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Título del texto editado:
“Patria y vida del autor. Poema duodécimo”
Autor del texto editado:
Faria y Sousa, Manuel (1590-1649)
Título de la obra:
Fuente de Aganipe o Rimas varias de Manuel de Faria y Sousa, caballero de la Orden de Cristo y de la Casa Real, divididas en siete partes. Parte segunda
Autor de la obra:
Faria y Sousa, Manuel (1590-1649) Fuente de Aganipe o Rimas varias de Manuel de Faria y Sousa, caballero de la Orden de Cristo y de la Casa Real, divididas en siete partes. Parte segunda Faria y Sousa, Manuel (1590-1649)
Edición:
Madrid: Juan Sánchez, 1644









Patria y vida del autor. Poema duodécimo

1
Yo, el mismo que en la agreste y blanda avena
en otra edad canté tiernos amores,
empleos gratos a la dulce pena
de cultos y de rústicos pastores,
quiero cantar lo que he llorado [5]
y también lloraré lo que he cantado.

2
A vos, urbano Sousa, que escuchastes
de mi primera voz incultas Rimas
y tanto en la segunda os lastimastes
de verme peragrar estraños climas, [10]
con esta, que de cisne es la postrera,
quiero que os olvidéis de la primera.

3
A vos, que con las blandas vestiduras,
¡oh sacro flamen de deidad divina!,
no es nuevo conducir a sepulturas [15]
cadáver que compone Libitina,
no es mucho si mis musas, ya mortales,
os quieren en sus pompas funerales.

4
A vos, que con delgado pensamiento
todo lo penetráis ligeramente, [20]
envío de voz última el acento,
por que no pierda tan capaz oyente.
Mi noche encargo a vuestro claro día,
porque vos me alentáis si ella me enfría.

5
Escuchad las pinturas del terreno [25]
que cuna vuestra fue, que fue mi cuna;
veréis salir del sitio más ameno
como serpiente en prado mi fortuna.
En ella me daréis los claros puros,
que bien mi escuridad da los escuros. [30]

6
Oíd toda mi vida, que fue muerte,
conque toda mi muerte será vida,
vida que se quedó, por sura suerte,
por el mundo en pedazos repartida;
muerte que, uniendo agora estos pedazos, [35]
al olvido me quite de los brazos.

7
Entre unas fragosísimas montañas
que a la parte se elevan del oriente
y las de Tetis líquidas campañas
que bañan Lusitania al occidente [40]
entran el Miño y Duero en su dominio,
este con oro, aquel con rojo minio.

8
Producidos al pie de estrañas rocas,
riegan con vario curso sus orillas;
entre una y otra ya taladas bocas [45]
se estienden doce veces cinco millas;
su latitud es menos, y no es una;
es una en nada menos su fortuna.

9
Esta región que entre los ríos yace
y que ya parte fue de la Galecia [50]
de llamarse de entre ellos se complace;
del Duero en lugar primo el nombre precia,
quizá porque se envuelve en oro el Duero,
porque siempre el más rico fue primero;

10
quizá porque este río es más estraño, [55]
y al estraño se da más cortesía;
quizá porque del mar el verde estaño
más gruesas flotas a sus senos guía.
De su nombre otras causas no escudriño;
ella se llama de Entre Duero y Miño. [60]

11
Esta la superior Naturaleza,
por decretos del leve y veloz cielo,
epílogo nombró de la belleza
que de la gran matrona adorna el velo,
el velo que se teje en los telares [65]
de un Dios y de tres diosas singulares.

12
Baco y Ceres se están comunicando
con varia produción que Apolo dora,
y con otra las manos se están dando
con grato competir Pomona y Flora. [70]
Con flores, pomos, granos y racimos
se ven montes y valles siempre opimos.

13
Jamás humano pie por esta alfombra
del sol en el rigor más inclemente
camino pudo hallar sin verde sombra [75]
ni sombra verde sin sonante fuente,
fuente sonante no sin bellas flores,
flores bellas sin plácidos olores.

14
Mil yeraes, varios verdes afinando
que arroyos bañan límpidos y tersos, [80]
con lenguas de cristales modulando
líquidamente naturales versos,
dan, venciendo a los visos de esmeraldas,
infalible esperanza a sus guirnaldas.

15
Guarnécenlas aspadas celosías [85]
que imitan a Argos bien con tantos ojos,
y, por ello, saliendo con porfías,
las rosas que defienden sus abrojos.
Se ve que aquellos ojos celan rosas,
y ellas que están allí de sí celosas. [90]

16
Allí con más quilates perlas llora
la Alba por sus marfiles y corales
que el sol sediento bebe o atesora
en vasos de jazmines y rosales.
La copia liberal vierte Amalatea, [95]
preside Flora, Céfiro campea.

17
Tantas las rosas son y clavellinas,
ningunas de ellas sin olientes almas,
que dan, llevando a pompas peregrinas
de lucido color triunfantes palmas, [100]
por estrellas al cielo flores bellas
como él allí por flores sus estrellas.

18
El florido naranjo entre sus ramas
caduca en oro, en verde se remoza;
aquel está imitando rojas llamas, [105]
este las honras de esmeralda goza.
Limones, verdes velos relevando,
están virgíneos pechos imitando.

19
Las limas, que el humano tedio gastan
y agudamente el apetito pulen, [110]
para caber los huertos no les bastan,
por más que se congreguen y acumulen.
De la opresión se alivia de sus pesos
el cidro a la gran madre dando besos.

20
La cidra larga, la redonda lima [115]
con ningún nombre estraño se señala.
De francés un limón el nombre estima,
de gallego otro que alto olor exhala,
por que no diga alguno, malicioso,
que un gallego no habrá bien oloroso. [120]

21
Verrugosa aparece la toronja,
que allá por la amenísima Valencia
es de sudores de la abeja esponja.
De esta clase es bastarda descendencia,
que imita lo que llaman hoy cultura, [125]
de Apolo siendo bastardía impura.

22
Ellas, lima, limón, naranjo, cidras,
sus apacibles formas están viendo
en lúbricas espaldas de mil hidras
de cristal que en sus pies se van prendiendo. [130]
A los ojos que allí se paran grato
más que el original es el retrato.

23
Tales pomos, fantásticos si bellos,
como estos que a los ojos la agua envía,
pudieron por ventura ser aquellos [135]
que Tántalo cruel coger quería,
pues, cogiéndose solo con los ojos,
al cogerlos la mano coge enojos.

24
Allí por las mañanas matizadas
los pájaros de verdes ramos cuelgan [140]
y, volando con alas encontradas,
el aljófar de la Alba les descuelgan.
Todos suavemente están cantando
bien que en el canto Progne esté llorando.

25
Son monumentos árboles copados, [145]
son fieras y peñascos monumentos
de espíritus a amores siempre dados,
de espíritus de amores siempre esentos.
Sonlo mil flores, ríos mil, mil fuentes
y también penas de almas insolentes. [150]

26
Vive el joven real en el acanto,
a vivir en otro árbol se destina
Driope por cortar del loto el manto;
Baucis, la de Filemón, en encina,
y él mismo, que, habitando el tejo umbroso, [155]
aquí pierde el efeto venenoso.

27
Apulo a Apolo ofrece por el monte
materia para flautas de sus musas.
Del fatal precipicio de Faetonte
dan testimonio en hojas mil Faetusas. [160]
Filis, de Demofonte a los amores,
en el almendro da caducas flores.

28
El prudente moral está vertiendo
de Píramo y de Tisbe sangre viva.
Minerva, con Neptuno compitiendo, [165]
va dilatando la patente oliva.
Leucótoe y Mirra, en troncos vegetando,
el aire están de olores perfumando.

29
El verde premio de febeas tubas
aquí liberalmente se produce. [170]
Tan bellas a la vista están las uvas,
que a nuevo engaño Erígone se induce.
Baco en un roble o álamo troncado
por salteador del seso pende ahorcado.

30
Tocando el aire está con alma tanta [175]
las plantas que de Midas las orejas
publican, que parece que Pan canta
al compás de sus números sus quejas.
De Croco allí se ve la bella amante,
que me fue provechosa cuando infante. [180]

31
En huerto cultivado oliente Minta,
si bien ninfa tartárea, aquí gloriosa.
En el valle la crespa Calaminta,
que bien está imitando la olorosa
planta adonde aquel mozo anda escondido [185]
que preciosos ungüentos ha vertido.

32
Aquellos por los montes van brotando,
a instancias de solares arreboles,
que, a Príapo cerrados imitando,
abiertos son abiertos quitasoles; [190]
aquellos que, llovidos en Corinto,
cada cual se ha quedado hombre distinto.

33
Otros se ven en apartados ranchos
parecidos en nombre a antiguos reyes;
todo en general se llaman Sanchos. [195]
Y, por que en compañeras guarden leyes
de nombres, se acompañan con Urracas
en el dosel de sombras mil opacas;

34
de opacas sombras mil en mil doseles,
porque en troncos de roble tal vez nacen. [200]
Otros hay que, pisados de tropeles
brutos y varios que en el monte pacen,
con cándido color, forma globosa,
una nube despiden polvorosa.

35
Los montes por el aire caminantes [205]
transformaciones me parecen de Hemos,
de Ródopes hermosas y de Atlantes,
pues, por más que remontan sus estremos,
pareciendo sus peñas menos duras,
versión serán de humanas criaturas. [210]

36
A lo menos, de Atlantes son versiones
en llevar en sus hombros las estrellas.
Las peñas de ellos son recordaciones,
a culta erudición, de damas bellas.
Letea, Aglauros, Níobe, Anajarte [215]
creo que allá de si dejaron parte.

37
Allí de claras hijas de Cinara
la belleza parece que respira,
de las de Preto la belleza clara
y el fámulo fiel de Deyanira. [220]
Y, si algunas se ven con acrimonias,
serán las enormísimas Scironias.

38
Cada monte es un Tomaro de Epiro
que derrama no ciento, mas mil fuentes;
en ellas dando el último suspiro [225]
parece que está náyades dolientes:
Ciane, Biblis, Aretusa, Egeria,
Dirce y Feronia, de dolor materia.

39
Hirie en varias lagunas se dilata.
En médicas Termópilas la vida [230]
de mortales prisiones se rescata.
De sus contrarios puestos en huida,
parece que en los río halagando
van Aqueloo y Marsias y Acis blando.

40
Por sus fondos diré que de Tifeo [235]
huye Venus en pece transformada.
Dirce por Palas, Nays diré que veo
de cuantos peces hizo acompañada;
el egipcio Oxirinco y Lepidoro,
con barrigas de plata, espaldas de oro. [240]

41
Y por sus superficies de Cefiso
el nieto pasear tal vez se advierte,
y aquel que por Eperie el cristal liso
romper con pluma anfibia tuvo en suerte;
y Alcione y Ceico, que sus pollos [245]
fían a los marítimos escollos.

42
En ellos y en estanques y en lagunas
los dos Cignos y Agmo, sus compañeros,
con Hirie van llorandos sus fortunas,
favorecidas bien de dos luceros; [250]
Júpiter, al parar hermosas Ledas,
y Venus, al mover veloces ruedas.

43
Por el aire y los valles y las peñas
vuelan, pasean, corren de Celáurea
los reyes, con Antígone cigüeñas, [255]
y con los ojos de Argos el ave áurea,
Coronisis, Cerambos, Dedaleones,
Filomenas, Tereos, Picos, Prones.

44
Coimbes, Nisos, Itisis, Ceneos
y las pigmeas, que de escuadras fieras [260]
muestran a Palamedes los aseos.
Sobrepuja a alta juncia en las riberas
de Ardea la población en sus coturnos,
Nictímenes y Ascólafos nocturnos.

45
Redúcense a conventos numerosos [265]
las bellas hijas de Auco, Alcidamente,
Peristera, que oráculos famosos
en selva fueron ya del gran Tonante,
y tiran la carroza a Citerea
cuando en el prado idálico pasea. [270]

46
Conventos de ambos sexos son, con todo,
si bien del inferior solo se nombran;
nómbranse solos, por contrario modo,
del siempre superior cuantos asombran
tal vez, un soto, de presencia gratos, [275]
que, sin ser Titos Manlios, son Torcuatos.

47
A mil coros de hermanas de Latona
dando su seno está Ceres adulta;
cada cual por sus voces se pregona
cuanto por sus temores más se oculta; [280]
de atraerla a la red se queda ufano
el que toda su voz tiene en su mano.

48
El sobrino de Dédalo, pintado,
Europa de las aves me parece,
con Júpiter en toro transformado. [285]
Dorando el monte va, que reverdece,
de Cerastos, aquella, esta manada
que mataba Milón de una puñada.

49 De las hijas de Preto van seguidos;
condúcelas tal vez una Lampecia, [290]
forma que para amores escondidos
no menos que Pasífae Iove precia.
Ocíroe, ya cuadrúpede, en gran copia
el ser hija de Céfiro se apropia.

50
De Júpiter el ama al monte sube, [295]
y de Heles el bajel se baja al valle.
Entre una de rebaños y otra nube
el gran pastor de Admeto su boj calle
al dulce son de rústicas avenas
con que allí las pastoras son sirenas. [300]

51
Calladas ellas, cuando el sol se empina
sucédelas Titón con el concento
que de Eunomo en la cítara divina
fue reparo el armónico fragmento,
mostrándose a los ojos bien lucido, [305]
de mil verdes cristales revestido.

52
Mas, entrada la noche tenebrosa,
conducen a la luz de las estrellas
una y otra manada vagarosa.
La avena, que otra vez cadencias bellas [310]
en los fuelles buscó de los carrillos,
al canto incita los nocturnos grillos.

53
Al fin, estos rebaños tan lucidos
signos celestes son, constelaciones,
no subidos allá, de allá caídos; [315]
y quien los voraces Licaones
los veda son luces soberanas,
sustitutos de Apolos y Dïanas.

54
Ellas son que, al romper maciza nieve
de plantas, como Venus, dan rubíes, [320]
de quien la blanca rosa el color bebe,
y esparce Flora lilios y alhelíes.
Venciendo está el olor índica algalia,
venciendo está el color griega tesalia.

55
Entre estas varias flores bien parece [325]
reinar la que dio Flora por marido
a Juno, que de olerla se entumece,
y del tumor es Marte producido,
pues produjo este sitio tantos Martes
que tendieron triunfantes estandartes. [330]

56
Varias deidades que en divina ciencia
de una sola deidad son nombres varios
aquí tienen perpetua la asistencia.
De Aristeo a los cultos seminarios
florido bastimento ofrece Cloris, [335]
a vagos edificios, conchas Doris.

57
Para dibujo allí de varias tazas,
que reciben los líquidos cristales,
mil caracoles, Anfítrite, enlazas,
de tu imperio notísimas señales. [340]
Corriendo, la agua vuela allí sin plumas,
murmura amores y levanta espumas.

58
Este es el Campo Elisio glorïoso,
donde los que le logran no envejecen,
donde Favonio inspira bullicioso, [345]
donde siempre los árboles florecen.
Suenan fuentes allí, ríen las flores,
y todos mudamente hablan de amores.

59
Mas, como haber no puede humanas glorias,
infalible pensión de los humanos, [350]
sin amargos acíbares y escorias,
yo, cuando están los aires más lozanos
al aspirar agosto, tuve aviso
de que no hay sin serpientes paraíso.

60
Vi, pues, aquí que Iove, en agua suelto, [355]
cayendo sobre el polvo en gotas gruesas,
dejaba el polvo en sapos mil revuelto;
espesos ellos son, si ellas espesas.
Si él le lloviera a Dánae de este modo,
mal su gusto lograr pudiera todo. [360]

61
Aquí vi, si en los ojos no hubo vicio,
entrarse en las entrañas de una Aglauros
el animal que a Apolo ofrece hospicio,
entre hospicios de Astreas y centauros.
Hermione se enrosca en prados bellos, [365]
y a veces de Medusa los cabellos.

62
Aquí, de la montaña al valle, he visto
que, calada a pesar de airada Juno,
más de una y otra vez se vio Calisto
en el líquido espejo de Neptuno. [370]
Pero, si lleva fieras este suelo,
es con la condición de las del cielo.

63
El sitio calle, que con más decoro
de terrena beldad el mundo corre,
que allí el gran Iove se derrama en oro, [375]
sin que hermosura busque en otra torre.
Olvide sus rosales ya Lucania,
que está el rosado pesto en Lusitania.

64
Callen los odoríferos pensiles,
las itálicas viñas no presuman, [380]
conformes ya los mayos, los abriles,
en solo este cuidado se resuman.
Y, por que en descripciones haya treguas,
diré que es un jardín de veinte leguas.

65
Gente produce del guarismo esenta, [385]
mucha dotada de valor profundo;
siempre poblado con la que sustenta,
con la que no sustenta puebla el mundo.
Y el mundo más con esta ha confirmado
cuánto se aumenta un árbol trasplantado. [390]

66
Fértil, como de palmas Idumea,
de héroes que consiguieron, con luz pura,
cuanto del claro cielo se desea,
cuanto sobre la tierra se procura.
Es patria de mil santos estupendos, [395]
de mil Martes es patria al orbe horrendos.

67
Patria es de Apolo por electos vasos
sin número en letras eminentes,
conque todos sus montes son Parnasos,
conque Hipocrenes son todas sus fuentes. [400]
De aquí con propiedad son naturales
todas las otras artes liberales.

68
Aquí se ve la Brácara vetusta
que, Augusta siendo por cesáreos dones,
vino a ser más Cesárea y más Augusta [405]
por levantarse en ella los pendones
primeros de la Barca soberana
que vio tendidos la nación hispana.

69
Parece que esta sacra primacía,
en que alta emulación tanto se inflama, [410]
Brácara por su nombre predecía,
porque de él el de Barca es anagrama.
la Barca está en la Brácara patente;
la Brácara en la Barca, brevemente.

70
Aquí fue por edad menos caduca [415]
el claro solio de süevos reyes.
Luego, veniendo al sur, está Araduca,
madre de aquellos príncipes que leyes
dieron desde las playas lusitanasa
cuanto bañan olas oceanas. [420]

71
Este destrito allá queda ultimando
la ilustre población que los pies viejos
en el profundo Duero está lavando
y mirando su frente en sus espejos.
En todo benemérita sin falta [425]
de dar al reino el nombre que le exalta.

72
En el camino opósito, del norte,
la población ilustre de Vïana,
que cría pechos dignos de Mavorte,
meta está siendo, con razón ufana. [430]
La bella Lima, la ducal Barcelos
a opulentas ciudades causan celos.

73
Poblaciones menores, aunque ilustres,
más para vistas son que requeridas.
De fuentes peñascosas o palustres [435]
saliendo grandes copias producidas,
vienen formando ríos caudalosos,
que callados ya son, ya sonorosos.

74
Entre el Duero y el Miño van sonando
el Limia, el Neiva, el Cavado, que, unido [440]
al Homem, Quersoneso están formando,
no sin oro, que allí siempre es cogido:
el Este, que no piensa es ordinario,
bañando el cuento al Báculo primario.

75
Así, viniendo al sur, se ostenta el ave [445]
que este nombre ha querido, porque vuela;
a morirse va con él, con son suave
líquido cisne, el límpido Visela,
que, cual Sorga a Francisco en culta Italia,
ha sido mi Hipocrene y mi Castalia. [450]

76
El Leza, que, de olvido todo lleno,
a las vistas más prontas siempre engaña.
Sepúltase en el Duero el Sousa siempre ameno,
coronado de juncia y de espadaña.
También en él el Támaga sepulta [455]
toda la pompa con que fuera abulta.

77
Hay otras placidícismas corrientes
que no pueden caber en lista breve.
Todos sorben dos veces diez mil fuentes
después que el suelo cuanto quiere bebe. [460]
Puentes de alta labor dos veces ciento
vuelan sobre este líquido elemento.

78
Y por los senos de él vuelan los mudos
nadadores, en forma y gusto varios.
Las tortugas, libradas en escudos, [465]
no hallan los riesgos menos ordinarios;
no los ven más, con sus estrellas muchas,
para librarse de ellos, gruesas truchas.

79
En vano las sajátiles lampreas
se asen, contra la pared, a duras piedras. [470]
Con los rellos se imitan las peleas,
pues se mueren al dardo en sus honduras.
Los sábalos, en gustos singulares,
poco vivieran sin morir millares.

80
Salmón, que todo es plata por de fuera, [475]
púrpura siendo todo por de dentro,
ya sin espanto el pescador le espera.
Mas qué mucho, si allá saca del centro
el sollo, que en la arena palpitante
de regalos acuosos es gigante. [480]

81
Así van estas fuentes y estos ríos
bañando abiertos campos productores,
montuosa elevación, valles umbríos,
asunto siempre grato a los cultores,
conque el terreno, al fin, no solo abunda [485]
de los amados frutos, mas redunda.

82
Entre las yerbas útiles que riegan,
el lino, verde, azul, siendo en el prado,
uno y otro martirio a ser le llegan,
con sublimes candores realzado. [490]
De humana gloria la limpieza pura
sabe que cuesta sangre su blancura.

83
Esta es, sin duda, la española Holanda,
a donde plantó Palas sus telares
y, enseñando la más difícil randa, [495]
allí escuelas fundó particulares.
Ellas el mundo adornan con las sobras
de sus nevadas y sutiles obras.

84
En las ciudades, villas, montes
casi tres veces mil se elevan templos, [500]
adonde a los tartáreos Aquerontes
rindiendo están católicos ejemplos,
plazas de armas del Marte soberano,
formidables al reino de Sumano.

85
Muchos de ellos pequeños son redutos, [505]
castillos, torreones, baluartes,
presididos de pechos, que ya intrusos
del cielo son allí sus tantos Martes.
Otros paroquias son y, si comunes,
el día honran que precede al lunes. [510]

86
Mas, de fábricas mucho soberanas
en la arte, en la materia, en las labores,
no envidian a basílicas romanas
en que luce caudal de emperadores.
Libradas en altísimas colunas, [515]
se elevan a las célicas tribunas.

87
Las mitras y prioratos y abadías,
de milicia crucífera encomiendas,
cuantas instituyeron almas pías,
memorias bien fundadas en prebendas, [520]
tocadas de áureo Midas me parecen,
donde mil Cresos en tesoros crecen.

88
Mas ¿quién de este jardín de leguas veinte
fertilidades, pompa, emolumentos,
pensamientos tendrá de que lo cuente [525]
que no le carguen vanos pensamientos?
¿Quién no se admira con mayor espanto
de que en tan poco espacio quepa tanto?

89
Por toda esa distancia mil solares
se observan de antiquísimos dinastas, [530]
que en hórridos conflictos militares,
aceros esgrimiendo, vibrando astas,
fundaron la más ínclita nobleza
que apeteció de Europa la grandeza.

90
Después de hacerse insigne por sí propia, [535]
de soberanos reyes se deriva.
No diga que de hipérboles es copia
quien de oír nuestras glorias más se esquiva,
pues no querrá que sea copia falsa
rey que de sangre real la llamó Balsa. [540]

91
De esta distancia, pues, es centro un valle
a quien la antigüedad llama Visela.
De su nombre un cristal por ancha calle
unas veces pasea y otras vuela.
Vuela, al menos, veloz cuando suave [545]
en sus alas le toma veloz ave.

92
Montes son de este valle altivos muros;
de estos muros son torres altas peñas;
ellas trepando van por aires puros;
por ellas van trepando verdes greñas; [550]
en cada cual olímpico cacumen
hay templo sacro de cristiano numen.

93
Allí suben en varias romerías
del año circular por estaciones
mil fieles, devotas compañías, [555]
que con preces imploran mil perdones.
Con preces que en el modo son disparos,
mas con un fin veneran sus altares

94
Es de este centro hermoso hermoso centro
edificio soberbio, más divino, [560]
del que nacido en Nursia fundó dentro
del excelso y pinífero casino
la fábrica primera, que fue la arca
de este de gentes grandes patriarca.

95
Desde lejos están apareciendo [565]
de dos torres lucientes chapiteles,
los árboles más altos excediendo
con remates que viste el vellón de Heles,
y que están asaltando a las estrellas,
de lo que no se ve lisonjas bellas. [570]

96
Como tan elevados se reciben
en la región del aire por adorno,
de visuales rayos se perciben
por más y más que disten al contorno.
faroles son excelsos y divinos [575]
a los vagos y ignaros peregrinos.

97
Ya llegan, ya se ven las empinadas
máquinas de la docta arquitectura
con soberbias techumbres coronadas
de angular y de esférica figura, [580]
adonde a sí se vencen los cinceles,
y en tablas interiores claro Apeles.

98
Este, después de ser sacra custodia
del blanco velo a donde Cristo asiste
venerado de angélica prosodia, [585]
de altos sepulcros las paredes viste,
eligidas por digno mauseolo
de héroes que viven en la voz de Apolo.

99
El baño en este templo se ejercita
que es la primera puerta al ser cristiano. [590]
Aquí me dio tal bien mano infinita.
Su título, su nombre soberano
por el amor sin musas decir quiero:
es de Santa María de Pombero.

100
Antiquísima imagen de María, [595]
que en estatura excede la ordinaria,
al pecho virginal con mano pía
arrima al que profeta fue en Samaria,
al que, ocupando inmenso el mundo todo,
bien cupo allí por inefable modo. [600]

101
Aquí las manos de sagrado Marte,
reduciendo a terror bárbaras Troyas,
de los despojos ofrecían parte
ya de ganadas tierras, ya de joyas,
pretendiendo que a todas se aventajen [605]
alhajas de María en esta imagen.

102
Aquí mi vida en un ameno soto,
bien alfombrado de castaño y roble,
a poner en su rueca empezó Cloto,
en nido, cuando humilde, en nada ignoble. [610]
Una torre de lises adornada
me dio, si no riqueza, sangre honrada.

103
pero, si es esta la mayor riqueza,
bien he logrado la mayor fortuna,
que a donde corren ríos de nobleza [615]
era preciso me bañase alguna.
De la mejor ha sido, si ha brotado
de aquel solar que llaman Mejorado.

104
A donde los ilustres apellidos
de Sousa y Homen, siempre memorables, [620]
en un Manuel de clara fama unidos,
se unieron a las lises venerables
y a la constante torre que la fama
más bella divulgaba en bella dama.

105
Esta junta de amor (que, al fin, ha sido [625]
esta amorosa y regalada junta
de haber tocado a Manuel Cupido
con la dorada inevitable punta
forjada en la beldad de Catalina)
por origen el cielo me destina. [630]

106
¿Quién no dirá, si las memorias corre
de las antigüedades venerandas,
que de Manuel, cual Iove en otra torre,
de otra dama buscó beldades blandas?
Pues Catalina inclusa residía [635]
en la florida torre de Faría.

107
No sé si ha precedido lluvia de oro,
mas sé que ha precedido el amor puro,
que, entrado por el uno, el otro poro,
puede escalar el más soberbio muro. [640]
Conformes ya por él las voluntades,
hubo fruto de amores y beldades.

108
Fue de grande esperanza amable fruto
(que logra luces el preciso espacio
que falta nona vez lunar tributo) [645]
el apolíneo y marcial Estacio,
que, como estos estudios tanto observa,
parece hijo de Marte y de Minerva.

109
Pero, como también prole notoria
de aquel amor de amantes padres era, [650]
del propio el propio amor gano vitoria
con ninfa de amenísima ribera,
y de esta conjunción nació la madre
que supo darme limpio y cuerdo padre.

110
Tal viene a ser, pues, la esfera hermosa [655]
adonde me produjo amiga estrella,
que, si por mí mi patria no es famosa,
bien puedo yo famoso ser por ella;
pero, de nobles artes nada falto,
no la aniquilo, no, sino la exalto. [660]

111
Apenas toco del vivir la arena
cuando aquella que madre serme pudo,
no pudiendo también serme Lacena,
de una loba me entrega al pecho rudo,
adonde el blanco humor me fue bebida [665]
del contagio de Venus mal regida.

112
Como si fuera yo Rómulo o Remo,
expuesto de algún monte en verde alcoba,
por el destino me esperó supremo
para darme sus pechos una loba. [670]
Mas cuanto Venus vil en mortal polo
dañarme pudo reparara Apolo.

113
Apolo con sus yerbas, con sus artes,
ya entonces me miró benignamente,
resuelto, por ventura, en darme partes [675]
dignas de dar mis labios a su fuente.
Al fin, apenas de la vida toco
la playa cuando a riesgos la provoco.

114
Aun tierno, una rugosa pitonisa
me coge en brazos y entra en un molino; [680]
de la piedra que va girando aprisa
al despeño del arroyo cristalino
las manos ambas me escondió en el hoyo,
error que murmurar debió el arroyo.

115
Asegura que el hoyo de la rueda [685]
ingeniosa hará la tierna mano
que en él mientras corriere entrarse pueda.
decreto para mí no es soberano,
mas de ella en la opinión, sin duda alguna,
esta la rueda fue de mi fortuna. [690]

116
Mas, cuando a contemplar tal vez me paro
de mi vida los pasos peligrosos
y el vario revolver del tiempo avaro
que a términos me trujo lastimosos,
diré que para mí, tan perseguido, [695]
sin duda de Ixión la rueda ha sido.

117
Pero ya desde el Aries nueve veces,
el Aries que fue mi nacimiento,
a los brumales y ligados Peces
había el sol seguido su argumento, [700]
siendo los quince cientos con noventa
números de la más augusta cuenta,

118
cuando de las primeras enseñanzas
salgo, en virtud de paternal maestro,
para estudio mayor, con esperanzas [705]
grandes, si no lo veda el hado siniestro.
Buenas costumbres y famosa pluma
nombrábanme Tirón de Egeria y Numa.

119
Títulos no menos se lograron
los que me fueron padres vez segunda, [710]
pues, después de engendrarme, me enseñaron.
Al camino salían con profunda
reverencia a buscar el peregrino
que al fin mostró ser uno, siendo trino.

120
A la Brácara augusta luego paso [715]
al valeroso oficio de Minerva,
que allí quiso fundar nuevo Parnaso
y del este ilustrar la fértil yerba,
donde en coronas hojas de laureles
perfiladas nos da de áureos caireles. [720]

121
La gramática y lógica consigo,
tardo, en cinco estaciones hiemales.
Nueva fortuna obediente sigo
que a la sombra me da de unos Morales
que en Cale, con sus ramos soberanos, [725]
eran pasto a católicos gusanos.

122
Fíanme sus secretos ministerios,
oficio a edad tan poca no ordinario,
mas yo, de musas ya siguiendo imperios,
más amaba ser de ellas secretario. [730]
Aquí escribí mil rimas, mil poemas,
ya de humildes materias, ya supremas.

123
Aquellas produjeron varias ninfas
que bañaban sus cuerpos cristalinos
del áureo Duero en las corrientes linfas. [735]
Y también los celícolas divinos
su parte se llevaron, que mi musa
del cielo por la tierra no se escusa.

124
Estos fueron un tomo de aventuras
que imitaban las cultas y elegantes [740]
de Palmerín, con sus empresas duras.
Dos eran de pastores siempre amantes,
el uno de los que aman a lo humano,
el otro del amor más soberano.

125
El que llevó más noches, más auroras, [745]
cantos dos veces ocho contenía,
en que otras tantas vidas, por sus horas,
de reyes otros tantos refería.
Yo digo nuestros lusitanos reyes,
que a la misma fortuna dieron leyes. [750]

126
Pero, abiertos los ojos con el tiempo
(no todos con el tiempo abren los ojos),
estas obras juzgué por pasatiempo,
del tiempo que se pasa sin enojos.
Ninguna en mi opinión a vivir mira, [755]
y juntas las entrego a mortal pira.

127
Todavía esta última que estaba
en la métrica lira numerosa
y más de alguna suerte me agradaba
reduje con fatiga a culta prosa, [760]
de Lusitano epítome con nombre,
que a pesar del livor me da renombre.

128
Con los ojos ya abiertos, más en popa
el aire me sopló de los estudios;
de mi Asia y mi África y mi Europa [765]
vieron mejor fortuna los preludios,
pero entonces quedaron más cabales
Políticos discursos y morales.

129
En este tiempo, que eran ya de Delio
mil y seiscientos sobre doce giros, [770]
monte que por celeste llaman Celio
bella causa me dio de mil suspiros.
La vez primera en él he visto a Albania,
honor de la beldad de Lusitania.

130
Quien el nombre del monte me pregunta, [775]
no aquel que yo le di, mas el que tiene,
si a la cifra del cinco el ave junta
que airón suele llamar aquel que viene
del Tibre al luso Duero hecho toscano,
el nombre de este monte verá llano. [780]

131
El de ella coger puede (yo lo fío),
si acaso juntar quiere las postreras
tres letras del primer renombre mío
a las dos que en mi nombre son primeras.
Sin duda que de amarla fue mi estrella; [785]
si en mí su nombre estaba, el mío en ella.

132
Si un Araldo con poco varia tinta
su apellido nos muestra figurado,
cinco lunas de púrpura nos pinta
en campo que de plata está bañado. [790]
De estos colores dos león le timbra,
habitador de selvas de Coímbra.

133
Parece que el pintor me la retrata
con el propio blasón de su nobleza,
pues de púrpura roja y blanca plata [795]
está compuesta toda su belleza,
guardada, como ya los pomos de oro
con severo animal, del indecoro.

134
Al elevado cielo están mirando
con sus puntas las lunas luminosas, [800]
y ella con tal amor las va imitando
que allá pone sus lilios y sus rosas.
Da consigo y sus lunas soberanas
al culto de Dïana seis dïanas.

135
El día que su gloria fue mi abono, [805]
como de mi fortuna ya triunfante,
todos sus disfavores la perdono
por ver que no ha logrado algún amante
de más altas y prósperas fortunas
ser águila en un sol de cinco lunas. [810]

136
Mas, si ella es luna que de luces bellas
tiene en Apolo lúcidos empleos,
y también él conmigo parte de ellas,
debió de conformar nuestros deseos
para de limpio amor sufrir desmayos [815]
el ser ambos objeto de unos rayos.

137
Debieron concordarnos las diez famas
que logramos de luces y colores,
pues, si las suyas son de cinco llamas,
son las mías también de cinco flores. [820]
Y las llamas son flores para el cielo,
y las flores son llamas para el suelo.

138
Con este dulce incendio, pero puro
(tal convenía ser para apurarme,
que el torpe un claro pecho vuelve oscuro) [825]
pude tanto en estudios elevarme
que obras dignas de luz encendí luego,
si las antiguas apagué con fuego.

139
Lográronse primero varias rimas,
innumerables, siendo numerosas, [830]
Las de sonetos, que han de ser más primas,
aunque fueron las menos copïosas,
duplican el millar, que al avariento
es más grato al contar sellado argento.

140
Entre ellas el poema se interpuso [835]
que intitulé de “Albania”, prosa y verso.
Vivir le dejo en idïoma luso,
que para hablar ternuras es más terso,
que al alabar a Albania hubiera mengua
en quien fuese a alabarla sin su lengua. [840]

141
Como tanto mis bríos ya presumen
con el aliento de esta luz divina,
el uno va creciendo otro volumen
que a vivir sobre muertos me destina.
Siendo, al fin, Pericles de esta Aspasia, [845]
mucho crece la Europa, mucho la Asia.

142
Ya la África y la América se empollan;
arrollados secretos del poema
divino de Camoens se desarrollan,
de mis desvelos soberano tema; [850]
ya no caben los críticos escolios
en tomos cuatro de a trecientos folios.

143
Esostros que son ya los monumentos
(y han de ser, de la patria generosa),
recogidos de tomos cuatrocientos, [855]
que alguna vista apenas mirar osa
(óiganlo vanos, miserables Momos)
de dos veces cien folios son dos tomos.

144
Siete de rimas que a vivir se elevan
casi dos mil el número concede; [860]
trecientos a las cartas, que renuevan
lo que Tulio o que Plinio en ellas puede;
trecientos de la China da al imperio
y al reparo de errante vituperio.

145
Otros, que no son tomos, aunque escritos [865]
de asuntos, si bien graves, más ligeros
formar pudieran tomos exquisitos
que otro ingenio contara por primeros
y les llamara tomos, pues un folio
por tomo cuenta en apolíneo solio. [870]

146
Con este caudal se muestra ingrato
al mérito de quien con tantos tomos
tomos tantos ofrece de barato.
Solamente no son ajenos pomos
de la ciencia, dulces y suaves, [875]
a ti, necio, que piensas que más sabes.

147
Quebrárasele a un Momo más el brío
al negarme loor, si considera
que en todos estos años no fui mío
y que nunca he falta a cúyo era. [880]
Hurteme al sueño en noches y en auroras,
que son para obras muchas pocas horas.

148
Pero, después que el hado se resuelve
en que profese yo cualquier estado,
de lazos del primor mi luz me absuelve, [885]
para que de Himeneo siga el hado.
Por Cupido a eligir él me destina
como el primer Manuel a Catalina.

149
Tiento la empresa y en la empresa peno;
temo la pena y en la pena vivo; [890]
llego, al fin, a lograr puerto sereno.
Bien pude yo decir que el rayo altivo
de Albania, por sus lunas luna bella,
me daba por esposa alguna estrella.

150
Mas la instable fortuna, que no para [895]
en revolver su rueda presurosa,
pudo hacerme perder la patria cara
acompañado de la cara esposa
y de los tiernos hijos, que la pena
sin culpa sienten de la tierra ajena. [900]

151
Voy buscando en la Mantua Carpetana
la sombra de unos únicos Perales
que con sangre se tiñen soberana
de los que antes amé sacros Morales.
En ambos hallé fruto generoso, [905]
de que Tántalo he sido lastimoso.

152
Después me atrae sombra de unas Torres,
adonde no hallé fruto, si hallé moras.
¡Oh, terrible fortuna, cómo corres
no por meses ni días, mas por horas [910]
al que de ti por años va corrido!
Ganarme allí pensé; quedé perdido.

153
Si en los brazos de un oso no hay humano
que, arrebatado de ellos, no peligre,
para peligro ver más inhumano [915]
de ellos me quita inexorable tigre,
saliendo de las Torres no sinceras
que sombras me ofrecían lisonjeras.

154
Pujantes trepan las tenaces yedras,
pero la yedra mía de las piedras [920]
como ellas vino a hollar las sombras duras.
Sombras me son de tejo, aunque pomposas,
al cansado inocente venenosas,
a la sombra de piedras más escuras.

155
De aquellos brazos híspidos me roba [925]
y en las espaldas de un León me pone
para llevarme a ver la lacia loba,
sin advertir, de duro, que se expone
a que veré una fiera que piadosa
estrañará su garra rigurosa. [930]

156
Por monumentos, pues, hallé romanos
en fiera lo que hombre hallar debiera:
una fiera regala a dos hermanos,
un humano conmigo es cruda fiera.
Para mi estrago, al fin, hado enemigo, [935]
cual si yo fuera España, halló Rodrigo.

157
Digo aquel que, inducido de aquel ciego
que le mostró sus Cavas o Florindas,
no pensó que arriesgaban el sosiego
con encantos mayores las más lindas. [940]
Consuelo me será su precipicio
cuando yo de venganzas ame el vicio.

158
En una y otra playa un hijo pierdo,
mas, cuando a tocar vuelvo hispana playa
en Barcelona, las arenas muerdo [945]
de contento de ver que del de Maya
hijo supuesto y duro hui las garras,
y penetro de Iberia las pizarras.

159
A los brazos segunda vez del oso
vuelvo a fiarme, y hallo sustituto [950]
suyo el león real y generoso,
que, teniéndome en cuenta del astuto
Sinón, me pone guardas en prisiones,
que son de mi inocencia altos blasones.

160
De esta suerte, en que alguno hallará pena, [955]
a nuevos partos aspiré de gloria.
En mi tormenta, al fin, me fui sirena,
limando los poemas de mi historia,
las historias también de mis poemas,
que han de lograr lauríferas diademas. [960]

161
Publico los maduros comentarios
(madurolos el sol en diez mil cursos),
y de Momo ridículos sectarios
los acusas con fútiles discursos,
en la de fuego más divina tabla [965]
adonde más se arriesga quien más habla.

162
Oídos los que nunca fueron vistos,
viose lo no capaz de ser oído.
Pagan la culpa cándidos Egisto
que debiera pagar pecho fingido. [970]
Firman libelos contra la inocencia,
sonoroso pregón de su insolencia.

163
Desenvaino los cánones divinos
y sus expositores soberanos,
Jerónimos, Ambrosios, Agustinos, [975]
los Bernardos, Lactancios, Tertulianos,
los Boecios, los Gislerios, los Basilios,
Trismegistos, Mirándulas, Marsilios.

164
Desenvaino y sacudo sus insanias
con Yámblicos, con Moscos, con Platones, [980]
Filocoros, hasïodos, pausanias,
Lucianos, Filostratos, Cicerones,
Sócrates, Jenofantes y Nigidios,
con Plutarcos, Marciales, con Ovidios.

165
Suidas, Aristóteles, Ausonios, [985]
Jenófanes, pitágoras y Plinios,
Heródotos, Diógenes y Antonios,
Simacos y Frustreros, Rodaginios,
Apianos, fornutos, Servios, tales,
Apuleyos, Plotinos y Natales. [990]

166
Finalmente de nuevo los azoto
con Homeros, Virgilios y Lucrecios
Hacen que el mundo me oiga por más doto
y los esté apuntando por más necios.
Debidas glorias logran las camenas, [995]
pagan Amusos las debidas penas.

167
Mientras, pues, mi fortuna abstera sigo
siempre del mundo he visto injusto el gremio.
Siempre mis yerros vi por el castigo,
nunca vi mis aciertos por el premio. [1000]
Mas quien sin premio al bien, al mal da justo
castigo es un tirano en todo injusto.

168
¿Cuáles son los tartáricos jüeces
que tienen por no injusto sobrar penas
a quien apenas conoció las nueces? [1005]
¿A quién casi en la cuna las camenas
visitaron? ¿A quién desde las flores
se emplea en utilísimas labores?

169
Entreguéme a las artes liberales
y a las pinturas dos con más codicia. [1010]
De todas las cïencias principales
he conseguido sólida noticia.
Quien de jactancia lo llamare sobras,
sin que crea la voz, crea las obras.

170
Ni las crean aquellos que los ecos [1015]
más nobles de su nombre están librando
en ridículos, valos, viles zuecos,
siendo oráculo indocto a vulgo infando,
porque yo sólo estimo la creencia
de quien de la ignorancia no hace ciencia. [1020]

171
Óigame agora el siglo con cuidado,
o bien oiga el autor de las criaturas:
yo, de cierta vehemencia concitado,
algunas cosas apunté futuras.
No hay qué admirar, si es cierto que poetas [1025]
tienen algún adarme de profetas.

172
Las costumbres, un único retiro
que puede ser su crédito supongo.
De cortes habitando el largo giro,
jamás los ojos o las plantas pongo [1030]
en cosa que no sea cosa mía.
No se cultiva en corros la Talía.

173
Pero, por que de un golpe lo repare
todo la presunción más presumida,
gran vida debe ser la del que osare [1035]
fiscalizar los cursos de mi vida.
En ser buscado y no buscar me fundo,
que quien a nadie busca pisa el mundo.

174
Yo dije que sería vida grande
la que en mi vida hallase disonancia, [1040]
mas también podrá ser (Dios no lo mande)
o ya grande maldad o ya ignorancia,
pero, cuando ignorancia o maldad fuerte,
feliz quien de ellas perseguido muere.

175
¿Qué pueden, pues, sentir mis pensamientos [1045]
cuando me paro a contemplar mi estado,
si nunca he provocado los tormentos,
los premios veces mil he provocado?
Sentiré que me quedo con vitoria
de quien da pena a aquel que debe gloria. [1050]

176
Estos los pasos son por do me llevan,
si mortales sin luz, cielos serenos.
Mírenlo aquellos que en morder se ceban
y, si no fueren más, nos muerdan menos,
que todo el ser del mundo en nada igualo [1055]
al ser docto y ser bueno, o no ser malo.

177
Ninfas, vos que del Pindo honráis la cumbre,
pues su lumbre humana no alcanzó mi vida,
sirva en mi entierro vuestra clara lumbre.
Con vuestro aplauso entonces esculpida [1060]
sea en mi breve, humilde y negra losa
esta letra, aunque triste, sonorosa.

178
El que a muchos honraba con su pluma,
sin que alguno le honrase con su mano,
aquí se huye a su miseria suma. [1065]
Siempre resuene el eco lusitano.
Aquí su pluma, al fin, dejó sincera
Menalio cuyo ingenio Albania era.

ADVERTENCIA
Ninguno de estos poemas necesitaba tanto
de exposición como este por lo que a mí me
toca, mas por eso mismo lo he de dejar sin ella.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera