Título del texto editado:
“Notas al Nobiliario de don Pedro, conde de Barcelos, hijo del rey don Dionís de Portugal, escritas por Manuel de Faria y Sousa, caballero de la Orden de Cristo y de la Casa Real. 88. Manuel de Faria y Sousa”
Título de la obra:
Nobiliario del conde de Barcelos, don Pedro, hijo del rey don Dionís de Portugal, traducido y castigado y con nuevas ilustraciones de varias notas por Manuel de Faria y Sousa, caballero de la Orden de Cristo y de la Casa Real
Notas al Nobiliario de don Pedro, conde de Barcelos, hijo del rey don Dionís de Portugal, escritas por Manuel de Faria y Sousa, caballero de la Orden de Cristo y de la Casa Real.
88. Manuel de Faria y Sousa, núm. 88.
Caballero
de la Orden de Cristo y de la
Casa
Real, nació en el Soto, otra hacienda de sus
padres
allí cerca, en marzo de 1590. Estando puesto en camino de
eclesiástico
(siendo
secretario
del excelente prelado don fray Gonzalo de Morales, obispo del Porto, en cuya
casa
y admirable doctrina se crio, y que le traía en grandes esperanzas por aquel camino, así por sus
partes
como por singulares razones que había entre él y su padre), lo dejó todo por
casarse
con doña Catalina Machado, hija de
Pedro
Machado, contador único de la chancillería del Porto, y de doña Catalina López de Herrera, que tienen entierro propio en la iglesia mayor de aquella ciudad. Discurrió con su mujer y hijos por lo mejor de España y de Italia, con miserable fortuna, engañado de esperanzas vanas, porque las fundó en buenas partes. El ilustrísimo arzobispo de Lisboa y
gobernador
del reino, don Alonso Hurtado de Mendoza, le nombró para
secretario
de Estado de la India, y después para el de Cámara,y después para otros puestos semejantes, sin haberle visto, solamente con la vista de sus
escritos
y con la información de sus partes, costumbres y talento. Otros ministros (con las mismas condiciones, porque nunca se entró por las puertas de alguno) le nombraron para otras ocupaciones de confianza del servicio real, y otros ánimos por particulares respetos se lo estorbaron todo, conque después de
servir
mucho se quedó sin algún lugar y con su hacienda perdida. En la corriente de estos trabajos se mostró tan inclinado (entre otras
lucidas
partes) a las letras humanas, que no le quitaron ellos el haber
escrito
más de cincuenta volúmenes de varias materias.
Condenó
once o doce de ellos; los otros permanecen, unos
impresos,
que son 14, otros manuscritos, que están viendo personas capaces de poderlos ver. Entre ellos son singulares cuatro que intitula
Europa portuguesa,
tres de la
Asia,
dos de la
África,
uno de la
América,
que todo es la
Historia
general del reino,
y el
Epítome
de ellas; cuatro de los
comentarios
a la
Lusíada;
cuatro a las
Rimas varias
del divino Camoens, y siete de varios
poemas.
Tuvo de su
mujer
estos hijos:
89. Pedro de Faria y Sousa. Núm. 89.
Manuel de Faria, que sirve en la India, para donde se embarcó el año 1639.
Doña Luisa de Faria, que casó con don Conrado de Freitas Paim.
Juan, Diego, María, Juan Rufo, Ana María, Francisca y Juan Baptista, que nacieron en Portugal, en Castilla y en Italia, y murieron niños, unos en Castilla, otros en Portugal y el postrero en Génova.