Información sobre el texto

Título del texto editado:
“La vida del Esopo”
Autor del texto editado:
Anónimo
Título de la obra:
El libro de Ysopet historiado
Autor de la obra:
Esopo (c. 620 a. C.-560 a. C.)
Edición:
Zaragoza: [Pablo Hurus y Juan Planck], 1482


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[...]nas. Primeramente ama et sirve a Dios. Guarda al tu rey. Como seas hombre, piensa et cura de las cosas de hombre, ca Dios se venga de los injustos; maldad es de grado et de voluntad facer enojo a otro. Con corazón limpio et grande sufre las fortunas et adversidades. A tus enemigos muéstrate cruel, por que non te menosprecien; et a tus amigos sei muy llano et manso, por que de día en día te sean mas bien querientes. Desea a tus enemigos mala salud et caída, por que non te puedan empescer; et a tus amigos cubdíciales buenas andanzas et prosperidades. Fabla a tu mujer cosas provechosas, por que non cubdicie otro varón; ca por cierto como la fembra sea varia et mudable, si non es falagada, prestamente se inclina al mal. Acuérdate de te guardar de hombre cruel; el hombre malo, aunque haya prosperidades et bienaventuranzas, siempre es mezquino. Sei más presto a oír que a fablar, refrena la lengua. Poco fabla mientra comes et bebes, ca en el comer non es oído el sabio, mas el donoso et quien face reír. Non hayas invidia de aquellos que la fortuna favoresce, mas antes te goza de su bien, porque la invidia al invidioso mucho empesce. Cura de tu familia, de manera que non solamente como señor, mas aun como bien faciente seas catado de los tuyos. Guarda la vergüenza, et non te partas de la razón; et non hayas vergüenza cada día aprender cosas mejores. Guárdate de descubrir el secreto principal a tu mujer, ca ella está armada para te enfamar. Lo que un día ganas, guárdalo otro día, por cuanto mejor es dejar el dinero et haber en la muerte a los enemigos que pedir et mendigar en la vida de los amigos. Saluda et salva de buenamente a los que encontrares, ca vemos que el perro, que es animal irracional, busca el pan con la cola falagando. Torpe cosa es escarnescer al cuitado et mezquino. Las cosas buenas non ceses de aprender et de entender en la sabiduría. Como alguna cosa tomares de otro, lo más presto que podrás tornarás, por que más ligeramente otra vez te la presten. Cuando podrás bien facer a algunos, non te pese nin hayas pereza. Al hombre parlero, maldeciente et murmurador arriedra lejos de tu compañía. Los tus dichos et fechos a amigos callados encomendarás, mas tales cosas farás que non te pese después de haberlas fecho. Como te vinieren tribulaciones et adversidades, non las sufras con corazón triste, mas alegre et folgadamente. A los malos et perversos non cures de consejarlos. Non siguas las costumbres de los malos. Sei hospital et rescibe los huéspedes et peregrinos, por que cuando fueres por tierras estrañas falles quien te resciba. La buena palabra contra los vicios del ánimo muy buen físico es. Aquel es por cierto bienaventurado el cual usa et ha buen amigo. Non hay cosa tan ascondida que el tiempo finalmente non la manifieste et traya a luz.

Con estos et con otros muy muchos amonestamientos el Esopo envío de sí a Enus, el cual falsamente acusó a él. E dende a poco, desesperando, de una torre alta abajo se echó. Et así, como malo que era, desaventuradamente acabó su vida.

Después de esto, llamados los falconeros, mandoles el Esopo que pollos fijos de águilas tomasen, los cuales, como fuesen tomados, acostumbrolos cebar et comer andando arriba et bajo volando, ligadas et atadas a los pies unas talegas de cuero en cada una de las cuales estaba un niño. E así como los niños alzaban o abajaban el cebo, así las águilas, seguiendo el cebo et comer, volaban arriba o bajo.

Estas cosas así pasadas, como la fortuna del ivierno pasase, el Esopo, con licencia del rey Licurus, fue et navigó para Egipto, con cierta et firme esperanza que él se daría a tanto que de ello se maravillasen los egipcianos. Mas como los egipcianos la fechura del Esopo vieron, estimándolo por mostruoso et de sin sabiduría, pensaron que era juglar et ridículo, et non miraron que a las veces en vasos feos et torpes está et se contiene el bálsamo, que es el más preciado de los licuores; et que algunas veces las redomas non limpias tienen en sí vinos limpios. E así el Esopo se fue al palacio, et se echó a los pies del rey, el cual, como estaba en su majestad, lo rescibió benignamente. E dende le dice:

-Dime, Esopo, ¿a quién semejas a mí et a los míos?

Respondió Esopo

-Semejo a ti al sol et a los tuyos a los rayos del sol; ca por cierto non resplandesces de otra manera, sinon como el sol et el círculo et rueda solar, et los tuyos así resplandescen como los rayos del sol que cercan a él.

Entonces dícele Nectanabo:

-¿Qué cosa es el regño de Licurus comparado al nuestro?

El Esopo, sorriéndose, dijo:

-En cosa alguna non es más bajo, mas en muchas más alto; ca así como el sol a la luna excede et asombra con su resplandor, así el regño de Licurus excede et sobrepuja el tuyo.

Maravillándose el rey de la facultad tan prompta et aparejada de fablar del Esopo, dícele:

-¿Trajisteme los maestros que han de edificar la torre?

Responde Esopo:

-¿Pues, qué otra cosa? Muéstrame el lugar donde la quieres edificar.

El rey, súbitamente saliendo de la cibdad, le mostró el lugar en el campo, et el Esopo, por las cuatro partes et esquinas el lugar aseñalando, puso las águilas con las talegas atadas a los pies et los niños en ellas; los cuales tenían las lenguas en las manos et el comer et cebo de ellas en las otras manos; el cual seguiendo las águilas, como ya en alto volasen, llaman los mozos, mostrantes las lenguacillas decientes:

-Dadnos cal et dadnos ladrillos et madera et las cosas que convienen para edificar.

Lo cual como viese Netanabo, dice:

-¿Para qué son entre vos otros hombres que tienen alas?

Respóndele Esopo:

-Para muchas cosas. E tú, como eres hombre, ¿quieres contender et litigar con el que es medio dios?

Entonces dijo el rey de Egipto:

-Yo me doy por vencido. Mas ruégote, Esopo, que me respondas a esto: yo fice traer yeguas de Grecia, las cuales del relincho de los caballos que son en Babilonia conciben et se empreñan.

El Esopo le demandó un día de espacio para responder. Et ido a su casa, mandó a sus mozos que le trajiesen un gato et trajiéronlo ante Esopo, el cual lo fizo azotar públicamente con palo; lo cual oyendo los egipcianos, temptaron de librar et defender el gato. Mas non lo pudiendo defender, fuéronse al rey et recontárongelo por grave fecho.

Entonces mandó él que el Esopo viniese ante él. Et presentado el Esopo ante el rey, díjole:

-¿E qué faces así, Esopo? ¿Non sabes que nosotros honramos a Dios en la figura del gato?

Ca los egipcianos tal ídolo honraban. Respondió el Esopo:

-Este gato en esta noche pasada ofendió a Licurus, porque le mató un gallo batalloso et generoso que le cantaba las horas de la noche.

Dice el rey:

-Non pensaba que era tuyo así mentir; porque non puede ser que en una noche vaya et venga un gato de Babilonía acá.

Sorriéndose el Esopo dice:

-De aquella mesma manera el gato se fue et tornó de Babilonia como las yeguas que son aquí se empreñan al relincho de los caballos que son en Babilonia.

Por estas palabras el rey alabó et enconmendó la sabiduría del Esopo. Mas en el día seguiente fizo llamar el rey Nectanabo los hombres sabidores et de sciencia filosofal de la cibdad del sol, a los cuales faciéndoles saber de Esopo, convidó a cenar et al Esopo con ellos. E estando en la mesa, dijo uno de ellos al Esopo:

-Salva tu paz. Digo de Dios soy aquí enviado por que fable contigo. ¿Que dices a esto?

Responde el Esopo:

-Dios non quiere nada que los hombres apriendan a mentir, porque tu palabra te acusa que poco temes et honras a Dios.

Íten dijo otro:

-Un grand templo está et en él una columpna que sostiene doce cibdades et cada cibdad es cubierta de treinta vigas, las cuales vigas discorren dos fembras.

Dijo el Esopo:

-Esta cuestión en Babilonia los niños la saben soltar, ca el templo es la redondez de la tierra, la columpna es el año, las doce cibdades son los doce meses, las treinta vigas son los días de los meses, las dos fembras se dicen el día et la noche, que uno en pos del otro continuamente corriendo siguen.

Entonces dijo el rey Nectanabo a sus grandes:

-Que yo envíe tributos al rey de Babilonia derecho es.

E dijo uno de ellos:

-Aún preguntémosle otra cuestión. Es, a saber, qué cosa es la que nunca oímos ni vimos.

E dijo el rey:

-Ruégote, Esopo, que nos digas, ¿qué cosa es aquella que nunca oímos ni vimos?

Dijo Esopo:

-Séame dada licencia para responder de mañana.

E así como fue a su casa, fizo una fingida escriptura de contrato et obligación en que el rey Nectanabo confesaba haber rescebido, emprestados del rey Licurus, mill marcos de plata, los cuales se obligó a dar et pagar et restituir a un término que era ya en el tiempo corriente por entonces pasado. E otro día de mañana trajo et monstró ante el rey aquella escriptura; la cual leída el rey, maravillándose, dice a los sus ricos hombres:

-¿Vosotros oístes o vistes que yo hobiese rescebido alguna pecunia, en algund tiempo, de Licurus, rey de Babilonia, prestada?

Dícenle ellos:

-Nosotros nunca oímos nin vimos tal cosa.

Entonces dice el Esopo:

-Si esto que decís es verdad, suelta es la cuestión.

El rey oyendo esto dice:

-¡Bienaventurado eres Licurus, que tal hombre poseéis!

E así envió con el tributo al Esopo; el cual, tornado a Babilonia, contó al rey Licurus todo cuanto ficiera en Egipto, et allende presentole el tributo, por lo cual el rey mandó que fuese fecha al Esopo imagen de oro en público. Después de pocos días, el Esopo, cubdiciando de ver a Grecia, demandó licencia al rey, prometiéndole de volverse para él et de gastar lo restante del tiempo en Babilonia. E así andando por las cibdades de Grecia, monstrando su sabiduría ende en fábulas, grand nombradía ganó et aquirió en sabiduría. Finalmente, el Esopo se pasó a un lugar llamado Delfim, el cual era cibdad muy honrada et cabeza de religión. E como los pueblos le oyesen et le seguiesen et ninguna honra le fuese dada de ellos, el Esopo les dice:

-Varones de Delfín, vosotros sois por cierto semejables al árbol el cual es traído a la mar: el madero, cuando está lejos de la mar, paresce una cosa grande; mas como está cerca conóscese cómo es pequeña cosa. Así, como yo fuese apartado de vuestra cibdad, pensaba que vosotros érades los más excelentes de todos, mas agora estando cerca conózcovos por menos discretos de todos.

Los delfos, oyendo estas et otras semejantes palabras, dicen entre sí:

-Este, como por las otras cibdades sea mucho seguido et tenido de los pueblos, si nosotros non nos guardamos, por cierto por sus fábulas et exemplos quitará et menguará la auctoridad de esta nuestra cibdad. Por ende, hayamos consejo sobre esto.

E así acordaron de matar al Esopo por engaño, levantándole que era malo et sacrílego. E porque por el pueblo non lo osaban matar públicamente sin razón, guardaron al serviente del Esopo cuando hubiese de adreszar sus cosas para se partir et pusiéronle dentro en sus cargas una redoma de oro ascondidamente, la cual era del templo del sol. El Esopo, ignorante de las asechanzas et traición que estaban contra él aparejadas, partiose de aquel lugar para otro lugar llamado Fócida, al cual siguieron los de Delfín, et lo prendieron con grand clamor. E como el Esopo los rogase que le ficiesen saber por qué lo detenían, dando grandes voces, dícenle:

-¡Oh malo, oh malvado facineroso! ¿Por qué robaste el templo de Apolo et del sol?

Lo cual el Esopo negó abiertamente, soportándolo del mal corazón. Mas los delfos desataron las cargas et fallaron en ellas la redoma de oro, la cual amostrando a todos con grand tumulto et ruido, afincadamente lo trajieron a la cárcel. El Esopo, aun ignorante de la falsía et traición, rogábales que le dejasen ir su camino, et ellos le apremian et costriñen más afincadamente en la cárcel. El Esopo, entonces, como non viese camino de escapar et conosció que tenían consejado de lo matar, gemía et quejábase de su fortuna mala. E un su amigo, que había nombre Demas, entrando en la cárcel, viendo al Esopo gemiente, díjole:

-¿Por qué te quejas et gemes así, Esopo? Está de fuerte corazón et toma buena esperanza et consuélate a ti mesmo.

E ellos así estando, los delfos condempnan per sentencia et público decreto a pena de muerte al Esopo como a robador et sacrílego del templo. Et juntándose en uno, lo sacan de la cárcel para lo precipitar et despeñar de una peña abajo; lo cual, conosciendo, dice el Esopo a ellos:

-En el tiempo que las animalias brutas eran en concordia, el mur con la rana, tratada et fecha amistad, la convidó a cenar. E así entrando en una cámara donde estaban el pan, miel, figos et otras muchas viandas buenas, dice el mur a la rana: "de esas viandas escoge" [...]





GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera