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Título del texto editado:
“Aprobación del Rmo. P. M. Fr. Pablo Yañez de Avilés, maestro jubilado del Orden de San Bernardo, Cronista del Rey nuestro señor y de sus reinos de España y de las Indias y de su Religión, examinador sinodal del Arzobispado de Toledo, &c.”
Autor del texto editado:
Yañez de Avilés, fray Pablo
Título de la obra:
Sacra y humana lira. Poemas de don Gabriel de León y Luna, caballero de la orden de Santiago, que ha podido adquirir y saca a luz don Juan Manuel de Palacio Haro…
Autor de la obra:
León y Luna, Gabriel de Sacra y humana lira. Poemas de don Gabriel de León y Luna, caballero de la orden de Santiago, que ha podido adquirir y saca a luz don Juan Manuel de Palacio Haro… León y Luna, Gabriel de
Edición:
Madrid: Juan Muñoz, 1734









Aprobación del Rmo. P. M. Fr. Pablo Yáñez de Avilés, maestro jubilado del Orden de San Bernardo, Cronista del Rey nuestro señor y de sus reinos de España y de las Indias y de su Religión, examinador sinodal del Arzobispado de Toledo.


M.P.S.

De orden de V. A. he leído una, dos y tres veces este libro canoro intitulado Lira Sagrada y humana de León, compuesto por don Gabriel de León y Luna, y que desea salga a la luz don Juan Manuel de Palacios y Herrera, ambos caballeros del hábito de Santiago, vecinos, amigos y verdaderamente unos o uno en la discreción y elocuencia retórica y métrica española, y no he hallado número ni punto dísono a las supremas regalías y a la armonía del buen ejemplo de las cristianas católicas moralidades. Antes más y mejor diré que la lección de los poemas devotos me pulsó afectos píos, y la de los cortesanos divierte a descansos virtuosos. Porque en aquellos arde y brilla numen que propiamente se llama divino por sus asuntos y aciertos, y en estos luce y resplandece numen no solamente lícito, sino recto por su alegría modestísima y arregladísima eutrapelia. Como Caballero Congregante antiguo del Misterio de Nuestra Señora del Destierro de María Santísima y como avecindado morador de la casa principal próxima a nuestra iglesia, dedicada a la Reina del Cielo en este Misterio, en la hermosísima imagen de este título internó el autor su ingenio en los pasos de aquel camino, siguió a sonoros compases las floridas huellas y estampó en fervorosos versos las fructuosas maravillas. Y valiéndome yo de un León para otro León, diré de nuestro don Gabriel de León y Luna lo que cantó el maestro don Manuel de León Marchante en un villancico al Nacimiento de nuestro Salvador en la oposición de Maestros de Capilla:

Otro, que a Belén madruga
dijo, levantando el grito,
para la huida a Egipto,
al niño le doy la fuga.


Aunque, siendo más grave, conceptuosa, elegante, auténtica y clara discreción de nuestro don Gabriel en su Canto de la fuga de María miro en él como en el espejo numérico el objeto místico y como una Luna fija de la mejor Luna fugitiva. De modo que si el abad Filipo dio vejamen a los antiguos porque no habían más que a la Luna planeta y no a la Luna María:
Unam vos veteres nostis tantum modo Lunam,
Temporibus nostris altera maior adest,

ahora se repite y añade en este poema lucido, como en reflejo ilustre, silencio armonioso, que toca a culto más festivo: A Luna signum diei festi, que dice el Eclesiástico, cap.43.vers.7. satirizándole mejor a la astrología anciana con la poesía presente.

A todas las materias y consonancias que nuestro don Gabriel ha querido tocar con su dulce pluma conviene o consuena el epíteto lira en que resuenan tantas voces como cuerdas. Halló Mercurio la lira en el monte Cilene de la Arcadia; y nuestro autor la goza hallada entre ocupaciones de la corte y entre soledades de su casa. Diola Mercurio a Apolo como el autor la dio más al juicio maduro que al uso frecuente. Apolo la dio a Orfeo después que este halló la cítara, como mejorándole de instrumento, y nuestro autor la dio a sí mismo, aun después que desde los rasgos del entretenimiento pasó a los puntos del desengaño para elevar su armonía al empíreo sin que hubiese tocado por alguna Eurídice en el infierno. Mejor, pues, se colocará en el Cielo que la lira de Mercurio. De esta constelación, llamada Lira celeste, dijo Higino, que cae primero de febrero de noche y cuando caen las espaldas del celeste León. Cantó Ovidio estas estrellas en el libro 2 de los Fastos

Illa nocte aliquis, tollens ad sidera vultum
Dicit ubi est hodie qua LYRA fulsit heri?
Dumque LYRAM quaerit mediis quoque terga LEONIS
In liquidas subito mersa notabit aquas.


Mas si esta Lira se sumerge, la de nuestro León se imprime, y, si aquella en su ocaso borra sus luces en el agua, esta aumenta y perpetúa sus brillos en la tinta.

Quien no conozca al autor no admirará, como se exige, para justo elogio este precioso desperdicio de su entendimiento noble. Verase un varón maduro, serio, devoto, recogido, doméstico, extraño absolutamente de tertulias, academias, cuanto más de teatros, que parece que aún no conoce de vista a los versos. Represéntase como negado a las jocosidades y como adverso a las diversiones. Y ciertamente más las huye que las rehúsa. Pero, siendo inexcusables en casa de caballero, padre de familias, algunas visitas y concurrencias a que debe complacer, como mayor de los suyos, en el concurso y congreso decoroso de conversaciones eruditas y elegantes, tal y tal vez ha sido convidado de unos y aun compelido de otros a decir y componer, y siempre tan admirado fuera de la expectación de los menos frecuentes, y sobre la experiencia de los ya familiares que, si celebró Ovidio que Aquiles triste pulsase la lira alegre, más se han asombrado todos de que en nuestro autor, a cuya constancia no han faltado motivos de tristeza, se oiga y vea lira tan suave en sus tonos, como exenta de cuidados.

Fertur in abducta Briseyde TRISTIS Achilles
Aemonia curas attenuasse LIRA. Ovid.eleg.I.lib.4.


Esta juiciosísima vena que desde la villa de Manzanares del campo de Calatrava enriqueció maduros verdores en la Universidad de Alcalá y amentó frutos ingeniosos al Manzanares, río de esta corte, es regla de poesía, porque es poesía de regla, pues su Lira no enerva al ánimo o la mente (“Enervant animos citarae cantusque, lyraeque”. Ovid.2. De Remed. Amor.) ni derritió poemas (“Teneros ne tange Poetas”. Ídem ibid.) , nii de repente se deslizó en voz que no fuese número, peso y medida de la cortesía y de la modestia, ni de pensado el apuro del estudio le hizo salir del modo o tomarse licencia dentro o fuera del verdadero metro. Poeta de ley, y no común, porque ni como poeta pinta, ni como pintor finge o lisonjea. Son pocos los tonos, pero estos pocos son llenos respectivamente a los asuntos y colmados de armonías de voces, conceptos y afectos. Ingenio feliz cuanto más parco, y por esto no digo si más fecundo, pues en la misma tasa de las poesías se muestra la medida de ellas mismas, así porque las más veces aun en otros puntos la abundancia se causa o se influye contumelia, como porque en pocos versos reluce más el ingenio junto con el juicio para muchos. No hay copla con tintura que desluzca la leyenda. No hay sonido hendido, color quebrado, figura que no sea recta para lección sana y segura, ni alusión, directa o indirecta, que no merezca atención refleja sin temor de repetirse especulativa o curiosa, porque la agudeza cuanto penetra comprime y la elocuencia cuanto se difunde contiene.

En este librito se aclara o se destila el enigma “Et de forti agressa est dulcedo”, Judic. 14.14 (Del fuerte manó la dulzura). Ya se verifica la declaración “Quid dulcius molle o quid fortius”, LEONE.ibid.v.18. ¡Qué cosa más dulce que la miel! ¡Qué cosa más fuerte que el león! Ya porque se eleva cuanto es más fuerte el artífice discursivo que un león difunto, si no es que para mayor claridad se nos proponga lo muerto como triste para mayor admiración de la dulzura métrica en seriedad melancólica. En expresiones elegantes de esta Lira elocuente se hallará un índice copioso del honor de nuestro idioma español o castellano, pues en estilo puro, corriente y llano, sin rodeos de frases peregrinas, sin hurtos de oradores o poetas griegos o latinos, sin necesidad de Delio que interprete a nado espumas, ni de hacha de luz o filo que alumbre o que desmonte densas soledades, se beben conceptos tan sublimes, concentos tan armoniosos y reciprocaciones tan coordinadas, que se demuestra que nuestra lengua es muy propia de toda la alma y aun de su superior espíritu, y tan al natural que se viene a ella la mayor altura de la razón. Tanto honor baña a esta obra.

Sic honor & nomen Divinis Vatibus, atque
Carminibus venit. Post hos insignis Homerus.
Horat. De Arte Poetica.


Otra preciosidad tiene esta Lira, y es que ciertamente es fábrica sin obra, trabajo del ocio, cuidado del descuido, rasgo del entretenimiento, no tanto voluntario o libre, como complaciente y menos complacido, y como de quien, cansado de escribir, se pone a rasguear o, fatigado de estudiar, se aplica o le aplican a leer. Ningún poema ha sido escrito por obligación, por empeño, por competencia, sino ya por amigable encargo, ya por filial ruego; y todos han sido compuestos como con desdén o, a lo menos, como sin aprecio. Vive el autor con su hija y yerno, a quienes nombra en algunas poesías, y en obsequio de los concurrentes de sus hijos ha condescendido casi siempre con las obras de estos últimos años. Y cuando por sí solo escribiera, como Garcilaso en la Égloga:

El triste lamentar de dos pastores
Salicio juntamente y Nemoroso
he de cantar sus quejas imitando,


la atención política le ha hecho prorrumpir o proceder a tan varia especie dulcísima armónica. Solamente en el poema del misterio del destierro a Egipto confieso que yo tuve instante influjo por frecuente y aun porfiado ruego, y así como logré la condescendencia, debo explicar la gratitud e imitar la devoción. Mediten ahora los discretos qué versos fueran los prevenidos de quien son tan elevados los ocurrentes. Ya, pues, no se debe agradecer menos a don Juan Manuel de Palacio Haro y Herrera el impulso de dar estas poesías a la luz en virtud de una unísona amistad, y a la verdad “versos son regios, dignos son de la luz de palacio”.


Así lo siento, salvo meliori. En este de nuestro padre san Bernardo de Madrid. Junio primero de 1733.


M. Fr. Pablo Yáñez de Avilés.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera