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Miércoles, 28 de Noviembre de 2018 11:23

Demuestran que la mejora genética de dos especies de algodón permitiría aumentar la rentabilidad del cultivo y la sostenibilidad del sector algodonero

G.C.-R.M.
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Elena Peláez Elena Peláez

Un estudio, realizado en el marco del Programa Doctores en Empresas del ceiA3, concluye que la mejora genética de nuevas variedades de algodón, concretamente de las especies Upland y Pima, adaptadas a las condiciones de cultivo europeas, supondría un incremento en la productividad del cultivo, mejoraría el precio de la fibra y la sostenibilidad en el sector algodonero.

Este resultado se deriva de la tesis doctoral, con mención industrial, llevada a cabo por la investigadora e ingeniera agrónoma de la Universidad de Córdoba, Elena Peláez Andérica. La tesis titulada ‘Establecimiento de las bases genéticas para la mejora del algodón en el Valle del Guadalquivir’ se ha desarrollado en el marco del Programa Doctores en Empresas, gestionado desde el ceiA3 con financiación del Banco Santander, a través de Santander Universidades.  

Según datos recogidos en la tesis, el algodón (Gossypium spp.) constituye en la actualidad la principal fuente de fibra de origen natural a nivel mundial y representa uno de los cultivos que más enriquece a la población rural por la alta mano que se requiere en todo el proceso industrial de la fibra: producción, desmotación, hilatura, tejidos, confección y distribución.

Dentro de la UE, los dos únicos países productores de algodón son Grecia y España, con el 79 y 21 por ciento de superficie cultivada respectivamente. Dentro de España, casi el 100 por ciento se cultiva en Andalucía, principalmente en Sevilla y Cádiz, lo que supone una superficie de 68000 hectáreas y la mayoría de regadío.
En este contexto, como explica la investigadora Elena Peláez, debido a las peculiaridades climáticas y el riguroso manejo en esta zona, la mejora varietal del algodón se presenta como una de las soluciones más sonadas. “Por tanto, existe la necesidad de ampliar el catálogo de variedades europeas, buscando una mayor sostenibilidad y calidad de la fibra, pero también una mejor adaptación de los ciclos y el vigor de las futuras variedades”, afirma Peláez.

El 95 por ciento de la producción mundial de algodón corresponde a la especie Gossypium hirsutum (Upland) y, en segundo lugar, a la especie G. barbadense (Pima), según cifras extraídas del estudio.  La primera ofrece grandes producciones y buena adaptabilidad a las condiciones de cultivo y una aceptable calidad en la fibra de algodón (denominada categoría “larga”). La segunda es altamente demandada por la alta calidad de su fibra Extra Larga (ELS) aunque su producción suele ser menor.

Esta tesis doctoral se ha centrado en la evaluación de la diversidad genética, potencial agronómico o características de interés para Andalucía de distintas variedades de algodón. Para ello, se tomaron datos morfológicos, productivos y de calidad de fibra (datos fenotípicos) de las distintas variedades para hacer comparativas estadísticas. Estos datos de campo se combinaron también con la información molecular obtenida de los ensayos de laboratorio con marcadores moleculares para apoyar a la mejora del algodón europeo, tanto de nuevas variedades Upland (procedentes de la especie de algodón Gossypium hirsutum) como de híbridos ELS (Upland x Pima, de fibra extra larga) mejor adaptados.

Así mismo, este trabajo inicial de estudio de la diversidad genética disponible y el potencial de las distintas variedades también ha permitido el inicio de un programa de cruzamientos entre las variedades Upland más interesantes y las variedades Pima con mayor calidad de fibra, para la obtención de híbridos de fibra Extra Larga mejor adaptados al ciclo de cultivo de Andalucía respecto a los híbridos comercializados actualmente. Esto precisa de híbridos con menor vigor, es decir, con una tasa de crecimiento moderada frente a excesos de fertilizante, agua o temperatura, y con menores ciclos de cultivo (en torno a 5 meses como máximo entre siembra y recolección).