Transcripción realizada sobre el ejemplar: Rodrigo Caro,
Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla,
ed. Luis Gómez Canseco. Huelva: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva, 2018.
(texto completo)
Por los años de 680 floreció Félix,
arzobispo
de Sevilla, en
letras
y santidad. Escribió la
vida
de san Julián, arzobispo de Toledo, porque, habiendo en esta ciudad un mal arzobispo, pareció a los
prelados
de España, juntos en concilio, que, para reedificar lo que había destruido su predecesor, era necesaria la ciencia y santidad de Félix, y así lo mandaron ir a Toledo; no, como piensan los toledanos, porque fue de ir a Iglesia mayor que la de Sevilla, pues con evidencia consta que la primacía de España estuvo en ella hasta que se perdió España; y aunque Cindasvindo obtuvo privilegio del Sumo Pontífice para pasarla a Toledo, no lo obedecieron los obispos y hubo muchos tumultos sobre esto, como yo lo tengo averiguado en las
Antigüedades
de Sevilla,
libro 2, capítulo 14 (véanse mis adiciones a esta obra), donde averigüé que 217 años antes que Toledo pretendiese el primado, estuvo en Sevilla.
Escribió también Félix doce
vidas
de varones ilustres, añadiéndolas a las que había escrito san Ildefonso. Véanse el padre
Quintana
Dueñas en
Los Santos de Sevilla,
folios 29 et 30.