Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Don Gonzalo Ponce de León Ribera”
Autor del texto editado:
Caro, Rodrigo (1573-1647)
Título de la obra:
Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla
Autor de la obra:
Caro, Rodrigo (1573-1647)
Edición:
ms. c. 1647


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DON GONZALO PONCE DE LEÓN RIBERA


Sea el ejemplar de este caballero no solo lustre y ornamento de Sevilla en este discurso, sino juntamente tácita acusación de aquellos que, en hallándose con alguna calidad de nobleza aventajada, le parece que el estudio de las letras desacredita su caballería en seguir el camino que la gente llana sigue para ennoblecerse, pues en don Gonzalo Ponce de León Mariño y Ribera concurrió toda la calidad más ilustre de España, con que está dicho que ninguna del mundo, si le igualó, no puede llevarle ventaja.

Nació don Gonzalo Ponce de León en Sevilla, por los años de 1530. No he podido averiguar esto con más precisión. Sus padres fueron don Pedro Ponce de León, hermano del duque de Arcos, y doña Catalina de Ribera, del hábito de Santiago; el abuelo paterno, don Luis Ponce de León, duque de Arcos; los maternos, duque de Medina-Sidonia y Alcalá de los Gazules; y en el concurso de estas casas, clara cosa es, se acumulan otras de igual grandeza de estado y de las mayores del reino.

Estudió la lengua latina y griega con mucho cuidado, de modo que en ambas se mostró excelente, como lo testifican sus obras. La primera dignidad que tuvo fue canónigo de la santa Iglesia de Sevilla, donde concurrió con don Bernardo de Rojas, que después fue arzobispo de Toledo y cardenal de la santa Iglesia de Roma, y en este tiempo fueron muy amigos y compañeros. A esta corte le llamaban sus deseos y estudios, que fueron, así de su calidad como de sus méritos, grandes. Fue su profesión la sagrada teología, de que en Roma dio bastantes ejemplares; y, estando allí, fue cubiculario secreto de Pío V. Y, habiendo un hereje de Alemania escrito un libro contra la Iglesia romana y fe católica, el cual se llamaba Leonarto Waramundo, calvinista, le respondió doctísimamente a sus locuras y blasfemias, por lo cual en aquella corte tuvo nombre entre los primeros de ella. Fue particular amigo del eminentísimo cardenal César Baronio y hizo epigramas a dos tomos de sus grandes e ilustres obras, que entonces sacó a luz.

Dio también testimonio de la estimación en que tenía la lengua griega y lo mucho que estaba ejercitado en la continua lección de los Padres, pues volvió en lengua latina el Fisiólogo de san Epifanio, obispo de Constancia, en Chipre, y un sermón del mismo santo en la Dominica Palmarum, y a todos hizo notas, en las cuales muestra cuán docto y leído era no solo en las sagradas letras, sino en la humanidad y conocimiento de los autores griegos y latinos. A esta obra llamó Ocio bimestre, porque en solo dos meses la acabó. Imprimióse en Amberes, con icones y figuras, en la oficina de Plantino, año de 1558. Sacó a luz las obras de Teófanes, patriarca de Constantinopla, que estaban escondidas en la Biblioteca Vaticana, y hizo otras obras de mucho nombre y fama. Así lo dice Andrés Escoto en la Biblioteca Hispánica, folio 469.

Ofreciéronle obispados de gruesa renta, y no los admitió, contentándose con lo que la santidad de Pío V le dio, que fue un canonicato y arcedianato de Talavera, en la santa Iglesia de Toledo. Y, viniéndose a España a entregarse al ocio de las letras y gozar de la renta que tenía, murió en el camino con mucha lástima de los que le conocían por la falta que hacía al ejemplo de todos y el daño que recibían las buenas letras, así sagradas como profanas.

Aunque tan ilustre caballero fue muy humilde, porque su linaje no le desvaneciese, traía en el círculo de sus armas aquel verso del sabio:
Quae utilitas in sanguine meo, dum descendo in corruptionem?

Por lo que yo estimé a este caballero, le hice este epicedio y, a la verdad, pocos ha habido en nuestro siglo de tan esclarecida sangre y tantas letras juntamente:

Consalve, aeternum salve, clarissima Pontii
progeniet, eheu! cur cadis ante diem?
Tartessi flevere Deae cum Romula Roman
destinat ire, licet tristius omen erat.
Maxima Roma videt, suspexit; sumus honorat 5
Pastor, praedolens tunc pietate, Pius.
Inque Varamundum torsisti tela fidemque
et sedes Petri tuta tuo est calamo.
Pro meritis sacra spectabat te infula, sed tu
abnuis, in patriam iam remeare volens. 10
Fata negant: iterum Deae flevere sub antris
Baetides, extinctum tam procul a patria.
Hispalis hoc unum gaudet, quod Fama superstes
gliscit et ora virum per populusque volat.
At Charites certant nomen quod clarius in te est; 15
an studium, an virtus, an genus, an genius.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera