Título del texto editado:
“Vida de Epicteto, filósofo estoico”
VIDA DE EPICTETO, FILÓSOFO ESTOICO.ESCRÍBELA DON FRANCISCO DE QUEVEDO VILLEGAS
Fue nuestro Epicteto natural de Hierópoli, ciudad de Frigia; tuvo más dicha con la noticia su patria que sus
padres,
pues nadie los nombra. Reconozco esta ignorancia por grande providencia del olvido para que la memoria no se acordase que, sin otra decendencia, fue nuestro filósofo todo de la filosofía y de sí, progenie de su virtud. Fue esclavo de Epafrodito, soldado de las guardas de Nerón en Roma. Tal fue Nerón, que en su tiempo ser esclavo en Roma no era nota, sino ser ciudadano, pues era
esclavo
en la república que era esclava; todos lo eran: el emperador, de sus vicios; la república, del emperador; Epicteto, de Epafrodito. ¡Oh, alto blasón de la filosofía, que, cuando el César era esclavo y la república cautiva, solo el esclavo era libre! La persona de Epicteto era defetuosa; cojeaba impedido el paso de una destilación a una pierna. Todas las calamidades de su edad, estado y cuerpo sirvieron de recomendaciones a su alma; siguió la secta estoica, enseñola y obrola, adquiriendo tan encarecida
estimación,
que, después de muerto, dice Luciano que el candil de barro a cuya luz estudiaba y escribía se vendió en tres mil reales, juzgándole el comprador bastante a comunicarle la propia doctrina, por haberle asistido. Ya le sirvió de maestro el candil, pues le ocasionó acción en la virtud tan admirable que se refiere, igualmente por ejemplar con la vida de Epicteto. Cerró nuestro filósofo toda la doctrina de las
costumbres
en estas dos palabras:
"Sufre, absente."
Aquella, por medicina de lo que sucede al sabio, o le puede suceder, que no le conviene; esta, de lo que conviene que ni tenga ni le suceda. Con esta brevedad quitó el miedo de los grandes volúmenes, que son embarazo a la casa, tarea a la vida y carga a los brazos. Hizo un libro en estas dos palabras, que se oye en una cláusula y que no necesita de repeticiones a la memoria. Tan bien acostumbrado estaba al ejercicio de estas dos voces, que muchas veces, ambicioso de vitoria contra los trabajos y calamidades, provocaba fervoroso a Dios exclamando:
"¡Llueve, oh Júpiter, calamidades sobre mí!."
¡Oh, hazañoso espíritu, oh, grito lleno de valentía, que pidiese a Dios calamidades hombre esclavo y manco y súbdito de Nerón! Alcanzó el imperio de Domiciano, salió de Roma, unos dicen huyendo de la tiranía de aquel emperador; esto no es creíble en quien pedía a Dios trabajos y persecuciones. Otros dicen que salió de Roma expulso por el decreto del Senado que
desterró
todos los filósofos de la ciudad. Afirman se restituyó a Hierópoli, su patria, si bien Suidas dice perseveró en Roma hasta los tiempos de Marco Antonino y que pasó a Nicópoli, ciudad de la nueva Epiro. Lipsio entiende este Antonino por el filósofo en la
Manuducción Estoica,
disertación 19. Considerando, y cuidadosamente, que desde la muerte de Nerón hasta el principio de Marco Antonino pasaron noventa y cuatro años, y había de ser recién nacido en tiempo de Nerón Epicteto, persuádese Lipsio fue esclavo de Epafrodito después de la muerte de Nerón y defiéndese con el propio Epicteto, en la primera disertación de las que juntó Arriano, cap. 19.
Escribió
las
disertaciones
que Arriano dispuso en este
manual
que tenemos en la librería de Florencia; dice Correas se cree hay epístolas suyas. Yo no me persuado que, si las hubiera, faltara en Florencia quien las diera al público. Esta que yo he escrito es la vida que vivió Epicteto. Este libro que él escribió es la vida que Epicteto vive y
vivirá.