Título del texto editado:
Anotaciones a la Segunda Soledad de don Luis de Góngora por Pedro Díaz [Fragmentos 1-5]
Anotaciones a la Segunda Soledad de don Luis de Góngora por Pedro Díaz [Fragmentos 1-5]
1.
Éntrase
el mar por un arroyo breve
Convenientísimo
principio es una descripción para entrar en la narración de cualquiera obra poética, y ansí por ella comenzaron gravísimos escritores. El nuestro describe aquí un arroyo que entraba en el mar, desatando el de su
fecundidad,
elegancia y
erudición
en pintarlo, y aunque parece algo larga la descripción, defiéndase con gravísimos poetas que a veces se dilatan sólo por desplegar las velas de su elocuencia, ostentando la bizarría y fecundidad de su ingenio
como
lo hicieron
Lucano,
Virgilio, Claudiano, el Tasso, etc.
2.
y mucha
sal
Llámale sal al mar como
Virgilio,
lib. 1
Eneida:
vela
dabant laeti et spumas salis aere ruebant.
y lib. 5
Eneida:
mene
salis placidi vultum fluctusque quietos.
y lib. 10
Eneida:
et
campos salis aere ruebant.
3.
no sólo en poco
vaso
Quiere decir que el arroyo con su breve vaso de aguas se va perdiendo y bebiendo la sal del mar.
4.
centauro ya espumoso el
Oceano
El centauro era de dos naturalezas: medio hombre y medio caballo. Ansí, el mar entrándose por la ría, ni bien era mar ni bien ría, porque para lo uno era pequeño y para lo otro grande, y mezclando sus aguas salobres con las dulces participaba de ambas naturalezas: de mar y de ría. Fuera de esto, es bien comparado el mar y las aguas a un centauro por lo que participa de caballo, pues según
Servio,
lib. 1
Geórgicas:
ideo
fingunt equum a Neptuno productum, quia hoc animal velox est et mobile ut mare: hinc etiam Pollux et Castor, quia eorum stellae velocissimae sunt, equos in tutela habere dicuntur.
La fábula del primer caballo producido de Neptuno toca
Virgilio
en el mismo lugar:
Tuque o, cui prima frementem
fudit equum magno tellus percussa tridenti.
y ahí lo
explican
largamente los
comentadores
Servio,
Mancinelo y el
Padre
Cerda.
5.
dos veces huella la campaña al
día
Por el flujo y reflujo que hace el mar océano cada día dos veces, cuya oculta causa investigaron con curiosidad los
antiguos
y nunca con certeza la conocieron. Ansí lo dijo nuestro gran
Lucano,
lib. 1
Pharsalia:
tu,
quaecumque moues tam crebros causa meatus,
ut superi volvere, lates.
Pero nosotros sabemos ya con evidencia que lo causa con su movimiento la luna.
Véase
el
doctísimo
Escalígero,
Exercitatione 52,
y otros muchos.