Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Romance. Al retrato del poeta de estas Rimas”
Autor del texto editado:
Henao Monjaraz, Gabriel de (1589-1637)
Título de la obra:
Rimas de don Gabriel de Henao Monjaraz, caballero de la Orden de Santiago
Autor de la obra:
Henao Monjaraz, Gabriel de (1589-1637)
Edición:
1631


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Romance. Al retrato del poeta de estas Rimas

¡Albricias, musa pintora!
Una y mil veces albricias
os daré, pues Felisarda
mi retrato solicita.

Con precepto suyo canto; [5]
no debe llorar perdida
voz de su imperio animada.
¡Oh, si así cantara digna!

Gracejo de la pintura,
Bosco insigne, ¡quién tus tintas [10]
restituyera a las tablas
y a la humana luz tu vida!

Acierto en tus disparates
fuera mi efigie, y tus líneas
nunca mejor empleadas [15]
que en sujeto de la risa.

Yo, pues, me pinto y me canto,
dos acciones, dicen, mías,
no impusibles perfecciones,
verdades sí entretenidas. [20]

Del embajador arcángel
a quien las monjas melifluas,
doctamente pronunciando,
de lo vulgar se desvían,

es mi nombre, y el cognombre, [25]
país donde arboló invictas
banderas del sol de España
y Alba de su familia.

¡Oh, apellido desgraciado
Henao! Parecéis enigma [30]
que os ignoran igualmente
en mi casa y en Turquía.

En el Paraíso fue
vuestro origen, y termina
el progreso a vuestra historia [35]
como el de las señorías.

A Flandes os trasplantaron;
rama después enjerida,
en Ávila distes flores,
si no frutos, de poesía. [40]

Como coplilla vulgar,
canto madre y digo tía;
dos eternos padres tengo,
uno abajo, y otro arriba.

Mis rentas no son reales; [45]
en las ferias repetidas
del Precursor y su pasmo,
ni se abrasan ni tiritan.

Entre púrpura flamante,
defensión contra inmundicias, [50]
será roja cruz y espada
en mi capa y mi ropilla.

Era hora la común
estarlo el que se practica
para poblar sin pecado [55]
las por él desiertas sillas.

Desde la frente al cogote
todo es frente, y en él brilla
medio güevo de avestruz,
calavera medio viva. [60]

Intentos publico, señas
manifiesto en profecía,
que un moño al marfil humano
honras previene mentidas.

En tanto adquieren mis canas [65]
respeto, los ojos tiran
alguna meditación
a mucha melancolía.

Crecen terror a la faz
dos señales, dos heridas, [70]
hijas de hidalgo valor,
con más aplauso que dicha.

Jurisconsulta, la barba;
cárcel, la boca, en que habita
una lengua aprisionada [75]
en las horas de malicia.

No de río son mis brazos,
de fuente sí, que deriva
desde el gálico Pirene
sus corrientes fugitivas. [80]

Gavilán de mudas tres
bebo la zarzaparrilla,
si no ungido como rey;
mis conjunturas lo digan.

¡Oh, quién fuera veneciano! [85]
Talar garnacha codician
dos […] en mis piernas
de cigüeña simpatía.

Lo demás de la persona,
puesto que lo desestima [90]
su dueño, logró favores
de una Aldonza y dos Elviras.

Honradora funeral,
brocado de la hidalguía,
digo la amiga bayeta, [95]
si no engalana, me abriga.

Poca familia me atiende
legión de niños me grita,
entre deudos muy livianos
deudas graves me fatigan. [100]

Es todo suegro fiscal,
mas doña Ventura, impía,
cinco cuñados me dio,
seis suegros me fiscalizan.

Frecuentísimo criado [105]
mi sombra, por más que gima
cierta dueña que me adora,
que es mi sombra la desdicha.

Literario ocio me ocupa,
y tal vez cualque hidalguía, [110]
escrita en mucha piedad,
sin respetos ni cudicias.

Mal comido y bien pensado
marcho con la infantería,
sin medios de despeñado, [115]
tropezando en cada guija.

¿Qué inconveniente no tengo?
Sólo os quiero persuadida
que en la embriaguez de los versos
las sátiras no me brindan. [120]

Esta, pues, de mis defectos
confesión vede las iras
de los que, en ellos fundados,
me escribieron invectivas.

Un tiempo fui enamorado, [125]
tahúr fui un tiempo; suspendidas
mis ropas, votiva tabla
mis escarmientos publica.

Ame un conde, ju[e]gue un mayo
con sus flores, que las dichas [130]
de amar y jugar apenas
se conceden a su dicha.

Si consiguiera de vos
el que en humana porfía
no cabe favor cortés [135]
a quien todos se decían,

viviera y muriera amante,
invidiara de Macías,
de don Alejo y de Adonis
por mi gloria las desdichas. [140]

Vos, la deidad más luciente
que han adorado las vidas,
beldad sobre la beldad,
imitación de sí misma;

cuyos ojos, cuya boca, [145]
cuyo todo se acredita
en sí con sus perfecciones
y con ajenas invidias;

de quien el mudo silencio
lengua es docta, trompa es digna, [150]
no habiendo vos de alabaros
más que sólo con ser vista.

Hacia perfecto retrato
ente sí que se encamina,
echo una mancha al pincel; [155]
tema rayos la osadía.

Si el ánimo os retratara
donde vivís esculpida,
no hubiera imagen más bella
ni de Apeles ni de Fidias. [160]

Mas ¿las sierpes y palomas
cuándo vinieron amigas?
¿Quién unió el sol y la noche,
las rosas y las ortigas?

¿Cortesanos sufriréis [165]
carcajada si aspiran
mis intentos a enlazar
la tristeza con la risa?

Recebid, pues, Felisarda
estas señas que Talía [170]
para las vuestras previene
mejor voz y mejor lira.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera