Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Noticia de los poetas castellanos que componen el Parnaso español. Tomo VI. [Biografía de] Fray Jerónimo Bermúdez”
Autor del texto editado:
López de Sedano, Juan José (1729-1801)
Título de la obra:
Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos. Tomo VI
Autor de la obra:
López de Sedano, Juan José (1729-1801)
Edición:
Madrid: Antonio de Sancha, 1772


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Fuentes
Información técnica






Fray Jerónimo Bermúdez, del orden de santo Domingo y catedrático de Teología en la Universidad de Salamanca, consta que fue natural de Galicia, pero ignórase el nombre de su patria, con el de sus padres y tiempo de su nacimiento y de su muerte, aunque según la conjetura más arreglada pudo nacer después de los años de 1530. Fue de distinguida familia y, según se puede rastrear, descendiente de Diego Bermúdez, sobrino del Cid Ruy Díaz. Sábese que fue catedrático de vísperas de Teología en la Universidad de Salamanca, que residió algún tiempo en Portugal y que vivía por fines del año de 1589, en que finalizó el Poema de la Esperodia, que es hasta cuya época existen las memorias que se han podido deducir de las obras, y a que solo se reducirá la noticia de este ilustre y antiguo poeta castellano. Por el contexto y la calidad de todas ellas se manifiestan el carácter y la erudición de nuestro autor. Fue un varón muy piadoso, severo y dado al estudio y al retiro; fue un excelente teólogo, un grande humanista y un buen poeta, a cuyo ejercicio se dedicó absolutamente y redujo todas sus producciones. En la lengua latina fue un razonable profesor y en la griega, hasta el grado de traducir con acierto algunas sentencias de sus poetas más famosos, y también da indicios de tener luces de la hebrea y arábiga, y finalmente fue uno de los estudiosos de aquel tiempo en que no solo la profesión de una facultad, sino el adorno de otras muchas luces y conocimientos, adquirían justamente el título de hombres doctos. Las primeras obras que se conocen y las únicas que publicó fueron las dos tragedias de Nise lastimosa y Nise laureada, y se imprimieron en Madrid, año de 1577, de las cuales se hace el juicio en el índice de este tomo, aunque por modestia religiosa no quiso publicarlas a su nombre, suponiendo el de Antonio de Silva, que se cree fuese algún grande amigo suyo y familiar de su mecenas, don Fernando Ruiz de Castro y Andrade, primogénito de los condes de Lemos y Andrade, a quien las dedicó, cuyo hecho creyó don Nicolás Antonio y lo anunció así en su Biblioteca Hispana por no haber leído un soneto de Diego González Durán que las precede, donde claramente manifiesta ser el autor Jerónimo Bermúdez. Pero no por ignorarle por autor de las tragedias deja de conocerle por autor del Poema de la Esperodia y tanto, que le proclama con el elogio de “sacra y humana doctrina "spectatus vir”." No nos detenemos a hacer una rigurosa justificación de su identidad, pues, aunque el tiempo que don Agustín de Montiano y Luyando publicó su primer Discurso sobre las tragedias españolas no se atrevió a aseverarlo, sino a asentar que “podría ser el mismo”, las propias razones que hubo entonces y otras muchas con que hoy nos hallamos, que serán patentes al público, no permiten la menor dificultad en el asunto. Otra obra a que nuestro autor dedicó su talento fue un poema del viaje de su héroe, el gran duque de Alba, desde Italia a Flandes en cinco cantos de octava rima, que compuso, como él mismo refiere, en pocos días a instancias de un caballero soldado, amigo y deudo suyo, que fue el que le dio la noticia y relación de toda esta jornada, cuya obra debe creerse que tendría el mismo mérito que todas las demás. La última de las producciones de nuestro autor fue el Canto o poema de la Esperodia, que se reduce a un panegírico del gran duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo. Esta la compuso primero en versos latinos y trasladó después en verso suelto castellano, exornado con prolijas glosas, de que forma un tomo en cuarto, de cuya obra reservamos el juicio para el tomo siguiente, donde se insertará. También constan de este mismo códice otras poesías sueltas, que por su poca regularidad y tamaño no se podrán incluir, pero unas y otras acreditan su grande inclinación, su genio natural y talento para la poesía, pues todas son de esta clase. Además del natural talento, poseyó el arte, cultivado con su mucha erudición, y la inteligencia de las lenguas sabias a que coronó su gran destreza en la castellana, como se evidencia del referido códice de la Esperodia, así en los versos como en la prosa; no obstante, la humilde excusa que da nuestro autor en la dedicatoria de sus tragedias de “no ser la suya propia natural”, pues era gallego, que por todo resulta deber colocársele en el predicamento de los ilustres poetas castellanos.





GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera