APROBACIÓN DEL REVERENDÍSIMO PADRE PRESENTADO FRAY JACINTO ARANAZ, LECTOR DE PRIMA DE TEOLOGÍA EN EL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN DE ZARAGOZA Y PREDICADOR DE SU MAJESTAD.
La
fama
peregrina del autor me tuvo curioso, pero habiendo en este libro los pensamientos que dieron alas a su fama, queda sin sed el deseo, sin queja la expectación y confuso de que un ingenio
celebrado
de tan heroicos ingenios aún no sea condignamente
aplaudido.
Cuando no conocía al autor, en el claro espejo de sus
agudezas
le admiraba decantado de todo el coro discretísimo de poetas; pero habiendo visto que con perspicacias de águila elevó sus números a la cuna del sol, no extraño que hasta la envidia le perdiese de vista, Murió el autor, si en la
primavera
de la edad, en el otoño de las discreciones, y pretendió su ocaso dar polvo a la noble sucesión de su entendimiento, como si el olvido fuera capaz sepulcro de tanta vida intelectual; pero, como el discurso de su vida fue día claro de discreciones, su ocaso es ya noche serena donde la
estampa
es estrella que dispensa su luz. Hasta en las infelicidades discreto, profesó de luz grande su ingenio, y esperó la desdicha de su ocaso la estrella de la luz común.
No tuvo el autor estrella con los hombres, que ya es estilo del cielo que los
sabios
que se consagran a la cuna del sol de gracia tengan estrella sin milagro, pero es verdad que es fue estrella de Dios. Tan intrépida fue su infelicidad, que llegó a competir con su
entendimiento,
pero fue solo agravio en el traje, porque entre las angustias de las desgracias desató mayor caudal la razón. Sin duda, cedió la desdicha, pues hizo su entendimiento el milagro de ser infeliz bien visto. Una alma separada es más discreta, con que lo sumo de la desdicha fue aumento de la discreción. No hay pájaro noble que no se abrevie, cosiéndose primero con el polvo para dar con más fuerza vuelo, y vivió estrechada en el mundo una pluma que galanteó con repetidos remontes el Oriente y
adoración
del mejor sol.
Alguno dirá que fue ingenio malogrado, porque se
dedicó
a
profesión
tan humana, pero todo el mundo es apología que le
defiende
de esta nota, porque siendo el mundo, en pluma de Augustino, un admirable poema, un verso heroico fue la primera obra que dio a luz la sabiduría de Dios. Daniel Malonio intitula
A la herida del costado de Cristo,
verso último del epigrama fúnebre de la Pasión, y siendo fantasía póstuma del amor divino, primero dejó Cristo los alientos que los números. Poemas fueron en su original los libros que dictó el Espíritu Santo, que nunca
riñeron
lo grave y lo compuesto. Con metro numeroso enfrenó Josué el curso del sol, que hasta el corazón del cielo se rinde a los halagos de la consonancia. Inventose la
poesía
para
ingenios
grandes, porque ceñir con hermosura la luz es fabricar un sol. Grande espíritu arguye vivir sin violencia, rodeado de muchas leyes, y quien contemplare al autor tan
natural
en la observancia de tantos
preceptos,
admirará la virtud grande de su ingenio: las voces
puras
porque son las más corrientes, resignadas porque sirven con
docilidad
al concepto y no vanamente a la ostentación; los conceptos humildes porque se caen a peso cuando más se elevan extáticos. Y si en la forma resplandece la
religión
de su ingenio, en la materia, dejando a un lado los asuntos
humanos,
resalta el
ingenio
de su religión, pues fue su pluma continua y porfiada mariposa de las mejores luces del cielo, si bien el Oriente y culto del sol fue lumbre que más dulce y más delicadamente enamoró.
En grande obligación están los entendidos al cuidado noble de quien las reliquias de tan peregrino ingenio las
traslada
del sepulcro del olvido al templo de la
fama,
pues en el culto de la luz pública, si el autor logra veneración, los ingenios ejemplos y los santos, alabanzas. Y en todo el libro no hallo oposición a la fe, virtudes o costumbres; conque he dicho mi parecer, obedeciendo el orden del muy ilustre señor doctor don Miguel Franco de Villalba, Oficial y Vicario General de este Arzobispado. Así lo siento, en el Convento de Nuestra Señora del Carmen de Zaragoza, a 20 de junio de 1688.
Fray Jacinto Aranaz.
Imprimatur
Doctor don Michael Franco, Oficial & Vicario General.