APUNTES BIOGRÁFICOS DE PEDRO DE QUIRÓS
Nuestro joven amigo, el poeta sevillano don José Amador de los Ríos, con la publicación de su apéndice al curso de literatura de Sismondi, nos revela [releva} del trabajo de hacinar las noticias que hasta la presente habíamos podido conseguir de este vate del siglo XVII.
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Pedro de Quírós,
poeta
sevillano, nació a fines del siglo XVI, señalándose por el grande amor que tuvo a los poetas latinos, y especialmente a Horacio, a quien
imitó
en algunas composiciones. Ignórase el año de su nacimiento, y muy pocas circunstancias se saben de su vida, viéndonos precisados a valemos de la luz que arrojan sus producciones poéticas sobre este punto, para poner aquí algunas noticias, aunque no del mayor interés.
Dedicado al
estudio
de la filosofía y las ciencias teológicas, abrazó Pedro Quirós la carrera
eclesiástica,
y entró en la orden de los clérigos menores de Sevilla, dando ejemplo de su celo cristiano por la bondad y severidad de sus costumbres, que le ganaron en breve la estimación de sus compañeros y superiores. Pasó parte de sus días en la villa de Umbrete, en donde escribió casi todos sus
romances,
y se restituyó últimamente a Sevilla, donde murió por los años de
1670,
de edad muy
avanzada.
Las obras poéticas que de él existen están reducidas a un tomo de pequeño volumen, que se conserva
manuscrito
en la referida biblioteca de la catedral de Sevilla, y que contiene las composiciones siguientes: tres
loas
a S. Juan Bautista, veinte romances místicos y veinte
amorosos,
una égloga al Nacimiento de Jesucristo, cuarenta sonetos a varios asuntos, cuatro canciones, una de las cuales es imitación del cántico VIII de
David,
varios epigramas y madrigales, y una porción de endecha; tradujo varios cantares de la iglesia, y entre ellos el ritmo Dies irae, y compuso finalmente una
comedia
que tituló
La Remediadora,
de la cual no hemos podido hallar más que un soneto. Las obras que escribió en prosa se reducen a la
Vida
y virtudes del venerable padre Bartolomé Simorilli, La presentación real de las honras que hizo la ciudad de Salamanca al rey nuestro señor Felipe IV,
obra que se
imprimió
en la misma ciudad en 1666, y a una esposición sobre el profeta Jonás cuyo o título era:
In Jonam profetam comentaria;
esta última producción estaba preparada por nuestro insigne sevillano para darse a la estampa cuando atajó la muerte sus pasos, desbaratando al par sus proyectos.
Fue Pedro Quirós muy
elogiado
por sus coetáneos, y principalmente por el sapientísimo y florido humanista Benito Arias Montano, quien le llamó “única gloria del Betis” en el libro 3º, párrafo 28 de su
Retórica.
Sus composiciones poéticas están llenas de sentimiento y amenidad, y abundan en buenos y profundos pensamientos.
Su lenguaje es
puro
y sencillo, y la dicción bastante esmerada y poética; pero no dejó de
resentirse
Quirós del contagio general que infestaba las letras, dando al traste con muchos y muy buenos talentos, y adoleció también algunas veces de hinchazón, participando del gusto por las antítesis y metáforas violentas, tan estrañas a la
naturalidad
y sencillez, dotes indispensables de un buen poeta. Cáusanos sentimiento ver que este, que tan ajeno de aquella influencia aparece en algunas composiciones, se deje llevar hasta el punto de manchar las bellezas que en otras derramara.
Pero no por esto dejose arrastrar de tal manera, que llegara a hacerse ininteligible, ni tan hinchado, trivial y ridículo como los imitadores de Góngora, que, sin el genio ardiente de su maestro, se emplearon solo en comentarlo y
copiar
sus defectos, desechando, como si fueran lunares de gran tamaño, las bellezas que el gran vate cordobés sembró en sus producciones. Ya han visto nuestros lectores algunas de sus poesías; en el número próximo insertaremos otras varias.
J. A. de los R.
1. Nuestro joven amigo, el poeta sevillano don José Amador de los Ríos, con la publicación de su apéndice al curso de literatura de Sismondi, nos revela [releva} del trabajo de hacinar las noticias que hasta la presente habíamos podido conseguir de este vate del siglo XVII.