Lunes, 17 de Abril de 2017 11:14

La Hermandad Universitaria estrenó su nuevo Calvario inspirado en la Roca de la Basilica del Santo Sepulcro en Jerusalén

G.C. -C.M.
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El Cristo de la Universidad durante su recorrido el pasado martes El Cristo de la Universidad durante su recorrido el pasado martes G.C./C.M.

La Hermandad universitaria retornó el Martes Santo  a las calles de la ciudad tras no haber podido hacerlo el pasado año por amenaza de lluvia. Había mucho interés por  contemplar  sus imágenes titulares transitando  nuevos caminos hacia la Mezquita Catedral. Especialmente la de su Cristo que este año estrenaba un Calvario singular  por su concepción y austeridad dentro de la iconografía cofrade . Y que, como todo, cuanto rodea la historia de esta Cofradia es producto de una detallada documentación y estudio. En cualquier caso la nueva carrera oficial propició muchos y emotivos momentos en el discurrir de la Hermandad, que siempre alcanzan su mejor expresión cuando la rodean el silencio y recogimiento  que conforman sus señas de identidad.

El nuevo calvario está concebido a partir de los estudios de Christos Katsinbinis y  del padre agustino Florentino Díez Fernández, quien llevó a cabo diversas campañas de excavación relacionadas con la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén y de la Roca que actualmente se guarda en ella. De hecho es una sección de esta última la que reproduce el actual paso del Cristo Universitario siguiendo un proyecto diseñado por Alberto Villar Movellán  y ejecutado en Las Pajanosas ( Sevilla)  por el escultor y escenógrafo Ricardo Hernández ,un acreditado especialista en reproducción de roca avalado por el propio autor de la talla del Crucificado, Juan Manuel Miñarro.

 La infraestructura metálica ha corrido a cargo de Emilio Aparicio quien ha construido los perfiles y retícula necesarios para sustentar la obra escultórica, modelada primero en cemento y vaciada luego en un compuesto mixto de resinas y fibra de vidrio. En la fase de policromía ha colaborado muy activamente, sobre todo en la obtención de texturas, el también escenógrafo y escultor Ricardo Macías. La última fase fue realizada por el pintor mejicano de Guadalajara Fausto Esparza quien ha dado a la policromía el tono definitivo de la roca caliza blanquecina de Jerusalén, con los matices grises propios de la piedra expuesta a la intemperie y modificada por los agentes climáticos, sin que falten las vetas rojizas presentes en la roca original del Gólgota.

La altura es de 0,65 centímetros y orientación Este- Oeste tal como se puede ver en el altar de la capilla del Calvario de la Basílica del Santo Sepulcro. Al ser la roca original más ancha que el paso se han realizado los correspondientes cortes en los costeros, resueltos de modo naturalista para salvar el valor estético de la pieza, siempre al servicio de la imagen titular.

Igualmente la Cofradía estrenó un nuevo fanal doctoral, dedicado al monje, teólogo, poeta y filósofo armenio de los siglos X-XI Gregorio de Narek, autor del Libro de las Lamentaciones, considerado una de las obras maestras de la poesía armenia medieval, y  declarado doctor de la Iglesia en 2015 por el Papa Francisco en una ceremonia conmemorativa del genocidio armenio.