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DE GIL VELÁZQUEZ
Bien puedes,
libro,
alabarte,
que en tu
vega
puso el cielo
todas las flores del suelo
de
elocuencia,
ingenio
y
arte:
las
armas
te puso
Marte
[5]
y los
amores
Cupido,
Apolo
gracia
y
sentido;
y de los tres fue decreto
que no estuvieses sujeto
a las aguas del
olvido.
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