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DEL LICENCIADO JUAN PÉREZ DE MONTALBÁN
SONETO
Engalana,
matiza, alumbra y dora
el valle, el monte, la ciudad y el prado
el lucero, preludio anticipado
del llanto alegre que sin ojos llora.
De esta luz, de este día y de esta aurora [5]
sigue las huellas, cual galán dejado,
el sol, que de sí mismo coronado
la indiferente claridad mejora.
No el primer arrebol, por ser primero,
lo pudo ser en luces, aunque quiso, [10]
que el sol se quedó sol y fue postrero.
Desde Grecia, Teágenes dio aviso
al mundo de este
libro,
fue lucero:
faltó su luz, y alúmbranos Feniso.