DE DON GONZALO RODRÍGUEZ DE SALAMANCA, SEÑOR DE VILLAGONZALO &C.
Escuchando el
dulce
canto
de este
cisne
en sus efetos,
que hayan hallado me espanto
pensamientos tan discretos
pluma
que lo fuese
tanto.
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Tú, letor, si atento estás
a su
hermosura
y
aviso,
que no pudieron verás
ni menos penar Anfriso,
ni Belardo
escribir
más.
[10]