El estudio del patrimonio histórico artístico español goza, por fortuna, de una excelente salud. En las últimas décadas se han multiplicado los trabajos científicos al respecto, y también se han creado grados y másteres universitarios específicos sobre la cuestión. Además, poco a poco se ha conseguido concienciar a buena parte de la población de la necesidad no sólo de mantener los monumentos, sino del enorme potencial económico que tiene su puesta en valor.

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