Viernes, 29 de Octubre de 2004 12:42

'INGLIS PITINGLIS?'

Una tesis doctoral de la UCO prueba el bajo nivel de inglés escrito de los alumnos preuniversitarios y advierte de sus nefastas consecuencias para la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior

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Los estudiantes preuniversitarios tienen un peligroso bajo nivel de inglés escrito. Ésa es la principal conclusión de la tesis doctoral de la Universidad de Córdoba defendida esta misma mañana por su autora, Patricia Plaza Arregui y dirigida por el profesor del Departamento de Filología Alemana e In
glesa José Manuel Muñoz y la profesora de la Universidad de Birmingham Helena Buffery. El "peligro" de esa realidad radica, según Plaza Arregui, en las nefastas consecuencias que el desconocimiento del inglés puede tener en la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior. Si se pretende que los estudiantes universitarios puedan moverse libremente por la UE, realizar exámenes en otra lengua, en este caso el inglés; o defender tesis para después entrar en un mercado laboral único, hay que cambiar la situación actual. Sin detallar culpables, y, por supuesto, sin señalar a los alumnos como responsables, la tesis de la Universidad de Córdoba mantiene que la enseñanza del inglés debe cambiar su metodología y revisar la carga excesiva del inglés conversacional en los planes de estudio para reforzar la competencia de los alumnos a nivel escrito.

Patricia de la Plaza ha lanzado un aviso a navegantes, aunque en su estudio se ha limitado a realizar un diagnóstico científico de la realidad. Para realizarlo, la nueva doctora por la Universidad de Córdoba, licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Granada, escogió como muestra un centenar de exámenes de inglés correspondientes a la prueba de Selectividad de junio de 2002 en la Universidad de Córdoba. La muestra contempla las mismas proporciones de calificaciones obtenidas por los 2.735 alumnos, de forma que la investigadora pudiera analizar las pruebas de alumnos con todo tipo de notas y, según ha explicado hoy, hasta el mejor de ellos presenta las mismas deficiencias que el peor. Aunque los exámenes pertenecen a la Universidad de Córdoba, la doctora cree que las conclusiones globales del estudio son extrapolables porque las pruebas son las mismas para toda Andalucía y muy parecidas al resto de España y porque su estudio se apoya además en otras fuentes como el análisis de los planes de estudios, manuales de inglés, legislación y otros estudios científicos.

Tras el análisis de las pruebas, Patricia Plaza detectó hasta cinco problemas comunes en los alumnos. Para empezar, buena parte de ellos dejan preguntas sin contestar a pesar de haber pasado dos años, los dos cursos de bachillerato, preparándose precisamente para la prueba de Selectividad. Además, son muchos los alumnos que no entienden los enunciados de las preguntas y adolecen de una preocupante falta de creatividad en sus respuestas escritas. De hecho, según Plaza Arregui, los alumnos suelen recurrir al texto escrito que se les presenta como inicio del examen para repetir estructuras gramaticales y vocabulario en sus respuestas. De la misma forma, las pruebas estudiadas revelan un bajo nivel de confianza en su capacidad lingüística y un constante uso de la lengua materna, el español, a pesar del monolingüismo de las clases en los institutos.

Para la investigadora, ese último punto descubre una de las causas fundamentales del problema. Según ha explicado, la metodología docente que se utiliza habitualmente en España es la heredada de los países anglosajones, aquella en la que se pide al estudiante que se olvide de su lengua original y que está pensada para enseñar a defenderse en situaciones reales. Pero en España, el estudiante deja de usar el inglés nada más salir de clase. En su contexto social, no se utiliza otra lengua que no sea el español. Por eso, Plaza Arregui aboga por revisar la metodología y reforzar la competencia escrita y sobre todo gramatical partiendo de que lo que se va a enseñar es una lengua extranjera y no una segunda lengua para la vida diaria del alumno.

Como colofón a sus explicaciones, Patricia Plaza ha subrayado que su análisis se ha realizado sobre las respuestas de alumnos, generalmente muy motivados para aprender el idioma, que, como poco, han pasado 10 años estudiando inglés recibiendo una media de 1.000 horas de clase. Demasiado trabajo de los alumnos para tan pobres resultados.