DE DON MATEO PÉREZ DE CÁRDENAS
De Helicón por su falda se derriba
el
agua
cristalina, hasta que llega
a dar en la florida y
fértil
Vega
que en vuestro claro
ingenio
el sol
cultiva;
donde Dafnes también, menos esquiva, [5]
con sus hermosos brazos ya le ruega,
para digna
corona
que os entrega,
que es más que para vos, el don reciba.
Al fruto responded de sus
amores
con el que en vuestra Vega habrán cogido [10]
los
Títiros
de
Arcadia
moradores,
por que de su
zampoña
convencido
quede y pagado, pues que son
mejores
que las que él inventó ni el mundo ha
oído.