[10]
De don Gonzalo Rodríguez de Salamanca, señor de Villagonzalo, etc.
Escuchando el
dulce
canto
de este
cisne
en sus efetos
que hayan hallado me espanto
pensamientos tan discretos,
pluma que lo fuese tanto. [5]
Tú, letor, si atento estás
a su hermosura y aviso,
que no pudieron verás
ni menos penar Anfriso,
ni Belardo
escrebir
más. [10]