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A Lope de Vega Carpio,
fray
Domingo de Mendoza
De manera ha ido la continuación de los procesos y probanzas del glorioso labrador Isidro, nuestro patrono
santo,
que nunca he hallado tiempo para enviar a vuestra merced esos
papeles,
que todos ellos sonverdaderosy fidedignos, como convienen a tan grandioso varón y a la santidad de los sumos pontífices, y majestad de los reyes y príncipes, y grandeza de perlados y señores que así en el estado eclesiástico como secular le han celebrado y honrado. Cuando vi a vuestra merced este verano pasado estaba tan bien ocupado como siempre lo está, y con tan grande fruto de sus buenas letras y
estudios,
y no obstante esto me hizo merced de darme su palabra de escribir muy de su mano la historia, grandezas y milagros de este esclarecido santo, singular ornamento y gloria de esta su patria de vuestra merced y de todos estos reinos, y que pensaba guardar en su composición la
gravedad,
gusto
y preñez de nuestras castellanas y dulces redondillas. Suplico a vuestra merced me la haga de pasar sus ojos por estos originales para que vuestra merced los saque a
luz
y los comunique a todos, pues es tan
admirable
y
heroica
empresa, digna de que
gocemos
de ella sus servidores y los que nos preciamos de devotos y aficionados de este celestial y divino labrador, que así granjeó y sacó tan colmado agosto con su dichosa y santa compañera María. Porque será muy bien
recibida
esta obra, como las demás de vuestra merced lo son de todos, así de su majestad y de sus altezas, consejos, reinos y cortes, villa y clero.
Guarde Nuestro Señor a vuestra merced muchos años, amén de Santo Tomás, y de esta su casa de vuestra merced en Madrid. 27 de noviembre de 1596.