Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Vida y costumbres del poeta”
Autor del texto editado:
[Salusque, Luzitano]
Título de la obra:
De los sonetos, canciones, mandriales y sextinas del gran poeta y orador Francisco Petrarca, traducidos de toscano por Salusque Lusitano. Parte primera
Autor de la obra:
Petrarca, Francesco (1304-1374)
Edición:
Venecia: Nicolao Bevilaqua, 1567


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VIDA Y COSTUMBRES DEL POETA


Petracco de Parenço, nascido en Ancisa, lugar puesto en el valle de Arno de arriba, mas desde los primeros años de la niñez crescido y criado en la ciudad de Florencia, fue hombre de lengua prontísimo y de natural elocuencia ornado, y entre los notarios (que en aquellos tiempos eran en no poca honra y reputación cerca el pueblo florentín) alcanzó el primer lugar. Fue también del mismo pueblo con gran favor criado oficial de las reformaciones, el cual oficio no con menor igualdad que deligencia administró. Mas después, cresciendo de día en día el pestilencial bando, el cual el primero unido pueblo en blancos y negros dividió, fue Petracco junto con otros del bando blanco desterrado, por lo que, de Florencia partido, se fue a morar en Arecio de Toscana, donde el año 1304, a los 20 de julio, tuvo de Brígida, de la familia de los Canigianos, su mujer, un hijo, al cual puso nombre Francisco, que después del padre tomó el sobrenombre, aunque no Petracco, sino Petrarca, por mejor consonancia, fue de los hombres llamado. Habiendo vivido el padre algunos años en Arecio (perdiendo cada día más la esperanza de volver a Florencia), pasados los Alpes en Aviñón (donde entonces junto con la corte romana el pontífice residía) se pasó y allí echó asiento. Mandó el mochacho a Carpentras a deprender la lengua latina; de allí a Monte Pessulano (otramente Mompolier) a dar obra al estudio de las leyes, tanto civiles como canónicas, quiso que fuese, aunque él por su inclinación más aína a la poesía dado del todo se hubiera, cuando la mucha reverencia que al padre tenía refrenado no le hubiese. Allí estudiando cuatro años, fue después enviado a Boloña, donde cuatro otros aún en tal facultad gastó, bien que escondidamente más a la arte poética y retórica atendiese. A la fin entendida la muerte del padre, dejó del todo los estudios de las leyes aparte. Estudió en Tolosa y en París, y a tanta excelencia allegó que, derramándose el nombre y fama de su doctrina y virtud en muchas partes del mundo, era de muchos príncipes llamado y honrado. Fue después a Nápoles, donde por el gran filósofo Roberto, rey de Nápoles y Sicilia, le fueron hechos grandes ofrecimientos; en Verona por los señores de la Escala, de los de Este en Ferrara; por los de Correjo en Parma, de los Carrarios en Padua, en Pavía y en Milán por Galeazo y Bernabé, viscondes, más que medianamente honrado. De los cuales viscondes enviado a Venecia para concertar y componer las diferencias de aquella república y ginoveses, fue visto y estimado y de ellos en mucho honor tenido, especialmente de Lorenzo Celsio, entonces duque de venecianos. Por sus escritos ansí latinos como vulgares se vee cuánto fue estimado y tenido en precio de Joan, cardenal, y Jacomo, obispo bomboriense, hermanos, hijos del señor Estéfano Colona, con los cuales (estando en aquellos tiempos con Juan XXIII, pontífice) en la ciudad de Aviñón continuó muchos años la familiaridad y amistad usada entre ellos. Partiose con el bomboriense para Roma; después en Aviñón, persuadido del cardenal, se dio a los servicios del papa, de quien fue mucho estimado y mandado ora a Roma, ora a Francia, según la necesidad. Mas, certificado después, y conoscidos por espiriencia los costumbres y proceder de la corte, viendo que no los sabios y virtuosos, sino los necios y viciosos eran en ella amados, favorescidos y galardonados, se partió del servicio del papa y se fue a morar en Valclusa, lugar muy ameno y deleitoso, cinco leguas de Aviñón, adonde el padre una pequeña heredad había comprado

Aquí a sus estudios de poesía se dice haber dado obra algunos años y muchas de sus cosas latinas, especialmente La África, haber compuesto. Convidado después a Roma y a París en un mismo tiempo para darle la corona de laurel, dudando a cuál lugar iría a tomarla, aconsejose con el cardenal y otros sus amigos, determinó de anteponer la autoridad romana a todas; y ansí, partido para Roma, fue en el Capitolio solenemente, con grandísima pompa y grande honor, coronado el año 1341. Llamado después con grandísima instancia de Jacomo Carrara, señor de Padua, se partió para allá, donde llegado fue de aquel señor no como su inferior o igual, mas como padre rescebido y tratado; y para que el poeta no tuviese lícita causa de partirse de él, le hizo dar un canonicado de Padua. Muerto después el señor Jacomo Carrara, se fue otra vez a Aviñón.

En esta ciudad, siendo ya el poeta de 44 años, supo cómo su excelente madona Laura era a la otra vida pasada, lo cual le fue de tanto dolor, que muchos días estuvo sin jamás hablar ni querer (y no sin grandísimos ruegos de los amigos) comer bocado, sólo de lágrimas y sospiros manteniéndose. Tornado, pues, de allá de los Alpes estuvo muchos años, en los cuales escribió la segunda parte de los sonetos y de las canciones, con parte de sus moralísimos Triunfos.

Siendo, pues, aquella noble familia de los Coloneses muerta, determinó volverse en Italia, donde ora en Venecia con alguno de sus singulares amigos, y ora en Parma con los señores de Correjo, cuándo en Padua con Francisco de Carrara y cuándo en Verona con los señores de la Escala, por algún poco de tiempo vagando. Mas, llamado de Galeazo (visconte, señor de Pavía y del estado de Milán con su hermano Bernabé), con nombre de consejero vivió con él con grandísima honra y reputación. Al cabo, llegando a los 65 años de su edad y determinando descansar, a Padua se volvió, de do partió con un Lombardo Asserigo, grade su amigo, a morar sobre Padua diez millas, en un lugar dicho Arqua, vecino a los montes Euganeos, donde vivió por espacio de cinco años en poéticos y filosóficos estudios.

En este tiempo le fue de la comunidad de Florencia mandado Juan Bocaccio de Certaldo con cartas en las cuales se contenía la restitución de todos sus bienes paternos, alzándole el destierro, como se lee en una su responsiva epístola escrita a la misma ciudad. Llegado después a los 70 años, siendo, como algunos quieren, de cierto paroxismo de morbo comitial acometido, a los 18 de julio del año 1374 dio el alma a su criador. Su cuerpo, como él primero había ordenado, fue puesto en aquel mismo lugar delante la puerta de la iglesia, en una tumba de piedra colorada puesta sobre cuatro columnas de la misma piedra, a las cuales suben por dos grados de piedra, y para honrarlo se halló presente Francisco de Carrara, señor entonces de Padua, el obispo con toda la clerecía, frailes y monjes de Padua y de los lugares alderredor, y todos los caballeros, doctores y estudiantes. Fue llevado de su casa de Arqua hasta la iglesia en unas andas cubiertas de brocado, con un dosel de oro aforrado de armiños, y en su loor le fue hecho por fray Buenaventura de Peragna, del orden de santo Augustin, el cual fue después cardenal, una elegante oración, en cuya tumba aún se lee el siguiente epitafio:

FRIGIDA FRANCISCI LAPIS HIC TEGIT PSSA PETRARCAE
SUSCIPE UIRGO PARENS ANIMAM: SATE UIRGINE PARCE
FESSAQUE, IAM TERRIS, COELI REQUIESCAT IN ARCE.


que quiere decir

ESTE MÁRMOL ENCUBRE DEL PETRARCA
LOS HUESOS, FRÍOS HECHOS POR LA PARCA.
RESCIBE, OH VIRGEN, LA ALMA, Y TÚ, MONARCA,
LE PERDONA, Y DE AQUESTA TERRESTRE ARCA
CANSADA, POSE EN LA ALTA Y GRAN COMARCA.


En el segundo de las dos gradas que habemos dicho arriba hay las siguientes palabras escritas:

Viri insigni Francisco Petrarcae laureato, Franciscolus de Borsano mediolanensis gener individua conversatione, amore, propinquitate & successione memoria. moritur anno Domini 1374, die xviii Julii.

Hizo testamiento en Padua primero que a Arqua fuese a morar y dejó por heredero a este Francisco de Borsan, casado con una hija suya bastarda, llamada Francisca, que fue mujer de mucha bondad, la cual vivió después de su padre diez años y, muriendo de parto, fue enterrada en Treviso, en una sepultura que aún se vee hoy en día, cerca de la puerta de San Francisco; y dejó también en particular a todos sus criados, allende el debido salario, según su condición, alguna cosa; lo semejante hizo también a todos sus amigos.

Amó de muy herviente, mas de castísimo amor madona Laura, antes llamada Loreta, siendo él de edad de 23 años, según en sus obras se vee, diciendo en un soneto “Mil y trecientes veinte y siete, a punto la hora primera a seis días de abril, nel laberinto entré &c.”. Así que, siendo él nascido, como en el principio dice, en el año de 1304, comenzó su amor de 23 años. Hallándose (según la opinión de algunos) la mañana del viernes santo a los seis de abril en Lila, lugar media legua de Valclusa, para oír los oficios divinos, se encontró con una gran compañía de mujeres que por el mismo efecto a la misma tierra iban, entre las cuales vio esta hermosa doncella, de edad de once años. Otros dicen que la vido en la iglesia de los flaires menores de santa Clara en la ciudad de Aviñón, y que no por huir la corte, mas por ver de continuo la cosa amada, a aquel valle do cerca ella moraba se había retraído. Mas, sea como fuere, él perseveró en amarla mientras vivió y diez años después, como se vee en el soneto “Túvome amor veinte y un año ardiendo &c.”, de manera que hasta los 1358 y de su edad 54 no dejó de amarla ni de escribir en su memoria. Después, hasta la muerte, todo se dispuso al estudio de las sacras letras, como suso habemos dicho, cuyas obras son todas tan manifiestas, que no es necesario aquí nombrarlas.





GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera