Jueves, 03 de Diciembre de 2015 11:32

Carmen Sarasúa analiza el papel del trabajo infantil en la contemporaneidad

G.C. - N.R.
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De izq. a der.: la profesora de Historia Económica de la UAB y conferenciante, Carmen Sarasúa y la directora de la Biblioteca Universitaria de Córdoba, Mª Carmen Liñan Maza, en un momento de la presentación. De izq. a der.: la profesora de Historia Económica de la UAB y conferenciante, Carmen Sarasúa y la directora de la Biblioteca Universitaria de Córdoba, Mª Carmen Liñan Maza, en un momento de la presentación.

La profesora de Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona, Carmen Sarasúa, ha participado en el XI Curso de Religión, humanismo y cultura: la memoria de Europa en un mundo global con la conferencia titulada “El trabajo de niños y niñas. Una mirada histórica desde el presente”. En esta ocasión, Sarasúa ha repasado el papel del trabajo infantil, así como la importancia que los niños y niñas han tenido en el desarrollo económico de distintas zonas de España durante la contemporaneidad.

La conferenciante, presentada por la directora de la Biblioteca Universitaria de Córdoba, Mª Carmen Liñan Maza, ha centrado su discurso en el concepto de infancia como una construcción histórica, para así hacer un recorrido por la noción que se ha tenido de los infantes y su educación en las últimas dos centurias. Además, ha puesto de manifiesto la tradicional segregación escolar por género como uno de los factores que explica la posterior segregación del mercado de trabajo.

El principal cambio en la concepción de la infancia comenzó con el discurso de la Ilustración, ya que la publicación de obras como Emilio (1762) de J. Rousseau, entre otras, reflejaban nuevas visiones, no sólo sobre los niños, sino también acerca de sus cuidados o sobre qué se considera una “buena” o “mala” madre. Este nuevo concepto de infancia fue paralelo a transformaciones en los hábitos alimenticios, higiénicos y educativos durante esta época, cuyo efecto más significativo fue la drástica reducción de la mortalidad infantil.

Dada la alta esperanza de vida, en la actualidad los niños se han convertido, en términos económicos, en una “inversión”, y por eso tiene mucho sentido el gasto educativo para las familias. En cambio, en el s. XVIII no había ningún tipo de problema en señalar la ocupación de los hijos, que desde muy temprano ya eran casi autosuficientes.

A través de una exposición dinámica, la profesora ha subrayado la importancia del papel de organismos internacionales como UNICEF para evidenciar el problema del trabajo infantil y tratarlo desde una perspectiva global en un mundo como el actual, donde hay 57 millones de niños sin escolarizar, 120 millones de niños que nunca van a acabar la educación primaria y otros 130 millones que entran en la escuela pero no asisten de forma esporádica, según cifras de la propia organización.

Sarasúa, que terminó definiéndose como “optimista” en relación al progreso social, ha insistido en la inutilidad de prohibir el trabajo infantil como única medida para erradicarlo en economías pobres basadas en el trabajo familiar. Para combatirlo de forma eficaz es necesario entender las complejas funciones del trabajo infantil, tanto para las economías familiares como para los propios niños y niñas, que a través de él se socializan, adquiriendo habilidades y responsabilidades. En este sentido, las políticas que combinen la prohibición legal de trabajar antes de los 14 años con la oferta pública de escuelas y maestros, incentivos a las familias pobres para la escolarización y salarios dignos para los adultos son las que han dado mejores resultados, concluye la ponente.

El curso La memoria de Europa en un mundo global (XI): pensar el mundo desde la Europa del s. XXI, clausura esta edición el próximo 10 de diciembre, con la sesión titulada “Sociedad civil y voluntariado en la crisis del Estado del Bienestar”, a cargo del profesor de sociología del IESA-CSIC, Manuel Pérez Yruela.