REPLICA JOAN DE ALCALÁ A MONTEMAYOR
Montaña
seca y nublosa,
llena de quiebras y riscos,
triste, sola y ponzoñosa,
donde nunca habita cosa
sino fieros basiliscos;
donde las aves del cielo
huyen de hacer su vuelo
porque no hay en ti virtud
para que les dé salud,
ni de sus plumas un pelo.
Has mostrado en esgrimir
que es lo que de mí notaste
con tal gana de
reñir
que pensándome de herir
a ti mismo te cortaste.
Callar te fuera más sano
por no ser el mal
cristiano
que por dar al otro enojo
a sí mismo saca el ojo
con el dedo de su mano.
Sin ninguna proporción
parece que
respondiste,
y muy fuera de razón,
pues ves que de una intención
en nada me concluiste.
Tu
respuesta
me asemeja
(dejado que fue
bermeja)
sobre lo que te hablé
como a quien piden el pie
y suele dar el oreja.
Como tordo o
papagayo
que sin saberse vestir
ni entender qué cosa es
mayo
dice
mayo,
dice
sayo,
porque así lo oyó decir.
Y así con tu
discreción
dices la mesma razón
que a los otros has oído,
sin poner de tu sentido
dicho ni declaración.
Has buscado quien remiende
tu torpeza e
ignorancia,
que lo que tu copla entiende
no es lo que comprehende
razón
de concomitancia.
Que tu copla va diciendo,
declarando y distinguiendo
a la persona de
Cristo,
y en tal caso está bien visto
que no
cuadra
tu remiendo.
Ni pertenece a tu cuento
concomitantiae ratione,
porque este acompañamiento
en el santo sacramento
se dirige y se dispone.
Que el que este epíteto tiene
y de derecho le viene
ser
uno
y trino, Dios es,
pero alguno de las tres
personas no le conviene.
Y si en la cena declaras
que estaba Dios trino y uno,
aunque a Cristo no nombraras,
es cierto que acertaras
sin hacer yerro ninguno.
Mas si haces relación
de Cristo y de su Pasión
y es uno el Verbo divino,
no nombres uno por trino
porque es falta de
razón.
Si yo falté de coser
en punto de
teología,
es muy cristiano saber,
mas en ti no puede ser,
pues no quieres [***].
Pues si tu
padre
el platero,
que como fue caballero
siguió su caballería,
nunca supo teología,
ni dijo «escucharla quiero».
Si tres
Cristos
entendiste,
que por entender desatinas,
más digo, dije y dijiste
que en Cristo confundiste
las tres personas divinas.
Y querer de mí sentir
lo que no pensé decir
es hacer del juego maña
y contra la fe argüir,
lo que algunas veces daña.
Bien creo que, si tomaran
los que donde
vienes
fueron
tres Cristos, que los mataran,
porque en los tres se vengaran
los que en uno no pudieron.
Y como tu carne es
pieza de ese mesmo arnés,
sigues su goznes y puntos,
y para vendellos juntos
al que es uno haces tres.
Si por nombrar tú la entiendes
sin decir qué sientes della,
como siempre te defiendes,
así parece que enciendes
en el monte la centella.
Yo no declaro la fe
sino lo que della sé,
que como viejo me atrevo;
pero como tú eres
nuevo,
no hablas ni sabes qué.
[Has] de saber declarar
lengua
morisca
y
mosaica,
traducir y interpretar
de nuestro común hablar
la cristiana con la hebraica.
Porque el nombre de
Alcalá
tradúcesle en
Alcaná,
que es uno de los dictados
donde tus
antepasados
hicieron la baraná.
¿Qué vale a tu presunción
tener la vela subida,
faltar yesca y eslabón,
si contigo de
nación
nació la llama encendida.
De ti sale quien te atiza
y quien te hace ceniza,
no sé con quién te apostemas,
que con tu fuego te quemas
sin ser la casa pajiza.
Metístete en el abismo
del
baptizar,
y fue bien,
porque confirmas tú mismo
ser de Cristo mi baptismo
y el tuyo de
Moysén.
Que como el tuyo acabó
cuando el mío encomenzó,
olvídaslo por ausente,
mas como el mío es presente,
siempre dél me acuerdo yo.
Dices que estás olvidado
de verte a ti baptizar:
como no fuiste informado
de haber sido baptizado,
no tienes que te acordar.
Y se me acuerda a mí
en que en mi niñez lo fui,
y en años de discreción
hube la confirmación,
la cual nunca cupo en ti.
En tus coplas me mostraste
dos verdades muy de plano,
que del quemar te quemaste
y también que te afrontaste
porque te llamé cristiano.
El quemar fue mal hablado,
porque en casa del ahorcado
no se ha de mentar la soga;
si te llamara
sinoga
no te vieras afrontado.
Cosa que está tan pesada
querer volvella a pesar,
mira que está condenada,
por herética probada,
y dello te ha de pesar.
Y aunque te pese entendella,
como yo la entiendo a ella
la debes tú de entender:
el
monte
se ha de encender
y dél saldrá la centella.
Por tanto, Monte mayor,
más te valiera apuntar
otra cantata
mejor,
pues presumes de
cantor
y te precias de cantar.
Yo no sé mejor decillo
ni tuve para sufrillo
más paciencia y humildad,
que si mal canta el abad,
mal responde el monaguillo.
Pues bien es que concluyamos
en estas que son terceras,
pues
Trinidad
hablamos,
que con tres solas partamos
en paz y gracia las peras.
Porque si tú me
replicas
y replicando me picas,
te tengo de
replicar
y repicando picar,
y aun te picar si repicas.