No puedo dejar de decir aquí que es
vicio
muy culpable entremeter versos de otra
lengua,
aunque
Petrarca,
en el fin de una estancia de canción, puso este principio de la de Arnaldo Daniel:
Droit
et raison…
que también hicieron en la lengua latina, con no mucha alabanza suya, Marcial y Ausonio. Pero es insufrible en el
Ariosto,
cuando dijo Orlando como Sileno:
solvite
me…
y el
Este,
de donde dedució el apellido de la casa de Este, que fue inadvertencia grande en un poeta heroico bien considerado y prudente. No satisfecho de esto, escribió en otra parte:
il
re fece giurar su l’agnus Dei.
Donde Gerónimo
Ruceli,
porque no le faltase que hablar, juzgó que el Ariosto lo dijo
molto leggiadramente;
tanto va de la buena censura y del conocimiento de la virtud poética al común, que alaba lo vituperable. En nuestra lengua, porque no pudiesen los italianos alabarse de haber incurrido ellos solos en este
error,
se han inclinado muchos a entrelazar versos italianos y españoles. Y paréceme que se puede decir por los que hacen esto lo que se dijo por los que escrebían junto verso y prosa: que eran dos veces sin
juicio,
porque es mezcla mal considerada y ajena de la prudencia y
decoro
poético, y grandemente huida y
abominada
de todos. Así dice el
príncipe
de la elocuencia romana, que no querría usar más de voces griegas en oración latina que lo que usan los griegos de las latinas en la griega. Y
Horacio,
en la
Sátira
10 del
Libro
I, culpa esto, y se ríe de ello contra Lucilio, que tejía latín y griego en sus versos, juzgando por
ilícito
entreponer palabras griegas en lenguaje romano. Y si
Juvenal,
cuya autoridad es grande, las puso valiéndose de ellas en dos lugares, fue en el primero refiriendo los regalos y mimos y blanduras de los amantes, que se enternecían con oración floja y demayada y efeminada y griega. Y en el
Libro
3 se sirvió prudentísimamente (según quiere
Escalígero)
de aquella lengua como lasciva y desvergonzada, y no honesta y casta como la latina, en quien no era justo decir torpezas; aunque no son menos impuros escritores algunos latinos que los griegos, ni su lengua mucho más religiosa que la
transmarina.