Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Biografía de Silvio Pellico”
Autor del texto editado:
Rotondo, Antonio
Título de la obra:
Observatorio pintoresco Núm. 8
Autor de la obra:
Edición:
Madrid: imprenta de la Compañía tipográfica, 1837


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Biografía de Silvio Pellico


En Siluso, ciudad del Piamonte, nació Silvio Pellico por los años 1789, donde su padre desempeñaba un empleo en la casa de postas. Hallábase aquel todavía en su infancia cuando el Sr. Onorato Pellico empleó parte de su fortuna en fundar una hilandería en Piñeroles, primera prisión de la máscara de hierro, de aquel trágico personaje de los anales franceses; es de imaginar que más adelante, cuando en las largas noches de Spielberg evocaba Silvio la imagen de su feliz infancia, se le representase más de una vez el castillo de Piñeroles con su extraño prisionero; ¿quién le hubiera dicho cuando escuchaba aquella misteriosa leyenda sobre las rodillas de su madre que debía él también un día ver sepultado su destino en los húmedos calabozos de una ciudadela, lejos de sus parientes, lejos de su patria y bajo el frio y nebuloso cielo de la Moravia?

Silvio tenía entonces seis años y, siendo como se ve un niño, era ya un poeta. Compuso a aquella edad una tragedia, cuyo asunto y personajes pertenecían al mundo de Ossian, que Macferston [sic] trajo un día de las montañas de Escocia.

Otros varios ensayos más o menos felices revelaron en la misma época, si no todavía el genio, por lo menos el instinto poético del joven Silvio.

Inquieto, preocupado a la edad de 18 años por la lectura de un poema de Fóscolo que apareció en Milán, titulado los Sepulcros, y a cuya época se hallaba en León de Francia, trata de volver a la sociedad en cuya atmósfera se halla; pero ¡vanos esfuerzos! Síguenle las preocupaciones cual inseparable sombra; parece buscar en todos los labios un acento desconocido, se imagina leer el titulo los Sepulcros sobre el dorso de todos los libros, no parece sino que acaba de notar por la primera vez que el idioma francés es áspero y que carece su cielo de aquella trasparente pureza que ostentan los horizontes de Italia. El país circundado de mares y Alpes se apodera de todos sus pensamientos, invade toda su alma; finalmente, a pocos días ya marchaba por el camino de Italia.

Silvio Pellico compuso varias tragedias entre las cuales figuran la Francesca de Rimini y el Eufemio de Messina.

Confinado después por espacio de diez años bajo los plomos de Venecia y en los lúgubres calabozos de Spielberg, por haber emitido algunas ideas políticas con la franqueza de una ardiente y poética imaginación, cuenta sus largos padecimientos en una preciosa obrita titulada Prisiones 1 , sin permitir a sus labios el menor murmullo contra los jueces que por tantos años le sustrajeron de una vida cubierta ya de celebridad.

Que al respirar de nuevo un preso el aire de la libertad sacuda el polvo de la cárcel, y al pisar el suelo patrio suelte un grito de venganza y de maldición, eso lo vemos todos los días; pero Silvio Pellico supo por el contrario amalgamar de tal suerte el infortunio con la educación religiosa de su corazón, que solo halló en los días de su cautiverio palabras consoladoras para sus semejantes y, puesto en libertad, oraciones para sus carceleros. Con la energía de la más sincera fe reconquistó en aquella prueba de diez años la serenidad de su alma, volviendo a colocar el corazón del hombre a la misma altura que le pusieron los mártires del cristianismo.

Antonio Rotondo, Redactor






1. Esta obra se halla en la librería extranjera calle de Jardines, con una estampa como la que acompaña al presente número y además el retrato de Silvio Pellico perfectamente ejecutado por el buril del acreditado artista Ortigosa.

GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera