SONETO SOBRE LAS CENIZAS DEL PETRARCA Y DE MADONA LAURA
Laura, que un claro sol fue acá en la tierra,
es ora allá en el cielo en alto grado
merced
de aquella
pluma
que ha causado
que no
quede
su nombre so la tierra.
Mientras haciendo al tiempo ilustre
guerra
con fuego del
amor
más
sublimado,
enciende e inflama a todo pecho airado,
pequeño mármol sus reliquias cierra
y abraza las cenizas escogidas
de aquel que, puesto en el tercero
cielo,
entre
Dante
y Beatriz ora
reposa.
Tú, que miras el vaso adonde unidas
yacen tales reliquias en el suelo,
inclínate a una copia así
famosa.