Información sobre el texto

Título del texto editado:
Resumen de la vida de Fray Luis de León
Autor del texto editado:
Conti, Giovanni Battista 1741-1820
Título de la obra:
Colección de poesías castellanas traducidas en verso toscano e ilustrada. Tomo III
Autor de la obra:
Conti, Giovanni Battista
Edición:
Madrid: Imprenta Real, 1783


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RESUMEN DE LA VIDA DE FRAY LUIS DE LEÓN


Nació el Maestro Fray Luis de León, según algunos, en Granada, habiendo sido sus Padres Lope de León y Doña Inés de Valera, ambos nobles y naturales de Belmonte en la Mancha. El año de su nacimiento fue el de 1527, como se infiere de la inscripción que se puso en su sepulcro en el Convento de S. Agustín de Salamanca, que dice así:

OBIIT AN. MDXCIXXIII. AUGUSTIÆT. LXIIII.


Tomó el hábito en dicho Convento el año de 1543 y obtuvo en el de 1561 en aquella Universidad la Cátedra de Santo Tomás de Aquino, en virtud de los votos de los Estudiantes, según se practicaba en aquellos tiempos, siendo preferido a muchos competidores, entre los cuales se contaban algunos Catedráticos. De allí a algún tiempo se le confirió la Cátedra de Prima de la Sagrada Escritura. Asimismo consiguió la borla de Doctor en Teología, honor no común en aquel tiempo, y cuya solemnidad era muy dispendiosa. Su singular mérito y reputación dentro y fuera del Reino le suscitaron muchos émulos. Los efectos de su envidia los experimentó con motivo de cierta traducción literal que hizo al Castellano de los Cánticos de Salomón a ruego de un amigo, y de una disertación sobre la Vulgata. Estas dos obritas, delatadas maliciosamente como sospechosas, le ocasionaron su prisión en el año de 1572 de orden del Sto. Oficio, que a los cinco años le mandó restituir la libertad, la Cátedra y demás honores, por haberse justificado su inocencia, juntamente con la iniquidad de sus acusadores. Sus costumbres sirvieron siempre de edificación, así a los Religiosos como a los Seculares, y murió Provincial de su Orden en el Convento de Madrigal, de donde se trasladó su cadáver al de Salamanca, según lo manifiesta la enunciada inscripción sepulcral.

Por lo tocante a su mérito en la República literaria fue hombre de gran ingenio, y no inferior juicio; y cuidó de perfeccionar sus luces naturales por medio de la lectura de los Antiguos, pues era muy versado en las lenguas Hebraica, Griega, Latina y Toscana. Trabajó varias composiciones en asuntos sagrados con buena latinidad, y de ellas publicó algunas, quedando inéditas las demás; y también compuso varias Poesías latinas con maestría. Pero la inmortalidad de su fama la debe principalmente a las obras de prosa y verso que escribió en Castellano. En prosa tenemos dos: la primera de los Nombres de Cristo, y la otra de la Perfecta casada. Nos dejó igualmente una prefación a los escritos de Sta. Teresa, y poseeríamos también la vida de la misma Santa, a no haberle cogido la muerte estando trabajando en ella. De otra obra suya hace mención con especial elogio el Mtro. Fr. Joseph de Valdivieso, bajo del título del Perfecto Predicador, en la aprobación que dio a las poesías de nuestro Autor en 1629, ignorándose por mi parte la causa de no haberse dado a luz hasta ahora. El Maestro León fue el primero que introdujo el número y la elegancia en la prosa Castellana, comunicando la nobleza y majestad.

Dividió él mismo sus Poesías Castellanas en tres libros. El primero comprehende las composiciones originales: el segundo algunas traducciones de Píndaro, Horacio, Virgilio, Tibulo, Petrarca, Monseñor de la Casa y del Cardenal Bembo; y finalmente el tercero las versiones de Poesías sagradas de Job, Salomón y David.

En las originales la invención es poética, y de tal naturaleza que el asunto tratado en ellas se presenta en muy buen aspecto, el todo se baila bien trazado y distribuido en las estrofas o estancias, las figuras tienen propiedad y viveza, y la dicción es pura, escogida, bien concertada y armónica.

En las traducciones que se bailan adornadas de los mismos primores, excepto en lo que corresponde a la invención, hace que las Musas de las otras naciones canten en su lengua nativa con tan grande acierto y felicidad que no parecen forasteras las Poesías, sino naturales y propias del idioma Castellano. Le costaron estas tanto estudio y desvelo que manifiesta las apreciaba en más que las otras que había inventado, llegando a declarar que dejaba libre al capricho u opinión de cada uno el juicio que quisiese formar de sus obras originales; pero que pedía a los críticos ensayasen sus fuerzas antes de censurar sus traducciones, en el seguro de que harían entonces más aprecio de su trabajo.





GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera