[25]
Canción en loor de san Isidro de Madrid, dirigida a Nuestra Señora de los Dolores.
Divina Ceres,
celestial
María,
diosa del trigo
1
que sembró en tu
2
pecho
de Dios el dedo
3
, que tus campos
4
labra;
Trigo que, en piedra de la Cruz deshecho,
formó aquel Pan de néctar y ambrosía [5]
que baja a Dios de Dios
5
a su palabra,
de tus sagrarios abra
mi
humilde
voz la soberana puerta,
pues
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la del Cielo abrió la humildad tuya
7
,
que, si llegando a tu virgínea fuente, [10]
tu cristífera
Musa
me despierta,
de un labrador, y en alabanza suya,
cantaré
dulcemente,
si tu favor me dieres,
divina Ceres de la humana gente, [15]
¡oh siempre intacta
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Madre
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dolorosa
que de Jerusalén
10
los campos viste
cubiertos de la Espiga levantada
11
sobre la parva del Calvario triste!,
como la sierpe
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de Moisés famosa, [20]
a quien el trillo
*
de la Cruz pesada
rompió la delicada
parte
13
mortal, y trasladó en tu pecho
las siete piedras de dolor
*
, que ahora
14
espadas
15
pinta quien tu llanto siente. [25]
Desde aquel Trigo en tus entrañas hecho
te toca
16
, por divina labradora,
darme el favor presente,
ilustre Ruth
17
, pues eres
divina Ceres de la humana gente. [30]
Gran labrador Isidro, tú, que, arando
este valle de lágrimas
18
, de suerte
aquel grano evangélico sembraste
en el terreno de tu fe tan fuerte
que, sus espigas altas
19
propagando, [35]
a las del sexto signo atrás dejaste,
y al mismo Dios llegaste
a pagar las primicias
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que no supo
la fiera envidia del primero hermano,
autor de la primera muerte y riña, [40]
mi
humilde
verso
en tu alabanza ocupo,
¡oh labrador del Cielo cortesano!
21
,
haz que sus orbes ciña
y diga que tú fuiste,
pues mereciste cultivar su viña. [45]
¡Dichoso sembrador, que al gran novillo
*
del apetito puso el yugo suave
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de Cristo y, por coyundas, sus vigilias
*
y, al hombro el azadón de su cruz grave,
hasta sus viñas comenzó a seguillo [50]
como a divino padre de familias!
Mil fértiles Sicilias
abundantes de trigo no producen
lo que los campos de Madrid entonces,
de lágrimas de Isidro húmedos tanto [55]
que más que perlas del aurora lucen,
y escribe el cielo en mármoles y bronces
que quien siembra con llanto
en este inculto suelo,
coge en el Cielo fruto eterno y santo. [60]
Es el arado vuestro aquella Escala,
por donde bajó Cristo muerto al suelo
que, como otro Jacob
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, Isidro, visteis,
y por quien fue subiendo el hombre al Cielo
hasta llegar a la Suprema Sala, [65]
que, aunque aldeano, a su Palacio fuisteis
y verle merecisteis.
Fue su lanza santísima aguijada
que abrió su pecho y en vos hizo herida
que estima vuestro rústico capote; [70]
los clavos de su cruz, reja acerada
que aró su cuerpo y dio a la muerte vida
24
,
y no os faltó el azote
25
,
que se tiene a flaqueza
que la pereza
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en labrador se note. [75]
Ya para el sol en el agosto ardiente,
o cuando del León el pecho abrasa,
guirnalda no os faltó de clavellinas,
y, aunque es de ramas y de flor escasa
la que de Cristo traspasó la f[r]ente, [80]
rubíes tuvo y esmeraldas finas
en sangre y en espinas
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,
donde, en el carro de su triunfo eterno,
por vencedor legítimo os laurea
la celestial Sión, triunfante Roma; [85]
con esto recogéis para el invierno
en anchas trojes lo que más desea
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el que los bueyes doma,
que es muy justa ventaja
que quien trabaja del trabajo coma
29
. [90]
Mirad si es justo, Dolorosa Madre,
que quien así sintió vuestros dolores
por vuestro labrador tenido sea
30
,
y que pidan los reyes y señores
que a quien santificó vuestro gran Padre [95]
canonice la tierra y santo crea.
Llegue y tu cuerpo vea,
divino labrador, el mundo todo.
Júzguense tus milagros y tu vida,
tu fe
31
, tu caridad y tu esperanza, [100]
tu ciencia infusa
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por divino modo,
a grandes y soberbios escondida
33
,
que en igual confianza
dirán con dulce canto,
labrador santo, el bien de tu labranza. [105]
Servir ángeles vimos a los hombres
34
,
hechos divinos paraninfos bellos,
y hablar a los pastores y a los reyes
35
,
[a] Abacuc levantar de los cabellos
36
,
ir con Tobías
37
, disfrazar sus nombres, [110]
de Dios interpretar voces y leyes;
pero que tras los bueyes
arando el campo fuesen, ¿quién lo ha visto?
Más es que sepultar a Caterina
38
,
más es que aparecerse a Pedro preso
39
. [115]
¡Oh jornalero del divino Cristo!,
si el ángel os ayuda y encamina
40
,
bien se conoce en ello
que os galardona y llama,
que os quiere y ama con divino exceso. [120]
¡Oh campos de Madrid, que a los Pensiles
y a los famosos de Hibla atrás dejasteis,
de tan divino labrador pisados,
y al Líbano oloroso aventajasteis,
llenos de primaveras y de abriles, [125]
de siempre frescas flores esmaltados!,
de vuestros verdes prados
la solícita abeja su miel forme;
pazca el cordero y tierno cabritillo;
crezca la verde hierba, el trigo rubio, [130]
por amapola y por cizaña enorme,
romero salutífero y tomillo,
y, con mayor diluvio,
deshaga Manzanares
al patrio Henares y alemán Danubio. [135]
Villa famosa, de los reyes Corte,
centro de España, antiguo huésped suyo,
préciate del patrón que mereciste
y de este labrador famoso tuyo,
aunque eres corte, pues será tu norte
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[140]
de tus trabajos en la noche triste.
En otra Corte asiste
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,
transformado el sayal en perlas y oro,
gran privado del Rey, gran cortesano,
donde te puede hacer que rica quedes. [145]
Reparte, pues, tu celestial tesoro,
Isidro santo, con heroica mano,
que abrir ahora puedes
las celestiales trojes
donde recoges trigos y mercedes. [150]
Y yo, Vega nacida
humildemente
en estos campos de tus pies pisados,
merezca tu favor, que, con más gloria,
a tu cielo mis hombros levantados,
de tu vida famosa y excelente [155]
escribiré la milagrosa
historia.
Recibe esta memoria,
y así seremos, con igual victoria,
(no escrita en mármol, pórfido ni acero,
sino en
humilde
vidro), [160]
yo, el labrador grosero,
tú, el verdadero cortesano, Isidro.