Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Vida de Ovidio”
Autor del texto editado:
Mexía, Diego de
Título de la obra:
Primera parte del Parnaso Antártico de obras amatorias, con las 21 epístolas de Ovidio y el In Ibim en tercetos
Autor de la obra:
Mexía, Diego de
Edición:
Sevilla: Alonso Rodríguez Gamarra, 1608


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Vida de Ovidio


Publio Ovidio Nasón fue de noble sangre y caballero romano, natural de la ciudad famosa de Sulmo y que hoy lo es en Italia. Nasón, su padre, fue muy rico, y él asimesmo gozó de próspero patrimonio, según él lo afirma en el libro de Ponto. Tuvo un hermano mayor un año, y lo que es de notar, que nacieron en un día, a los catorce de marzo, siendo cónsules en Roma Hircio y Pansa, los cuales murieron en la guerra antoniana. Y, como los dos hermanos estudiasen en Roma, resplandeció Ovidio en retórica y poesía sobre todos los de su edad. Pero, juzgando el padre ser este estudio de tan poco fruto y utilidad (como lo es en nuestros tiempos), persuadiole y aun lo forzó a que estudiase leyes; estudiolas y, mediante su divino ingenio, alcanzó en ellas amplíficos honores. Mas, como tuviese por pesadísima carga la toga, y los estrados y audiencias lo enfadasen, dándoles de mano, se volvió al estudio de las suaves musas.

Reverenció a los poetas sus antecesores y trató benévolamente con sus compañeros. Fue tan suave y apacible en cuanto escribió que, según veremos en su Invectiva, jamás hizo sátira ni ofendió a persona con sus versos, virtud tan admirable y tan dina de imitación de los cristianos poetas, que, cuando en este ilustre varón no se hallara otra, merecía ser muy estimado. Fue de virtuosas costumbres, bebía poco vino y muy aguado, y con sumo estudio y pureza de ánimo huyó el pecado abominable, por cuya razón leo sus obras con aficionados ojos, pues no entiendo que otro poeta en aquellos tiempos se puede alabar de esta excelente virtud.

Tres veces fue casado; repudió las dos mujeres y con la tercia vivió amantísimamente, por las virtudes que él canta de ella en los libros de su destierro. Demás de algunos hijos, tuvo dos hijas, y según algunos autores una sola, de la cual fue hecho abuelo.

Sucedió, pues, que, ofendiendo gravemente al emperador Augusto César, sin quererlo Ovidio ofender, fue desterrado a unas islas del Ponto Euxino, siendo de cincuenta años; las causas diremos en el argumento del In Ibim. Escribió de su destierro las epístolas que llamó Heroidas, que son las traducidas. Derivó la etimología de este nombre (según el glorioso san Agustín en el décimo de la Ciudad de Dios) de un hijo de la diosa Juno, la cual en lengua griega es dicha Hera, que es lo mismo que aeria, o “celeste” en latín; y de aquí su hijo fue llamado Hero. Y, como la ciega gentilidad tuviese a Juno o Hera por suprema diosa del cielo, seguíase que estimasen a su hijo Hero por el más célebre y famoso de la tierra. De aquí a todos los hombres ilustres por sangre o por hazañas célebres llamaron heroicos, y a los versos con que los celebraban los poetas dieron el mismo nombre, el cual ha llegado a nuestros tiempos; y asimesmo las mujeres ilustres se intitularon “heroidas”, de donde estas epístolas tienes el título, por ser escritas de mujeres principales.

Compuso asimesmo cinco libros de obras amatorias, que, reduciéndolos a tres, los dirigió a su Corina; y, demás de los cinco de arte amandi y remedio amoris, escribió los quince de sus Transformaciones; y, como antes de los limar fuese desterrado, consagrólos al fuego, siendo dignos de eternizarse. Pero, como hubiese dado en Roma un traslado, no permitió el cielo que quedásemos huérfanos de tan grande tesoro, en el cual resplandecen y hallamos todas las partes que en un excelente y consumado poema épico se desean, porque la imitación es única; la disposición, admirable; los tropos y figuras, muchas y excelentes; los metros, puros; el lenguaje, casto y artificioso y lleno de majestad; la encadenación de las cosas, la más rara que hasta hoy se ha visto en poema. Escribió también la tragedia de Medea, donde afirman graves autores que mostró el resplandor de su ingenio. Compuso en su destierro los de Tristes, los de Ponto, el In Ibim, el triunfo del César y otras muchas obras, parte de las cuales gozamos y parte no pequeña ha consumido el avaro tiempo.

Vivió en el destierro ocho años, cantando en ellos como el cisne que su fin barrunta, y murió siendo de pocos más de cincuenta y ocho, pero su nombre y gloriosa fama vivirá en sus escritos en tanto que durare la memoria de los hombres, como él mesmo lo predijo de sí en el tercero de Tristes, y Propercio en el tercero de sus elegías, cuyos versos, para los curiosos, son estos:

OVIDIO

Singula quid referam? Nihil non mortale tenemus
pectoris exceptis ingeniique bonis.
En ego cum patria caream, vobisque domoque
raptaque sint adimi, quae potuere mihi.
Ingenio tamen ipse meo comtierque, favorque
Caesar in hoc iuris potuit habere nihil.
Quilibet hanc saevo vitam mihi finiat ense
me tamen extincto fama superstes erit.

PROPERCIO

At non ingenio quaesitum nomen ab aevo
excidit ingenio, stat sine morte decus.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera