Martes, 08 de Junio de 2004 01:00

El vidrio romano en Córdoba

G.C. - C.M.
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G.C./C.M.08/06/04.-Aunque aún queda mucho por conocer sobre el papel que alcanzó el vidrio en la vida romana son ya varios los trabajos desde los que se pretende aportar de manera científica una base para el conocimiento de las piezas fabricadas en esta materia, del uso que tuvieron, de su dinámica comercial y del valor simbólico que representaban.

A ello quiere contribuir también el libro " El vidrio romano en Córdoba" recientemente editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad en colaboración con la Diputación provincial, del que es autora Maria Elena Salinas Pleguezuelo y que, como apunta Carlos Márquez en su prólogo " tiene el gran mérito de poner en evidencia la procedencia del material cordobés, casi en su totalidad funeraria; además de las necrópolis cordobesas están presentes en el trabajo otras, junto a materiales de relleno hallados en zonas urbanas.

De estos vestigios se extraen informaciones con las que estudiar la importancia y papel que desempeño el vitrum en la vida de los ciudadanos de Colonia Patricia y otras poblaciones de su entorno, como acompañante no sólo en el ritual funerario, sino en otros ámbitos de la vida cotidiana, por ejemplo el doméstico, como objetos de adorno y aseo personal.
También a raíz de su análisis cabe rastrear indicios de la existencia de una posible industria del vidrio o su fabricación local, bien en Colonia Patricia, bien en zonas próximas, a la vez que la ciudad se abastecía de otros, de mayor calidad y precio, calificados como objetos de lujo, que eran fabricados en otras partes del mundo romano.

Una de las piezas más abundantes en los enterramientos son los ungüentarios como contenedores de perfumes y otros ungüentos, quizás con un sentido ritual, aunque hay muchas otras con distintas procedencias y aplicaciones: jarras, urnas, cuencos, vasos, platos, pulseras y cuentas de collares etc… En cuanto a su fabricación, la inmensa mayoría de los estudiados en la obra fueron realizados por la técnica de soplado al aire que requería menos conocimiento y medios técnicos, además de ser más barata, que otras. Ello redunda en una calidad mediana que contrasta con objetos importados de mayor calidad, complejidad y riqueza decorativa.

La mayoría de las piezas presenta una coloración azul, verde o azul verdosa, homogeneidad cromática que apunta también hacia una producción local y cercana. La obra se completa con una completa ficha de cada una de las 250 piezas estudiadas e incluye numerosas fotos, dibujos y otro material gráfico.