.

  31. Cfr. SEXTO, H.P., I, 3  y 220-23.

  32. Cfr. los siguientes pasajes en los que aparecen todas estas expresiones, SEXTO, H.P., I, 187-209.

  33. SEXTO, H.P., I, 197.

  34. SEXTO, H.P., I, 206. Fíjemonos aquí la comparación que hace Sexto de los argumentos con una escalera que tuviese que ser arrojada después de habernos servido de ella: "Y a su vez, así como no es imposible para el hombre que ha ascendido a un lugar elevado mediante una escalera, lanzar la escalera con su pie tras el ascenso, así tampoco es imposible que el escéptico tras haber llegado a la demostración de su tesis por medio del argumento que prueba la no-existencia de la prueba, como si fuera una escalera debería invalidar este mismo argumento". SEXTO, M., VIII, 481.

  35. Cfr. SEXTO, H.P., I, 232-234.

  36. SEXTO,  H.P., II, 10.

  37. SEXTO, H.P., I, 170.

  38. SEXTO, H.P., II, 75.

  39. SEXTO, H.P., II, 246.

  40. Cfr. SEXTO, M., VIII, 85-88, donde plantea el problema de la relación entre el objeto y las impresiones que tenemos de él, vid., también SEXTO, H.P., III, 242.

  41. En M., I, 1,  se nombra a Pirrón al hablar de Nausífanes que fue su discípulo; en I, 53, en donde Timón es llamado "ὁπρoφήτης τώv Πύρρωvoς λόγωv; en I, 272, en donde se habla de la lectura por parte de Pirrón de la poesía de Homero; en I, 281 se hace mención de la condena de los gramáticos por parte del filósofo de Elis, y que escribió un poema para Alejandro de Macedonia; por último, en I, 305, encontramos una exégesis de los versos en los que Timón compara a Pirrón con el sol.

  42. Citamos la referencia de Sexto y el fragmento de Timón según la edición de Diels. Cfr. M., XI, I: DIELS, Poet., 9 B 67; M., XI, 20: DIELS, Poet., 9 B 68; M., XI, 140: DIELS, Poet., 9 B 70; M., XI, 141: DIELS. Poet., 9 B 63-64; M., XI, 164: DIELS, Poet., 9 B 72.

  43. Cfr. M., VII, 30: DIELS, Poet., 9 B 69.

  44. SEXTO, H.P., I, 7:

  45. Cfr. DECLEVA CAIZZI, F., "Prolegomeni ad una raccolta delle fonti relative a Pirrone di Elide", en Lo scetticismo antico, Op. cit., p. 126.

  46. En este sentido, es curioso que algún testimonio se remonte al mismo Homero como uno de los primeros escépticos, cfr. por ejemplo, un testimonio de Teodosio en D.L., IX, 71 y ss.

  47.   Sexto sabe que supone un pequeño obstáculo hacer de Pirrón el creador del escepticismo, por ejemplo, no puede estar completamente seguro de que no dogmatizase, de hecho debió de conocer el testimonio de Numenio:  "Sólo Numenio afirma que [Pirrón] también dogmatizó". D.L., IX, 68.

  48. D.L., IX, 70.

  49. Cfr. para esta cuestión FERRARI, G.A., "Due fonti sullo scetticismo antico (D.L., IX, 66-108; EUSEBIO, Praep. Evang., 18 1-20), Studi Italiani di Filologia Classica, 40, 1968, pp. 213-214; Vid., también D.L., IX, 71-72, aquí se habla de los iniciadores del escepticismo, pero llama la atención que lejos de ser autores representativos de la escuela escéptica, son personajes significativos de la cultura griega, que van por ejemplo de Homero a Eurípides, de Demócrito a Heráclito, de Platón a Empédocles o Hipócrates; aunque todos están mezclados a todos se les supone determinadas actitudes escépticas.