El arte de leer: lectura provechosa, creativa y transformadora en las cartas a Lucilio de Séneca.

Francesc Casadesús Bordoy

En las cartas a Lucilio Séneca explica cuál es su concepción de la filosofía y la importancia de la enseñanza de los grandes maestros para alcanzar una formación sólida y autónoma. De esas reflexiones se colige que Séneca fue reacio a la erudición y a la adquisición de conocimientos que no sean útiles para la vida. Para Séneca, en definitiva, consecuente con el principio estoico de que hay que vivir secundum naturam, la erudición y el aprendizaje de memoria, sin la asimilación y sin la puesta en práctica de los conocimientos que adquirimos, puede hacernos doctos, pero en ningún caso moralmente buenos (Carta 106). Esta realidad lleva a Séneca a criticar la enseñanza que está enfocada exclusivamente hacia la conformación de una cultura intelectual, alejada del objetivo principal de la filosofía: enseñarnos a vivir de la mejor manera moralmente posible. Para conseguir este objetivo, Séneca aconseja aproximarse a lo grandes autores con cautela y moderación, Su lectura, para que sea productiva,  no debe ser dispersa ni superficial (Carta 45) , sino que debe concentrarse en unos pocos y muy seleccionados autores (Carta 2).  Asimismo, para Séneca, su lectura, para que sea provechosa, deben ir mucho más allá de una recopilación memorística o la simple recolección de datos: debe absorber su  pensamiento, asimilándolo, para poder adquirir una sabiduría propia, resultado de todo los que hemos leído, transformado y, en última instancia, elaborado y creado. Por este motivo, Séneca se muestra muy crítico con quienes son incapaces de volar solos y necesitan siempre la tutela de los grandes autores y maestros que han leído sin aportar ningún pensamiento propio. En este punto, Séneca establece una sutil distinción: no es lo mismo  recordar que saber (Carta 33). De nada sirve lo que hemos aprendido de memoria, sino contribuye a la conformación de nuestro propio pensamiento y la manera, sencilla y no impostada de expresarlo.

En esta ponencia se analizará también cómo los consejos de Séneca sobre la buena lectura tuvieron un nítido reflejo en Nietzsche, como ya lo había tenido en Montaigne.