Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Aprobación del noble don Diego de Scals y Salcedo, del Consejo de su majestad en la Real Audiencia Civil de Valencia”
Autor del texto editado:
Scals y Salcedo, Diego de (1619-1687)
Título de la obra:
Fúnebres elogios a la memoria de D. Pedro Calderón de la Barca. Escritos por algunos apasionados suyos del Alcázar. A instancias de don José de Castelví y Alagón, marqués de Villatorcas...
Autor de la obra:
Varios autores
Edición:
Valencia: Francisco Mestre, impresor del Santo Tribunal, junto al molino de Rovella, 1681


Más información



Fuentes
Información técnica





Aprobación del noble don Diego De Scals y Salcedo,del Consejo de su majestad en la Real Audiencia Civil de Valencia


1. Celebrar la memoria de los muertos siempre fue piedad y religión; y de los que han sido eminentes en alguna virtud, sobre piedad y religión, obligación y empeño de las más elevadas y doctas plumas, pasando a demonstraciones públicas que voceasen el dolor y publicasen el sentimiento de su falta. Las que hizo Roma con sus héroes bien notorias son a los curiosos de la antigüedad, pues no paró su cariño o soberbia hasta arrogarles honores divinos y cultos, imprimiendo en los pórfidos y mármoles, ya que no las lágrimas vertidas, las ansias de su corazón y el manifiesto de su sollozos y ternura lamentando su pérdida. No quedó epicedio, nenia, oración fúnebre, verso saliar, ni epitafio, ni inscripción sepulcral que su ingenio no sacrificase a las ilustres cenizas de sus césares, capitanes y varones insignes. 1 No hubo piedra que no fuese escrito padrón a la posteridad, no pudiendo sufrir sus corazones que muriesen los que merecían por sus heroicos hechos el dilatado espacio de una eternidad. Sea testigo por mayor de toda excepción para esta verdad el tres veces Tulio: 2 Quis non hodie memoria post mortem frequentandae ita studet, ut vel liiteratura operibus, vel fimplici laude morum, vel ipsorum sepulchrorum ambitione nomen suum fervet? De Demóstenes dijo Tulio que mereció por su elocuencia que en su sepultura se descabellase la Grecia toda. 3 Silio Itálico, nuestro poeta español, celebraba en Nápoles no solo el día natalicio del gran padre de las musas, Virgilio, sino que con religioso aniversario frecuentaba y adoraba como templo su sepulcro. 4

2. Murió don Pedro Calderón de la Barca, si muerte puede llamarse, y merece lágrimas la mortalidad de tan eminente varón, pues más parece vida que muerte. 5 Murió la delicia de las musas, el honor del Parnaso, el alumno de Apolo y el Plauto de las comedias españolas; mas no murió, vive y vivirá este gran poeta a la par de lo siglos 6 en la memoria repetida de las gentes; y al paso que se apartó de nuestra presencia parece que tenemos su erudita imagen entre los ojos. 7 Faltó aquel varón que fue ornamento de nuestro siglo, feliz parto de una edad toda, a quien yo (y a cuantos le comunicaron) veneré oficioso, y debía a su discreta y cortesana humanidad la franqueza de sus más retiradas ideas y pensamientos, ya serios, ya joviales, sin reservar a mi curioso afecto lo más arcano, pudiendo decir con ingenuidad lo de Plinio el menor, 8 después de singulares experiencias: Tantum in illo industria, probitatis, eruditionis, ingenii studii, memoriae denique effe, quamtum expertus invenies. 9

3. Murió, en fin, la gloria de Castalia y de Castilla, con cuya noticia, descuadernado el talante y turbado el sentido, fui todo posesión del pasmo, víctima del dolor; pero ¿quién, oída su muerte, no se conmovió, considerando su venerable edad, su facundia, su felicidad y su ingenio? Igual sentimiento hizo Tulio 10 en la nueva de la muerte de Roscio, poeta gaditano, que tales demonstraciones merecen varones tales.

4. Logró este ilustre poeta el aplauso común de los teatros y comedias, habiendo sido el primero y único de su siglo que les dio leyes y perfecta forma, como dijo Clemente Alejandrino 11 de Terpandro Auríseo. ¿Quién supo imitar su disposición e invención en las trazas, su acertada repartición en las escenas, la colocación de las figuras, lo puntual en los tonos, la cultura de las narraciones, la hermosura de los episodios, la propriedad de las voces y metáforas, sus bellísimas translaciones, la alteza de los conceptos, las jornadas tan bien ejecutadas, la política heroica militar y civil tan ajustada a los lances y personas, su exquisita erudición, lo apretado de los empeños, su fecundidad, 12 los verbos dulces, altos, elegantes y sin afectación, 13 la seriedad en los personajes heroicos, la dicacidad ingeniosa en los vulgares, y últimamente la catástrofe de todo? Creo ingenuamente que apuró las comedias y fabulas paliatas y togatas, griegas y latinas, purgándolas de los vicios de la antigüedad, dándoles nueva vida, nuevo ser, nueva forma y nuevos modos, arrebatando con un éxtasis suavísimo la general expectación de los oyentes; desempéñeme esta proposición el menor Plinio, 14 que parece dibujaba las operaciones y habilidades de este insigne héroe: Scripsit Mimiambos tenuiter, argute venaste, atque hoc ingenere eloquentissime. Nullum est enim genus quod absolutum non possis eloquemsissimum dici Scripsit comedias, Menandrum aliosque aetatis eiusdem aemulatus; licet has inter Plautinas, Terentianas que, numeres, nunc primum se in vetere comedia sed non tamquam inciperet ostendit; non illi vis; non granditas, non subtilitas, non amaritudo, non dulcedo, non lepos defuit.

5. Su numen inimitable, la aceptación y acierto de sus escritos le granjearon la gracia universal y el agrado de los dos mayores monarcas españoles y de todos los príncipes de su corte, a cuya causa, llevado de su natural genio, se ciñó todo a la palestra literaria, ilustrando con el dulce esplendor de sus poesías los regios salones. Y, dulcemente arrastrado de un espíritu poético, empleó su vida 15 en las deliciosas cumbres y partidas cimas del Parnaso, 16 agotando los eruditos raudales de Hipocrene y Helicona, con cuyas vocales ondas fecundó los ya sagrados, ya profanos asuntos; haciendo un bellísimo ramillete, un no imitado maridaje de sus dos provincias distintas, de los dos cristalinos brazos o ramos de las fuentes un caudaloso Peneo, que inunda felizmente los ingenios de Europa.

6. Fácil será este conocimiento al que de cerca hubiere tratado este incomparable sujeto o leído sus libros con la atención y noticias que pide profesión tan alta, pues en el fértil campo de sus hojas hallará esparcidas con variedad las más selectas y peregrinas flores de las dos erudiciones, sagrada y profana, los más sazonados frutos, fecundos los asuntos más estériles, y felices los partos sin los cuidados de Lucina; mejor lo dirá un docto en estas voces: 17 Quae si alii atendent hanc eandem parturitionem parere, intelligent quantus Poeta fuerit iste, quem nominamus.

7. Vivió Don Pedro feliz, y muriolo también, pues en esta suprema acción tiene la fortuna de haber conseguido las alabanzas del marqués de Villatorcas, siendo su panegirista. 18 ¿Qué mucho, si al grande Carlos II, nuestro soberano monarca, al oír su fallecimiento se le rasaron los ojos con lágrimas (así las gacetas de la corte), acción no solo digna de venia, sino de alabanza? 19

8. La autoridad del marqués y su cuidado le han conciliado, pues, los elevados elogios de las más ilustres y delgadas plumas del eminente Alcázar de Valencia, soberana mansión de las mejores musas; y, a haber florecido este singular ingenio en clima más ignoto, no solo buscáramos sus obras, sino que ansiosamente diligenciáramos sus retratos y sus imágenes. 20 ¿Cuántas Grecia animara en los bronces, Roma en los mármoles, si le merecieran hijo? Cuantas, pues, el marqués con sus doctos compañeros finge y erige a su sagrada memoria, ya en los vivos colores de sus rasgos y pinceles, ya en la blanda cera de las endechas funerales, ya en el liso metal de limados sonetos, ya en la plata cándida de un heroico romance, ya en el oro purísimo de unas liras, ya en el terso marfil de latinos epigramas, ya en el corriente electro de las espinelas y en el manchado mármol de los acrósticos, son cortas señas de su afectuoso dolor, siendo todas (con ser tales) negros y borrados lienzos, aunque locuaces de su monumento, y emprimadas tablas con las varias tintas elegantes de sus sutiles brochas a su posteridad. Bien que a la par de las sombras y los horrores sobresalen las luces, resaltan los claros de sus ingenios. Illum coloribus, illum cera, illum aere, illum argento, illum auro, ebore, marmore effingit.

9. Consagra, pues, a las estudiosas cenizas de varón tanto, los mejores conceptos de los ingenios mejores. Cantan los nevados cisnes del Turia en acordes acentos tiernos y delicados, si funestos contrapuntos a la muerte de la mejor vida, a la sombra del alma de las pimpleidas, consagra, digo otra vez, a la religiosa y pública memoria de don Pedro vocales lágrimas que ablandarán no la leve tierra, sino los pórfidos más duros, construyendo a su cadáver eruditísimo este sarcófago honorario, este sepulcro de plumas, este imaginario túmulo de metros, que harán eterno su nombre. 21 Nec contentus elogium tumulo eius versibus a se compositis insculpsisse.

10. No pudo el más encendido afecto adelantar más en esta línea la fineza de su dolor, ni el marqués con más vivas y declaradas expresiones testificar el cariño que tuvo el difunto, pues este es, y ha sido siempre, el más supremo honor que se debe en culto reverente a las postrimerías y memorias de clarísimos personajes, cerrando sus monumentos con el escrito sello de las musas. 22





1. P. Fab. lib. 3 sem. c. 11 Kirchman. Ian Gruther. Lips. Gusher. Sopra nis. D. Hieron. Cicero, ad lib. 12 [¿?] Martia. lib. 1, epig. 115 & 117 & lib. 6, epig. 76 & lib. 10, epig. 62
2. Tertuliano, lib. De testimon. animae
3. Cicero, ad M. Brut. declar. [¿?]
4. Martialis, lib. 7, epig. 62 & lib. 11, epig 59 & 51 Plin. Iun, lib. 3, cap. 7.
5. Plin. lib. 2. Ep. [¿?] ibi: Si tamen fas est, aut flere, aut ommino mortem vocare, qua tanti vici mortalitas magis finita, quam vita est.
6. Id. cod. Vivit enim vives que semper, atque etiam latius in memoria hominum & sermone versabitur, postquam ab oculis recessit.
7. Id. lib. 4. cap. Gallo. Obversatur oculis ille vir, quo nominem aetas nostra graviorem, sanctiorem, subtiliorem, denique tulit quem egocum ex admiratione diligere coepissem, quod evenire contra solet, magis admiratus sum post quam poenitus inspexi; inspexi enim poenitus: nihil a me ille secretum non triste, non laetum.
8. Id. Ep. eadem.
9. Id. Ep. Fundam.
10. M. Tul. Cicer. pro Archia poeta: Quis nostrum tam animo agresti ac duro fuit, ut Roscii morte nuper non commoueretur? qui, cum esset senex mortuus, tamen propter excellentem artem ac uenustatem uidebatur omnino mori non debuisse
11. Lib. 1. Areman. [¿?] Poematibus primus adiecit.
12. Martialis lib. 9. Epis. 88. ibi: Ausonio non semel ore potens.
13. Lib. 4. Epis. Adriano ibi: Quantum ibi humanitas venustatis, quam dulcia illa quam amantia quam arguta quam recta! & lib. 6. Epist. Caninio
14. Plin. li, 6 Ep. Caninio
15. Martialis lib. 7. Epist.62. Emeritos Musis & Phoebo tradidit annos proque suo celebrat nunc Helicona foro.
16. Pers. Satyr. 1: Nec in bicipiti somniasse Parnaso nemini.
17. Franc. Bene. in Hieron. Vives.
18. Plin. lib. 2 Ep. 8: Nam hic supremus faelicitati cumulus accessit laudator eloquentissimus.
19. Id. in lib. 3 Ep. Caninio, ibi: Ut mihi non venia solum digna, verum etiam laude videantur illa regia lacryma.
20. Plin. Iun. lib. 2, Epist. Septimio: An si inter eos, quos numquam vidimus floruisset, non solum libros eius verum etiam imagines conquiriremus.
21. Suet. in Claud. cap. 1 & valer. Martial, li. 10, Epist. 26, ibi: Sed datur aeterno victurum carminem nomen.
22. Nemesian. Ecloga [¿?]

GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera