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JERÓNIMO DE CHAVES

Cosmógrafo y astrólogo

Después que las Indias de Occidente se descubrieron, aunque la ciudad de Sevilla siempre había sido escala y puerto del comercio de Asia y África y Europa, y a ella acudían mercaderías de todas partes para, de aquí, llevar los abundantes frutos de la provincia Bética, y el oro y la plata y bermellón que en las riquísimas de los montes Marianos se criaban y conducían a la Casa de la Moneda que aquí tuvieron los fenices y romanos, como largamente está averiguado en mis Antigüedades y convento jurídico de esta ciudad, mas, cuando la divina providencia ordenó que se descubriesen las Indias de Occidente y resplandeciese en las espesas tinieblas de aquella gentilidad la luz del santo Evangelio, se le acrecentó a Sevilla una nueva y grande accesión y augmento de su comercio y riquezas; y así fue necesario que en ella se fundase nueva y más particular forma de todo lo tocante a la navegación del Océano, hasta entonces tenido y llamado de las gentes tenebroso y último fin del mundo.

Fundó, pues, el invicto emperador Carlos V una Casa y Audiencia de la Contratación para el feliz gobierno de aquel nuevo mundo y la más segura navegación de tan inmenso mar. Entre los oficiales que se nombran estableciendo aquello para siempre, fue un catedrático de todas las matemáticas, piloto mayor y cosmógrafo, con perpetuos salarios competentes a su ocupación; y esto fue el año de 1539.

De los que estos oficios tuvieron, el primero que escribió y dio a la estampa algo de esta facultad fue Jerónimo de Chaves, el cual, aunque no dudo escribió muchas cosas tocantes a su oficio, no ha llegado a mí noticia más que el libro que llamó Reportorio, en el cual con suma brevedad comunicó al común de la gente ruda muchas cosas dignas de ser sabidas, no solo del tiempo, fiestas móviles y otras cosas tocantes a la astrología, mas también cosas de cosmografía, con mucha puntualidad. Y, así, en el título 62, comienza por las edades del mundo y prosigue muchos reinos y monarquías, poniendo por sus nombres y reinos los que en el mundo dominaron sucesivamente, en que principalmente entraron los emperadores de Roma, los sumos pontífices de la Iglesia Católica Romana, los reyes de España. Después escribe de los cielos y los planetas o estrellas errantes y, finalmente, tantas cosas curiosas e ignoradas del vulgo que, con solo este volumen, puede parecer cualquiera que lo leyere que es hombre noticioso y docto, aunque no sea más que romancista, porque es un índice o halladero de cosas, que eso quiere decir la voz latina "reportorio."

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