Alegoría de la primera de sus Soledades
Restituye
a tu modo horror divino,
amiga Soledad,
el
pie sagrado,
que captiva lisonja es, del poblado,
en hierros breves
pájaro ladino.
Prudente cónsul,
de las selvas dino,
de impedimentos busca, desatado,
tu claustro verde, en valle profanado
de fiera menos que de peregrino.
¡Cuán dulcemente de la encina vieja
tórtola viuda
al mismo bosque incierto
apacibles desvíos aconseja!
Endeche el siempre amado esposo muerto
con voz doliente,
que tan sorda oreja
tiene la soledad como el desierto.