Título del texto editado:
“La vida del poeta, por Diego de Fuentes, trasladada de sus antiguos originales”
La vida del poeta, por Diego de Fuentes, trasladada de sus antiguos originales
En la famosa y muy antigua ciudad de Barcelona tenía su natural habitación un
noble
caballero y generoso, al cual llamaban mosén
Pedro
Marco. Este valeroso caballero, por medio de sus muchas y muy adornadas virtudes que en sí encorporadas hacían continua habitación, casó con una señora de no menos virtuosas partes y nobles raíces, a la cual por nombre llamaban
Leonor
Ripol. Estos dos señores, teniendo en el reino de Valencia dos lugares, el uno llamado Beniarjo, y el otro, Pardines, con algunos otros lugarcillos y alquerías, paresciéndoles ser justa y muy razonable cosa trasplantar en este reino su natural, lo hicieron de esta manera. Porque, dejando su propia patria, se fueron a Valencia, donde al cabo de algunos días en ella la noble señora concibió y parió un hijo, al cual por nombre pusieron Ausias Marco. Plugo a la divina majestad que el nascido
niño,
caminando por la senda no poco estrecha de la vida, con ayuda de la paterna exhortación, después de la
inspiración
divina, no tan solamente se contentó de llegar al parangón con las virtudes de sus viejos padres, pero, aventajándose en tal manera, que con su trabajoso
estudio
alcanzó grandes
premios
por las
escuelas.
Ya tanto caminó por este tan honrado trabajo, que, después de muchas
excelencias
suyas, fue
laureado
por poeta, no menos
afamado
que lo fue el doctísimo Francisco
Petrarca
en nuestros tiempos. De cuyo origen no poca razón tendrían los caballeros de hoy de le procurar imitar en algunos pasos y no dejar estas artes en poder de los siervos, pues no en balde fueron dichas
liberales
si no por ser dedicadas para solamente los libres. Acontesció que, como los que en esta profesión, para algunas veces con más
levantado
estilo mostrar la fuerza y licor de sus versos, toman honestos amores, de este modo mismo haciéndolo el
doctísimo
poeta, se enamoró de una dama no menos discreta que hermosa, llamada Teresa Bou, nacida en la misma ciudad de Valencia, cuya discreta victoria y alta erudición fue parte para que nuestro laureado poeta en sus altos y más que incomprehensibles
versos
cantase las
excelencias
y grandes maravillas de esta muy noble señora, según que por ellos más largamente parescerá.