Información sobre el texto

Título del texto editado:
Historia de la literatura española. Primera parte: Desde fines del siglo XIII hasta principio del XVI (III)
Autor del texto editado:
Bouterwek, Friedrich (1766-1828) Gómez de la Cortina, José, Conde de la Cortina (1799-1860) Hugalde Mollinedo, Nicolás
Título de la obra:
Historia de la literatura española, traducida al castellano y adicionada por José Gómez de la Cortina y Nicolás Hugalde y Mollinedo
Autor de la obra:
Bouterwek, Friedrich (1766-1828)
Edición:
Madrid: Imprenta de D. Eusebio Aguado, Impresor de la Real Casa, 1829


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Sea cual fuere el autor del Amadís de Gaula (N), su obra eclipsó muy pronto hasta en la misma Francia todas las de caballería latinas y francesas que sin duda la habían precedido. Después de largas y prolijas investigaciones, los literatos de España y Portugal creen poder asegurar que el verdadero autor del Amadís fue el portugués Vasco de Lobeira, que escribía a fines del siglo XIII y parece haber vivido hasta el año de 1325. Mas como probablemente ha pasado esta obra por muchas manos, tanto en España como en Francia, antes de llegar a su mayor celebridad, es muy difícil saber actualmente con certeza lo que ha conservado de su forma primitiva, y las variaciones que deben haber hecho en ella los escritores españoles y franceses que han procurado embellecerla. 20 Apenas era conocida en España a mediados del siglo XIV; pero tanto más notable fue su influencia en la literatura española, pues cuando más impresión hacía su novedad, fue precisamente cuando se desenrolló con toda su energía el espíritu poético de los españoles; y en efecto, pocas obras podían influir más en el noble carácter de esta nación. Ni los crasos errores históricos y geográficos del autor podían disminuir la ilusión de unos lectores que no sabían mejor que él la Geografía y la Historia, ni chocarles tampoco las narraciones difusas y las trabas ceremoniosas del estilo y de sus héroes, porque esta rudeza de formas indicaba más fielmente el carácter gótico de aquellas virtudes caballerescas. El autor del Amadís no tomó de los árabes más que los encantamientos maravillosos, que daban a la narración un colorido épico, haciendo más interesante y embelesador este cuadro de heroísmo fantástico.

El Amadís presenta en todas sus partes una mezcla singular de moralidad, y de cierta especie de libertinaje oculto bajo el velo de decencia, aunque muy propio sin duda del espíritu caballeresco de los españoles. Los honrados héroes de esta historia hacen alarde de una inviolable fidelidad a la palabra que daban, tanto a sus damas, como a los hombres; pero no son tan delicados en su trato amoroso, por figurarse que una palabra de casamiento equivalía a haberlo verificado. Esta pintura sublime y verdadera del heroísmo y de la buena fe, de un amor libre de toda sujeción legal, y que sin embargo nunca ofende a la moral ni al pudor; estas sensaciones exaltadas que traspasan los límites de lo natural, pero que en fuerza de la sencillez de la narración, agradan aun al lector más delicado; finalmente, todo este conjunto merecía sin duda alguna el grande aprecio que obtuvo en su tiempo (O). Por lo que hace al carácter particular de esta obra, puede asegurarse, sin ningún temor, que es más propio de la nación española que de la francesa, pudiendo proponerse por ejemplos tanto la penitencia caballeresca que hace Amadís en la Peña pobre, rasgo muy español, como el nombre de Beltenebros que le da entonces un ermitaño, pues el de Beau tenebreux (bello tenebroso) que le dieron los franceses, no es más que una traducción equivocada del primero y que hace ridículo al héroe. La fama que adquirieron el Amadís y las infinitas imitaciones que se hicieron de él, dio a conocer la estrecha relación que había entre este género de novelas y los romances, y desde entonces recobraron estos todo el aprecio de que eran dignos, en vez del olvido a que habían estado antes condenados. Los más antiguos romances españoles que se conservan en su primitivo lenguaje son sin duda los que se han tomado de los libros de caballería, de los cuales unos son imitaciones del Amadís y otros traducciones de novelas francesas, porque este género de literatura era casi el mismo en España que en Francia. Los romances históricos son muy parecidos a los primeros en todas sus partes, pero unos y otros descendieron después de la clase de poesías cultivadas a la de canciones populares, quedando confiados únicamente a la memoria del pueblo, en donde se han conservado hasta nuestros días. Los literatos españoles no hablan de ellos más que de paso, como si temiesen comprometer la dignidad de su literatura deteniéndose en el examen de estas producciones irregulares de un siglo de ignorancia; mas el apreciador imparcial de la poesía de la naturaleza y de la del arte, y que solo aprecia a esta mientras está unida a la primera, sabrá dar en todo tiempo su justo valor a los antiguos romances españoles. 21

NOTAS DE LOS TRADUCTORES


(N) No es extraño que Bouterwek no hable según debía en este lugar del Libro o Rimado de Palacio, ni de la Crónica en verso del Conde Fernán González, producciones anteriores al siglo XV, pues ambas permanecen manuscritas.Por lo que dice don Tomás Sánchez en el prólogo del primer tomo de su colección, sabemos que debían componer parte del tomo 5º; pero no habiendo salido este a luz, creemos hacer un servicio a los amantes de la literatura española, dando razón de dos composiciones poéticas del siglo XIV, tan curiosas como ignoradas, pues nadie las ha publicado hasta ahora.

Don Pedro López de Ayala, de ilustre linaje, y Canciller mayor de Castilla, compuso el Libro de Palacio por los años de 1398 a 1404, pues hablando del cisma que en su tiempo turbaba la paz de la Iglesia, dice:

Ca veinte de cisma son años pasados.


Y más adelante:

Hoy son veinte e cinco años complidos
que por mal pecado comenzó la cisma.


y habiendo empezado este cisma el año 1378, se deduce que aún escribía el año de 1403.

El Libro de Palacio está compuesto en versos de dieciséis, catorce, trece y doce sílabas, y algunos de once, pareados unas veces y otras con el consonante alternado, pero de tal construcción que fácilmente se divide cada uno en dos; v. gr.:

A canela bien oliente — Señora eres comparada
De la mirra del Oriente — as loor muy apartada,
A ti fas clamor la gente — en sus coitas todavía
Quien por pecador se siente — llamando Santa María, etc.


lo que da lugar a creer que tal vez el autor escribió estos versos y algunos otros, divididos en menores de ocho sílabas.

El asunto del Libro es una instrucción que da a los Reyes, Príncipes y Grandes para gobernar a los pueblos, y a este fin les descubre sin rebozo alguno, y tal vez con demasiada claridad, los vicios y defectos de varias clases del estado. En la portada tiene esta nota: Este Libro fiso el honrado Caballero Pero Lopes de Ayala, estando preso en Inglaterra e llámase el Libro de Palacio. Síguese después el índice de materias en esta forma:

Primeramente fase la confisión.

A III fojas se comienzan los X mandamientos.

A VI fojas se comienzan los siete pecados mortales.

A VII fojas se comienzan las siete obras de misericordia.

A XIV fojas se comienzan los cinco sentidos.

A XVI fojas se comienzan las siete obras espirituales e de los Prelados e Corte Romana, e otros Clérigos.

A XX fojas se comienza el gobernamiento de la Republica, é de los Consejeros del Rey.

A XXVI fojas se comienzan los mercaderes.

A XXVII fojas se comienzan los Letrados.

A XXIX fojas fabla de la guerra.

A XXXI fojas fabla de los arrendadores.

A XXXII fojas fabla de los casamientos.

A XXXVI fojas fabla de los fechos del Palacio.

A XLVI fojas fabla de un buen consejo.

A XLIX fojas se fabla de un buen consejo pa la República.

A LI fojas se fabla de IX cosas en que se conosce el poder del Rey.

Empieza así:

JHS

En el nombre de Dios que es uno en trinidat,
Padre, Fijo, e Espíritu santo en simple unidat,
eguales en la gloria eternal majestat,
e los tres ayuntados en la Divinidat.


Sigue el poeta pidiendo a Dios en una invocación perdón de sus culpas, diciendo entre otras cosas:

A tu noble figura, Señor tú me formaste,
de espíritu de vida tú me vivificaste,
por tu preciosa sangre caramente me compraste,
de poder de enemigo cruel tú me libraste.


Continúa confesando sus culpas por los diez preceptos del Decálogo, por los siete pecados capitales, por las obras de misericordia y por los cinco sentidos corporales; habla después del cisma con que en su tiempo turbaron la Iglesia los anti-Papas Clemente VII y Pedro de Luna, llamado Benedicto XIII, y reprueba con gran severidad los defectos de muchos sacerdotes de su tiempo, indignos por sus malas costumbres de tan sagrado carácter. El poeta empieza por la confesión de sus culpas, sin duda para poder censurar después más a su salvo los defectos de varias clases del Estado y dar consejos saludables. Mas para proceder con orden en nuestras citas, seguiremos el de las materias según se hallan en el índice:

Del gobernamiento de la República


Entra pidiendo al cielo dé acierto y ayuda a los Príncipes para que puedan gobernar sabiamente:

Quiera por su merced Dios bien les ayudar
que puedan los sus pueblos regir e gobernar
con pas e con sosiego que gran cuenta han de dar
a aquel Rey verdadero que la sabrá tomar, etc.


Sigue aconsejándoles con ejemplos:

Los huérfanos e viudas que Dios quiso guardar
en su gran encomienda, véoles voses dar
acórrenos, Señor, non podemos durar
los pechos e tributos que nos fasen pagar, etc.


Continúa refiriendo las intrigas de los malos consejeros y de los judíos asentistas, recaudadores, etc. de aquel tiempo:

Después de esto llegan don Abran don Simuel
con sus dulces palabras que vos parescen miel.
E fascen una puja sobre los de Israel
que monta en todo el regno cuento e medio de fiel, etc.


Habla después de los malos consejeros de los Reyes:

Los privados del Rey e los sus allegados
asas tienen de quejas e de grandes cuidados
ca, mal pecado, muchos consejos son errados
por querer tener ellos los Reyes lisonjados.

Cuando en el consejo la cuestión es propuesta [5]
luego cata el privado aquel cabe se acuesta
la voluntad del Rey, e va por esa cuesta
cuidando a su casa levar buena respuesta.

El Rey de ellos se fía, por ende quien lo daña
a muy mala ventura quien con lisonja lo engaña, [10]
dígale su servicio ca si un ora se ensaña
el Rey non le echara por en de su compaña.

Que debe el consejero desir al Rey verdat,
e siempre lo inclinará faser piedat,
e todo tiempo le guarde non faga crueldat [15]
ca clemencia es en los Reyes muy loada bondat, etc.


Finalmente, concluye advirtiendo sus deberes a los mismos consejeros:

Aquí comienza de los mercaderes

Pues, de los mercaderes, ¿qué aquí podrán desir?
si tienen tal oficio pa poder fallir
jurar e perjurar siempre en todo mentir,
olvidan Dios e alma, nunca cuidan morir.

En sus mercadurías han mucha confusión, [5]
a mentira e a engaño e a mala confesión,
Dios les quiera valer o hayan su perdón,
que cuanto ellos non dejan dan pena cuenta por bordón.

Pidran cincuenta doblas una vez por un paño,
si ven que estades duro e entendedes el daño [10]
dis: por treinta lo do mas nunca él cumpla el año,
si non costó cuarenta ayer de un ome extraño.

Las varas e las medidas Dios sabe cuál serán,
una vos mostrarán luenga, e con otra midrán,
todo es mercaduría, non catan que en esto han [15]
ellos ningún pecado pues siempre así lo dan, etc.

Aquí comienza de los letrados

Si quisiers parar mientes com pasan los Dotores,
maguer han mucha ciencia mucho caen en errores,
ca en el dinero tienen sus más finos amores,
el alma han olvidado, de ella han pocos dolores.

Si quisiers sobre un pleito de ellos haber consejo, [5]
pónense solemnemente luego abajan el cejo,
dis: gran cuestión es esta gran trabajo sobejo,
el pleito será luengo, ca atañe a to el concejo.

Yo pienso que podría aquí algo ayudar
tomando gran trabajo mis libros estudiar; [10]
mas todos mis negocios me conviene a dejar,
e solamente en aqueste vuestro pleito estudiar.

Finca pobre el cuitado e el bachiller se va;
sino es nescio o pataco mas nunca lo perderá;
así pasa, mal pecado, e pasó e pasará, [15]
quien me creer quisiere de tal se guardará, etc.

Aquí fabla de la guerra

Codician caballeros las guerras cada día,
por levar grandes sueldos e levar la cuantía,
e fuelgan cuando veen la tierra en robería,
de ladrones cortones que les tiene compañía.

Los cristianos han guerras, moros están folgados, [5]
en todos los mas regnos ya tienen Reys doblados,
e todo aquesto viene por los nuestros pecados,
ca somos contra Dios en toda cosa errados, etc.

Aquí fabla de la justicia

Justicia que es virtud atan noble e loada,
que castiga los malos e ha la tierra poblada,
deben la guardar Reyes e la tien olvidada,
siendo piedra preciosa de su corona honrada.

Muchos ha que por cruesa cuidan justicia fer, [5]
mas pecan en la maña ca justicia ha de ser
con toda piedat e la verdat bien saber:
al fer la ejecución siempre se han de doler.

Da el Rey los sus oficios por nos faser merced,
sus villas e logares en justicia tener, [10]
e como las regimos Dios nos ha a defender,
puedo fablar en esto ca en ello ove a faser, etc.

Aquí comienza de los arrendadores

Las rentas de la villa cuando se han de arrendar
y llegan los alcalls por de ellas encarnar,
fablan unos con otros por las siempre abajar,
pues y veen oficiales, ¿quién osara pujar?

Al través vien un judío e dis: «alcall señor, [5]
¿pues vos deben salario a la villa es mejor
que hayades vos las rentas por un prescio menor?,
antes que otro ninguno seré yo el cogedor».

«Hayáis buena ventura respondele el alcalde,
las rentas del Concejo non las quiero de valde, [10]
mas dadles por mí tanto por villa e a arabalde,
si vieres fabla alguno fablad con él, pechalde».

Ay alguns buenos omes que les pesa mucho de esto,
llorando entre sí fablan: «Amigos, ¿qué será esto?
¿Quién pujará tal renta? Ca vemos en su gesto [15]
que el alcall se las toma por ende anda tan presto», etc.

Aquí comienzan casamientos

Si supiere en la villa un casamiento fino,
pone sus corredores e andan por el camino,
e dis dadme esta moza para un mi sobrino,
siempre será buen ome yo lo veo en su sino.

Fijo es de una mi prima mi parienta carnal, [5]
no ha con él más debdo que en Roma un Cardenal,
convién que ge la den, quier con bien o con mal,
para costa de bodas siempre les paga la sal, etc.

De los Regidores

Si vien los Regidores e ponen la fieldat,
bien sabe que les pone tomales la verdat,
que guarden en sus almas al Rey toda lealtad;
mas a parte a cada uno les dis: «Esto me dad», etc.


Después de estas coplas enumera las virtudes que deben tener y defectos que deben evitar:

Aquí comienza de los fechos del Palacio

Gran tiempo de mi vida pasé mal despendiendo,
señores terrenales con gran cura sirviendo;
agora ya lo veo e lo vo entendiendo,
que quien y más trabaja más irá perdiendo.

Las Cortes de los Reyes, ¿quién las podrá pensar? [5]
Cuánto mal e trabajo el ome ha de pasar,
perígros en el cuerpo e el alma condenar,
los bienes e el algo siempre lo aventurar.

Si por ir a mi casa licencia les demando,
después a la tornada nin sé cómo nin cuándo [10]
fallo mundo revuelto trastornado mi vando,
e mas frío que nieve en su palacio ando.

Fallo porteros nuevos que nunca conoscí,
que todo el palacio quieren tener por sí;
si llego a la puerta dicen: «¿Quién esta y?». [15]
«Señores, digo, yo que en mal día nascí.

Gran tiempo ha que cuidaba esta corte saber,
agora me paresce que non sé qué faser;
querría si pudiese al Rey fablar e ver»,
disen: «Estad allá, ca ya non puede ser», [20] etc.


Continúa refiriendo las intrigas y vicios de los malos cortesanos, tanto en palacio como en los empleos públicos, y concluye el capítulo aconsejando la paz y exponiendo sus saludables efectos:

Quien bien le consejare si lo puede faser
en consejar la pas, faga a su poder;
ca esta puebla tierras e las finche de aver,
e los pueblos muchigua con bien e con plaser.

Cuando su testamento fiso nuestro Señor, [5]
a los sus discípulos dijo con gran amor:
«La pas mía vos dejo», ca non había mejor
joya que les dejase para guardar de error.

Cuando el señor San Pablo sus cartas enviaba,
las saludes de pas primero ementaba, [10]
después que la oviese su consejo les daba,
que quien la pas toviese con Dios mejor estaba.

……………………………………….

Esta fase al pobre venir a gran altesa,
la pas fase al rico venir en su riquesa,
esta castiga al malo sin ninguna peresa, [15]
esta fase al bueno durar su fortalesa.

Los Reys que pas amaren su regno poblarán,
los moradores de él así enriquecerán,
a los sus enemigos con pas espantarán,
tesoros bien ganados con esto allegarán. [20]

……………………………………….

Toman gran alegría los pueblos e plaser
dicen: «Dios e Señor tú quieras mantener
aqueste Rey muy noble que nos fase tener
en pase en sosiego; non lo dejes caer», etc.

Consejo para toda persona


Este capítulo se reduce a aconsejar la paz, la caridad, el desprecio de los deleites mundanos y de las riquezas, la consideración de la muerte, etc., probando con ejemplos, textos y reflexiones hermosas y profundas, v.gr.:

Non matara Caín a Abel su hermano,
si toviera con pas su corazón sano;
nin Absalón fisiera la guerra tan en vano,
contra David su padre non tendiera la mano.

Si en si pas oviera Judas aquel traidor, [5]
nunca él pensara de vender al Señor:
non puede el diablo ser nunca morador
en casa que hay pas, concordia e buen amor.

……………………………………….

Bien sabes tú por cierto e non debes dudar,
que la muerte non sabe a ningún perdonar, [10]
a grandes e pequeños todos quiere matar,
e todos en común por ella han de pasar.

Esta mata los mozos los mancebos lozanos,
los viejos e los fuertes nunca los deja sanos,
nin humildes perdona nin soberbios ni ufanos [15]
nin los pobres escapan, nin los ricos han manos.

……………………………………….

Así como la sombra muestra vida se va,
que nunca la más torna min de vos curará;
lo que aquí fasemos allá parescerá,
o bien o mal cual fuere tal galardón habrá. [20]

……………………………………….

De esta vana fasaña cuenta nuestro Señor
en el su evangelio por nos guardar de error
de un rico que había del mundo gran amor,
e non había de muerte rescelo nin pavor.

Desía él ansí: «Este año que será [25]
yo habré mucho vino lo nuevo que verná,
mucho trigo e cebada e non me caberá
en estos mis cilleros si otro cobro non ha.

Mis casas son pequeñas e non podrán caber
estos vinos e panes que tengo de coger; [30]
mas he pensado al, que quiero yo faser
otras casas más grandes para tan gran haber.

Pensando en atal gloria vana e perigrosa
oyera una vos fuerte e muy espantosa:
«Mesquino sey cierto que non te valdrá cosa, [35]
que esta noche non mueras muerte muy rebatosa».

……………………………………….

Leemos que un ome sus tres fijas había,
fermosas pero pobres, casar non las podía,
nin él se mantener por lo cual comedía
de faser una cosa muy fea e baldía. [40]

………………………….……………

Según dise Aristóteles nunca dará gran don
el honbre que es poble e paresce razón;
ca el que non toviere para sí la ración,
non puede limosna nin dar consolación.


y concluye aconsejando el buen uso de las riquezas.

Consejo para gobernamiento de la Republica

Como es de la riquesa así es del gran poder,
ca puede el poderoso muy mucho bien faser,
en guardar la justicia e al pobre defender,
e perseguir al malo que se non pua atrever.

Si los que justicia han en el regno de usar [5]
non fuesen poderosos nin toviesen logar,
non habría escarmientos nin se querrían guardar
los más de los yerros en que quieren pecar.

……………………………………….

Deben ser los jueces en todo abonados,
ricos de posesiones e de virtud dotados, [10]
de todas buenas mañas e bien asosegados,
que non sean crueles a los pobres cuitados.

Deben amar justicia e de ella bien usar;
pues que el Rey de ellos fía no le debe engañar,
ca si ellos non lo fasen podrían trastornar [15]
la justicia que el Rey de ellos quiso fiar.

El príncipe no ha culpa si deja ordenados
sus alcalles muy buenos e en todo bien famados:
ellos si lo erraren merescen ser penados
en cuerpos e en bienes que paguen sus pecados. [20]

……………………………………….

Bien paresce en la forca cierto, el mal fechor,
ca es para los malos espanto e pavor,
señal es de Justicia e de buen regidor,
la tierra do fallesce non le mengua dolor, etc.

Fabla de IX cosas para conoscer el poder del Rey

Nueve cosas yo fallo con las que tú verás
el gran poder del Rey que le conoscerás,
las tres de muy lueñes tierras entenderás,
las seis son en el regno que las aquí sabrás.

Si sus embajadores envía bien ordenados, [5]
caballeros buenos doctores muy letrados,
con buen apostamiento e bien aconpañados,
de los que a ellos veen luego serán notados.

Algún Príncipe grande muy cierto será,
el que tal enbajada honrada enviará, [10]
el que nunca le vio luego le notará
e su fama muy grande non la olvidará.

La segunda si veen su carta mensajera
en nota bien fermosa palabra verdadera,
en buena forma escrita e con fermosa cera [15]
cerrada, bien sellada con día, mes e era.

Si veen su moneda que es bien fabricada,
de oro e de plata redonda bien cuñada,
rica de buena ley en todo bien guardada,
esta es la tercera señal del muy granada. [20]

……………………………………….

Que sean las sus villas de muro bien firmadas
grandes torres fuertes altas bien almenadas,
las puertas muy fermosas e mucho bien guardadas,
que diga quien las viere que están muy bien ornadas.

Otro si sus posadas que parescan reales, [25]
alcázares muy nobles e otras cosas a tales,
unas fuertes e resias, otras llanas eguales,
labradas muy fermosas de buenos menestrales.

Otro si el regno tenga oficiales honrados,
jueses e merinos buenos adelantados, [30]
todos de conciencia ricos e abonados,
e en guardar la justicia sean bien avisados.

……………………………………….

Para servir a Dios haya toda vegada
su capilla muy noble muy rica apostada
de nobles ornamentos fermosa bien ornada, [35]
de buenos capellanes muy bien acompañada.

Otro si en su consejo haya honbres honrados,
ancianos caballeros e notables prelados,
buenos omes maduros dotores e letrados,
estén cabe su estrado todos bien asentados. [40]

……………………………………….

Otro si sea su casa en todo muy granada,
su mesa bien servida solemnemente honrada,
su cámara guarnida mucho bien apostada,
e de gente baldía su puerta muy dudada.

Aquestas nueve cosas que suso he contado, [45]
fase a cualquier Rey crescer el su estado,
en honra e en provecho donde será honrado;
quien las bien comidiere non lo terná errado.


Continúa hablando de las obligaciones de los Reyes y de sus privados, y vuelve a lamentarse del estado en que se hallaba la Iglesia por el cisma:

Hoy son veinte e cinco años complidos
que por mal pecado comenzó la cisma,
non veo los Príncipes por ende sentidos,
así como deben, maguer que bautisma
resciben de ende; nin vale la crisma, [5]
nin otros bienes que habemos habidos;
e así se gasta la eglesia misma
por la nuestra culpa dando sus gemidos.

Por que así lo diga, dos Papas tenemos
cada parte el suyo asas antiguados, [10]
e por cada uno rasones fasemos,
como si fuesen nuestros afijados;
si son verdaderos los dos, bien tenemos
que non, salvo uno, ca dos non son dados;
e si al tenemos en mal nos caemos, [15]
fincamos por cierto falsos abogados.

Fágase concilio e vengan y todos
o por sus personas o procuradores,
e cátense allí maneras e modos
por que luego cesen tan grandes dolores, [20]
e salgan cristianos de tan malos lodos,
ca ya herejías de grandes errores
destrojeron por esta manera los Godos,
según que cuentan los estoriadores.


Después habla del Concilio 3º Toledano, mandado celebrar por Recaredo en la Era 627 para condenar la secta Arriana:

Físose concilio en la Ciudat famosa
Toledo la grande logar en España,
e estudo un tiempo por librar tal cosa
príncipe Rey godo con mucha conpaña
de Obispos e de otros non les valió glosa [5]
salva verdadera con pas e sin saña;
e fue la sentencia a tal como rosa
por tener buen tiento e muy buena maña.


y dirigiendo el discurso al Rey don Enrique III (que reinó desde el año de 1390 hasta el 1407), le dice:

Muy alto príncipe Rey excelente
fiel católico e vero cristiano
militante eglesia que flaca se siente
por la gran cisma e debate muy vano,
vos pide acorro como a presidente [5]
de la ley santa; que por vuestra mano
se tire e se mate aqueste accidente,
e el su estado sea por vos sano.

……………………………………….

Señor los sofismas e omes sotiles
fisieron gran daño e la gran codicia [10]
e alegar derechos e casos ceviles
e bandos e sañas con toda avaricia;
e si los príncipes que son adalides
de guiar la eglesia non tiran malicia,
con los argumentos muy flacos e viles [15]
la verdat muy pura ca rompe e desquicia.

Andan enbajadas de propusiciones
sin ningún efecto e sin conclusión,
con grandes expensas e alegaciones
e en cada día un nuevo sermón. [20]
Señor, abreviad las vanas rasones,
e haya la eglesia de vos este don,
que non la lastimen falsas ocasiones,
nin pase su tiempo en tanto baldón.


En seguida se dirige a la Virgen María, pidiéndola le saque de la prisión:

Cuando enojado e flaco me siento
tomo gran espacio mi tiempo pasar
en faser mis rimos, si quier fasta ciento,
ca tiran de mi enojo e pesar;
pues pasa mi vida así como viento [5]
hoy si non cras sin más y tardar
por me consolar este es fundamento
non expender tiempo en ocio e vagar.

A la mi Señora la Virgen María
saludé siempre con gran devoción, [10]
ca esta me vale, valió e valdría
e si yo le fuese devoto varón,
que non me envolviese en vida tan fría
como fasta aquí por mi ocasión;
veví en este mundo do más peoría [15]
por ende sentí con tribulación.

De ella fise yo algunos cantares
de grueso estilo cuales tú verás
aquí luego, e si bien lo catares,
la mi devoción pequeña entendrás, [20]
que con versetes con puestos a pares
materia ruda non lo tacharás;
si por tu gracia de mí te acordares
que vivo en montañas según que sabrás.

A canela bien oliente, Señora, eres comparada, [25]
de la mirra del Oriente as loor muy apartada,
a ti fas clamor la gente en sus cuitas todavía,
quien por pecador se siente llamando Santa María.

Señora estrella lusiente que a todo el mundo guía,
guía a este tu serviente que su alma en ti fía. [30]

Al cedro en la altura te compara Salomón,
eguala tu fermosura al ciprés del monte Sion,
palma fresca en verdura fermosa e de gran valía,
oliva la escritura te llama, señora mía.

Señora estrella lusiente que a todo el mundo guía, [35]
guía a este tu serviente que su alma en ti fía.

De la mar eres estrella, del cielo puerta lumbrosa,
después del parto donsella, de Dios padre fija, esposa;
tu amansaste la querella que por Eva a nos venía,
e el mal que fiso ella por ti ovo mejoría. [40]

Señora estrella lusiente que a todo el mundo guía,
guía a este tu serviente que su alma en ti fía.

……………………………………….

En una sierra alta la santa Eglesia vi,
do muy muchos miraglos disen fase allí;
en las mis prisiones allí me prometí, [45]
fasiendo este cantar que agora porné aquí.

Señora con humildat
e devoto corazón
prometo a Montserrat
ir faser mi oración. [50]

Si pluguiese a ti, Señora, de me tú librar de aquí,
voto fago desde agora de te ir servir allí
en la sierra do ya vi tu imagen e figura,
porque siempre ove cura de haber en ti devoción.

Señora con humildat [55]
e devoto corazón
prometo a Montserrat
ir faser mi oración.


Habla después con las monjas del Convento de Quijana de la orden de santo Domingo (fundado en 1365 cerca de Vitoria por su padre Hernán Pérez de Ayala, bajo la advocación de San Juan Bautista), y las encarga pidan a Dios le conceda la libertad:

Señoras, vos las dueñas, que por mí y tenedes
oración a la Virgen, por mí la saludedes,
que me libre e me tire de entre estas paredes,
do vivo muy quejado según que vos sabredes.
Dios por la su gracia me quiera otorgar [5]
que pueda con servicio siempre galardonar
a vos e al monesterio e muchas gracias dar,
lo que mi padre fiso muy más acrescentar, etc.


y resignándose a llevar en paciencia sus trabajos a imitación de Job, continúa hasta el fin del libro exhortando a la virtud y probando sus máximas con ejemplos.

Don Tomás Sánchez, en la pág. 106 y siguientes de su introducción, habla de este curiosísimo libro, pero sin extractar trozo ninguno de él que pueda servir de muestra de su estilo y dar una idea exacta de las materias que contiene, por reservarlo, como él mismo dice, para el tomo 5º de su colección, que no salió a luz. «El estilo de este poeta (añade) es algo pesado, como lo era por lo común el que se usaba en su tiempo. Es semejante al del Arcipreste de Hita, a quien imita mucho en sus Cantares; y parece que cuando pedía a Dios le sacase de prisión, tenía presente una oración en que el Arcipreste pedía lo mismo al principio de sus poesías. Ayala manifiesta mucha doctrina en sus poesías, y siendo estas muchas, y el objeto de las de aquellos tiempos, por lo común, asuntos amatorios, en ninguna de todas sus coplas se mezcla el amor profano. Finalmente Ayala habla como un verdadero místico que conoce el mundo y sus engaños, y las artes de los palaciegos, y las reprende con juicio de hombre experimentado, y que se hallaba al parecer en edad avanzada. Por todo lo dicho sus poesías son muy dignas de leerse...

Hablando del estado eclesiástico y secular se dejó arrebatar de algún celo tan exorbitante, o de algún mal humor que le dominaba, que no perdonó ni a las supremas potestades. Verdad es que hablaba de un siglo en que la ignorancia, la tiranía y la barbarie se habían apoderado de la Europa; y está muy lejos de que recaiga sobre estos tiempos lo que se verificaba de aquellos». Pero el mismo Ayala dice:

Con buena entinción segunt que Dios sabe,
trabajo en faser estas tales cosas.


Fernán Pérez de Guzmán en sus Generaciones y Semblanzas, dice hablando de don Pero López de Ayala: «Por causa de él son conoscidos algunos libros en Castilla que antes no lo eran, ansí como el Tito Livio, que es la más notable historia romana; las Caídas de los Príncipes, los Morales de san Gregorio, el Isidoro de Summo bono, el Boecio, la Historia de Troya. Él ordenó la Historia de Castilla desde el Rey don Pedro hasta el Rey don Enrique el III, e hizo un buen libro de caza, que él fue mucho cazador e otro libro llamado Rimado del Palacio».

Esto mismo han repetido el P. Sarmiento y don Antonio de Capmany; pero don Tomás Sánchez añade: «Ayala, en la copla 87 dice que halló los Morales de san Gregorio, y valiéndose de esta obra hizo una exposición de Job. Acaso no ha habido otro motivo para creerse que tradujo los Morales de san Gregorio».

En la copla que cita Sánchez dice el poeta terminantemente que halló los morales sobre Job, y que los leyó, pero no que los tradujese.

Fallé libros morales que fuera conponer
Sant Gregorio papa el cual yo fui leer.


El manuscrito original de la Historia en verso del Conde Fernán González se halla en la Real Biblioteca del Escorial al fin del códice de las poesías del judío Rabí D. Santo de Carrión. Esta historia, cuyo autor se ignora, empieza desde la invasión de los godos en España, y solo alcanza hasta la guerra del Conde con don García de Navarra, por los años de 956 a 967, concluyendo con la relación de la batalla que se dieron ambos soberanos, según Moret, junto al lugar de Aronia, hoy Cirueña, cerca del río Oja, hacia el Occidente. La circunstancia de no estar completa nos hace creer que el manuscrito del Escorial es copia, aunque pertenezca al siglo XIV. Los versos en que está compuesta son alejandrinos de quince, catorce, trece, doce y once sílabas. Su asunto son las hazañas y sucesos fabulosos del Conde Fernán González, y si se atiende a su lenguaje, parece anterior al Libro de Palacio. Comienza por una invocación como todos los poemas de aquel tiempo, y muy parecida a la de Berceo en la vida de santo Domingo de Silos:

En el nombre del padre que fizo toda cosa, etc.


El primer Rey godo que cita es sin duda Cindasvinto (que el poeta llama Çidus), pues a ninguno otro le conviene la circunstancia de existir al mismo tiempo que los santos Eugenio e Isidoro, y haber sido «alzado Rey» por los pueblos, como dice el poeta:

Cuando los reis godos de este mundo pasaron
fuéronse a los cielos gran reino heredaron.
Alzaron luego rey los pueblos que quedaron
como dice la escritura, don Çidus le llamaron.
Cuando regnó Çidus un buen guerreador, [5]
era san Eugenio de españoles pastor
en Toledo moraba este santo ome confesor;
Isidro en Sevilla arzobispo e Señor.
Finose el Rey Çidus un natural Señor,
Aspaña e África ovo en su valor [10]
dioles pastor muy bueno luego el criador
rey Wamba vino luego que fue tal o mejor.


Habla luego de Wamba, Egica y Rodrigo, omitiendo a los reyes Ervigio y Witiza, y llega a la supuesta traición del Conde don Julián, o don Illam, que refiere de este modo:

El Conde don Illam como avedes oído
como ovo por las parias a Marruecos torcido
ovo en este comedio tal cosa contenido
porque ovo el reino de ser todo destruido.
Fizo la grande ira traición a volver [5]
fabló con vusarvan que habían gran poder
dijo cómo podría a los cristianos confonder
non se le podría por ninguna manera España defender.
Dijo aquestas oras el Conde don Illam:
«Digo yo verdat amigo vursavan [10]
si non te do yo a España non coma yo más pan,
si non de mí non fías más que si fuese yo un can.
Tres pasaré mucho aina la man
faré al Rey don Rodrigo sus cavaleros ayuntar
facerles e todas las armas en el fuego quemar [15]
porque después non hayan con qué se mamparar.
Cuando esto oviere fecho sabrás de mi mandado
travesarás el mar con todo tu fonsado;
como será el pueblo todo bien asegurado
refex miente podrás con querir el reinado». [20]
Despidiose de los moros e luego paso la mar
debiérase el mesquino con sus manos matar
pues que en la mar irada non se pudo afogar.
Fue luego para el Rey cual era fue pasado
«Omillo me dijo el Rey el mi señor honrado [25]
recabdé su mensaje e cumplí tu mandado
eves aquí las parias porque oviste enviado».
Rescibiolo muy bien el buen Rey don Rodrigo
tomolo por la mano e asentolo consigo.
Dijo: «Cómo vos aido el mi leal amigo [30]
de aquello por que fuistes sies paja o trigo».
«Señor si quisieres mi consejo tomar
grado a Dios del cielo que te fizo reinar
nin moro nin cristiano non te puede contrallar,
las armas que las quieres pues monas de pelear. [35]
Manda por el reino las armas desatar
de ellas fagan azadas para las viñas labrar
e de las otras fagan rejas para panes sembrar
caballos e rocines todos les fagan arar.
Todos labren por pan caballeros e peones, [40]
siembren cuestas e valles e todos los oteros
enriquescan sus reinos de pan e de dineros
ca non has contra quien poner otros fronteros.
Mas todos los varones a sus tierras se vayan
ningunas armaduras defiendegelo que non trayan, [45]
si esto non ficieren en la tu ira cayan
si non con las que araren otras bestias non trayan
non has a los caballeros por que les dan soldadas
labren sus heredades e vivan en sus posadas,
con mulas e con caballos fagan grandes aradas [50]
que eso han menester ellos que non otras espadas, etc.


Este es el estilo de toda la historia, y aunque sería en vano buscar en ella invención ni situaciones verdaderamente poéticas, tiene sin embargo algunos rasgos que prueban lo que podía haber hecho el poeta en otras circunstancias: por ejemplo, la siguiente descripción de la muerte del Conde de Tolosa.

Fueron todos foidos por una gran montaña
fincaron con el Conde muy poca compaña
nunca fue el Conde Tolosano en queja atamaña
ca el Conde de Castilla le tenía fuerte saña.
El Conde de Tolosa mucho fue espantado [5]
ca vio a don Fernando venía mucho irado
por non tener gente que era desmanparado
con sus armas guarnido salió luego al campo.
El Conde don Fernando ome sin crueldat
olvidó con la ira mesura e bondat [10]
fue ferir al Conde de ira e de voluntat;
non dudó de ferirlo sin ninguna piedat.
El Conde Castellano un guerrero natural
ferió al Conde Tolosano de una ferida mortal.
Cuitado fue el gascón de la ferida muy mal [15]
dijo a altas voces Santa María Señora e val.
El Conde de Tolosa ansí fue mal ferido
fue luego del caballo atierra abatido
decir non pudo nada ca fue luego transido;
luego cuando él fue muerto su pueblo fue vencido. [20]
Caballeros Tolosanos trezientos y prendieron
muchos fueron los otros que estonces y morieron
estonces Castellanos en precio lovieron
ahe el Conde Castellano arguloso de corazón lozano
oiredes lo que fizo al Conde Tolosano: [25]
desguarneciole el cuerpo el mismo con su mano
non le fizo menos honra que si fuera su hermano
cuando le ovo desguarnido e de todo despojado
le vole e vestiole de un jamete muy preciado,
echole en un escano sotil mientre labrado [30]
ovole en la batalla de almozor ganado.
El Conde Castellano con todo su Consejo
ficieron le ataut bien obra do sobejo
guarnido ricamente de un paño bermejo
de clavos bien dorados que relucen como espejo. [35]
Mandó a sus vasallos de la presión sacar
mandoles que veniesen a su Señor a guardar
a grandes e a chicos a todos fizo jurar
que de él no se partiesen fasta en su lugar.
Mortajaron el cuerpo como costumbre era [40]
de unos paños preciados ricos de gran manera,
dioles que despendiesen por toda la carrera
mandoles dar mil pesos fechos cirios de cera.
Cuando ovo el Conde el cuerpo mortajado
el ataut fue preso de clavos bien cerrado [45]
sobre una azemila aina fue aparejado
mandó que lo levasen luego a su condado.
Tolosanos mesquinos llorando su mal fado.
Sus caras afiladas pueblo mal deshonrado
llegaron el cuerpo a Tolosa cabeza es del Condado [50]
fue como de primero el llanto renovado.


También pueden citarse los pasajes siguientes. Sueño o visión que tuvo el Conde Fernán González:

Teniendo su vegilia con Dios se razonando
un sueño muy sabroso el Conde fue tomando
con sus armas guarnido así se fue acostando
la carne adormida así yace soñando
non podrie el Conde aún ser bien adormido [5]
el monje San Pelayo de susol fue venido
de paños como el Sol todo venía vestido
nunca más bella cosa veyera ome nascido.
Llamolo por su nombre al Conde don Fernando
díjole duermes o velas como estas así callando [10]
despierta e ve tu vía ca te crece hoy gran bando
vete para el tu pueblo que te está esperando.
El Criador te otorga cuanto pedido le as
en los pueblos paganos gran mortandat farás
de tus buenas compañas muchas ahí perderás [15]
pero con todo el daño el campo tú le vencerás.
Aún te dice más el alto Criador
que tú eres su vasallo e él es tu Señor
con los pueblos paganos lidiaras por el su amor
mándate que te vayas lidiar con Almozor. [20]
Yo seré ahí contigo que me lo ha otorgado
ahí será el apóstol Santiago llamado
enviar nos ha Jesucristo valer a su criado
será con tal ayuda Almozor enbargado.
Otros vernán ahí muchos como en visiom [25]
en blancas armaduras ángeles de Dios som
traerá cada uno la crus en su pendón
los moros cuando nos veyeren perderán el corazón
amigo dicho te he lo que a mí mandaron
vome para aquellos que me acá enviaron [30]
dos ángeles fermosos de tierra lo alzaron
faziendo grande alegría al Cielo lo levaron
despertó don Fernando como espantado.
¿Qué puede ser aqueso?, válame el Criador
pecado es que me quiere echar en algún error. [35]
Jesucristo yo tuyo so guárdame tú, Señor.
Estando en el sueño que soñara pensando
oyó una gran vos que le estaba llamando
lieva dende ve tu vía el Conde don Fernando
espérate Almozor con el su fuerte mandado. [40]
Non tardes ve tu vía si non tuerto me fazes
porque tanto me tardas en gran culpa me quieres
non le des ninguna tregua nin fagas con él paces
todo el tu pueblo fazerlo as tres fazes.
Tú entra con los menos de partes de Oriente [45]
entrante de la lid verme as vesiblemiente
manda entrar la otra fas de parte de Ocidente
será Santiago esto sin fallescimiente.
Entre la otra tercera de partes de Aquilom
venceremos si esto tú fazes a este bravo leom [50]
farás tú si esto fazes a guisa de Sansom
cuando con las manos lidio con el bestiom.
Non quiero más decirte por ende lieva dende ve tu vía
quieres saber quién trae esta mensajería
Millán so por nombre Jesucristo me envía, [55] etc.


Combate de Fernán González con un moro:

El Conde cuando le vio tan irado venir
aguisó el caballo e fuelo a rescebir
abajaron las lanzas e fuéronse a ferir
que debieran tales golpes una torre partir.
Entramos uno a otro fueron mucho enbargados [5]
fueron muy mal feridos e estaban envazados
fablar non se podían tanto eran mal golpados
eran de fuertes golpes amos y dos llagados.
El Conde don Fernando maguer mal ferido
en antes que el Rey entrase en todo su sentido [10]
del Conde fue el Rey otra ves muy mal ferido
fue luego del caballo a tierra abatido
los vasallos del moro cuando aquesto vieron
cercaron al buen Conde e muy gran priesa le dieron
esa ora Castellanos en balde non estuvieron [15]
dando grandes feridas a su Señor acorriendo.
El Conde castellano con sus gentes non dudadas
fueron aquestas oras fuertemente esforzadas
el caballo del Conde que traía muy grandes lanzadas
tenié fasta los pies las entrañas colgadas. [20]
Ovo el su buen caballo al Conde de morir
a mayor fuerte sazón non le podiera falescer
ca non podía tornarse nin podía fouir
las coitas que sofría non las podría onbre decir.
Estaba apeado en derredor la su buena compaña [25]
escudo contra pechos en la mano su espada
valas me dijo Cristo la tu virtud sagrada
non quede hoy Castilla de ti desanparada
los moros eran muchos tenienlo bien cercado
maguer que el buen Conde estaba apeado [30]
fería a todas las partes a guisa de esforzado
los sus buenos vasallos valieron lo priado.
Diéronle un buen caballo que él menester lo había
daba gracias a Dios e facía grande alegría, etc.


Batalla entre el Conde y don García de Navarra:

El Rey y el Conde anbos se ayuntaron
el uno contra el otro anbos enderezaron
e la lid campal allí la escomenzaron.
Non podría más fuerte ni más brava ser
ca allí les iba todo levantar o caer [5]
el nin el Rey non podía ninguno más facer
los unos y los otros facían todo su poder.
Muy grande fue la facienda e mucho más el roído
daría el ome muy grandes voces e non sería oído
el que oído fuese sería como grande tronido [10]
non podría oír voces ningún apellido.
Grandes eran los golpes que mayores non podían
los unos y los otros todos su poder facían
muchos caían en tierra que nunca se encían
de sangre los arroyos mucha tierra cobrían. [15]
Asas eran los navarros caballeros esforzados
que en cualquier lugar serían buenos y priados
mas es contra el Conde todos desaventurados.
Omes son de grand cuenta e de corazón lozanos.
Quiso Dios al buen Conde esta gracia facer [20]
que moros ni cristianos non le podían vencer, etc.


Las descripciones de esta especie abundan en toda la Crónica, y no faltan tampoco indicios de la instrucción del poeta, principalmente en Historia sagrada y profana, v. gr.:

Señor tú que libreste a David del león
mataste al filisteo un soberbio varón
quitaste a los jodíos del reino de Babilom
sácanos e líbranos de tan cruel presiom, etc.
Non cuentan de Alexandre las noches nin los días [5]
cuentan sus buenos fechos e sus caballerías
cuentan del Rey David que mató avolías
de Judas el macabeo fijo de Matavías.
Carlos Valdovinos, Roldán e don Ojero,
Terín e Gualdabuey e Bernald e Olivero [10]
Torpín e don Ripaldos e el gascón Angelero
Escol e Salomón e el otro su compañero
estos e otros muchos que vos he nombrado
si tan buenos non fueran hoy serién olvidados
serán los buenos fechos fasta la fin contados. [15]


Pero lo más notable que se advierte son los epítetos tan sencillos como expresivos que da el poeta a los personajes, v. gr.:

El Conde Ferrán Gonzales de los fechos granados…

Comenzó el buen Conde, ese firme varón…

El Conde castellano, un guerrero natural…

El conde Ferrán Gonzales cuerpo de buenas mañas…

Fabló Gonzalo Díes un seso de buen varón…

El Conde don Ferrando de ardides cimiento
Señor de buenas mañas e de buen enseñamiento, etc.


Esta enérgica sencillez, común a todas las poesías anteriores al siglo XV, principalmente al poema del Cid, es la mayor prueba de la antigüedad de la Crónica de Fernán González, y no sería difícil manifestar la semejanza de muchos pasajes en ambas producciones. También los tiene semejantes a algunos de Berceo, como son el principio de la Historia, la entrada o principio de varias descripciones, y algunas comparaciones tomadas de cosas demasiado triviales, por ejemplo, cuando dice hablando del botín que después de una batalla tomaron los castellanos:

Fallaron ahí muchas maletas e muchos zurrones
llenos de oro e de plata que non de piñones, etc.


De esta historia no había más noticia que la que dan Argote de Molina en su Discurso de la Poesía castellana (que anda impreso al fin del Conde Lucanor), en donde solo inserta cuatro coplas sacadas de un códice que él poseía, y Sandoval que inserta otras ocho en su Historia de los cinco Obispos.

Sabemos que la Real Academia Española, deseando aumentar el número de los beneficios que la debe la literatura, se propone publicar estas dos producciones anteriores al siglo XV, y tal vez algunas otras que existen manuscritas en poder de varios particulares, y cuya adquisición debe serla menos difícil que a nosotros. No obstante, si por incidentes que no siempre pueden preverse no llegásemos a ver realizados los laudables deseos de aquel ilustrado cuerpo, tendremos nosotros la satisfacción de dar a luz el Libro de Palacio, la Crónica de Fernán González, y cualquiera otra producción de aquel tiempo que llegue a nuestras manos, seguros de la buena acogida que hallarán en todas las clases del Estado «estas venerables antiguallas (como dice D. M. J. Quintana), objetos preciosos de curiosidad para el erudito, de investigaciones para el gramático, de observación para el filósofo y el historiador, pero que el poeta sin gastar tiempo en estudiarlos, saluda con respeto, como a la cuna de su lengua y de su arte».

También debemos incluir en el número de los poetas o trovadores del siglo XIV al Rey de Aragón don Pedro IV el Ceremonioso, que compuso canciones en idioma lemosino, muchas de las cuales se conservan en el archivo de la Corona de Aragón, escritas en el carácter de letra que manifiesta la estampa núm. 4, cuyos renglones trasladamos a continuación en letra moderna para su mejor inteligencia:

Cobles fetes per lo senyor Rey.

Vetlan el lit suy nun penser casut
De dar consell als Cavallers quis fan
De quis faran Cavallers deravan
Et en qual loch los será pus legut.


También insertamos la siguiente carta que el mismo Rey escribió a su hijo don Martín, enviándole las referidas coplas, documento curioso que da a conocer el estilo epistolar de aquel siglo, y que hemos debido (del mismo modo que las coplas anteriores) a la generosidad e ilustración de don Próspero Bofarull, actual Archivero de la Corona de Aragón.

LO REY, etc.

Molt car fill: entes havem laccident de febre que havets haut de que havem haut gran despler, e estamne ab gran ansia, é starem tro sapiam vostre milorament, per queus preguam volem é manam que çoven nos en Certificets per correus cuytats car fort nos farets gran plaer per la ansia en quen estem, é estats á regiment dels metges eus guardats de coses contraries; é sapiats que nos havem fetes tres cobles, cavallers de qui, ne on se deuen feré per tal com en aqueix Regne ha molt hom jove de qui agos pertany trametemvos un translat entre clus en la present á fin quen prenguen exemple. Dada en Barcelona sots nostre Segell secret á XIIII dies Dagost del any MCCCLXX vuyt. = Rex Petrus.


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(O) Don Juan Antonio Pellicer es, sin duda alguna, el literato que más investigaciones hizo sobre el verdadero autor del Amadís de Gaula, y confiesa que absolutamente se ignora, añadiendo «que este libro parece haberse escrito en el siglo XIV, y acaso no muy a los principios, pues ni el Dante ni el Petrarca hicieron mención de él en la invectiva contra los libros de caballerías, antes en el de Amadís se cita el de Tristán. Lo cierto es que este libro es posterior a los que tratan de los caballeros de la Tabla redonda, etc.». Dice también Pellicer que se ignora cuándo se imprimió por primera vez, que no se conservan ejemplares de las primeras ediciones y que la más antigua de la biblioteca Real era de Zaragoza, 1521, por Garci-Ordóñez de Montalvo, Regidor de Medina del Campo. «Esta parece reimpresión (continúa el mismo autor), porque en el prólogo da a entender claramente que la publicaba en tiempo de los Reyes Católicos; y así acaso fue este Regidor el primero que dio a la prensa el libro de Amadís, y si lo fue, se echa menos su fidelidad, porque en el mismo prólogo advierte que le “corrigió de los antiguos originales, quitando muchas palabras superfluas y poniendo otras de más polido y elegante estilo”, con cuya importuna diligencia desfiguró el original; y así se observa que el estilo, aunque antiguo, es de los fines del siglo XV y principios del XVI, y no del siglo XIV en que se presume se compuso la obra. Supone además de esto el editor que solo se conocían tres libros de Amadís y que él no solo “añadió, trasladó y enmendó el cuarto”, que finge descubierto en Grecia y traído a España por un mercader húngaro, sino que continuó la historia componiendo el quinto, que trata de las Sergas de Esplandián, de modo que “estos libros (dice) que antes eran tenidos más por patrañas que por crónicas, con citas, enmiendas, contienen loables ejemplos y doctrinas”. Esto añadió nuestro Regidor abusando de la buena fe de los lectores, pues tan patrañas se quedaron después como lo eran antes; y en medio de algunas moralidades, se leen historias bien escandalosas en el mencionado Amadís, cuya obra manuscrita, íntegra y legítima no se ha descubierto hasta ahora que yo sepa.

Si en lugar del estudio que puso Montalvo en estragar el estilo primitivo de la historia que publicaba, le hubiera puesto en darnos cuenta del original, de su autenticidad, y de las primeras ediciones (si es que algunas precedieron a las suyas), no solo sabríamos ahora acaso el autor de Amadís de Gaula y el tiempo en que se escribió e imprimió, sino que podríamos confirmar la verdad del dicho de Cervantes, sobre que este fue el primer libro de caballerías impreso en España, porque es preciso que se publicase antes del año de 1490, por lo menos, supuesto que en la Sapiencia de Roma se conserva una traducción en lemosín hecha por mosén Juannok Martorell del libro castellano de Tirante el Blanco, impresa en Valencia en el referido año 1490; y si el Amadís es el primer libro de caballerías impreso en España, es indispensable se hubiese publicado antes».





20.  Cervantes también supo apreciar el Amadís. Cuando el Cura hizo escrutinio de los libros de don Quijote, el primero con que tropezó fue el Amadís, origen de todos los romances españoles de caballería (y por consiguiente de los extravíos de don Quijote), y es el primero que condena al fuego; pero Cervantes dice por boca del barbero. «No señor, que también he oído decir que es el mejor de todos los libros, que de este género se han compuesto; y así como a único en su arte se debe perdonar. Así es verdad, dijo el Cura, y por esa razón se le otorga la vida por ahora». / Los que deseen enterarse de las controversias literarias sobre los libros de caballería, pueden consultar a don Nicolás Antonio y a Mr. Eichhorns en su excelente Historia de la civilización y literatura, t. 1., p. 136. Núñez de Liaon cita también a Lobeyra como autor del Amadís, en su origen de la lengua portuguesa.
21. No es del caso incluir aquí la lista de todas las colecciones de romances antiguas y modernas. De muchas de estas hablan Velázquez (aumentado por Dieze, p. 442) y Blankenburg en los suplementos al Diccionario de Sulzer. Entre las colecciones que yo he consultado, y que contienen la mayor parte de los antiguos romances, que me son conocidos, creo ser la mejor la intitulada Cancionero de romances, en que están recopilados la mayor parte de los romances castellanos que hasta agora se han compuesto. Nuevamente corregido y añadido en muchas partes. Amberes 1555-8º. En el Romancero general, que es el más conocido, faltan todos los antiguos trozos tomados de los romances de caballería.

GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera