SILIO ITÁLICO
Cónsul
tres veces de Roma,
poeta
y orador
clarísimo
Después de los dos emperadores Trajano y Adriano Augustos, entra el clarísimo poeta Silio Itálico, nacido también en Sevilla la Vieja, donde hoy vemos las ruinas de la antigua y memorable ciudad de Itálica. De que fuese natural y ciudadano italicense son autores Crinito, Lilio Giraldo, Rafael Volaterrano y otros muchos autores que podrá ver el curioso lector en mi
Corografía del convento jurídico hispalense,
libro 3, capítulo 17. Y allí, en los capítulos antes, están averiguados los fundamentos como estos tres
ilustrísimos
varones son sevillanos, aunque nacieron en Itálica, hoy Sevilla la Vieja, alcaría que dista de esta ciudad de Sevilla poco más de media legua, atravesando el río Guadalquivir desde las últimas casas de la Puerta de Macarena. Y ya dejamos asentado en las advertencias de este tratado que, rigurosamente hablando, se cuentan por hijos propios y naturales de Sevilla los que nacieron tan cerca y a la vista de ella; y así no hay para qué repetir una misma cosa tantas veces.
Fue, pues, nuestro Silio Itálico
nobilísimo
por su linaje, pues fue tres veces
cónsul
en Roma, como lo celebra nuestro español
Marcial
en este epigrama:
Augusto pia tura, victimasque
pro nostro date Silio, Camoenae
bis senos iubet en redire fasces
noto consule, nobilique virga
vatis
Castaliam
domum sonare
[5]
rerum prima salus et una Caesar.
Gaudenti superest adhuc quod optet
felix purpura tertiusque consul.
Fue grande imitador de
Cicerón,
siendo orador muy ilustre él en su tiempo. Amó e imitó a
Virgilio
con grandísima afición y
estudio,
y tenía en su museo su imagen, celebrando con grande ostentación su día natal y visitando su sepultura como una cosa sagrada muchas veces.
Escribió
diecisiete libros en verso
heroico
de la segunda
guerra
púnica, en los cuales, sin duda ninguna aficionado a su patria España, hace memoria de muchas ciudades y ríos suyos, la ligereza de sus caballos andaluces, acomodándoles los nombres de los ríos celebrados de esta provincia.
Tuvo una grande
heredad
y casa de placer en el reino de Nápoles, en la cual ostentó su riqueza y grandeza en una gran
librería
y muchas estatuas y pinturas de varones celebrados y memorables. Vivió más de
setenta
años estimado de los
emperadores,
y especialmente de
Domiciano,
y
celebrado
en muchos epigramas de Marcial y otros
poetas
de aquella edad. En esta, ha hecho comentos sobre Silio Itálico Claudio
Dausques,
canónigo de Toray; pero no dejaré de poner aquí el principio de una elegía de Jano Lernucio, que,
alabando
en ella a este gran
poeta,
con mucha claridad lo hace español y natural de nuestra Itálica en estos versos:
Silius Italica nactus cognomen ab urbe
Hispana Italicum, clarus in Vrbe fuit
Aeneadum orator vatesque et consul honoro
ter titulo insignis, maximus arte sacra
Carminis
Heroi
cecinit quo Punica
bella,
[5]
auspiciis Tyrii sollicitata ducis.
Auribus arrectis facunda et mellea verba
pro trepidiis semper visa valere reis,
dum magni Ciceronís opes, e pectore promít,
divite et e lo quío non minor ore tonat.
[10]