Lunes, 22 de Octubre de 2018 12:01

Segunda sesión de las Jornadas “Malas, malvadas, buenas, invisibles y peligrosas”

G.C.
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Vista general de la sala durante la actividad organizada por la Cátedra Leonor de Guzmán Vista general de la sala durante la actividad organizada por la Cátedra Leonor de Guzmán G.C.

Se ha celebrado la segunda sesión de las Jornadas “Malas, malvadas, buenas, invisibles y peligrosas” con las conferencias “La buena hija/la buena madre” y “Las malas del cuento”, organizadas por la Cátedra de Estudios de las Mujeres 'Leonor de Guzmán' de la Universidad de Córdoba, dentro del convenio con la Delegación de Igualdad de la Diputación de Córdoba y con la colaboración de la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de La Rambla.



El acto contó con la asistencia de numeroso público, así como de la Concejala de la Mujer de La Rambla, Eva Mª Osuna Luque; de la diputada delegada de Igualdad y Cooperación al Desarrollo, Ana María Guijarro Carmona; y de la administradora de la Cátedra de Estudios de las Mujeres Leonor de Guzmán, Rocío Rubio Alegre.
Las conferencias fueron impartidas por Lucía Cabrera Romero, profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Fátima Cuadrado Hidalgo, profesora de Psicología, ambas de la Universidad de Córdoba.
La profesora Cabrera expuso cómo los cuentos tradicionales a través del uso de estereotipos llegan a la mayor parte del público asignando a las mujeres de cierta edad el papel de mala del cuento; el papel de bruja, hechicera, alcahueta o temida madrastra.

La profesora Cuadrado habló sobre cómo recae sobre las mujeres continuamente la preocupación y el cuidado por el resto de familiares, ya sea su propia descendencia, sus progenitores o, incluso, los de su pareja. De esta manera, muchas veces bajo una sutil presión social, las mujeres asumen el rol de buenas madres y/o buenas hijas, echándose toda la familia al hombro, mientras intentan no desatender su propio espacio personal e individual. Esto se convierte en una difícil tarea que la mayoría de las veces pasa por quebrar el crecimiento laboral y social de estas mujeres, con todo lo que esto supone a nivel emocional. Aun así, al patriarcado le interesa que las tareas del cuidado familiar recaigan sobre las mujeres, pues, mientras esto ocurra, las administraciones pueden obviar su obligación de prestar determinados servicios a los que todas las personas tienen derecho. De este modo, se siguen perpetuando los estereotipos de género, según los cuales las mujeres deben ocuparse de cuidar a su familia, aunque, en ocasiones, ello conlleve quebrar su propio proyecto vital.

Todos estos temas fueron abordados durante el posterior coloquio.

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